La vulnerabilidad de los suelos representa su sensibilidad a la contaminación y depende de factores como la intensidad y el tiempo de exposición a los contaminantes. Los suelos tienen la capacidad de amortiguar el impacto de los contaminantes debido a sus propiedades físicas, químicas y biológicas. Las prácticas agrícolas como la labranza reducida pueden mejorar la calidad del suelo mientras que la agricultura industrializada intensiva está asociada con la pérdida de materia orgánica y la contaminación.
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Unidad vi vulnerabilidad, impactos y autodepuración de los suelos.
1. Vulnerabilidad, impactos y autodepuración de los suelos.
Vulnerabilidad.
Representa el grado de sensibilidad (o debilidad) del suelo frente a la agresión de los
agentes contaminantes. Este concepto está relacionado con la capacidad de amortiguación.
A mayor capacidad de amortiguación, menor vulnerabilidad. El grado de vulnerabilidad de
un suelo frente a la contaminación depende de la intensidad de afectación, del tiempo que
debe transcurrir para que los efectos indeseables se manifiesten en las propiedades físicas y
químicas de un suelo y de la velocidad con que se producen los cambios secuenciales en las
propiedades de los suelos en respuesta al impacto de los contaminantes.
Poder de amortiguación.
El conjunto de las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo lo hacen un sistema
clave, especialmente importante en los ciclos biogeoquímicos superficiales, en los que
actúa como un reactor complejo, capaz de realizar funciones de filtración, descomposición,
neutralización, inactivación, almacenamiento, etc. Por todo ello el suelo actúa como barrera
protectora de otros medios más sensibles, como los hidrológicos y los biológicos. La
mayoría de los suelos presentan una elevada capacidad de depuración.
Impactos en los suelos debido a proyectos productivos
Las prácticas de labranza y sistemas de cultivo generan impacto en las propiedades el suelo
y esto se refleja luego en la productividad de los cultivos. Las prácticas de labranza
reducida pueden incrementar la agregación y la retención y acumulación de materia
orgánica del suelo (Fabrizzi et al., 2003). Los indicadores da calidad del suelo permiten
monitorear estos impactos y corregir las prácticas de manejo de suelos para evitar el
deterioro del mismo (Kettler et al., 2000).
La agricultura industrializada con monocultivos, aumento de las áreas de producción, la
confiabilidad de los fertilizantes químicos y pesticidas tienen un incremento en la
producción y facilitan las labores productivas, sin embargo, esta intensificación de las
prácticas productivas están asociadas con pérdidas de la materia orgánica del suelo,
2. incremento de la erosión, y contaminación de fuentes de agua superficiales y subterráneas
(Wander et at., 2002).
Debido a que el manejo inadecuado puede generar cambios negativos en la función del
suelo es necesario disponer de herramientas y métodos que aseguren monitoreo de la
calidad el suelo (Andrews et al., 2004). Cambios en los atributos del suelo pueden ser
usados para determinar cuando la calidad mejora, se degrada o permanece estable bajo
diferentes prácticas de uso y manejo (Bredja et al., 2000). Es por esto necesario determinar
para cada región qué parámetros del suelo son los más sensibles y fáciles de cuantificar en
relación con la degradación para determinar las medidas de manejo de suelos y de cultivos
que eviten el deterioro de este recurso (Ditzer y Tugel, 2002, Amézquita, 2001).