VISIONES DESARROLLO: Buen Vivir y salida sistema mundo capitalista
1. Buen Vivir: una señal de
salida del sistema-mundo
capitalista
Duncan Autrey
ALAI, 11 julio 2011
Introducción
El 20 de enero de 1949, en su discurso inaugural como presidente de
los Estados Unidos, Harry S. Truman introdujo la palabra
“subdesarrollo” en el mundo internacional. Fue una palabra
inmediatamente reconocida, que convirtió la diversidad del mundo
marginalizado en una identidad monolítica (Esteva 1992). Este término
dio lugar a la idea de un estado atrasado con respecto a un modelo
universalmente superior e instaló en la mente de dos mil millones de
personas una autopercepción del fracaso (Agostino, 2009).
El concepto de desarrollo fue evolucionando durante las siguientes
décadas. En 1961, W.W. Rostow presentó la teoría de Modernización, en
la cual postula que existe un proceso universal y lineal de desarrollo
desde la comunidad tradicional hasta la sociedad de alto consumo
masivo. En 1972, Fernando Cardoso y Enzo Falleto publicaron una
crítica al concepto de desarrollo que es conocida como la teoría de
Dependencia. Esta teoría introdujo la posibilidad de que el desarrollo
y la dependencia pueden coexistir. En 1974, Immanuel Wallerstein
postuló la teoría de Sistema-mundo, en la cual sostiene que el
análisis debe hacerse a nivel mundial, no estatal, porque el sistema
global es una economía mundial capitalista de la que no se puede
salir. Estas son las teorías que han marcado nuestra idea de
desarrollo hasta hace algunos años.
2. Con la transición al siglo XXI, se puede ver el florecimiento de
nuevos futuros posibles y de señales de la caída inminente del
capitalismo. La crisis financiera de 2008, cuyas consecuencias todavía
continúan, demuestra la fragilidad del proyecto económico neoliberal
que sostiene al capitalismo. En todo el mundo surgen movimientos que
se están preparando para la transición del final del capitalismo. Un
defensor de la evolución más allá del capitalismo es el geógrafo y
teórico social David Harvey. Un ejemplo de estas nuevas miradas es el
movimiento de posdesarrollo, que procura rechazar los conceptos del
desarrollo convencional, como el valor incuestionable de las
ganancias. Una manifestación de este movimiento es el concepto de Buen
Vivir que está ganando fuerza en América Latina y que, desde 2008 y
2009, respectivamente, forma parte de las constituciones de Ecuador y
Bolivia. En este ensayo exploraré la capacidad del Buen Vivir para
moverse más allá del desarrollo y el capitalismo, a través del
análisis Sistema-mundo de Wallerstein y me enfocaré en la Nueva
Constitución de Ecuador como caso de estudio. Como conclusión, es
posible afirmar que estamos en un proceso de cambio y que el
movimiento de posdesarrollo y el concepto de Buen vivir presentan
alternativas reales al Sistema-mundo capitalista, aunque tendrán que
seguir creciendo.
Teorías principales del desarrollo
La teoría de Modernización fue presentada por Rostow como “el
manifiesto anticomunista” y, al igual que en el Manifiesto comunista
de Marx y Engels, Rostow quería demostrar el proceso histórico en que
evolucionan los países. Esta teoría se basa en el estudio del proceso
de modernización de los países industriales, como Inglaterra, a
partir del supuesto de que se trata de un proceso lineal y universal.
La idea principal es que una sociedad más avanzada interviene en una
sociedad tradicional para crear las condiciones de cambio, es decir:
la sociedad tradicional desaparece para dejar lugar a la construcción
de una sociedad moderna. Una vez que se vence la resistencia al
crecimiento, un país se proyecta al proceso de desarrollo hacia la
madurez económica. El fin de la modernización es la llegada a una
época de alto consumo masivo (Rostow, 1961). Aunque esta teoría parece
anticuada y ha recibido muchas críticas a lo largo de los años, sigue
siendo el fundamento sobre el cual se apoya la comprensión occidental
del desarrollo.
3. Durante las décadas del 50 y 60, surgió un debate sobre los procesos
de cambio económico en América Latina que culminó con la teoría de
Dependencia. Esta fue popularizada por Cardoso y Faletto en su libro
sobre Dependencia y Desarrollo en 1969 (Stern, 1988). La idea central
de la teoría de Dependencia es que hay un sistema de desarrollo
capitalista, que depende de la inversión imperialista para permitir la
participación local. Pero la comunidad local sigue siendo dependiente
en lo económico, porque “la producción del los medios de producción
(tecnología) está concentrada en las economías capitalistas avanzadas”
(Cardoso, 1972, p. 90). Esta situación explica la existencia de una
división, dentro los países dependientes, entre los que pertenecen a
la estructura internacional y los que están marginalizados y siguen
fuera del sistema. Cardoso concluye que hay que luchar contra las
formas de desarrollo fomentadas por las grandes corporaciones
internacionales (Cardoso, 1972, p. 93). Desde mi punto de vista, la
teoría de Dependencia es una crítica potente y brillante al concepto
de modernización, y anticipó los problemas fundamentales del
neoliberalismo.
En comparación con la teoría de Dependencia, el análisis Sistema-mundo
presenta una estructura más completa para entender la situación
mundial. Este enfoque adopta una perspectiva global desde donde
sostiene que hay solo un sistema económico en el mundo, la economía
mundial capitalista, y que ha persistido por más de 500 años debido a
su estructura política (Wallerstein, 2006, p. 6). El enfoque
sistemático implica que no hay un afuera del sistema mundial y que
éste trasciende las fronteras de los estados (Wallerstein, 2006). La
teoría contrasta con las teorías desarrollistas, como la de
Modernización y el Marxismo evolucionista, en que la estructura del
sistema es estacionario; no hay un proceso de cambio lineal
(Wallerstein 2006, p. 52). Esta estructura está construida por tres
posiciones: el núcleo, la periferia y la semi-periferia, que funciona
como un intermediario y amortiguador entre las otras dos. En esa
estructura, todos persiguen sus intereses en el mercado en relación
con los demás (Wallerstein, 2006). Un país, individualmente, puede
moverse dentro el sistema desde una posición a otra, pero el sistema
no cambia. Según Wallerstein la pobreza del mundo persiste y el
desarrollo convencional no existe, porque no es posible que todos los
países se desarrollen juntos. Sostiene también que, aunque el sistema
4. se ha mantenido por siglos y todavía no ha llegado a su punto de
consolidación, ya está en decadencia. Agrega, además, que el sistema
tiene dos contradicciones fundamentales. La primera es que la
maximización de las ganancias depende de la extracción de excedentes
de la mayoría y que, a la vez, esa producción de excedentes genera la
demanda para su redistribución. Esa contradicción hace mas débil el
sistema y disminuye las motivaciones de participar de los más
privilegiados. La segunda contradicción es que, cada vez más, los
privilegiados captan los movimientos de oposición, lo que sube la
apuesta inicial del movimiento siguiente (Wallerstein, 2006, p. 35).
Asimismo, la consolidación del sistema tiene problemas inherentes. Por
una parte, la capitalización de la agricultura causa más urbanización
y como resultado hay más oportunidades para la organización entre
movimientos. Por otra, la industrialización aumenta las ganancias y
hace más difícil justificar la falta de distribución de los
excedentes. Por último, la burocratización del sistema lo vuelve
inestable por el exceso de altos cargos en el núcleo (Wallerstein,
2006, pp. 62-63). En suma, la teoría de Wallerstein establece la
existencia de un sistema inalterable que está cerca del colapso.
Más allá del capitalismo y del desarrollo
La teoría del Sistema-mundo establece que todos países están atrapados
en un sistema capitalista, en el cual el desarrollo real es imposible.
Wallerstein señala que el mundo está motivado por la obtención de
ganancias, no por el deseo de éxito. Los oprimidos no tienen que
aprender maneras de manejarse dentro del sistema; tienen que
derrocarlo (Wallerstein, 2006, p. 133). Harvey sostiene que
actualmente nos encontramos en una crisis del capitalismo que surgió
como reacción a la crisis de los años 70 y que va a continuar. Durante
la continuación de esta crisis, cuando los problemas sean más
evidentes, van a aparecer alternativas y será necesario prepararse
para la transición anticapitalista (Harvey, 2009). En mi opinión, los
conceptos de posdesarrollo y Buen Vivir se presentan como respuestas
alternativas, estratégicamente sólidas, a la situación planteada por
Wallerstein.
El concepto de posdesarrollo propone rechazar los supuestos
principales del desarrollo convencional y establecer un nuevo discurso
sobre la mejor manera de prosperar. Aunque la teoría está ganando
5. espacio en todo el mundo, algunos de los teorizadores más importante
son latinoamericanos (Gustavo Esteva y Arturo Escobar) y los primeros
intentos de implementarla a nivel nacional tienen lugar en Bolivia y
en Ecuador que incluyeron recientemente el concepto de Buen Vivir en
sus constituciones.
El Buen Vivir (Sumak Kawsay en Kichwa) es a la vez una manifestación y
un complemento de la teoría del posdesarrollo que tiene su fundamento
en concepciones indígenas. Según el análisis del Sistema-mundo, no es
posible salir del sistema. Frente a esa situación, estos países eligen
no continuar esforzándose para integrarse al sistema, sino enfocarse
en mejorar su situación interior. Sus acciones están orientadas hacia
el cambio de dependencia del sistema con más autosostenibilidad. El
Buen Vivir cuestiona los conceptos centrales de desarrollo,
especialmente la idea de subdesarrollo. Ana Agostino, una estudiosa
del tema, explica:
El post desarrollo [sic], por su parte, no presenta un discurso
alternativo sino una nueva sensibilidad que valoriza la diversidad,
que cuestiona la centralidad de la economía —en particular del
mercado—, que promueve la sustentabilidad de la vida y la naturaleza,
no del desarrollo —¡mucho menos del crecimiento!— que reconoce
múltiples definiciones e intereses en torno al sustento, las
relaciones sociales y las prácticas económicas, que prioriza la
suficiencia frente a la eficiencia, entre otros conceptos (Agostino,
2009, 15).
El Buen Vivir no cree en la noción de Estados superiores y no acepta
la idea de un modelo que sea universalmente válido, es decir, el
occidental. Rechaza, también, la legitimación de la intervención que
supone que algunos países son avanzados y otros, atrasados (Agostino,
2009). Asimismo, tampoco cree en un proceso lineal del desarrollo y
refuta fuertemente el antropocentrismo de la economía que no puede
“identificar valores intrínsecos en lo no humano” (Gudynas, 2011, 19).
Desde esta perspectiva, la calidad de vida o el bienestar no se basan
en la posesión de bienes materiales. Es evidente que el Buen Vivir
cuestiona desde las raíces el desarrollo convencional; pero ¿es un
rival viable?
Cuando se estudia la capacidad del concepto de Buen Vivir para
6. responder a las cuestiones y desafíos que Wallerstein y Harvey
plantean, parece que está bien posicionado para ofrecer una
alternativa real al Sistema-mundo capitalista. Wallerstein (2006) cree
que el camino hacia el socialismo es inevitable. No obstante, presenta
una agenda para entender y facilitar el cambio que establece cinco
campos de estudio: aprender cómo funciona el sistema capitalista;
aprender cómo empezó; estudiar cómo fue la transición hasta el
capitalismo, cuando había múltiples sistemas; estudiar los modos de
producción alternativos y estudiar el socialismo, sus fallas, sus
logros y el proceso de prefiguración. Asimismo, plantea la importancia
de considerar la relación entre los movimientos revolucionarios y
seguir revisando y refinando las estrategias (Wallerstein 2006,
135-136).
Harvey (2010) estudió la transición del feudalismo al capitalismo,
como recomendaba Wallerstein, y a partir de eso, propone una teoría
“co-revolucionaria” en la que el cambio social surge a través de la
evolución de siete aspectos de la sociedad[1]. El concepto de Buen
Vivir está eficazmente procurando basarse en ellos y establecer la
importancia de revisión y diversidad planteada por Wallerstein. En
primer lugar, el Buen Vivir se enfoca en los procesos sostenibles
basados en la cultura y en las tradiciones locales y no prioriza los
conocimientos dominantes occidentales (Gudynas, 2011). En segundo
lugar, le reconoce derechos a la naturaleza y ve valores en lo no
humano (Gudynas, 2011). En tercer lugar, el Buen Vivir enfatiza el
hecho de no llevar al ámbito económico las relaciones sociales, ni de
“reducir todas las cosas a bienes o servicios mercantilizables”
(Gudynas, 2011, 19). Además, plantea la idea de abandonar la
pretensión de desarrollo lineal, apoya la descolonización de saberes y
enfatiza el diálogo, la democracia y las interacciones entre los
distintos saberes (Gudynas, 2011, 19). En quinto lugar, rechaza la
valorización de bienes producidos por el mercado y se enfoca en la
producción basada en la sabiduría local (Acosta, 2009). Asimismo, al
haber sido incorporado en las constituciones de Bolivia y Ecuador, ha
comenzado a institucionalizarse. Finalmente, el concepto pone en
relieve la importancia de las culturas tradicionales, que tienen el
poder intrínseco de reproducirse.
Wallerstein (2006, 53) resalta, además, la importancia de preguntarse:
¿cuáles son las consecuencias de cualquier cambio para la
7. individualidad y para el grupo? Como una forma de respuesta, el Buen
Vivir pone el acento en el intercambio de culturas y valoriza la
diversidad de posibilidades. El valor reconocido de la
interculturalidad “hace que [el Buen Vivir] tenga una decidida
vocación orientada al encuentro, al diálogo y a otras formas de
interacciones entre diferentes saberes” (Gudynas 2011, 19). Por eso,
el movimiento del Buen Vivir puede cumplir el requisito planteado por
Wallerstein de seguir revisándose y refinándose. Los fundamentos para
el cambio ya están establecidos, ahora nos toca explorar la
implementación.
El Buen Vivir en Ecuador: un caso de estudio
En 2008, la población ecuatoriana aprobó, con una mayoría sustancial,
una nueva constitución elaborada bajo el liderazgo del presidente
Rafael Correa. Una novedad fundamental fue la inclusión de los
derechos del Buen Vivir, que abarca derechos de alimentación, ambiente
sano, agua, comunicación, educación, salud, etc. Y además, indica
claramente que el desarrollo debe servir al Buen Vivir, demanda
respeto a la “diversidad y la convivencia armónica con la naturaleza”
y agrega que el desarrollo debe atender a un planificación
participativa (Gudynas, 2011, 4). En este sentido, cabe destacar que
esta fue la primera constitución que otorgó derechos al medio ambiente
(Gudynas, 2011, 5).
La Nueva Constitución de Ecuador establece los derechos y las
intenciones del Buen Vivir pero no ofrece estrategias de
implementación. Por esa razón el Gobierno ha creado el “Plan Nacional
para el Buen Vivir 2009-2013” que establece doce objetivos que abordan
diversos temas, por ejemplo: “garantizar los derechos de la naturaleza
y promover un ambiente sano y sustentable” y “auspiciar la igualdad,
la cohesión y la integración social y territorial en la diversidad”
(Secretaria Nacional de Planificación y Desarrollo, 2009). Todavía es
difícil conocer la efectividad del Plan Nacional. Algunos hablan de un
“camino al post-extractivismo” (Gudynas, 2011, 17); pero en abril de
2011 un periodista de The Guardian dijo: “the abstract rights [given
to nature] have not led to new laws or stopped oil companies from
destroying some of the most biologically rich areas of the Amazon”
(Vidal, 2011). No obstante, aunque los cambios interiores son
difíciles de notar, la resistencia externa al sistema capitalista de
8. la Constitución de Ecuador es considerable.
En 2009, el Gobierno anunció la terminación de 13 acuerdos bilaterales
de inversión. Según un cable confidencial del departamento de estado
de los Estados Unidos, a través de WikiLeaks, el Ministerio del
Exterior ecuatoriano explicó a los Estados Unidos que Ecuador tenía la
obligación de terminar cualquier trato que no estuviera alineado con
el Plan Nacional de Desarrollo y que están aplicando un modelo donde
se prioriza la justicia social (Embajada estadounidense en Quito,
2009). La Heritage Foundation sostiene que la inversión extranjera
está en peligro a causa de la priorización de la inversión nacional y
de las nuevas responsabilidades del Estado en cuanto al manejo de las
industrias. En el Índice de Libertad Económica de 2010 de la Heritage
Foundation, Ecuador recibe una puntuación de 25%[2] (eCommerce.com,
2010). En su informe sobre acuerdos entre Europa y Latinoamérica,
Friends of the Earth Europe (Amigos de la Tierra Europa) surgieren que
Ecuador y Bolivia están retando a Europa a que demuestre su posición
verdadera, puesto que la Unión Europea se presenta como defensora del
medio ambiente y de los derechos indígenas pero aún no parece
dispuesta a acceder a pedidos que están relacionados con esos valores
(Hall 2009, 5). Es notable que la situación en Ecuador llame la
atención del sistema, pero que ningún documento hable sobre el Buen
Vivir o el posdesarrollo.
Conclusión
El capitalismo y el desarrollo convencional son conceptos en
decadencia. El mundo occidental no puede contestar ni continuar
justificando preguntas como: ¿si el mundo está desarrollándose, por
qué está empeorando en relación con el medio ambiente, la calidad de
vida y el estándar de vida? (Wallerstein, 2006). David Harvey (2010)
opina que no se puede pensar en soluciones a la crisis financiera sin
hacerlo por fuera de la opinión ortodoxa. El Buen Vivir y la teoría de
posdesarrollo plantean un desafío al Sistema-mundo capitalista y
aunque todavía no han florecido completamente, las alternativas están
germinando.
La Constitución ecuatoriana de 2008 funciona como una respuesta
directa a las complicaciones de estar en el Sistema-mundo presentadas
por Wallerstein. Según las palabras de Alberto Acosta (2010), un
9. promotor de la constitución, este documento quería “construir una
concepción estratégica nacional y regional […] sobre bases de
creciente soberanía, para insertarse inteligentemente y no en forma
dependiente en la economía mundial”. La Constitución no es el comienzo
de este movimiento para ir más allá del desarrollo, pero es un hito
potente en su camino. Eduardo Gudynas (2011) señala que, aunque el
Buen Vivir de Ecuador está basado en concepciones de las culturas
indígenas, el proceso es global. La ventaja de que la teoría se apoye
en la experiencia indígena es que estas culturas todavía tienen una
sabiduría que opera desde fuera del sistema. Aunque nadie pueda salir,
ellos pueden acelerar el cambio para señalar a los demás por dónde
queda la salida.
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Wallerstein, I. (2006). World-Systems Analysis: An Introduction. México.
11. [1] 1) las formas tecnológicas y organizacionales de la producción, el
intercambio y el consumo; 2) las relaciones con la naturaleza; 3) las
relaciones sociales entre las personas; 4)las concepciones mentales
del mundo que abarcan conocimientos, saberes culturales y creencias;
5) los procesos específicos de trabajo y producción de bienes,
geografías, servicios o afectos; 6) convenios institucionales, legales
y gubernamentales; 7) la conducta en la vida cotidiana que sustenta la
reproducción social (Harvey, 2010).
[2] El promedio global es 49%.
http://www.alainet.org/active/47962〈=es