Este es un instrumento que le servirá para profundizar lo aprehendido hasta el momento en los encuentros de Introducción a la Filosofía, espero le sea de mucha utilidad para la vida.
Este es un instrumento que le servirá para profundizar lo aprehendido hasta el momento en los encuentros de Introducción a la Filosofía, espero le sea de mucha utilidad para la vida.
Ensayo, un acercamiento al conocimiento filosóficoLic Sandy Lopez
Este es un ensayo que contiene información relevante rescatada de algunos autores y apuntes de una clase de filosofía; con el afán de que conozcan qué es y cuál es la importancia de la filosofía.
Ensayo, un acercamiento al conocimiento filosóficoLic Sandy Lopez
Este es un ensayo que contiene información relevante rescatada de algunos autores y apuntes de una clase de filosofía; con el afán de que conozcan qué es y cuál es la importancia de la filosofía.
Unidad 2. Modelos Epistemológicos.
2.1 Importancia histórica de la filosofía y la teoría del conocimiento.
2.2 Aspectos generales de la epistemología.
2.3 Problemas del conocimiento.
2.3.1 Teorías del proceso cognoscitivo.
2.4 Modelos objetivistas y subjetivistas de relación cognoscitiva.
2.5 Teorías objetivistas.
2.5.1 Empirismo.
2.5.2 Mecanicismo.
2.5.3 Materialismo.
2.5.3.1 Materialismo dialéctico.
2.5.4 Positivismo.
2.5.5 Estructuralismo.
2.5.6 Otras.
2.6 Teorías subjetivistas.
2.6.1 Racionalismo.
2.6.2 Realismo.
2.6.3 Idealismo.
2.6.4 Perspectivismo.
2.6.5 Otros.
2.7 Teorías dialécticas.
2.8 Su aplicación en el área jurídica.
DISCIPLINAS DE LA FILOSOFÍA
del latín philosophĭa, y este del griego antiguo φιλοσοφία, «amor por la sabiduría»)1 es el estudio de una variedad de problemas fundamentales acerca de cuestiones como la existencia, el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza, la mente y el lenguaje
La materia de Filosofía que se dictó en el 2013 antes que sean virtuales. Un material de ayuda y guía académica para docentes que dan la cátedra de manera presencial haciendo uso de la tecnología
Signos de puntuacion senati
Signos principales. Los principales signos de puntuación son el punto, la coma, el punto y coma, las comillas, los paréntesis, los signos de interrogación, los signos de exclamación, los puntos suspensivos y el guion
Signos principales. Los principales signos de puntuación son el punto, la coma, el punto y coma, las comillas, los paréntesis, los signos de interrogación, los signos de exclamación, los puntos suspensivos y el guion
ROMPECABEZAS DE ECUACIONES DE PRIMER GRADO OLIMPIADA DE PARÍS 2024. Por JAVIE...JAVIER SOLIS NOYOLA
El Mtro. JAVIER SOLIS NOYOLA crea y desarrolla el “ROMPECABEZAS DE ECUACIONES DE 1ER. GRADO OLIMPIADA DE PARÍS 2024”. Esta actividad de aprendizaje propone retos de cálculo algebraico mediante ecuaciones de 1er. grado, y viso-espacialidad, lo cual dará la oportunidad de formar un rompecabezas. La intención didáctica de esta actividad de aprendizaje es, promover los pensamientos lógicos (convergente) y creativo (divergente o lateral), mediante modelos mentales de: atención, memoria, imaginación, percepción (Geométrica y conceptual), perspicacia, inferencia, viso-espacialidad. Esta actividad de aprendizaje es de enfoques lúdico y transversal, ya que integra diversas áreas del conocimiento, entre ellas: matemático, artístico, lenguaje, historia, y las neurociencias.
Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3.pdfsandradianelly
Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestr
3. 3
Presentación
Gottfried Wilhelm Leibniz, escribió: “nada tiene lugar sin razón suficiente, esto es… no ocurre nada sin que sea
posible que alguien sepa suficientes cosas para dar una razón suficiente que determine porque es así y no de
otra manera”
Luego añadiría que a menudo no sabemos esas razones.
La filosofía lleva inmersa en si la racionalidad y por tanto el análisis y la explicación filosófica siguen esta vía.
todos los seres humanos al existir en el mundo y descubrirnos en él tomaremos decisiones e inevitablemente
consumaremos acciones que tal vez justificaremos o trataremos de comprender mediante la racionalidad, a la
luz de aquello que consideremos bueno o malo, justo o injusto, ideal o real, practico o improductivo, etc. y según
nuestra concepción del mundo aquellas decisiones que sean particularmente profundas e importantes para
nosotros serán las que inevitablemente configuren nuestra existencia de allí que la importancia de la ética resida
en gran parte en motivar la elección racional y libre de decisiones para una vida plena y la comprensión de las
mismas.
Se cuenta que un antiguo maestro zen afirmo: “para desarrollar tu juicio claro e imparcial, es importante
abandonarlo todo o estar preparado para hacerlo, incluyendo tu comprensión de la enseñanza y de tu
conocimiento. entonces podrás decir lo que está bien y lo que está mal” esto para las personas suele ser difícil
sino casi imposible debido a que todas las especies incluida la nuestra están de cierto manera configuradas por
“modos” “cualidades” y “condiciones” de comportamiento y por lo tanto, elaboramos distintas formas de análisis
acerca de lo conveniente para cada uno, de acuerdo a la sociedad en que vivimos, las ideas que manejamos o que
nos son impuestas y de cierto modo nos manejan, los intereses que nos gobiernan, nuestra individual
determinación biológica, las relaciones interpersonales, etc. es por ello que los filósofos que han realizado el
análisis e interpretación de la conducta de los hombres fueron y son indiscutiblemente también influidos en
mayor o en menor medida por los aspectos mencionados anteriormente.
Siendo así no cabe esperar que la ética nos provea de un conjunto de recetas para lograr la buena vida mas si
podría proveernos de mayor amplitud de pensamiento y motivarnos al ejercicio de la libertad al momento de
elegir.
El presente texto se concibe con el fin de relacionar a los estudiantes con algunas cuestiones éticas relevantes
para su análisis y reflexión. Se concibe tal vez tan solo por el complejo y cada vez mas escaso deseo de conocer
mas no imponer y tratar haciendo uso de dicho conocimiento, de explicar nuestra existencia, para lograr si
acaso es posible, plena conciencia y comprensión de nosotros mismos y de nuestros actos, finalmente colaborar
con la búsqueda de la felicidad, teniendo presente que necesitaremos en este afán de la interacción con los
demás.
5. 5
ÉTICA Y PROFESIONALISMO
MÓDULO N° I
FILOSOFÍA Y ÉTICA NOCIONES FUNDAMENTALES
SELECCIÓN DE TEXTOS Y ACTIVIDADES DE
APRENDIZAJE
ANÁLISIS Y COMENTARIO
TOMADO DE LOS SIETE SABERES NECESARIOS PARA LA EDUCACIÓN DEL FUTURO
DE EDGAR MORIN - EL SÉPTIMO SABER - “LA ÉTICA DEL GENERO HUMANO”
7. 7
DISCIPLINAS FILOSÓFICAS
El contenido de la Filosofía … da origen a las siguientes cuestiones: ¿Qué puedo saber? ¿Qué debo hacer? ¿Qué me cabe esperar?
¿Qué es el hombre?. La metafísica contesta a la primera, la moral a la segunda, la religión a la tercera, y la antropología a la cuarta.
Inmanuel Kant
Los sectores del conocimiento desde su génesis se han ido especializando, reconfigurando sus ideas, de tal modo
que las partes configuran el todo, es por ello que para entender mejor la Filosofía es necesario entender primero
los sectores o ramas que la configuran, si la filosofía alguna vez fue denominada la madre de todas las ciencias y
abarcaba diversos sectores del conocimiento tales como la física y la biología o a la psicología en la época
moderna hoy las ciencias y la filosofía forman dos campos con sus propios objetos de estudio, exigen por lo tanto
a quienes las estudien comprender dicha especialización.
Í
Busca esclarecer racionalmente los conceptos y principios de toda investigación científica, con el fin de dar ala hombre la
capacidad de llegar al conocimiento de la realidad.
Entre ellas tenemos:
1. í í : tiene por tema principal el conocimiento humano,
haciendo referencia al origen, posibilidad y las formas de establecer la validez del mismo.
2. í . se encarga de investigar la validez del conocimiento científico, la naturaleza y la
estructura el método científico y el lenguaje de la ciencia. Hay tantas epistemologías como ciencias.
3. ó . Estudia el pensamiento ordenado y coherente y la estructura formal de los enunciados. La utilizan los
epistemólogos como instrumento del análisis. Tradicionalmente es el estudio de la inferencia.
Í
La historia de la filosofía le ha dado un trato preferente, pues ella abarca los temas tradicionales de la filosofía.
1. í Históricamente fue la disciplina que dio origen al quehacer filosófico. Sin embargo en la
actualidad su estudio lo han asumido la física, la astronomía y la astrofísica. Ellas se preocupan por lo problemas
cosmológicos de la formación de la materia y el origen del universo. La filosofía estudia el mundo en cuanto es
algo concreto.
2. í ó Estudia la esencia, origen y finalidad del hombre diferenciándolo de los
demás seres. Además estudia al hombre inmerso en sus relaciones políticas, ideológicas, religiosas, económicas y
morales. En este sentido estudia al hombre concreto, histórico y socialmente determinado.
3. í Es muy difícil distinguir entre ontología y metafísica, pues son disciplinas muy ligadas. La
metafísica pretende formular una concepción integral de la realidad y de los principios mas generales. Aristóteles
la llamaba “la ciencia que estudia el ser en tanto que ser”.
4. í . Busca responder a la pregunta : ¿Cual es el fundamento ultimo de la realidad? Se encarga del
estudio y clasificación del ser. Trata de delimitar aquello en que los entes consisten , por ello se le denomina la
ciencia de las esencias. Para Heidegger es aquella que se encarga de averiguar el fundamento de la existencia
esto es, su finitud, entendiendo por ello aquello que hace posible su existencia.
8. 8
5. í Ella se pregunta por los objetivos mediatos e inmediatos del ser y su destino.
6. í Analiza e interpreta el pensamiento filosófico a través de la historia.
Reflexiona sobre el presente y el pasado histórico del hombre. Voltaire acuño este término dentro de la filosofía en
el siglo XVIII. Es una disciplina racional critica. Existen concepciones opuestas acerca de la historia y del hombre,
su actor principal. Sobresalen por sus aportes a este tema los filósofos Hegel y Marx.
Í
Centra su atención en la conducta individual y colectiva del hombre analizando sus fines, valores normas, entre otras cosas,
Estudia el modo en que actúa el hombre, pero este actuar debe ser libre y consciente es decir voluntario o volitivo.
1. í . O filosofía de los valores. Investiga los valores, sus principios, fundamentos, fines y alcances,
fundamentándolos y buscando su validez. Estudia las cuestiones relativas a lo valioso y los juicios valorativos.
Esta íntimamente ligada con la ética.
2. É Su objeto de estudio es la moral, entendida como una cultura con sistemas y normas y la aplicación de
esta en la conducta del ser humano dentro de la sociedad. No se mantiene en un nivel descriptivo sino que va mas
alla planteando conceptos, hipótesis y teorías buscando verificarlos. Aspira a la racionalidad y objetividad de la
moral.
3. é se encarga del estudio de las expresiones artísticas y la belleza en general. Alexander Baumgarten
introdujo este término en el campo de la filosofía. La dificultad de definir la estética como la disciplina de lo bello
consiste en definir precisamente lo bello, pues debe ser considerado a lo largo de la historia y por ende, de
acuerdo a un espacio y tiempo histórico determinados.
4. í . Son el conjunto de deberes morales conectados y condicionados por la actividad y profesión
existen tantas deontologías como profesiones hay.
Actividades de aprendizaje - 1
I. RELACIONE
1. GNOSEOLOGÍA SE LE UTILIZA COMO INSTRUMENTO DE ANÁLISIS
2. EPISTEMOLOGÍA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO
3. LÓGICA INVESTIGA LA ESTRUCTURA Y NATURALEZA DEL MÉTODO
4. COSMOLOGÍA OBJETIVOS MEDIATOS E INMEDIATOS DEL SER Y SU DESTINO
5. ANTROPOLOGÍA
FILOSÓFICA
¿CUAL ES EL FUNDAMENTO ULTIMO DE LA REALIDAD?
6. METAFÍSICA DIO ORIGEN AL QUEHACER FILOSÓFICO
7. ONTOLOGÍA
REFLEXIONA SOBRE EL PRESENTE Y EL PASADO HISTÓRICO DEL
HOMBRE
8. TELEOLOGÍA ESTUDIA EL SER EN TANTO QUE SER
9. FILOSOFÍA DE LA
HISTORIA
ESTUDIA LA ESENCIA, ORIGEN Y FIN DEL HOMBRE
10. AXIOLOGÍA ESTUDIA LA CULTURA DE L A MORAL
11. ÉTICA FILOSOFÍA DE LOS VALORES
12. ESTÉTICA CONJUNTO DE DEBERES MORALES DE UNA PROFESIÓN
13. DEONTOLOGÍA ESTUDIA LAS EXPRESIONES ARTÍSTICAS
II. Lea el texto y complete la información requerida
9. 9
1. Que se entiende por filosofía del conocer?
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2. Sobre que trata la filosofía del ser?
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3. Cuál es el objeto de análisis de la filosofía practica?
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III.Complete el mapa conceptual
10. 10
LÓGICA
EL SUTIL ARTE DE DETECTAR CAMELOS
La comprensión humana no es simple luz sino que recibe infusión de la voluntad y los afectos; de donde proceden ciencias que pueden
llamarse «ciencias a discreción». Porque el hombre cree con más disposición lo que preferiría que fuera cierto. En consecuencia rechaza
cosas difíciles por impaciencia en la investigación; silencia cosas, porque reducen las esperanzas; lo más profundo de la naturaleza, por
superstición; la luz de la experiencia, por arrogancia y orgullo; cosas no creídas comúnmente, por deferencia a la opinión del vulgo. Son
pues innumerables los caminos, y a veces imperceptibles, en que los afectos colorean e infectan la comprensión.
FRANCIS BACON
Novum Organon (1620)
Mis padres murieron hace años. Yo estaba muy unido a ellos. Todavía los echo terriblemente de menos. Sé que siempre
será así. Anhelo creer que su esencia, sus personalidades, lo que tanto amé de ellos, existe —real y verdaderamente— en
alguna otra parte. No pediría mucho, sólo cinco o diez minutos al año, por ejemplo, para hablarles de sus nietos, para
ponerlos al día de las últimas novedades, para recordarles que los quiero. Hay una parte de mí —por muy infantil que
suene— que se pregunta dónde estarán. «¿Os va todo bien?», me gustaría preguntarles. La última palabra que se me
ocurrió decirle a mi padre en el momento de su muerte fue: «Cuídate.» A veces sueño que hablo con mis padres y, de
pronto, inmerso todavía, en el funcionamiento del sueño, se apodera de mí la abrumadora constatación de que en realidad
no murieron, que todo ha sido una especie de error horrible. En fin, están aquí, sanos y salvos, mi padre contando chistes
, mi madre aconsejándome con total seriedad que me ponga una bufanda porque hace mucho frío. Cuando me despierto
emprendo un breve proceso de lamentación. Sencillamente, algo dentro de mí se afana por creer en la vida después de la
muerte. Y no tiene el más mínimo interés en saber si hay alguna prueba contundente de que exista.
Así pues, no me río de la mujer que visita la tumba de su marido y habla con él de vez en cuando, quizá en el aniversario
de su muerte. No es difícil de entender. Y, si tengo dificultades con el estado ontológico de la persona con quien habla, no
importa. No se trata de eso. Se trata de que los humanos se comportan como humanos. Más de un
tercio de los adultos de Estados Unidos cree que ha establecido contacto a algún nivel con los muertos. Los números
parecen haber aumentado un quince por ciento entre 1977 y 1988. Un cuarto de los americanos creen en la reencarnación.
Pero eso no significa que esté dispuesto a aceptar las pretensiones de un «médium» que declara comunicarse con los
espíritus de los seres queridos difuntos, cuando soy consciente de que en esta práctica abunda el fraude. Sé hasta qué
punto deseo creer que mis padres sólo han abandonado la envoltura de sus cuerpos, como los insectos o serpientes que
mudan, y han ido a otro sitio. Entiendo que esos sentimientos pueden hacerme presa fácil de un timo poco elaborado; como
también a personas normales poco familiarizadas con su inconsciente o aquellas que sufren un trastorno psiquiátrico
disociativo. De mala gana recurro a mis reservas de escepticismo. ¿Cómo es, me pregunto, que los
canalizadores nunca nos dan una información verificable que no se pueda alcanzar de
otro modo? ¿Por qué Alejandro Magno nunca nos habla de la localización exacta de su
tumba, Fermat de su último teorema, John Wiikes Booth de la conspiración para
asesinar a Lincoln o Hermann Góring del incendio del Reichstag? ¿Por qué Sófocles,
Demócrito y Aristarco no nos dictan sus libros perdidos? ¿Acaso no desean que las
generaciones futuras tengan acceso a sus obras maestras? Si se anunciara alguna prueba
consistente de que hay vida después de la muerte, yo la examinaría ansioso; pero tendría que tratarse de datos científicos
reales, no meramente anecdóticos. Como con «la Cara» de Marte y las abducciones por extraterrestres, repito que es mejor
la verdad por dura que sea que una fantasía consoladora. Y, a la hora de la verdad, los hechos suelen ser más
reconfortantes que la fantasía. La premisa fundamental de la «canalización», el espiritualismo y otras formas de
necromancia es que no morimos cuando morimos. No exactamente. Alguna parte del pensamiento, de los sentimientos y
del recuerdo continúa. Este lo que sea —una alma o espíritu, ni materia ni energía, sino algo más— puede, se nos dice,
volver a entrar en cuerpos de humanos y otros seres en el futuro, y así la muerte ya no es tan punzante. Lo que es más, si
las opiniones del espiritualismo o canalización son ciertas, tenemos la oportunidad de establecer contacto con nuestros
seres queridos fallecidos. J. Z. Knight, del estado de Washington, afirma que está en contacto con alguien de 35000 años
de edad llamado «Ramtha». Habla muy bien el inglés, a través de la lengua, los labios y las cuerdas vocales de Knight,
Recientemente se ha descubierto la Royalictina una proteína responsable de la
diferenciación de las larvas de abeja, es la causante de que las reinas (hembras
fértiles) se comporten de manera distinta a las abejas obreras.
11. 11
produciendo lo que a mí me suena como un acento del Raj indio. Como la mayoría de la gente sabe hablar, y muchos —
desde niños hasta actores profesionales— tienen un repertorio de voces a sus órdenes, la hipótesis más sencilla es que la
señora Knight hace hablar a Ramtha por su cuenta y no tiene contacto con entidades incorpóreas de la era glacial del
pleistoceno. Si hay alguna prueba de lo contrario, me encantaría oírla. Sería bastante más impresionante que Ramtha
pudiera hablar por sí mismo, sin la ayuda de la boca de la señora Knight. Si no, ¿cómo podríamos comprobar la afirmación?
(La actriz Shirley McLaine atestigua que Ramtha era su hermano en la Atlántida, pero ésa es otra historia.) Supongamos
que pudiera someterse a Ramtha a un interrogatorio.
¿Podríamos verificar que es quien dice ser? ¿Cómo sabe que ha vivido 35000 años, aunque sea aproximadamente? ¿Qué
calendario emplea? ¿Quién mantiene el hilo de los siglos intermedios? ¿Treinta y cinco mil más o menos qué? ¿Cómo eran
las cosas hace 35 000 años? O bien Ramtha tiene realmente 35 000 años, en cuyo caso descubrimos algo sobre aquella
época, o bien es un farsante y meterá la pata (aunque en realidad será ella quien lo haga). ¿Dónde vivía Ramtha? (Sé que
habla inglés con acento indio, pero ¿dónde hablaban así hace 35 000 años?) ¿Qué clima había? ¿Qué comía Ramtha?
(Los arqueólogos tienen alguna idea de qué comía entonces la gente.) ¿Cuáles eran las lenguas indígenas y la estructura
social? ¿Con quién vivía Ramtha: esposa, esposas, hijos, nietos? ¿Cuál era el ciclo de vida, la tasa de mortalidad infantil, la
esperanza de vida? ¿Tenían un control de natalidad? ¿Qué ropa llevaban? ¿Cómo se fabricaban las telas? ¿Cuáles eran
los depredadores más peligrosos? ¿Utensilios y estrategias de caza y pesca? ¿Armas? ¿Sexismo endémico? ¿Xenofobia y
etnocentrismo? Y si Ramtha viniese de la «gran civilización» de la Atlántida, ¿dónde están los detalles lingüísticos,
históricos, tecnológicos y demás? ¿Cómo escribían? Que nos lo diga. En cambio, sólo se nos ofrecen homilías
banales. Aquí hay, para tomar otro ejemplo, una serie de informaciones canalizadas no a través de una persona anciana
muerta, sino de entidades no humanas desconocidas que hacen círculos en los cultivos, tal como la registró el periodista
Jim Schnabel:
Nos produce ansiedad esta nación pecadora que esparce mentiras sobre nosotros. No venimos en máquinas, no
aterrizamos en vuestra tierra en máquinas... Venimos como el viento. Somos la Fuerza de Vida. Fuerza de Vida que
procede de la tierra... Venid... Estamos sólo a un soplo de aire... a un soplo de aire... no a un millón de kilómetros... una
Fuerza de Vida que es mayor que las energías de tu cuerpo. Pero nos encontramos en un nivel de vida superior... No
necesitamos nombre. Somos paralelos a vuestro mundo, junto a vuestro mundo... Los muros han caído. Dos hombres se
levantarán del pasado... el gran oso... el mundo estará en paz. La gente presta atención a esas fantasías
pueriles sobre todo porque prometen algo parecido a la religión de otros tiempos,
especialmente vida después de la muerte, incluso vida eterna.
Clemente de Alejandría, padre de la primera Iglesia, en su Exhortación a los griegos (escrita alrededor del año
190) despreciaba las creencias paganas con palabras que hoy podrían parecer un poco irónicas:
Lejos estamos ciertamente de permitir que hombres adultos escuchen este tipo de cuentos. Ni
siquiera cuando nuestros propios hijos lloran lágrimas de sangre, como dice el refrán,
tenemos el hábito de contarles historias fabulosas para calmarlos.
En nuestra época tenemos criterios menos severos. Hablamos a los niños de Papá Noel y el ratoncito Pérez por razones
que creemos emocionalmente sólidas, pero los desengañamos de esos mitos antes de hacerse mayores. ¿Por qué
retractarnos? Porque su bienestar como adultos depende de que conozcan el mundo como
realmente es. Nos preocupan, y con razón, los adultos que todavía creen en Papá Noel.
En las religiones doctrinales, «los hombres no osan reconocer, ni siquiera ante su propio corazón», escribía el filósofo
David Hume, las dudas que abrigan sobre esos temas. Convierten en mérito la fe implícita; y disimulan ante ellos mismos
su infidelidad real a través de las más fuertes aseveraciones y la intolerancia más positiva.
Esta infidelidad tiene profundas consecuencias morales, como escribió el revolucionario americano Tom Paine en La
edad de la razón: La infidelidad no consiste en creer o no creer; consiste en profesar que se cree lo que no se cree. Es
imposible calcular el perjuicio moral, si se me permite expresarlo así, que ha producido la mentira mental en la sociedad.
Cuando el hombre ha corrompido y prostituido de tal modo la castidad de su mente como para someter su profesión de fe a
algo que no cree, se ha puesto en condiciones de cometer cualquier otro crimen.
La formulación de T. H. HuxLey* era: La base de la moralidad es... dejar de simular que se cree aquello de lo que no
hay pruebas y de repetir propuestas ininteligibles sobre cosas que superan las posibilidades del conocimiento.
Clement, Hume, Paine y Huxiey hablan de religión. Pero gran parte de lo que escribieron tiene aplicaciones más
generales... por ejemplo, al omnipresente fastidio de los anuncios que dominan nuestra
civilización comercial. Hay unos anuncios de aspirina en los que los actores que hacen de médicos revelan que el
producto de la competencia sólo tiene tal cantidad del ingrediente analgésico más recomendado por los médicos... no dicen
cuál es este misterioso ingrediente. Su producto, en cambio, tiene una cantidad espectacularmente mayor (de 1,2 a 2 veces
más por tableta), por lo que hay que comprarlo. Pero ¿por qué no tomar dos pastillas de la competencia? O consideremos
el analgésico que funciona mejor que el producto de «efecto regular» de la competencia. ¿Por qué no tomar
entonces el producto competitivo de «efecto extra»? Y, desde luego, no nos hablan de las más
de mil muertes anuales en Estados Unidos por el uso de la aspirina, o los posibles cinco mil
casos anuales de insuficiencia renal por uso de acetaminofeno, del que la marca más vendida es
Tyienol. (Aunque eso podría tratarse de un Caso de correlación sin causación.) O ¿qué importa
que un cereal de desayuno tenga más vitaminas cuando podemos tomarnos una pastilla de
vitaminas con el desayuno? Igualmente, ¿qué incidencia tiene que un antiácido contenga calcio
si el calcio sirve para la nutrición pero es para la gastritis? La cultura comercial está llena
de informaciones erróneas y evasivas a expensas del consumidor. No se espera que
preguntemos. No piense. Compre.
La recomendación (pagada) de productos, especialmente por parte de expertos reales o
supuestos, constituye una avalancha constante de engaños.
Delata su menosprecio por la inteligencia de sus clientes. Presenta una corrupción
insidiosa de actitudes populares sobre la objetividad científica. Hay incluso anuncios en los que
12. 12
científicos reales, algunos de distinción considerable, aparecen como cómplices de las empresas. Ellos revelan que los
científicos también son capaces de mentir por dinero. Como advirtió Tom Paine, acostumbrarse a las mentiras pone los
cimientos de muchos otros males.
Tengo delante de mí mientras escribo el programa de una de las exposiciones de Vida Sana que se celebran anualmente
en San Francisco. Como es de rigor, asisten decenas de miles de personas. Expertos altamente cuestionables venden
productos altamente cuestionables. He aquí algunas presentaciones: «Cómo producen dolor y sufrimiento las proteínas
bloqueadas en la sangre.» «Cristales, ¿son talismanes o piedras?» (Yo tengo mi propia opinión.) Sigue: «Del mismo modo
que un cristal refleja ondas de sonido y de luz para radio y televisión —ésta es una interpretación burda e insípida de cómo
funcionan la radio y la televisión—, también puede amplificar las vibraciones espirituales para los humanos armonizados.»
O aquí hay otra: «Retorno de la diosa, ritual de presentación.» Otro: «Sincronización, la experiencia del reconocimiento.»
Esta la da el «Hermano Carlos». O, en la página siguiente: «Tú, Saint-Germain y la curación mediante la llama violeta.» Así
sigue sin parar, con profusión de anuncios sobre las «oportunidades» —que recorren la corta gama de discutible a falsa—
que uno puede encontrar en esas muestras. Enloquecidas víctimas del cáncer emprenden un peregrinaje hacia las
Filipinas, donde «cirujanos psíquicos», después de haber manoseado trozos de hígado de pollo o corazón de cabra, dicen
que han llegado a las entrañas del paciente para retirar el tejido enfermo, que luego es expuesto triunfalmente. Algunos
líderes de las democracias occidentales consultan con regularidad a astrólogos y
místicos antes de tomar decisiones de Estado.
Sometidos a la exigencia pública de resultados, los policías que tienen entre manos un
asesinato no resuelto o un cuerpo desaparecido consultan a «expertos» de PES (que nunca
adivinan nada más de lo que puede dictar el sentido común pero, según ellos, la policía no deja
de llamar). Se anuncia que naciones enemigas están más adelantadas en cuestiones de
clarividencia y la CIA, por insistencia del Congreso, invierte dinero público para descubrir si
pueden localizarse submarinos en las profundidades oceánicas concentrando el pensamiento
en ellos. Un «psíquico» —armado con péndulos sobre unos mapas y varillas de zahori en los aviones— pretende
encontrar nuevos depósitos de minerales; una compañía minera australiana le paga una gran cantidad de dólares de
entrada, que no deberá devolver en caso de fracaso, y una participación en la explotación del mineral en caso de éxito. No
se descubre nada. Estatuas de Jesús o murales de María muestran manchas de humedad, y millones de personas de buen
corazón están convencidas de haber visto un milagro.
Todo eso son casos de camelo presunto o demostrado. Aparece un engaño, a veces inocentemente pero en colaboración,
a veces con cínica premeditación. Normalmente la víctima se ve sometida a fuertes emociones: maravilla, temor, avaricia,
pesar. La aceptación crédula de un camelo puede costarle dinero; eso es lo que quería decir P. T. Barnum cuando dijo:
«Nace un primo cada minuto.» Pero puede ser mucho más peligroso que eso y, cuando los gobiernos y las sociedades
pierden la capacidad de pensar críticamente, los resultados pueden ser catastróficos... por mucho que lo sintamos por los
que han caído en el engaño.
En ciencia, podemos empezar con resultados experimentales, datos, observaciones, medidas, «hechos». Inventamos,
si podemos, toda una serie de explicaciones posibles y confrontamos sistemáticamente cada explicación con los
hechos. A lo largo de su preparación se proporciona a los científicos un equipo de detección de camelos. Este equipo
se utiliza de manera natural siempre que se ofrecen nuevas ideas a consideración. Si la nueva idea sobrevive al
examen con las herramientas de nuestro equipo, concedemos una aceptación cálida, aunque provisional. Si usted lo
desea, si no quiere comprar camelos aunque sea tranquilizador hacerlo, puede tomar algunas precauciones; hay un
método ensayado y cierto, probado por el consumidor.
¿ é
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El pensamiento escéptico es simplemente el medio de construir, y comprender, un argumento razonado y —especialmente
importante— reconocer un argumento falaz o fraudulento. La cuestión no es si nos gusta la conclusión que surge de una vía
de razonamiento, sino si la conclusión se deriva de la premisa o punto de partida y si esta premisa es cierta.
:
Siempre que sea posible tiene que haber una confirmación independiente de los «hechos».
Alentar el debate sustancioso sobre la prueba por parte de defensores con conocimiento de todos los puntos de vista.
Los argumentos de la autoridad tienen poco peso: las «autoridades» han cometido errores en el pasado. Los volverán
a cometer en el futuro. Quizá una manera mejor de decirlo es que en la ciencia no hay autoridades; como máximo, hay
expertos.
Baraje más de una hipótesis. Si hay algo que se debe explicar, piense en todas las diferentes maneras en que podría
explicarse. Luego piense en pruebas mediante las que podría refutar sistemáticamente cada una de las alternativas. Lo
que sobrevive, la hipótesis que resiste la refutación en esta selección darwiniana entre «hipótesis de trabajo múltiples»
tiene muchas más posibilidades de ser la respuesta correcta que si usted simplemente se hubiera quedado con la
primera idea que se le ocurrió.2222 Este problema afecta a los juicios con jurado. Estudios retrospectivos demuestran
que algunos miembros del jurado deciden su opinión muy pronto quizá durante los discursos de apertura— y luego se
quedan con la prueba que parece encajar con sus impresiones iniciales y rechazar la prueba contraria. No les pasa por
la cabeza el método de hipótesis alternativas de trabajo.
13. 13
Intente no comprometerse en exceso con una hipótesis porque es la suya. Se trata sólo de una estación en el camino
de búsqueda del conocimiento. Pregúntese por qué le gusta la idea. Compárela con justicia con las alternativas. Vea si
puede encontrar motivos para rechazarla. Si no, lo harán otros.
Cuantifique. Si lo que explica, sea lo que sea, tiene alguna medida, alguna cantidad numérica relacionada, será mucho
más capaz de discriminar entre hipótesis en competencia. Lo que es vago y cualitativo está abierto a muchas
explicaciones. Desde luego, se pueden encontrar verdades en muchos asuntos cualitativos con los que nos vemos
obligados a enfrentarnos, pero encontrarlas es un desafío mucho mayor.
Si hay una cadena de argumentación, deben funcionar todos los eslabones de la cadena (incluyendo la premisa), no
sólo la mayoría.
la navaja de Ockham. Esta conveniente regla empírica nos induce, cuando nos enfrentamos a dos hipótesis que
explican datos igualmente buenos, a elegir la más simple.
Pregúntese siempre si la hipótesis, al menos en principio, puede ser falsificada. Las proposiciones que no pueden
comprobarse ni demostrarse falsas, no valen mucho. Consideremos la gran idea de que nuestro universo y todo lo que
contiene es sólo una partícula elemental —un electrón, por ejemplo— en un cosmos mucho más grande. Pero si nunca
podemos adquirir información de fuera de nuestro universo, ¿no es imposible refutar la idea? Ha de ser capaz de
comprobar las aseveraciones. Debe dar oportunidad a escépticos inveterados de seguir su razonamiento para duplicar
sus experimentos y ver si se consigue el mismo resultado. La confianza en los experimentos cuidadosamente
diseñados y controlados es clave, como he intentado subrayar antes. No aprenderemos mucho de la mera
contemplación. Es tentador quedarse satisfecho con la primera explicación posible que se nos ocurre. Una es mucho
mejor que ninguna. Pero ¿qué ocurre cuando inventamos varias? Francis Bacon proporcionó la razón clásica: Puede
ser que la argumentación no baste para el descubrimiento de un nuevo trabajo, porque la sutileza de la naturaleza es
muchas veces mayor que la del argumento.
Los experimentos de control son esenciales. Si, por ejemplo, se dice que una medicina nueva cura una enfermedad en
el veinte por ciento de los casos, debemos asegurarnos de que una población de control que toma una pastilla de
azúcar que los pacientes creen que podría ser el nuevo medicamento no experimente una remisión espontánea de la
enfermedad en el veinte por ciento de los casos.
Deben separarse las variables. Supongamos que usted está mareado y le dan una pulsera de metal y 50 miligramos de
dimenhidrinato. Descubre que le desaparece el malestar. ¿Qué ha sido: la pulsera o la pastilla? Sólo puede saberlo si
la vez siguiente toma una cosa y no otra y se marea. Ahora supongamos que usted no tiene tanta devoción por la
ciencia como para permitirse estar mareado. Entonces no separará las variables. Tomará los dos remedios a la vez. Ha
conseguido el resultado práctico deseado; se podría decir que no le merece la pena la molestia de conseguir más
conocimientos.
A menudo el experimento debe ser de «doble ciego» a fin de que los que esperan un descubrimiento determinado no
estén en la posición potencialmente comprometedora de evaluar los resultados. Cuando se prueba una nueva
medicina, por ejemplo, quizá se quiera que los médicos que determinan qué síntomas de los pacientes se han visto
aliviados no sepan qué pacientes han recibido el nuevo fármaco. El conocimiento podría influir en su decisión, aunque
sólo fuera inconscientemente. En cambio, la lista de los que experimentaron remisión de síntomas puede compararse
con la de los que tomaron el nuevo fármaco, realizada cada una con independencia. Entonces se puede determinar
qué correlación existe. O cuando hay un reconocimiento policial o una identificación de foto, el oficial responsable no
debería saber quién es el principal sospechoso [para] no influir consciente ni inconscientemente en el testigo.
Además de enseñamos qué hacer cuando evaluamos una declaración de conocimiento, un buen equipo de detección de
camelos también debe enseñamos qué no hacer. Nos ayuda a reconocer las falacias más comunes y peligrosas de la
lógica y la retórica. Se pueden encontrar muchos buenos ejemplos en religión y política, porque sus practicantes a menudo
se ven obligados a justificar dos proposiciones contradictorias.
:
ad hominem: latín «contra el hombre», atacar al que discute y no a su argumentación (p. ej.: El reverendo
doctor Smith es un conocido fundamentalista de la Biblia, por lo que sus objeciones a la evolución no deben tomarse
en serio);
argumento de autoridad (p. ej.: El presidente Richard Nixon debería ser reelegido porque tiene
un plan secreto para terminar la guerra en el sudeste de Asia... pero, como era secreto, el electorado no tenía ninguna
manera de evaluar sus méritos; el argumento equivalía a confiar en él porque era presidente: craso error, como se vio);
• argumento de consecuencias adversas (p. ej.: Debe existir un Dios que dé
castigo y recompensa porque, si no, la sociedad sería mucho más ilegal y peligrosa, quizá incluso ingobernable.23 Una
formulación más cínica del historiador romano Polibio: Como las masas del pueblo son inconstantes, plagadas de
deseos desenfrenados e indiferentes a las consecuencias, se las debe llenar de terror para mantener el orden. Los
antiguos hicieron bien, por tanto, en inventar los dioses y la creencia en el castigo después de la muerte. O: El acusado
en un juicio de asesinato con mucha publicidad recibió el veredicto de culpable; en otro caso, habría sido un incentivo
para que otros hombres matasen a sus esposas);
• llamada a la ignorancia; la declaración de que todo lo que no ha sido demostrado debe ser
cierto, y viceversa (es decir: No hay una prueba irresistible de que los ovnis no estén visitando la Tierra; por tanto, los
ovnis existen... y hay vida inteligente en todas partes en el universo. O: Puede haber setenta mil millones de otros
mundos pero, como no se conoce ninguno que tenga el avance moral de la Tierra, seguimos siendo centrales en el
14. 14
universo.) Esta impaciencia con la ambigüedad puede criticarse con la frase: la ausencia de prueba no es prueba de
ausencia;
• un argumento especial, a menudo para salvar una proposición en un problema retórico
profundo (p. ej.: ¿Cómo puede un Dios compasivo condenar al tormento a las generaciones futuras porque, contra sus
órdenes, una mujer indujo a un hombre a comerse una manzana? Argumento especial: no entiendes la sutil doctrina
del libre albedrío. O: ¿ Cómo puede haber un Padre, Hijo y Espíritu Santo igualmente divinos en la misma persona?
Argumento especial: no entiendes el misterio divino de la Santísima Trinidad. O: ¿Cómo podía permitir Dios que los
seguidores del judaísmo, cristianismo e islam —obligados cada uno a su modo a medidas heroicas de amabilidad
afectuosa y compasión— perpetraran tanta crueldad durante tanto tiempo? Argumento especial: otra vez, no entiendes
el libre albedrío. Y en todo caso, los caminos de Dios son misteriosos);
• pedir la pregunta, llamado también asumir la respuesta (p.
ej.: Debemos instituir la pena de muerte para desalentar el crimen violento. Pero ¿se reduce la tasa de delitos violentos
cuando se impone la pena de muerte? O: El mercado de acciones sufrió ayer una caída debido a un ajuste técnico y la
retirada de beneficios por los inversores... pero ¿hay alguna prueba independiente del papel causal del «ajuste» y
retirada de beneficios; nos ha enseñado algo esta explicación implícita?);
• selección de la observación, llamada también enumeración de circunstancias favorables
o, como lo describió Francis Bacon, contar los aciertos y olvidar los fallos24 24 Mi ejemplo favorito es esta historia que
se contaba del físico italiano Enrico Fermi cuando, recién llegado a las costas americanas, se enroló en el «Proyecto
Manhattan» de armas nucleares y se encontró cara a cara en plena segunda guerra mundial con los almirantes
estadounidenses: Fulano de tal es un gran general, le dijeron. ¿Cuál es la definición de un gran general?, preguntó
Fermi corno era típico en él. Se supone que es un general que ha ganado muchas batallas consecutivas.
¿Cuántas?
Después de sumar y restar un poco, se fijaron en cinco.
¿Qué fracción de generales americanos son grandes?
Después de sumar y restar un poco más, se fijaron en un pequeño tanto por ciento.
Pero imaginemos, replicó Fermi, que no existe algo así como un gran general, que todos los ejércitos son iguales y que
ganar una batalla es puramente un asunto de posibilidades. Entonces, la posibilidad de ganar una batalla es una de
dos, o 1/2, dos batallas 1/4, tres 1/8, cuatro 1/16, y cinco batallas consecutivas 1/32... que es cerca del tres por ciento.
Es lógico esperar que un pequeño tanto por ciento de generales americanos venzan en cinco batallas consecutivas,
por pura casualidad. Ahora bien, ¿alguno ha ganado diez batallas consecutivas?... (p. ej.: Un Estado se jacta de los
presidentes que ha tenido, pero no dice nada de sus asesinos en serie);
• estadísticas de números pequeños, pariente cercano de la selección de la
observación (p. ej.: «Dicen que una de cada cinco personas es china. ¿Cómo es posible? Yo conozco cientos de
personas" y ninguna de ellas es china. Suyo sinceramente.» O: He sacado tres sietes seguidos. Esta noche no puedo
perder»);
• incomprensión de la naturaleza de la estadística (p. ej.: El
presidente Dwight Eisenhower expresa asombro y alarma al descubrir que la mitad de los americanos tienen una
inteligencia por debajo de la media);
• inconsistencia (p. ej.: Prepararse con toda prudencia para lo peor de que sea capaz un adversario
militar potencial, pero ignorar las proyecciones científicas en peligros medioambientales para ahorrar porque no están
«demostrados». O atribuir el descenso de la esperanza de vida en la antigua Unión Soviética a los defectos del
comunismo hace muchos años; pero no atribuir nunca la alta tasa de mortalidad infantil de Estados Unidos (ahora la
más alta de las principales naciones industriales) a los defectos del capitalismo. O considerar razonable que el universo
siga existiendo siempre en el futuro, pero juzgar absurda la posibilidad de que tenga una duración infinita hacia el
pasado);
• non sequitur: «no sigue», en latín (p. ej.: Nuestra nación prevalecerá porque Dios es grande.
Pero casi todas las naciones pretenden que eso es cierto; la formulación alemana era: «Gott mit uns»), A menudo, los
que caen en la falacia non sequitur es simplemente que no han reconocido posibilidades alternativas;
• post hoc, ergo propter hoc: en latín, «después de esto, luego a consecuencia de esto»
(p. ej.: Jaime Cardinal, arzobispo de Manila: «Conozco... a una mujer de veintiséis años que parece tener sesenta
porque toma pildoras {anticonceptivas}.» O: Cuando las mujeres no votaban, no había armas nucleares);
• pregunta sin sentido (p. ej.: ¿Qué ocurre cuando una fuerza irresistible choca con un objeto
inamovible? Pero si existe algo así como una fuerza irresistible no puede haber objetos inamovibles, y viceversa);
• exclusión del medio o falsa dicotomía: considerar sólo los dos extremos en un
continuo de posibilidades intermedias (p. ej.: «Sí, claro, ponte de su parte; mi marido es perfecto; yo siempre me
equivoco.» O: «El que no quiere a su país lo odia.» O: «Si no eres parte de la solución, eres parte del problema»);
• corto plazo contra largo plazo: un subgrupo de la exclusión del medio, pero tan
importante que lo he destacado para prestarle atención especial (p. ej.: No podemos emprender programas para
alimentar a los niños desnutridos y educar a los preescolares. Se necesita tratar con urgencia el crimen en las calles.
O: ¿Por qué explorar el espacio o seguir la ciencia fundamental cuando tenemos un déficit de presupuesto tan
enorme?);
15. 15
• terreno resbaladizo, relacionado con la exclusión del
medio (p. ej.: Si permitimos el aborto en las primeras semanas de embarazo, será imposible impedir la muerte de
un bebé formado. O al contrario: Si el Estado nos prohíbe abortar aunque sea en el noveno mes, pronto nos empezará
a decir lo que tenemos que hacer con nuestro cuerpo en el momento de la concepción);
• confusión de correlación y causa (p. ej.: Una encuesta muestra que hay más
homosexuales entre los licenciados universitarios que entre los de menor educación; en consecuencia, la educación
hace homosexual a la gente. O: Los terremotos andinos están correlacionados con aproximaciones más cercanas del
planeta Urano; en consecuencia —a pesar de la ausencia de una correlación así para el planeta más cercano y más
imponente, Júpiter—, lo segundo causa lo primero O: Los niños que miran programas de televisión violentos tienden a
ser más violentos de mayores. Pero ¿es la televisión lo que causa la violencia, o es que los niños violentos disfrutan
preferentemente viendo programas violentos? Es muy probable que los dos enunciados sean verdad. Los defensores
comerciales de la violencia en la televisión arguyen que cualquier persona puede distinguir entre televisión y realidad.
Pero el promedio actual de los programas infantiles de los sábados por la mañana es de veinticinco actos violentos por
hora. Cuando menos, eso insensibiliza a los niños pequeños ante la agresión y la crueldad sin ton ni son. Y, si pueden
implantarse recuerdos falsos en los cerebros de adultos impresionables, ¿qué estamos implantando en las mentes de
nuestros hijos cuando los exponemos a unos cien mil actos de violencia antes de que acaben la escuela elemental?
• hombre de paja: caricaturizar una postura para facilitar el ataque (p. ej.: Los científicos suponen que
los seres vivos se formaron juntos por casualidad, una formulación que ignora deliberadamente la principal idea
darwiniana: que la naturaleza avanza conservando lo que funciona y descartando lo que no. O, y eso también es una
falacia a largo/corto plazo, los defensores del medio ambiente se preocupan más por los caracoles y los buhos
moteados que por las personas);
• prueba suprimida, o media verdad (p. ej.: Aparece en televisión una «profecía»
sorprendentemente precisa y ampliamente citada del intento de asesinato del presidente Reagan, pero —detalle
importante— ¿fue grabada antes o después del acontecimiento? O: Estos abusos del gobierno exigen una revolución,
aunque sea imposible hacer una tortilla sin romper antes los huevos. Sí, pero ¿en esta revolución morirá más gente
que con el régimen anterior? ¿Qué sugiere la experiencia de otras revoluciones? ¿Son deseables y en interés del
pueblo todas las revoluciones contra regímenes opresivos?
• palabras equívocas (p. ej.: La separación de poderes de la Constitución de Estados Unidos
especifica que este país no puede entrar en guerra sin una declaración del Congreso. Por otro lado, los presidentes
tienen el control de la política exterior y la dirección de las guerras, que son herramientas potencialmente poderosas
para conseguir la reelección. Los presidentes de cualquier partido político podrían verse tentados por tanto a disponer
guerras mientras levantan la bandera y llaman a las guerras otra cosa: «acciones de policía», «incursiones armadas»,
«golpes reactivos de protección», «pacificación», «salvaguarda de los intereses americanos», y una gran variedad de
«operaciones», como las de la «Operación Causa Justa». Los eufemismos para la guerra forman parte de una gran
clase de reinvenciones del lenguaje con fines políticos. Talleyrand dijo: «Un arte importante de los políticos es
encontrar nombres nuevos para instituciones que bajo sus nombres viejos se han hecho odiosas al pueblo»).
Conocer la existencia de esas falacias retóricas y lógicas completa nuestra caja de
herramientas. Como todas las herramientas, el equipo de detección de camelos puede
usarse mal, aplicarse fuera de contexto o incluso emplearse rutinariamente como
alternativa al pensamiento. Pero, si se aplica con juicio, puede marcar toda la diferencia
del mundo, y nos ayuda a evaluar nuestros propios argumentos antes de presentarlos a
otros.
La industria del tabaco factura unos cincuenta mil millones al año. Admiten que hay una correlación estadística entre fumar y el cáncer,
pero no una relación causal, dicen. Añaden que se está cometiendo una falacia lógica. ¿Qué podría significar eso? Quizá las personas con
propensión hereditaria al cáncer tienen una propensión hereditaria a tomar drogas adictivas, por lo que el cáncer y el fumar podrían estar
correlacionados, pero el cáncer no sería provocado por fumar. Pueden inventarse relaciones cada vez más inverosímiles de este tipo. Esta
es exactamente una de las razones por las que la ciencia insiste en los experimentos de control.
Supongamos que pintamos los lomos de gran número de ratones con alquitrán de cigarrillo y supervisamos también la salud de grandes
números de ratones casi idénticos que no han sido pintados. Si el primer grupo contrae cáncer y el segundo no, se puede estar bastante
seguro de que la correlación es causal. Si se inhala humo de tabaco, la posibilidad de contraer cáncer aumenta; no se inhala, y la tasa se
mantiene al nivel básico. Lo mismo ocurre con el enfisema, la bronquitis y las enfermedades cardiovasculares.
Cuando en 1953 se publicó el primer trabajo en la literatura científica que demostraba que cuando se pintan las sustancias del cigarrillo en
los lomos de roedores producen resultados malignos (cáncer), la respuesta de las seis principales compañías de tabaco fue iniciar una
campaña de relaciones públicas para impugnar la investigación, patrocinada por la Fundación Sloan Kettering. Eso es similar a lo que hizo
la Du Pont Corporation cuando en 1974 se publicó la primera investigación que demostraba que sus productos de freón atacan la capa
protectora de ozono. Hay muchos más ejemplos.
Sería normal pensar que antes de denunciar descubrimientos que no les gustan, las empresas
principales dedicarían considerables recursos a comprobar la seguridad de los productos que
se proponen fabricar. Y, si se olvidaron de algo, si los científicos independientes señalan un
riesgo, ¿por qué protestan las compañías? ¿Preferirían matar a la gente que perder
beneficios? Si, en un mundo incierto, debiera cometerse un error, ¿no se inclinaría hacia la
protección de los clientes y el público? Y, a propósito, ¿qué dicen estos casos sobre la
capacidad de la empresa privada de vigilarse a sí misma? ¿No demuestran que al menos algunas
intervenciones del gobierno son en interés del público?
16. 16
Un informe interno de 1971 de la Brown and Williamson Tobacco Corporation enumera como objetivo corporativo «eliminar de la
mente de millones de personas la falsa convicción de que fumar cigarrillos causa cáncer de pulmón y otras enfermedades; una
convicción basada en presunciones fanáticas, rumores falaces, denuncias sin fundamento y conjeturas de oportunistas en busca
de publicidad». Se quejan del ataque increíble, sin precedentes e infame contra el cigarrillo, que constituye la mayor difamación y
calumnia que se ha perpetrado jamás contra un producto en la historia de la Ubre empresa; una difamación criminal de proporciones e
implicaciones tan importantes que uno se pregunta cómo una cruzada de calumnias puede reconciliarse... cómo la Constitución puede ser
tan burlada y violada [sic].
Esta retórica es sólo ligeramente más encendida que la que ha publicado de vez en cuando la industria del tabaco para consumo público.
Hay muchas marcas de cigarrillos que anuncian ser bajas en «alquitrán» (diez miligramos o menos
por cigarrillo). ¿Por qué es eso una virtud? Porque es en los alquitranes refractarios donde se
concentran hidrocarburos policíclicos aromáticos y otros carcinógenos. ¿No son los anuncios de
bajo en alquitrán una admisión tácita por las compañías de tabaco de que los cigarrillos causan
realmente el cáncer?
Healthy Buildings International es una organización con ánimo de lucro que ha recibido millones de dólares a lo largo de los años de la
industria del tabaco. Realiza investigaciones sobre el fumador pasivo y atestigua a favor de las compañías de tabaco. En 1994, tres
técnicos se quejaron de que antiguos ejecutivos habían falsificado los datos sobre partículas de cigarrillo inhalables en el aire. En cada
caso, los datos inventados o «corregidos» hacían que el humo del tabaco pareciera más sano que lo indicado por las mediciones de los
técnicos. ¿Encuentran alguna vez los departamentos de investigación corporativos o los contratados del exterior que un producto es más
peligroso de lo que la corporación de tabaco declara públicamente? Si es así, ¿siguen con su puesto de trabajo?
El tabaco es adictivo; según muchos criterios, más todavía que la heroína o la cocaína. Hay una razón para que uno, como decía un
anuncio de la década de los cuarenta, «ande una milla en busca de un Camel». Ha muerto más gente por el tabaco que en toda la
segunda guerra mundial. Según la Organización Mundial de la Salud, fumar mata a tres millones de
personas al año en todo el mundo. Eso se elevará a diez millones anuales en el 2020, en parte a
causa de una ingente campaña publicitaria que presentaba el fumar como progresista y de moda
para las mujeres jóvenes en el mundo de hoy.
Parte del éxito de la industria del tabaco en suministrar esta elaboración de venenos adictivos puede atribuirse a la escasa familiaridad con
la detección de camelos, el pensamiento crítico y el método científico.
La credulidad mata
Actividades de aprendizaje – 2
I. COMPLETE EL CUADRO EXPLICANDO LAS SIGUIENTES HERRAMIENTAS DEL
PENSAMIENTO ESCÉPTICO MENCIONADAS EN EL TEXTO
1. LOS ARGUMENTOS DE LA
AUTORIDAD TIENEN POCO
PESO
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2. BARAJE MÁS DE UNA
HIPÓTESIS
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3. LOS EXPERIMENTOS DE
CONTROL SON ESENCIALES
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4. LA NAVAJA DE OCKHAM
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5. PREGÚNTESE SIEMPRE SI LA
HIPÓTESIS, AL MENOS EN
PRINCIPIO, PUEDE SER
FALSIFICADA
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17. 17
II. Lea el texto y complete la información requerida
1. Cuál es la utilidad de la LÓGICA?
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III. Explique en sus propios términos los siguientes extractos del texto
1. “Algunos líderes de las democracias occidentales consultan con regularidad a
astrólogos y místicos antes de tomar decisiones de Estado”
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2. La recomendación (pagada) de productos, especialmente por parte de expertos
reales o supuestos, constituye una avalancha constante de engaños. Delata su
menosprecio por la inteligencia de sus clientes. Presenta una corrupción insidiosa
de actitudes populares sobre la objetividad científica
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IV. Elabore una lista de las falacias mencionadas en el texto
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EPISTEMOLOGÍA
La ciencia, Su método y su filosofía
_______________________________________________________________________________________________________________________MARI
O BUNGE
I. Introducción
Mientras los animales inferiores sólo están en el mundo, el hombre trata de entenderlo; y sobre la base de su inteligencia
imperfecta pero perfectible, del mundo, el hombre intenta enseñorearse de él para hacerlo más confortable. En este
proceso, construye un mundo artificial: ese creciente cuerpo de ideas llamado “ciencia”, que puede caracterizarse como
conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable y por consiguiente falible. Por medio de la investigación científica, el
hombre ha alcanzado una reconstrucción conceptual del mundo que es cada vez más amplia, profunda y exacta.
Un mundo le es dado al hombre; su gloria no es soportar o despreciar este mundo, sino enriquecerlo construyendo otros
universos. Amasa y remoldea la naturaleza sometiéndola a sus propias necesidades animales y espirituales, así como a
sus sueños: crea así el mundo de los artefactos y el mundo de la cultura. La ciencia como actividad —como investigación—
pertenece a la vida social; en cuanto se la aplica al mejoramiento de nuestro medio natural y artificial, a la invención y
manufactura de bienes materiales y culturales, la ciencia se convierte en tecnología. Sin embargo, la ciencia se nos
aparece como la más deslumbrante y asombrosa de las estrellas de la cultura cuando la consideramos como un bien en sí
mismo, esto es como una actividad productora de nuevas ideas (investigación científica). Tratemos de caracterizar el
conocimiento y la investigación científicos tal como se los conoce en la actualidad.
II. Ciencia formal y ciencia fáctica
No toda la investigación científica procura el conocimiento objetivo. Así, la lógica y la matemática —esto es, los diversos
sistemas de lógica formal y los diferentes capítulos de la matemática pura— son racionales, sistemáticos y verificables,
pero no son objetivos; no nos dan informaciones acerca de la realidad: simplemente, no se ocupan de los hechos. La lógica
y la matemática tratan de entes ideales; estos entes, tanto los abstractos como los interpretados, sólo existen en la mente
humana. A los lógicos y matemáticos no se les da objetos de estudio: ellos construyen sus propios objetos. Es verdad que a
menudo lo hacen por abstracción de objetos reales (naturales y sociales); más aún, el trabajo del lógico o del matemático
satisface a menudo las necesidades del naturalista, del sociólogo o del tecnólogo, y es por esto que la sociedad los tolera y,
ahora, hasta los estimula. Pero la materia prima que emplean los lógicos y los matemáticos no es fáctica sino ideal.
Por ejemplo, el concepto de número abstracto nació, sin duda, de la coordinación (correspondencia biunívoca) de conjuntos
de objetos materiales, tales como dedos, por una parte, y guijarros, por la otra; pero no por esto aquel concepto se reduce a
esta operación manual, ni a los signos que se emplean para representarlo. Los números no existen fuera de nuestros
cerebros, y aún allí dentro existen al nivel conceptual, y no al nivel fisiológico. Los objetos materiales son numerables
siempre que sean discontinuos; pero no son números; tampoco son números puros (abstractos) sus cualidades o
relaciones. En el mundo real encontramos 3 libros, en el mundo de la ficción construimos 3 platos voladores. ¿Pero quién
vio jamás un 3, un simple 3?
19. 19
La lógica y la matemática, por ocuparse de inventar entes formales y de establecer relaciones entre ellos, se
llaman a menudo ciencias formales, precisamente porque sus objetos no son cosas ni procesos, sino, para emplear el
lenguaje pictórico, formas en las que se puede verter un surtido ilimitado de contenidos, tanto fácticos como empíricos. Esto
es, podemos establecer correspondencias entre esas formas (u objetos formales), por una parte, y cosas y procesos
pertenecientes a cualquier nivel de la realidad por la otra. Así es como la física, la química, la fisiología, la psicología, la
economía, y las demás ciencias recurren a la matemática, empleándola como herramienta para realizar la más precisa
reconstrucción de las complejas relaciones que se encuentran entre los hechos y entre los diversos aspectos de los
hechos; dichas ciencias no identifican las formas ideales con los objetos concretos, sino que interpretan las primeras en
términos de hechos y de experiencias (o, lo que es equivalente, formalizan enunciados fácticos).
Lo mismo vale para la lógica formal: algunas de sus partes —en particular, pero no exclusivamente, la lógica proposicional
bivalente— pueden hacerse corresponder a aquellas entidades psíquicas que llamamos pensamientos. Semejante
aplicación de las ciencias de la forma pura a la inteligencia del mundo de los hechos, se efectúa asignando diferentes
interpretaciones a los objetos formales. Estas interpretaciones son, dentro de ciertos límites, arbitrarias; vale decir, se
justifican por el éxito, la conveniencia o la ignorancia. En otras palabras el significado fáctico o empírico que se les asigna a
los objetos formales no es una propiedad intrínseca de los mismos. De esta manera, las ciencias formales jamás entran en
conflicto con la realidad. Esto explica la paradoja de que, siendo formales, se “aplican” a la realidad: en rigor no se aplican,
sino que se emplean en la vida cotidiana y en las ciencias fácticas a condición de que se les superpongan reglas de
correspondencia adecuada. En suma, la lógica y la matemática establecen contacto con la realidad a través del puente del
lenguaje, tanto el ordinario como el científico.
Tenemos así una primera gran división de las ciencias, en formales (o ideales) y fácticas (o materiales). Esta
ramificación preliminar tiene en cuenta el objeto o tema de las respectivas disciplinas; también da cuenta de la diferencia de
especie entre los enunciados que se proponen establecer las ciencias formales y las fácticas: mientras los enunciados
formales consisten en relaciones entre signos, los enunciados de las ciencias fácticas se refieren, en su mayoría, a entes
extracientíficos: a sucesos y procesos. Nuestra división también tiene en cuenta el método por el cual se ponen a prueba
los enunciados verificables: mientras las ciencias formales se contentan con la lógica para demostrar rigurosamente sus
teoremas (los que, sin embargo, pudieron haber sido adivinados por inducción común o de otras maneras), las ciencias
fácticas necesitan más que la lógica formal: para confirmar sus conjeturas necesitan de la observación y/o experimento. En
otras palabras, las ciencias fácticas tienen que mirar las cosas, y, siempre que les sea posible, deben procurar cambiarlas
deliberadamente para intentar descubrir en qué medida sus hipótesis se adecuan a los hechos.
Cuando se demuestra un teorema lógico o matemático no se recurre a la experiencia: el conjunto de postulados,
definiciones, reglas de formación de las expresiones dotadas de significado, y reglas de inferencia deductiva —en suma, la
base de la teoría dada—, es necesaria y suficiente para ese propósito. La demostración de los teoremas no es sino una
deducción: es una operación confinada a la esfera teórica, aun cuando a veces los teoremas mismos (no sus
demostraciones) sean sugeridos en alguna esfera extramatemática y aun cuando su prueba (pero no su primer
descubrimiento) pueda realizarse con ayuda de calculadoras electrónicas. Por ejemplo, cualquier demostración rigurosa del
teorema de Pitágoras prescinde de las mediciones, y emplea figuras sólo como ayuda psicológica al proceso deductivo: que
el teorema de Pitágoras haya sido el resultado de un largo proceso de inducción conectado a operaciones prácticas de
mediciones de tierras, es objeto de la historia, la sociología y la psicología del conocimiento.
La matemática y la lógica son, en suma, ciencias deductivas. El proceso constructivo, en que la experiencia
desempeña un gran papel de sugerencias, se limita a la formación de los puntos de partida (axiomas). En matemática la
verdad consiste, por esto, en la coherencia del enunciado dado con un sistema de ideas admitido previamente: por esto, la
verdad matemática no es absoluta sino relativa a ese sistema, en el sentido de que una proposición que es válida en una
teoría puede dejar de ser lógicamente verdadera en otra teoría. (Por ejemplo, en el sistema de aritmética que empleamos
para contar las horas del día, vale la proposición de 24 + 1 = 1.) Más aún las teorías matemáticas abstractas, esto es, que
contienen términos no interpretados (signos a los que no se atribuye un significado fijo, y que por lo tanto pueden adquirir
distintos significados) pueden desarrollarse sin poner atención al problema de la verdad.
Considérese el siguiente axioma de cierta teoría abstracta (no interpretada): "Existe por lo menos un x tal que es P". Se
puede dar un número ilimitado de interpretaciones (modelos) de este axioma, dándose a x y F otros tantos significados. Si
decimos que S designa punto, obtenemos un modelo geométrico dado: si adoptamos la convención de que L designa
número, obtenemos un cierto modelo aritmético, y así sucesivamente. En cuanto "llenamos" la forma vacía con un
contenido específico (pero todavía matemático), obtenemos un sistema de entes lógicos que tienen el privilegio de ser
verdaderos o falsos dentro del sistema dado de proposiciones: a partir de ahí tenemos que habérnoslas con el problema de
la verdad matemática. Aún así tan sólo las conclusiones (teoremas) tendrán que ser verdaderas: los axiomas mismos
pueden elegirse a voluntad. La batalla se habrá ganado si se respeta la coherencia lógica esto es, si no se violan las leyes
del sistema de lógica que se ha convenido en usar.
En las ciencias fácticas, la situación es enteramente diferente. En primer lugar, ellas no emplean símbolos vacíos (variables
lógicas) sino tan sólo símbolos interpretados; por ejemplo no involucran expresiones tales como 'x es F', que no son
verdaderas ni falsas. En segundo lugar, la racionalidad —esto es, la coherencia con un sistema de ideas aceptado
previamente— es necesaria pero no suficiente para los enunciados fácticos; en particular la sumisión a algún sistema de
lógica es necesaria pero no es una garantía de que se obtenga la verdad. Además de la racionalidad, exigimos de los
enunciados de las ciencias fácticas que sean verificables en la experiencia, sea indirectamente (en el caso de las hipótesis
generales), sea directamente (en el caso de las consecuencias singulares de las hipótesis). Unicamente después que haya
pasado las pruebas de la verificación empírica podrá considerarse que un enunciado es adecuado a su objeto, o sea que es
verdadero, y aún así hasta nueva orden. Por eso es que el conocimiento fáctico verificable se llama a menudo ciencia
empírica.
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En resumidas cuentas, la coherencia es necesaria pero no suficiente en el campo de las ciencias de hechos: para
anunciar que un enunciado es (probablemente) verdadero se requieren datos empíricos (proposiciones acerca de
observaciones o experimentos). En última instancia, sólo la experiencia puede decirnos si una hipótesis relativa a cierto
grupo de hechos materiales es adecuada o no. El mejor fundamento de esta regla metodológica que acabamos de enunciar
es que la experiencia le ha enseñado a la humanidad que el conocimiento de hecho no es convencional, que si se busca la
comprensión y el control de los hechos debe partirse de la experiencia. Pero la experiencia no garantizará que la hipótesis
en cuestión sea la única verdadera: sólo nos dirá que es probablemente adecuada, sin excluir por ello la posibilidad de que
un estudio ulterior pueda dar mejores aproximaciones en la reconstrucción conceptual del trozo de realidad escogido. El
conocimiento fáctico, aunque racional, es esencialmente probable: dicho de otro modo: la inferencia científica es una red de
inferencias deductivas (demostrativas) y probables (inconcluyentes).
Las ciencias formales demuestran o prueban: las ciencias fácticas verifican (confirman o disconfirman) hipótesis
que en su mayoría son provisionales. La demostración es completa y final; la verificación es incompleta y por eso
temporaria. La naturaleza misma del método científico impide la confirmación final de las hipótesis fácticas. En efecto los
científicos no sólo procuran acumular elementos de prueba de sus suposiciones mutiplicando el número de casos en que
ellas se cumplen; también tratan de obtener casos desfavorables a sus hipótesis, fundándose en el principio lógico de que
una sola conclusión que no concuerde con los hechos tiene más peso que mil confirmaciones. Por ello, mientras las teorías
formales pueden ser llevadas a un estado de perfección (o estancamiento), los sistemas relativos a los hechos son
esencialmente defectuosos: cumplen, pues, la condición necesaria para ser perfectibles. En consecuencia si el estudio de
las ciencias formales vigorizar el hábito del rigor, el estudio de las ciencias fáctiles puede inducirnos a considerar el mundo
como inagotable, y al hombre como una empresa inconclusa e interminable.
Las diferencias de método, tipo de enunciados, y referentes que separan las ciencias fácticas de las formales, impiden que
se las examine conjuntamente más allá de cierto punto. Por ser una ficción seria, rigurosa y a menudo útil, pero ficción al
cabo, la ciencia formal requiere un tratamiento especial. En lo que sigue nos concentraremos en la ciencia fáctica. Daremos
un vistazo a las características peculiares de las ciencias de la naturaleza y de la cultura en su estado actual, con la
esperanza de que la ciencia futura enriquezca sus cualidades o, al menos, de que las civilizaciones por venir hagan mejor
uso del conocimiento científico.
Los rasgos esenciales del tipo de conocimiento que alcanzan las ciencias de la naturaleza y de la sociedad son la
racionalidad y la objetividad.
Por conocimiento racional se entiende:
o que está constituido por conceptos, juicios y raciocinios y no por sensaciones, imágenes, pautas de conducta, etc.
Sin duda, el científico percibe, forma imágenes (por ejemplo, modelos visualizables) y hace operaciones; por tanto
el punto de partida como el punto final de su trabajo son ideas;
o que esas ideas pueden combinarse de acuerdo con algún conjunto de reglas lógicas con el fin de producir nuevas
ideas (inferencia deductiva). Estas no son enteramente nuevas desde un punto de vista estrictamente lógico,
puesto que están implicadas por las premisas de la deducción; pero no gnoseológicamente nuevas en la medida
en que expresan conocimientos de los que no se tenía conciencia antes de efectuarse la deducción;
o que esas ideas no se amontonan caóticamente o, simplemente, en forma cronológica, sino que se organizan en
sistemas de ideas esto es en conjuntos ordenados de proposiciones (teorías).
Que el conocimiento científico de la realidad es objetivo, significa:
• que concuerda aproximadamente con su objeto; vale decir que busca alcanzar la verdad fáctica;
• que verifica la adaptación de las ideas a los hechos recurriendo a un comercio peculiar con los hechos
(observación y experimento), intercambio que es controlable y hasta cierto punto reproducible.
Ambos rasgos de la ciencia fáctica, la racionalidad y la objetividad, están íntimamente soldados. Así, por ejemplo, lo que
usualmente se verifica por medio del experimento es alguna consecuencia —extraída por vía deductiva— de alguna
hipótesis; otro ejemplo: el cálculo no sólo sigue a la observación sino que siempre es indispensable para planearla y
registrarla. La racionalidad y objetividad del conocimiento científico pueden analizarse en un cúmulo de características a las
que pasaremos revista en lo que sigue.
III. Inventario de las principales características de la ciencia fáctica
1- El conocimiento científico es fáctico: parte de los hechos, los respuesta hasta cierto punto, y siempre vuelve a
ellos. La ciencia intenta describir los hechos tales como son, independientemente de su valor emocional o comercial: la
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ciencia no poetiza los hechos ni los vende, si bien sus hazañas son una fuente de poesía y de negocios. En todos los
campos, la ciencia comienza estableciendo los hechos; esto requiere curiosidad impersonal, desconfianza por la opinión
prevaleciente, y sensibilidad a la novedad.
2- El conocimiento científico trasciende los hechos: descarta los hechos, produce nuevos hechos, y los explica.
El sentido común parte de los hechos y se atiene a ellos: a menudo se imita al hecho aislado, sin ir muy lejos en el trabajo
de correlacionarlo con otros o de explicarlo. En cambio, la investigación científica no se limita a los hechos observados: los
científicos exprimen la realidad a fin de ir más allá de las apariencias; rechazan el grueso de los hechos percibidos, por ser
un montón de accidentes, seleccionan los que consideran que son relevantes, controlan hechos y, en lo posible, los
reproducen. Incluso producen cosas nuevas desde instrumentos hasta partículas elementales; obtienen nuevos
compuestos químicos, nuevas variedades vegetales y animales, y al menos en principio, crean nuevas pautas de conducta
individual y social.
3- La ciencia es analítica: la investigación científica aborda problemas circunscriptos, uno a uno, y trata de
descomponerlo todo en elementos (no necesariamente últimos o siquiera reales). La investigación científica no se planta
cuestiones tales como “¿Cómo es el universo en su conjunto?”, o “¿Cómo es posible el conocimiento?” Trata, en cambio,
de entender toda situación total en términos de sus componentes; intenta descubrir los elementos que explican su
integración. Los problemas de la ciencia son parciales y así son también, por consiguiente, sus soluciones; pero, más aún:
al comienzo los problemas son estrechos o es preciso estrecharlos. Pero, a medida que la investigación avanza, su alcance
se amplía. Los resultados de la ciencia son generales, tanto en el sentido de que se refieren a clases de objetos (por
ejemplo, la lluvia), como en que están, o tienden a ser incorporados en síntesis conceptuales llamadas teorías. El análisis,
tanto de los problemas como de las cosas, no es tanto un objetivo como una herramienta para construir síntesis teóricas. La
ciencia auténtica no es atomista ni totalista.
4- La investigación científica es especializada: una consecuencia del enfoque analítico de los problemas es la
especialización. No obstante la unidad del método científico, su aplicación depende, en gran medida, del asunto; esto
explica la multiplicidad de técnicas y la relativa independencia de los diversos sectores de la ciencia.
La especialización no ha impedido la formación de campos interdisciplinarios tales como la biofísica, la bioquímica, la
psicofisiología, la psicología social, la teoría de la información, la cibernética, o la investigación operacional. Con todo, la
investigación tiende a estrechar la visión del científico individual; un único remedio ha resultado eficaz contra la
unilateralidad profesional, y es una dosis de filosofía.
5- El conocimiento científico es claro y preciso: El conocimiento científico procura la precisión; nunca está
enteramente libre de vaguedades, pero se las ingenia para mejorar la exactitud; nunca está del todo libre de error, pero
posee una técnica única para encontrar errores y para sacar provecho de ellos.
La claridad y la precisión se obtienen en ciencia de las siguientes maneras:
❖ los problemas se formulan de manera clara; lo primero, y a menudo lo más
difícil, es distinguir cuáles son los problemas; ni hay artillería analítica o
experimental que pueda ser eficaz si no se ubica adecuadamente al
enemigo;
❖ la ciencia parte de nociones que parecen claras al no iniciado; y las
complica, purifica y eventualmente las rechaza; la transformación
progresiva de las nociones corrientes se efectúa incluyéndolas en esquemas
teóricos. Así, por ejemplo, “distancia” adquiere un sentido preciso al ser incluida en la
geometría métrica y en la física;
❖ la ciencia define la mayoría de sus conceptos: algunos de ellos se definen en términos de conceptos no definidos o
primitivos, otros de manera implícita, esto es, por la función que desempeñan en un sistema teórico (definición
contextual). Las definiciones son convencionales, pero no se las elige caprichosamente: deben ser convenientes y
fértiles. (¿De qué vale, por ejemplo, poner un nombre especial a las muchachas pecosas que estudian ingeniería y
pesan más de 50 kg?) Una vez que se ha elegido una definición, el discurso restante debe guardarte fidelidad si se
quiere evitar inconsecuencias;
❖ la ciencia crea lenguajes artificiales inventando símbolos (palabras, signos matemáticos, símbolos químicos, etc.; a
estos signos se les atribuye significados determinados por medio de reglas de designación (tal como “en el
presente contexto H designa el elemento de peso atómico unitario”)). los símbolos básicos serán tan simples como
sea posible, pero podrán combinarse conforme a reglas determinadas para formar configuraciones tan complejas
como sea necesario (las leyes de combinación de los signos que intervienen en la producción de expresiones
complejas se llaman reglas de formación);
❖ la ciencia procura siempre medir y registrar los fenómenos. Los números y las formas geométricas son de gran
importancia en el registro, la descripción y la inteligencia de los sucesos y procesos. En lo posible, tales datos
debieran disponerse en tablas o resumirse en fórmulas matemáticas. Sin embargo, la formulación matemática,
deseable como es, no es una condición indispensable para que el conocimiento sea científico; lo que caracteriza el
conocimiento científico es la exactitud en un sentido general antes que la exactitud numérica o métrica, la que es
inútil si media la vaguedad conceptual. Más aún, la investigación científica emplea, en medida creciente, capítulos
no numéricos y no métricos de la matemática, tales como la topología, la teoría de los grupos, o el álgebra de las
clases, que no son ciencias del número y la figura, sino de la relación.
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6- El conocimiento científico es comunicable: no es inefable sino expre-sable, no es privado sino público. El
lenguaje científico comunica información a quienquiera haya sido adiestrado para entenderlo. Hay, ciertamente,
sentimientos oscuros y nociones difusas, incluso en el desarrollo de la ciencia (aunque no en la presentación final del
trabajo científico); pero es preciso aclararlos antes de poder estimar su adecuación. Lo que es inefable puede ser propio de
la poesía o de la música, no de la ciencia, cuyo lenguaje es informativo y no expresivo o imperativo La inefabilidad misma
es, en cambio, tema de investigación científica, sea psicológica o lingüística.
La comunicabilidad es posible gracias a la precisión; y es a su vez una condición necesaria para la verificación de los datos
empíricos y de las hipótesis científicas. Aun cuando, por “razones” comerciales o políticas, se mantengan en secreto
durante algún tiempo unos trozos del saber, deben ser comunicables en principio para que puedan ser considerados
científicos
7- El conocimiento científico es verificable: debe aprobar el examen de la experiencia. A fin de explicar un conjunto
de fenómenos, el científico inventa conjeturas fundadas de alguna manera en el saber adquirido. Sus suposiciones pueden
ser cautas o audaces simples o complejas; en todo caso deben ser puestas a prueba. El test de las hipótesis fácticas es
empírico, esto es, observacional o experimental.
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La prescripción de que las hipótesis científicas deben ser capaces de aprobar el examen de la experiencia es una de las
reglas del método científico; la aplicación de esta regla depende del tipo de objeto del tipo de la hipótesis en cuestión y de
los medios disponibles. Por esto se necesita una multitud de técnicas de verificación empírica.
La verificabilidad hace a la esencia del conocimiento científico; si así no fuera, no podría decirse que los científicos procuran
alcanzar conocimiento objetivo.
8- La investigación científica es metódica: no es errática sino paneada. los investigadores no tantean en la
oscuridad: saben lo que buscan y cómo encontrarlo. El planeamiento de la investigación no excluye el azar; sólo que, a
hacer un lugar a los acontecimientos imprevistos es posible aprovechar la interferencia del azar y la novedad inesperada.
Más aún a veces el investigador produce el azar deliberadamente. Por ejemplo, para asegurar la uniformidad de una
muestra, y para impedir una preferencia inconsciente en la elección de sus miembros, a menudo se emplea la técnica de la
casualización, en que la decisión acerca de los individuos que han de formar parte de ciertos grupos se deja librada aa una
moneda o a algún otro dispositivo. De esta manera, el investigador pone el azar al servicio de orden: en lo cual no hay
paradoja, porque el acaso opera al nivel de los individuos, al par que el orden opera en el grupo con totalidad.
La ciencia fáctica emplea el método experimental concebido en un sentido amplio. Este método consiste en el test empírico
de conclusiones particulares extraídas de hipótesis generales (tales como “los gases se dilatan cuando se los calienta” o
“los hombres se rebelan cuando se los oprime”). Este tipo de verificación requiere la manipulación de la observación y el
registro de fenómenos; requiere también el control de las variables o factores relevantes; siempre que fuera posible debiera
incluir la producción artificial deliberada de los fenómenos en cuestión, y en todos los casos exige el análisis y crudos son
inútiles y no son dignos de confianza; es preciso elaborarlos, organizarlos y confrontarlos con las conclusiones teóricas.
El método científico no provee recetas infalibles para encontrar la verdad: sólo contiene un conjunto de prescripciones
falibles (perfectibles) para el planeamiento de observaciones y experimentos, para la interpretación de sus resultados, y
para el planteo mismo de los problemas.
9- El conocimiento científico es sistemático: una ciencia no es un agregado de informaciones inconexas, sino un
sistema de ideas conectadas lógicamente entre sí. Todo sistema de ideas caracterizado por cierto conjunto básico (pero
refutable) de hipótesis peculiares, y que procura adecuarse a una clase de hechos, es una teoría. Todo capítulo de una
ciencia especial contiene teorías o sistemas de ideas que están relacionadas lógicamente entre sí, esto es, que están
ordenadas mediante la relación “implica”. Esta conexión entre las ideas puede calificarse de orgánica, en el sentido de que
la sustitución de cualquiera de las hipótesis básicas produce un cambio radical en la teoría o grupo de teorías.
El carácter matemático del conocimiento científico —esto es, el hecho de que es fundado, ordenado y coherente— es lo
que lo hace racional. La racionalidad permite que el progreso científico se efectúe no sólo por la acumulación gradual de
resultados, sino también por revoluciones. Las revoluciones científicas no son descubrimientos de nuevos hechos aislados,
ni son perfeccionamientos en la exactitud de las observaciones sino que consisten en la sustitución de hipótesis de gran
alcance (principios) por nuevos axiomas, y en el reemplazo de teorías enteras por otros sistemas teóricos. Sin embargo,
semejantes revoluciones son a menudo provocadas por el descubrimiento de nuevos hechos de los que no dan cuenta las
teorías anteriores, aunque a veces se encuentran en el proceso de comprobación de dichas teorías; y las nuevas teorías se
torna verificables en muchos casos, merced a la invención de nuevas técnicas de medición, de mayor precisión.
10- El conocimiento científico es general: ubica los hechos singulares en pautas generales, los enunciados
particulares en esquemas amplios. El científico se ocupa del hecho singular en la medida en que éste es miembro de una
clase o caso de una ley; más aún, presupone que todo hecho es clasificable y legal. No es que la ciencia ignore la cosa
individual o el hecho irrepetible; lo que ignora es el hecho aislado. Por esto la ciencia no se sirve de los datos empíricos —
que siempre son singulares— como tales; éstos son mudos mientras no se los manipula y convierte en piezas de
estructuras teóricas.
11- El conocimiento científico es legal: busca leyes (de la naturaleza y de la cultura) y las aplica. El conocimiento
científico inserta los hechos singulares en pautas generales llamadas “leyes naturales” o “leyes sociales”. Tras el desorden
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y la fluidez de las apariencias, la ciencia fáctica descubre las pautas regulares de la estructura y del proceso del ser y del
devenir. En la medida en que la ciencia es legal, es esencialista: intenta legar a la raíz de las cosas. Encuentra la esencia
en las variables relevantes y en las relaciones invariantes entre ellas.
Hay leyes de hechos y leyes mediante las cuales se pueden explicar otras leyes. El principio de Arquímedes pertenece a la
primera clase; pero a su vez puede deducirse de los principios generales de la mecánica; por consiguiente, ha dejado de
ser un principio independiente, y ahora es un teorema deducible de hipótesis de nivel más elevado. Las leyes de la física
proveen la base de las leyes de las combinaciones químicas; las leyes de la fisiología explican ciertos fenómenos
psíquicos; y las leyes de la economía pertenecen a los fundamentos de la sociología. Es decir, los enunciados de las leyes
se organizan en una estructura de niveles.
12- La ciencia es explicativa: intenta explicar los hechos en términos de leyes, y las leyes en términos de principios.
los científicos no se conforman con descripciones detalladas; además de inquirir cómo son las cosas, procuran responder al
por qué: por qué ocurren los hechos como ocurren y no de otra manera. La ciencia deduce proposiciones relativas a hechos
singulares a partir de leyes generales, y deduce las leyes a partir de enunciados nomológicos aún más generales
(principios). Por ejemplo, las leyes de Kepler explicaban una colección de hechos observados del movimiento planetario; y
Newton explicó esas leyes deduciéndolas de principios generales explicación que permitió a otros astrónomos dar cuenta
de las irregularidades de las órbitas de los planetas que eran desconocidas para Kepler.
Solía creerse que explicar es señalar la causa, pero en la actualidad se reconoce que la explicación causal no es sino un
tipo de explicación científica. La explicación científica se efectúa siempre en términos de leyes, y las leyes causales no son
sino una subclase de las leyes científicas. Hay diversos tipos de leyes científicas y, por consiguiente, hay una variedad de
tipos de explicación científica: morfológicas, cinemáticas, dinámicas, de composición, de conservación, de asociación, de
tendencias globales, dialécticas, teleológicas, etc.
La historia de la ciencia enseña que las explicaciones científicas se corrigen o descartan sin cesar.
13- El conocimiento científico es predictivo: Trasciende la masa de los hechos de experiencia, imaginando cómo
puede haber sido el pasado y cómo podrá ser el futuro. La predicción es, en primer lugar, una manera eficaz de poner a
prueba las hipótesis; pero también es la clave del control y aún de la modificación del curso de los acontecimientos. La
predicción científica en contraste con la profecía se funda sobre leyes y sobre informaciones específicas fidedignas,
relativas al estado de cosas actual o pasado. No es del tipo “ocurrirá E”, sino más bien de este otro: “ocurrirá E1 siempre
que suceda C1 pues siempre que sucede C es seguido por o está asociado con E”. C y E designan clases de sucesos en
tanto que C1 y E1 denotan los hechos específicos que se predicen sobre la base del o los enunciados que conectan a C
con E en general.
La predicción científica se caracteriza por su perfectibilidad antes que por su certeza.
14- La ciencia es abierta: no reconoce barreras a priori que limiten el conocimiento. Si un conocimiento fáctico no es
refutable en principio, entonces no pertenece a la ciencia sino a algún otro campo. Las nociones acerca de nuestro medio,
natural o social, o acerca del yo, no son finales: están todas en movimiento, todas son falibles. Siempre es concebible que
pueda surgir una nueva situación (nuevas informaciones o nuevos trabajos teóricos) en que nuestras ideas, por firmemente
establecidas que parezcan, resulten inadecuadas en algún sentido. La ciencia carece de axiomas evidentes: incluso los
principios más generales y seguros son postulados que pueden ser corregidos o reemplazados. A consecuencia del
carácter hipotético de los enunciados de leyes, y de la naturaleza perfectible de los datos empíricos la ciencia no es un
sistema dogmático y cerrado sino controvertido y abierto. O, más bien, la ciencia es abierta como sistema porque es falible
y por consiguiente capaz de progresar. En cambio, puede argüirse que la ciencia es metodológi-camente cerrada no en el
sentido de que las reglas del método científico sean finales sino en el sentido de que es autocorrectiva: el requisito de la
verificabilidad de las hipótesis científicas basta para asegurar el progreso científico.
Tan pronto como ha sido establecida una teoría científica, corre el peligro de ser refutada o, al menos, de que se
circunscriba su dominio.
15- La ciencia es útil: porque busca la verdad, la ciencia es eficaz en la provisión de herramientas para el bien y para el
mal. El conocimiento ordinario se ocupa usualmente de lograr resultados capaces de ser aplicados en forma inmediata; con
ello no es suficientemente verdadero, con lo cual no puede ser suficientemente eficaz. Cuando se dispone de un
conocimiento adecuado de las cosas es posible manipularlas con éxito. La utilidad de la ciencia es una consecuencia de su
objetividad; sin proponerse necesariamente alcanzar resultados aplicables, la investigación los provee a la corta o a la
larga. La sociedad moderna paga la investigación porque ha aprendido que la investigación rinde. Por este motivo, es
redundante exhortar a los científicos a que produzcan conocimientos aplicables: no pueden dejar de hacerlo. Es cosa de los
técnicos emplear el conocimiento científico con fines prácticos, y los políticos son los responsables de que la ciencia y la
tecnología se empleen en beneficio de la humanidad. Los científicos pueden a lo sumo, aconsejar acerca de cómo puede
hacerse uso racional, eficaz y bueno de la ciencia.
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Pero la tecnología es más que ciencia aplicada: en primer lugar porque
tiene sus propios procedimientos de investigación, adaptados a
circunstancias concretas que distan de los casos puros que estudia la
ciencia. En segundo lugar, porque toda rama de la tecnología contiene un
cúmulo de reglas empíricas descubiertas antes que los principios científicos
en los que —si dichas reglas se confirman— terminan por ser absorbidas.
La tecnología no es meramente el resultado de aplicar el conocimiento
científico existente a los casos prácticos: la tecnología viva es
esencialmente, el enfoque científico de los problemas prácticos, es decir, el
tratamiento de estos problemas sobre un fondo de conocimiento científico y
con ayuda del método científico. Por eso la tecnología, sea de las cosas
nuevas o de los hombres, es fuente de conocimientos nuevos.
La conexión de la ciencia con la tecnología no es por consiguiente
asimétrica. Todo avance tecnológico plantea problemas científicos cuya
solución puede consistir en la invención de nuevas teorías o de nuevas
técnicas de investigación que conduzcan a un conocimiento más adecuado
y a un mejor dominio del asunto. La ciencia y la tecnología constituyen un
ciclo de sistemas interactuantes que se alimentan el uno al otro.
DEFINICIÓN DEL CAMPO DE INVESTIGACIÓN
DE LA CIENCIA EMPÍRICA MARIO BUNGE
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La tensión corporal que produce la actividad sexual causa en algunas personas una amnesia global
transitoria que puede durar varias horas según un estudio de la Johns Hopkins University
La ciencia es valiosa como herramienta para domar la naturaleza y remodelar la sociedad; es
valiosa en sí misma, como clave para la inteligencia del mundo y del yo; y es eficaz en el
enriquecimiento, la disciplina y la liberación de nuestra mente.
Según una investigación de la Escuela Médica de Harvard en EEUU, exponerse a la iluminación artificial antes de ir
a la cama reduce la producción de melatonina. Si la luz se mantiene por la noche, el nivel de esta hormona, que regula los ciclos de
sueño y vigilia baja hasta en un 50%. Se trata por tanto de un hábito nocivo, también puede afectar al control de la temperatura
corporal, a la presión sanguínea y a los niveles de glucosa
Actividades de aprendizaje - 3
a. EXPLIQUE LAS SIGUIENTES AFIRMACIONES:
los diversos sistemas de lógica formal y los diferentes capítulos de la matemática
pura— son racionales, sistemáticos y verificables, pero no son objetivos…
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En ciencias fácticas, únicamente después que haya pasado las pruebas de la
verificación empírica podrá considerarse que un enunciado es adecuado a su objeto, o
sea que es verdadero, y aún así hasta nueva orden. Por eso es que el conocimiento
fáctico verificable se llama a menudo ciencia empírica.
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