El documento discute el impacto de las redes sociales en los estudiantes universitarios. Señala que aunque las universidades han encontrado una relación entre el uso de redes sociales y un bajo rendimiento académico, también hay investigaciones que muestran impactos positivos como la adquisición de habilidades informáticas y el desarrollo del capital social. Concluye que los estudiantes deben aprender a evaluar y organizar la información que consumen de las redes sociales para evitar problemas como la "anemia o obesidad informativa".