Autor: Ing. Carlos Vallejo Marquez Fecha: 1978-11-28

1. ACADEMIA MEXICANA DE INGENIERiA.
=~19 1
( o
IMPORTANCIA DE LA INVESPIGACION TECNOLO
GICA EN EL ÁREA DE LA INGEN1E2IA MECANI
CA, COMO UNO DE LOS IMPULSOS SUSTANCiA-
LES PARA EL FUTURO DESARROLLO ECONOMiCO
DE KEXICO.
RÁBAJO DE RECEPCION CONO ACADENICO DE
NUMERO.
.LNG. CARLOS VALLEJO MARQIJEZ.
28/IX/1978.
e,

2. IMPORTANCiA DE LA iNVESTIGACION TECNOLOGICAEN EL AREA DE LA
1NGEN1ERiA ICMTiCA, CONO uNO DE LOS IMPuLSOS STANCIALES
PA EL FuTuRO DESAEROLLO ECONOILLCO DE MEX.LCO.
Síntesis del Trabajo de Recepción como
Acad4mico de Numero, presentado por el
Ing. Carlos Vallejo Mrquez, a la Aca-
denia Mexicana de Ingeniería.
Se sefiala que la hora actual reclama otra política eco
nómica y se concuerda en que dentro de las fórmulas de recupe-
e ración y rescate que el país requiiere como imperativo para
emerger de la crisis por la que atraviesa,la industria habrá
de desempegar un papel preponderante, enfocado hacia una mayor
producción.
El autor del trabajo comenta, al respecto, que el pro-
greso industrial, piedra angular del desarrollo económico, se
apoya,entre otros factores, en la disponibilidad de tecnolofas
adecuados.
ITace incapie Cfl Ci hecho de que entre las diversas ra-
mas que integran la gran estructura de la ingeniería, la de las
mquinas, cubriendo el ms variado y amplio campo de trabajo,
proporciona siempre alguna forma de asistencia o servicio a to-
das las otras especialidades; también a todas las industrias,
grandes o pequefias, sean para la generación de energía, extrae
tivas, de transformación, agrícolas, de la construcción, de los
transportes, etc.; suministra a éstas herramientas, míquinas
y equipos bsicOs y allega los ms variados recursos para ha-
cer posible el desarrollo de miuitiples tecnologías; enfatiza
que estas circunstancias determinan su relevancia incomparti-
ble.
Apunta adems, que la tecnología de las mquinas, no
sería boT en día posible sin la investigación y que cuanto ms
complicada se ha ido haciendo aquellams importante es el pa-
pel de ósta.
Analiza la carencia g durante los iiltimos sesenta afios,
de impulsos efectivos en el campo de la tecnología de las m-
quinas, lo que ha determinado la incapacidad del mercado domas

3. tico para proporcionar renovadas experiencias, obligando al
país a buscar en el extranjero cuberturas rermanentes, con su
peditaciones, fallas y desventajas evidentes.
Sugiere el momento actual como procedente, para engranar
con las soluciones de emergencia que se den a la complicada pro
hlemtica de la producción, el desarrollo de una política de in
vestigacic5n tecnológica,plLtneada, entre otras, en el rea de la
ingeniería de las máquinas, que fundamentarí, para la industria
y la economía nacionales, la dinmica del desenvolvimiento ha-
cia grados mayores de firmeza, seguridad y afectividad.
LIWI

4. inesperada aunque satisfactoria sorpresa, me trajo, una
atenta misiva que fue en mi poder el mes de mayo de 1975. El
seflor ing. Don Luis E. Bracamontes, Presidente de la Academia
Mexicana de ingeniería, se servía, en efecto, hacer de mi conocl
miento que había sido propuesto para ser nominado como uno de
los Acad4micoe de Numero de la propia Academia.
Me permití en aquel entonces, manifestar al sefior ing.
Bracarnontes, que esa proposición representaba para mí, por razo
nec imfltiples, uno de los más altos honores y estímulos que me
hubiera sido dado recibir al t4rmino de mi carrera, cubiertos ya
cincuenta aflos en el ejercicio de la Ingeniería Mecánica; pero
que la posibilidad de aportar mi contribución a la obra importan
te que realiza esta Agrupación, no encontraría ni el apoyo ni la
confianza necesarios de mi parte, dada la no remota probabilidad
de que el estado de salud por el que atravieso, me incapacitara,
en su caso, para dar un ctmplimiento eficaz y satisfactorio. Sen
tí profundamente declinar la honrosa invitación que me fue hecha.
mediados del ao próximo anterior, el señor .Lng. .Dra-
camontes, tuvo a bien informarme, que en la sesión del consejo
Directivo de la Academia que 41 dignamente preside, llevada a
cabo el día 14 de marzo de 197, había sido aprobado mi ingreso
como Acadórnico de Nt1xnero de dicha Agrupación y reiteraba, una
vez más, su muy atenta instancia, para que otorgara mi acepta-
ción a esta nueva llamada.
Mis palabras, se?lores, no alcanzan a describir los sen-
timientos de profunda emoción que me embargaron, por el alto
honor y el privilegio que, a pesar de la escusa presentada, me

5. -2-
han sido dispensados.
Honor, porque así debe estimarse una distinción, cual-
quiera que ésta sea, otorgada por una tan ilustre Asociación.
Privilegio, porque no siempre es dado, a quienes han
dedicado esfuerzos y energía a la conquista de una meta, vivir
los momentos de espléndida recompensa, que representa el ofre-
cimiento expontneo de un sitial permanente, en compaifa de tan
destacados y eminentes profesarrtes de la Ingeniería.
Antes de decidirme a comunicar mi resolución, he pesa-
do nuevamente las limitaciones, cada vez ms severas, que me
han sido impuestas y con éstas la posibilidad de llegar ms
allá de ciertos límites, para mí incompatibles con la posesión
de un asiento en el seno de esta honorable Academia.
He considerado ademas, que la distinción que se me
otorga fuese inmerecida. Con la satisfacción y alegría natu-
ral que experimenté, se confundió un desconcierto, del que no
he podido desprenderme, con la idea de que podría usurpar el
derecho de muchas personas a quienes correspondiera ese honor.
Quiero entonces sefialar, que al aceptar mi nominación,
considero que la significativa distinción que encierra, se me
confiere concediéndoseme, por quienes me han juzgado y así me
alientan, la preferencia de participar, en la representación
dentro de esta H. Academia, de los profesionales, cuyo paso por
los escenarios de la ingeniería mecánica ha dejado en nuestro
país huellas definitivas; también, que esta ceremonia, es una
oportunidad a medida, que me permite renovar, de viva voz, mi
reconocimiento profundo, por los inestimables consejos de mis
padres, las ense?iarzae de mis

6. -
sabios y eruditos maestros y la buena voli.intad de mis coxnp?e
ros y de todos quienes hin tenido afecto por mí y deseos de
servirme, con ihuvrndo en iin:. i.i. otra or:ca, a colocar las
inases ti:& mi desirOJL lo .r esional de la ingeniería.
racias mil aeores Académicos, nunca podré agradecer
suficiente y cumplidame:vte, con I e1ocuiencia que uisiera,
su decisión y también su asisteocia a esta recepción, como
testigos y partícipes en la misma. Yo he venido a hacer del
conocimiento de ustedes, reiterando, ea acto ihlieo, ii res-
puesta a Ja gentil misiva del seFor .tneniero Bracamontes, que
trataré de unir, con fe y entusiasmo, mis esfuerzos a los de
todos los mieiibros de esta Comunidad, nora sacE,r adelante sus
programas de trabajo.
$eores Académicos:
El acceso que gentilmente me ha sido dado por la Aoa-
demia ex.i.cana de ingeniería a esta ceremonia, me proporciona
una ocasión propicia tara p:resoutar a ustedes algunas conside
raciones generales, acerca de la importancia de la inestiga-
- cí6n tocnol6gia en el •írea de la ingeniería .eonioa, como
uno de les impulsos sustanciales para el futuro desarrollo eco
nómico de Diéxico.
Solicito de antemano de la benevoJ.oncia do los seores
académicos, admitir que en oste trabajo, no se exponga algo
para ustedes no sabido; en su contenido no }iay nada que ere-
tenda en modo alguno ser original, porque Ja misma variedad y
riqueza del tema, permite encontrarlo de tantos modos ya ostu
diado nor muchos hombres, que en diversas épocss y con fines
multiformes, han tr..ddo o llevado, al..respecto, elementos de
saber 77 de cultura. Sólo trataré do hacerlos partícipes de

7. alvnas reflexiones que me ha sugerido dicho tema.
Se ha afirmado insistentemente y bajo diversas eircuns
tancias, que el progreso industrial, piedra angular en el de-
sarrollo económico, se apoya, entre otros factores, en la dis-
nonihilidsd de tecnologías adecuadas.
Se ha dicho, adems, que los pasos hacia adelante, no
dependen sólo de la acumulación de los tradicionales factores
de la roducci6n, trabajo y capital, sino también, en forma
muy itnportante, de la capacitación actualizada de equipos hu-
manos, particularmente indispensables para organizar la produe
tividad, en concordancia con los conocimientos tecnológicos en
un momento eyistentes.
Al respecto, la ingeniería, considerada como la cien-
cia de controlar las fuerzas naturales, de utilizar económica-
mente los recursos materiales que la naturaleza brinda al hom-
bre y de adaptar el medio físico, tronsforiwindolo para satisfa
cer cabalmente las necesidades del individuo y de la comunidad
social, así como el arte de organizar y dirigir las actividades
humanas en relación con dicho fin, ha aportado los hombres, cu
ya ingerencia ha sido definitiva, en la E.ra que nos tocó vivir.
Viene así recalcar, que en la notable transformación
operada en los tiempos modernos, merece como privativo sefiala-
miento el pujante esfuerzo de los profesantes de la ingeniería.
Estos han sido los elementos humanos ue representan
la capacidad necesaria, destinada a incorporsr el desarrollo
d.e la tcnica en todos sus aspectos, al cono cimiento de las
ciencias y a los descubrimientos de los investigsdores y de
los científicos puros, para forjar las modernas tecnologías,
los esfuerzos destinados a la obtención de cosas prácticas,

8. -5-
eficaces y de Prove&o para el hombre.
Son de tal suerte los factores disponibles para apro-
vechar la exeriencia acumulada por los siplos en ese campo,
así como el pensamiento crítico que nos permite emplear mejor
dicha experiencia, usarla cOn eficacia y revisarla con utili-
dad.
Cada país o cada etapa en la vida de una comun1dad tie
ne sus propias necesidades y dispone de particulares recursos
para satisfacerlas, por lo que pudiera decirse que corresnonde
a cada una de dica.s necesidades y recursos, una cierta rama
de la ingenierfa,or cuanto al enfoque, extensión y profundi-
dad de los conocimientos, qne, aumn dentro de cada especializa-
ción, deben poseerse para encontrar, en lugar y época determi-
nados, laS ne ores solucions a los urohiemas qo e se planteen.
Delie tenerse presente que nin».na de las Tantas de la
ingeniería es independiente de las dems, no es autos'ifieiente
en relación con los conocimientos científicos, tcnieos y por
lo tanto tecnológicos qi.ie le son peculiares; todas integran
una gran estructura general, de manera, que, al irse aadien-
do nuevos recnrsos a algma de ellas, se refuerza y complemen
ta el resto de las individualidades de la propia estructura;
así corno se frera.ose entorpece el desarrollo de 4stas, bajo
un ritmo Jent.o ó inadeouado en el suministro de aportaciones
de 1.a competencia de una cualquiera de dichas ramas.
La ingeniería mecánica surgió en los países ms ade-
lantados, dentro de los planes de trabajo de los centros do-
centes de enseFanza superior, a principios del siglo XIX.
Fue de las primeras disciplinas profesionales que se estahle
cieron como ramas separadas o especializaciones indispensables

9. -6-
de la ingeniería. Fabía figurado anteriormente en los países
mis adelantados de la época, s6lo corno un grupo de conocimien
tos preceptivos en la irria, centro de la 6r'oita re IC ingt
niería civil.
A su florecimiento han coa&vuvado, el trabajo creador
de la ingeniería civil, las aportaciones mifltiples de la inge
niería eléctrica, los Frandes triunfos de la química, la pre-
sencia imponente de la siderurgia, así como otras muchas con-
tribuciones importantes, entre las que, en los ilitimos afos,
deben sefalarse como sobresalientes, los recursos inestimables
de la electrónica.
Por otra parte, de entre las diversas ramas de la in-
geniería, la de rnquinas, cubriendo el rns variado r amplio
campo de trabajo, proporcima siempre alguna fo2,ade asisten-
cia o servicio, sin excepción, a todas las otras especialida-
des; también atadas las industrias, grandes o pequeñas, sean
para Ja generación de eergía, extractivas, de transformación,
agrícolas, de los transportes, de la construcción, etc, etc.,
sumninistra a éstas, herramientas, rn4quinas y ecuir)oS bsicos,
allepa los míe variados recursos para hacer posible el desa
rrollo de rniütiples tecnologías.
Se ha seíalado, que con anterioridad al siglo XIX, en
la era d..e los inventos, un período prolífico en invenciones
que amaneció en distintos momentos en los diferentes )aíses,
el desarrollo de las míquinas fue un proceso contínuo; pero
no una marcha de progreso regular y ordenada; podría decirse
una serie de acontecimientos espectaculares, un conjunto de
triunfos distantes, ganados a pulso, interrumpidos por entre-
actos relativamente yermos.

10. -7-
PO así corno, desde antes d,e la era cristiana, la palan
ca, la cuía, el niano inclinado, la rueda y el eje, etc, etc.,
inicisron, bajo esa tónica, una sucesión ininterrumpida de avan
ces hasta el siglo XIX pasando de una condición primitiva a
trav4s de la edad d.e las tinieblas a otra de naror civilización,
o sea de un estsdo en e], que la historia es determinada por la
naturaleza a otro, en el que la volmtad del hombre es la prin~
cipa]. determinante.
Los recursos hasta esa ópoca empleados resultaban ya
en tal forma insuficientes e incompatibles con los requerimien
tos de los cambios y metas planteados, particularmente por
cuanto a producción y productividad, que hubo de bu-searse en
ramas especializadas de la in eniería e]. apoyo decisivo y el
sosten básico indispensables. AÍ nació lo que dió en llamar-
se la era de la máquina, la urimera revolución industrial.
Las máquinas han sido, desde entonces, parte básica en
la vida moderna; su historia es, en parte, la de la hisqueda
aue el hombre ha reslizado, desde los tiempos más remotos, de
los medios mejores, más rápidos y fáciles para realizar su
trabajo; pero con el empleo de las máquinas, no slo se ha
suprimido el trabajo pesado de las espaldas del hombre para
csrgarlo sobre el ancho lomo de aquellas, no inicamente se ha
conseguido aligerar nuestra diaria tarea, sino lo que es ver-
daderamente significativo, se conseguido producir más y me
jor, se ha proporcionado una vida más valiosa de vivirse más
cómoda, con maror descanso para poder gozar de ella.
La primera revolución industrial agregó, en efecto,
una nueva dimensión a nuestra comprensión de la naturaleza.
El vapor y la electricidad despu4s, aparecieron como las

11. IMIE
fuentes de energía hasta entonces más poderosas en la historia;
la máquina impuso ley y orden sobre el irreprimido poder de
las fuerzas naturales y al hacerse verdad tantos esfuerzos rea
lizados como expresión de las aspiraciones humanas, cambió la
forma en que viviamos y trabajábamos.
Imaginemos por un momento, llevando nuestras mentes a
eras ya cubiertas, la no existencia de ninguno de los elementos
o dispositivos que como recursos indispensables, prohijados
por la tecnología mecánica, tienen actualmente funciones def 1-
nidas en todos y cada uno de los campos de actividad del hom-
bre.
Pensemos, caprichosamente, lo que ocurriría en nuestras
vidas, si todo lo conceptuado hoy en día como máquina, grande
o oequefla, sencilla o compleja, se pusiera, valga la expresión,
en huelga.
Frente a los resultados positivos nacidos con las má-
quinas, destacan, sin embargo, también aspectos engafosos y
otros francamente negativos, toda vez que se han utilizado las
tecnologías, muchas veces en gran escala, para dafiar y cauzar
detrimento y perjuicio, como en el caso de la fabricación de
armas mortíferas aplicadas a la destrucción.
riay cosas que nos gustan de la época que vivimos, co-
sas con las que todos estamos satisfechos y nos llenan de orgu
110; hay también cosas que no nos gustan, que causan dolor
y aflicción. i,os frutos de las tecnologías no son siempre
dulces. $e ha dicho, sin embargo, que las tecnologías en sí,
como puntales de nuestra realidad, no son ni buenas ni malas;
son lo que nosotros hacemos de ellas.

12. -9-
n todas forras, para el hicn o para el ral, los im-
Dactos producir5 os por la influencia tecnológica en muy diver-
sos órdenes han sido decisivos, inmediatos, vastos y en muchos
casos arrolladores.
Investigaciones subsecuentes hasad.s en la estructura
atómica y en diversas teorías, aceleraron el naso, en los te-
rrenos de las ciencias y las tecnologías, al entrar el siglo
XX. La generación en que vivimos vió nacer la "Era Atómica",
la "T'dad Científica o Tecnológica", la "Seg.mda Revolci6n In
dustrial"; con óstas, descubrió, en asociación con los asom-
brosos acontecimientos d.e la electrónica, cada vez nuevos ho-
rizontes, nuevos y rapidos cambtos, nuevo aspecto de las cosas,
nuevas posihi].idades de comunicación, nuevas aptitudes de in-
troducción, por todas direcciones, en camnos durante mucho
tiempo vedados.
Es indudable la importancia del crecimiento sostenido
de la tecnología de las mqi.dnas, iniciado a niurtir de la rri
rrera revolución industrial y ampliamente favorecido, en la nue
va era; los impulsos dados a su progreso, bajo procesos lógi
cas, metódicos y continuados, han coadyuvad.o, sin lugar a du-
da, a la superación de las tecnologías inherentes a otras íreas
del saber humano. Han sido factores detenrinantes de la in-
dustrialización. Son clave de la productividad.
Sería absurdo suponer que el adelanto de la inpeniería
mecánica esta agotado o que ha alcanzado ya su inrtx imo. Es ms
probable que continue durante los siglos venideros, nutrido
por la ciencia y por La tcnica, ingredientes necesarios para
su progreso.
Continuarrí el 2erfeccionamiento de las mríqninas. Se

13. - 10 -
proseguirn los aroyectos de automatización y de control que
proporcionen a la industria sistemas de producción m1s econó-
micos y eficaces, eliminando errores, fatiga y aburrimiento;
también los de producción en serie. Se incrementará la capaci
dad de la comunicación, como una nueva disciplina, entre el
hombre y la rníquina, de la máquina al hombre y entre mquinas,
etc. Concurrirá al lado de la materntica, la física, la quími
ca, la biología, las humanidades, etc., o combinándose con és-
tas en ramas "interdisciplinariastt, como recurso imprescindible,
en las investigaciones ms avanzadas del cosmos y del fondo de
los mares, en el conocimiento del universo en el que el hombre
ha nacido, incluyendo esa parte maravillosa confinada dentro
del cuerpo mismo de éste.
Su desarrollo irreversible, como evolución ininterrum-
pída,est4 unido, en la época contemporánea, a la investiga-
ción. Las nuevas soluciones, no necesitan ser, como lo fueron
en eras anteriores, precisamente destellos de inspiración,
frutos exclusivos de la fecundidad, intuición del genio indi-
vidual, sino que, en general, se apoyan en el anlisis siste-
mático de las posibilidades y eliminación de caminos falsos,
hacia metas predeterminadas.
La investigación en el &rea que comento, busca dismi-
muir e]. esfuerzo y aumentar la capacidad, para aprovechar cada
conocimiento, nor pequeño que sea, y cada técnica o m4todo co-
nocidos, en la obtención de nuevas fuentes de energía, nuevos
materiales, dispositivos, procesos, sistemas, etc., que permi-
tan forjar tecnologías adecuadas para satisfacer requerimien-
tos previamente establecidos.
La característica esencial de la tecnología de las m-

14. - 11 -
quinas es iue procede del experimento y ya no de la tradici6n.
Es este el espíritu sustantivo de los conceptos modernos, como
contraste con las ideas de las épocas anteriores y es por cau-
sa de esta conciencia por lo que el poder del hombre, en rela-
ción con su medio ambiente, se ha hecho durante los ifitimos
ciento cincuenta aflos, notablemente mayor que lo fue en las ci
vilizaciories del pasado.
La novedad esencial de la tecnología en ese terreno,
radica en la utilización de recursos que no son evidentes para
la obserservacián no educada y que han sido, por el contrario,
producto de una investigación deliberada.
El desarrollo de la tecnología, depende do la iniciati
va de hombres con inquietudes y vocaciones que abran nuevos
campos a la investigaci6r trabajando, la mayor parte de las
veces, como unidades de un equipo, en centros que son una crea
ción exclusiva del siglo XX. Estos laboratorios e institutos,
mantenidos con costos elevados por universidades y otras esiruc
turas docentes de enseñanza superior, por fundaciones, por los
gobiernos o por la industria privada, agrupan fuerzas y propor
donan los fondos y facilidades necesarios.
Los inventores modernos son muy distintos a la vieja
estampa de sus predecesores; es precisamente la trabazón entre
la iniciativa individual y la solución en equipo de mifltiples.
detalles, lo que da sentido auténtico a la investigación tecno
lógica, pues tras la idea y an después de la solución técnica
adecuada, hay un sinnúmero de elementos que, bajo un punto de
vista prctico, son tan importantes como el invento mismo.
Debe enfatizarse, en resumen, que la tecnología de las

15. - 12 -
maquinas, no sería hoy en día posible, sin la investigación
y cuanto ms complicada se ha ido haciendo aquella, tanto
ms importante es el papel de 4sta.
Con lo dicho hasta aquí, aunque de manera tan esquemá
tica, he pretendido poner en relieve la importancia que, de un
modo general, revisten las investigaciones tecnológicas en el
área de la ingeniería de las mtquinas para el futuro de las
estructuras industriales.
Estos comentarios serán ahora enfocados a la evalua-
ción de nuestra realidad, tema central del presente ensayo.
El surgimiento formal de Nxico a la vida indusria1
es cercano; en las primeras décadas del presente siglo, des-
pus de casi cien afos de vida independiente, se contemplaba
un retraso notable con respecto a lo aue en este orden suce-
día en otros pueblos, que marcaban el paso al mundo en mate-
ria de progreso industrial.
El período inmediato anterior, en un país eminente y
preponderantemente minero, se caracterÍzó por la ininterrum-
pida explotación de metales preciosos y, en forma intensiva
la de algunos minerales industriales. Además de la minería,
fueron contadas en ese período de la vida de nuestra nación,
las industrias que aquí florecieron; algunas incipientes in
dustrias de transformación; todo lo derns artesanía ras o
menos desarrollada.
En general no se hacía otra cosa que erportar nues-
tras riquezas naturales, con el consiiiente perjuicio de
nuestra economía al no realizarse dentro de Nóxico la trans-
formación de las mismas.

16. - 13 -
Al cabo de una sangrienta cauda de 1uc.as intestinas,
una vez pasado el período de efervescencia y liquidada la lu-
cha armada, se Inició la lenta tarea de reconstrucción y rees
tructuracjón del raís.
Como complemento de las disposiciones gubernamentales
tendientes a encauzar nuestro desarrollo económico y de la de
cisión de nuestros hombres de empresa que acometieron la tarea
de abrir nuevos cauces a la producción nacional, precisaba dis
poner en M4xico, como sucedió en diversos países con cien anos
de precedencia, de 1s gentes debidamente capacitadas para
abordar el sinmmero de problemas técnicos inherentes al despe
gue de la industrialización.
Fue entonces cuando realmente tuvo lugar, en forma cia
ra, el jalón que iniciaba la incorporación del naís a la edad
de la riquina; fue entonces cuando surgieron en México la in-
geniería mecánica, la ingeniería eléctrica, la ingeniería auí-
mica.
Deben seifalarse algunos comentarios, sugestiones y ain
decretos gubernamentales enfocados en la segunda mitad del si-
glo XIX a realizar diferentes cosas al respecto, ues el impo-
nente desarrollo que se contemplaba para la industria mundial
en aquel entonces, despertó en nuestro medio inquietudes entre
quienes confrontaban nuestra situación ante el desenvolvimien-
to de países extranjeros; todo eso no pasó de buenos deseos,
manifestaciones bien intencionadas e intentos frustrados.
Aunque los sucesivos gobiernos emanados de la Revolu-
ción Mexicana se preocuparon por instaurar las condiciones M
sicas para fomentar la industrialización, hubo de transcurrir

17. - 14 -
cierto tiempo hasta que, diversas circunstancias, proriciaran,
en la d4cada de los tréintas, un orden de cosas adecuado.
Se inició entonces lo que podría considerarse como una
primera etapa, que colocó al país en un período de franco desa-
rrollo. 2ue favorecido, por la estabilidad y clima de confian-
za cue se confrontaron; por las políticas de fomento a la in-
versión productiva mediante legislaciones estimulantes y dispo
siciones legales en los órdenes fiscal, industrial y comercial
que entrafiaban incentivos para la producción, puestas en prc-
tica por sucesivOs Gobiernos de la Pederación; por la buena
voluntad que manifestaron tarnbin los Gobiernos Locales para
aligerar los impuestos a las industrias nuev&oue se estimaron
necesarias para tal desarrollo; por la apertura de programas
destinados a diversificar nuestra producción y nuestro comercio
exterior; por la sustitución de importaciones mediante manu-
facturas nacionales; así como, particularmente, por la ya dis
ponibilidad de hombres capacitados en diversas disciplinas, pa
ra tomar a su cargo la planeación industrial, su organización,
la integración de equipos de trabajo y la funcionalidad de ms
talaciones destinadas a la producción de bienes y servicios,
de acuerdo con las tecnologías entonces disponibles en M'xico.
Esta fue la ocasión en que la ingeniería mecánica -jun
to con otras ramas de la ingeniería- se insertó definitivamen-
te como elemento indispensable dentro de la estructura indus-
trial del país.
Los resultados de la labor de sus profesantes, durante
esta primera etapa de la industrialización, han sido palpables
y evidentes, particularmente por su acción orientada a la pro-
moción, proyecto, construcción, dirección, operación, conserva

18. - 15 -
ción administración en el medio fabril, rea en la :3ue oe
han significado por la aportación de su pensamiento y de su
esfuerzo tenaz.
Es así como superada la transición, de un n3,1s unido
al t,asado con fuertes lazos, a uno convulcionad.o por movimien
tos políticos que lo iban a transformar y reestructurar en di
versas formas, México vive, desde su Revolución, un momento
determinante de su progreso y de su porvenir. Ofrece, en
efecto, actualmente, una fisonomía por completo diferente; su
industria ha inagurado nueva vida, ha abierto, prespectivas de
superación no sofiadas hace cinco décadas.
Se ha hecho mucho indiscutiblemente; pero, no se han
conquistado todos los propósitos deseables. Es preciso subra
yar que quedan todavía muy graves y evidentes problemas a re-
solver a corto y a largo plazo, por cuanto a la participación
oue toca a la Ingeniería Mecánica en el logro de las metas na
cionales.
El camino que conduce a los objetivos debe ser un pro
ceso planeado, regular y ordenado de avances, separados por
respiros, destinados sólo a la revisión, balance de resultados
y ajustes necesarios.
En un desarrollo de crecimiento sostenido concurren
ventajas y dificultades. De la consolidación de las primeras
afloran nuevos problemas que requieren decisiones para resol-
verlos o para situarlos en vXas de tratamiento o solución.
Dentro del vasto y complicado tejido de la actividad
industrial, el propio impulso del desarrollo trae consigo
nuevas ensefíanzas; impone la substitución de lo tradicional,

19. - 16 -
obsoleto, inoperante e ineficaz, por nuevos recursos, otras
±4cnicas de trabajo y formas de acción ms adecuadas a las con
d.iciones, necesidades y posibilidades prevalecientes; exige,
en otras ialabras, renovadas tecnolo fas.
Los descubrimientos científicos modernos y sus aplica-
ciones técnicas a la producción, son patrimonio del país en que
se originan y han llegado a ser materia importante del comercio
internacional.
Ntstro país, coreo todos los que al iniciar el proceso
de su desarrollo industrial no han contado con una tradición
en materia de ciencia y tecnología, buscó en el mercado exterior
la adquisición de la tecnología y la experiencia que le eran
imprescindibles. El área de las mou.inas fue un caso típico
de la necesidad de esta cubertura.
Se dedicaron sumas importantes a la compra de dichos
recursos, que es de suponerse fueron seleccionados como los me
dios indispensables y adecuados, dentro del marco de nuestro
nivel de vida, necesidades y posibilidades de adquisición. No
había alternativa, costara lo que costara, psra que el país,
desprovisto de apoyo en tecnologías propias, pudiera salir ai
roso de una empresa de tanta repercusión, el inicio de su in-
dustrializaci6n.
Al llegar tardíamente al amanecer del despegue que re
presenta dar el paso del subdesarrollo al rroeeso de esforzado
desarrollo, se omitió, en desconformidad con lo aconsejable,
complementar la estructura integrada por los recursos humanos,
financieros, etc, etc, previstos para acercarnos en corto pla
zo a los logros del exterior, con programas formales de inves
tigación tecnológica continuada.

20. - 17 -
La investigación tecnológica, en otras palabras, debió
haber sido contemplada, bajo una adecuada planeacién, como par
te imprescindible de la política de desarrollo, al lado de las
medidas adoptadas, en el terreno industrial, para sacar al
país prácticamente de cero.
Si bien la investigación científica realizada en el país
dentro de diversas ramas del saber, durante los iiltimos sesenta
afios, puede exhibir éxitos de mucha importancia, contribuciones
valiosas, aportaciones en algunos casos trascendentes, a decir
verdad, han faltado impulsos efectivos en el campo de la tecnolo
gía de las máquinas, propiciados por quienes en nuestro medio
conducen la investigación, lo que determiné la caída de esta área
dentro la órbita de los inconvenientes, supeditaciones, fallas
y desventajas evidentes.
En general la intervención de los centros de investiga-
ción que incursionan en México dentro de los campos de actividad
de las máquinas, se antoja, en efecto, desarticulada respecto a
otros que trabajan también en el país con el mismo fin; sus
actividades se realizan a lo largo de líneas de acción diversas,
lejanas en sus tendencias, sin sentido de trabazón orgánica,
carentes de la solidaridad comunitaria resultado de una estruc-
turación a nivel nacional, que seFlale derroteros y metas dentro
de una política uniforme, derivada de una planificación general
congruente con nuestra realidad y del esquema de trabajo en un
plan de conjunto que contemple lo que necesitamos y aquello de
que carecemos; parecen una pluralidad de entidades, en diver-
sos casos indefinidas sobre las que no rige una doctrina clara.
Es frecuente encontrar también investigadores aislados cuyas
actividades, con muy honrosas excepciones, obedecen a propósi
tos confusos, a ideas desordenadas,

21. - 18 -
oue agregan numerosas iniciativas, indudablemente bien inten-
cionadas pero incoherentes, inaprovechables.
Bajo este contexto, ha sido manifiesta la incapacidad
de nuestro mercado dom4stico para proporcionar las renovadas
tecnologías, necesarias para sostener y proporcionar nuevos im
pulsos al desarrollo iniciado.
Fa sido indispensable, como consecuencia, continuar la
erogación de cuantiosas sumas destinadas a la compra de tecnolo
gía, que resultan mayores, segin el decir de los entendidos en
la materia, que las que nuestro país destina,aunque con las fa
llasesefalari, a sus propias investigaciones. De hecho he-
nos estado subvencionando en mayor grado la investigación que
se raliza en el extranjero, que la experiencia oue se fragua en
el país.
Conviene destacar que la circunstancia apuntada es, sin
lugar a duda, una de las causas que ha afectado desfavorablemen
te el alcance de los objetivos deseables; contribuye a demorar
la consolidación de múltiples campos de la producción; entorpe
ce, el logro de una beneficiosa integración, así corno de resul-
tados ms valiosos, por cuanto a productividad y en general res
pecto a los elementos de evidente incidencia al nivel de activi
dad de las industrias; imposibilita 1areducci6n de las fuer-
tes cantidades que nos cuesta la experiencia extranjera; clif i-
culta crear un patrimonio científico y tecnológico que permita
el euirpl1rniento de los anhelos nacionales y obstaculiza, en fin,
el desenvolvimiento de nuestro comleo industrial, que modesto
ain, en comparación con el de naciones en pleno desarrollo, es
fundamental para la independencia y el progreso económico de
ITxicO.

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Para una actividad princiDalmente encaminada a resolver
acertadamente las tramas de la 'producción, los tropiezos inevi-
tables que he señalado, son inherentes a países, que en el momen
±0 de promover las renovaciones en inovaciones del enf oque tradi
cional de su política económico-industrial, adoptan soluciones
atlicahles a los problemas urgentes e inmediatos; mas olvidan
o sifoestiman otros factores, como la investigación tecnológica
continuada, que, tanto de inmediato, como ininterrumpidamente
y también a largo plazo, flmdamenta la dinámica del desenvolvi-
miento hacia un grado mayor de firmeza,de seguridad y de efecti
vidad.
Por no citar rns que un ejemplo, baste hacer alusión al
caso, sobresaliente, de un pueblo, el Japón, que durante siglos
se parapetó en un decisivo aislamiento del resto del mundo; se
mantuvo así a la zaga en el aspecto industrial.
Al iniciar su incorporación definitiva a la era de la
xnquina, entre el 1850 y el 1860, y despuós todavía durante mu
chc fue la imagen de un pueblo hb11, diestro en materia
de artesanías, provisto de aptitud fuera de orden para copiar
experiencias extrañas, para adentrarse en los sistemas de traba
jo de otras naciones e importarlos y reproducirlos. Carecía,
en suma, de la capacidad creadora de producciones de relieve en
el terreno industria], particularmente el de las maquinas.
Sin embargo, con el salto puso en prictica, incontinente,
modificando las tradiciones anteriores, un programa formal de
investigaciones científicas y tecnológicas, que conducido con
firmeza, cuidado y tenacidad, ha sido la base, por supuesto con
otros factores, para que esa nación, que construye y trabaja in
tensamente, sea conceptuada, hoy en día, como uno de los cinco
rl

23. no- -
países mo altamente industrializados.
Ellos se incorporaron a la edad de la máauina a media-
dos del siglo X1X, e iniciaron el recorrido, simultáneamente de
dos caminos; uno, en el oue encontraron las soluciones a los
Dro'olemas inmediatos partiendo prácticamente del cero en su in
di.strializaci6n; otro, que cubriría la investigación planeada
en los órdenes científico y tecnológico para consolidar a la
larga las ganancias en el primero.
Están a la vista SUS aportaciones a la economía indus-
trial, despuós de cien aos bien aprovechados, en materia de
procesamiento de materiales, transportes, comunicaciones, mto
dos de producción, construcciones en gran escala y un caudal de
avances que, sólo en el campo de la ingeniería de los mquinas
sería prolijo enumerar.
Nosotros, algunos lustros despu4s, iniciamos y seguimos
una sola ruta, la necesaria para arrancar pero no suficiente
para consolidar.
No hemos hecho nada o bien poco en materia de investiga
' ción dentro del área de la tecnología mecánica y causa preocupa
ción el Iecho de que nror cuanto a su desarrollo evolutivo, 1V1xi
co exiiha a la ±ec1a cuadros no actualizados a trav4s de nues-
tras propios posibilidades, en ese terreno, prScticamente estan
cadas.
Al buscarse, en los iiltimos años, caminos para sostener
y para alcanzar a la brevedad posible los planteamientos rela-
cionados con la producción, se volvieron las mentes, aunque tar
díamente, hacia la investigación, al pintearse por diversos
sectores la necesidad ingente de impulsar en todas direcciones

24. - 21 -
la tecnología, enfatizndose, sobre el particular, que debía
ser precisamente una tecnología mexicana el puente que habría
de tenderse entre las metas hasta entonces alear zadas y la cima.
Privó, por otra parte, en esa ocasión, grave distorción
en el juicio crítico, al retenderse cue de la noche a la maana
y gastndose unos cuantos millones de pesos tendríamos en pie
una tecnología nacional.
En relación con las reas de trabajo de la inoniería
de las m.ouinas, debe aceptarse, cuan lejos estamos de haber
aportado técnicas originales de relieve, esto es renovados re-
cursos técnicos y materiales para transfoiar el medio físico
y adaptarlo a nuestras necesidades; tamhi4n, cuán lejos estamos
de contribuciores propias con conocimientos ciertos de las co-
sas por sus princiDiOs y sus causas, que integren novísimos cuer
pos de doctrina metódicamente formados y ordenados en relación
con dicho campo de actividad y que lejos estamos, por lo tanto,
de poder hablar justificadamente de tecnologías nacionales en
el campo de las mquinas.
Nuestra tecnología dentro de esta área, carece de con-
cepciones " sul-generis " de importancia; no ocupa, en general,
un rrimer plano, si tomamos en cuenta los constantes, decisivos
y espectaculares adelantos, con que día tras día nos sorprenden
otros países, que dedican lo mejor de sus talentos, muchos, mu
chos anos de trabajo intensivo, e incalculables recursos econ6
micos, a la investigación de la ciencia y la tecnología.
Los esfuerzos en este terreno, no pueden tomar forma
real y efectiva en una sociedad que, incapacitada para captar
el sentido de los logros de estas altas metas del saber humano,
no les proporcione respaldo decidido.

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iS importante subrayar, que el recorrido de ese camino,
insustituible ruta de la orosperidad, es una empresa, no orien
tada hacia las utilidades pecuniarias inmediatas; sus anortacio
nes son soluciones apreciables, en general, para un futuro distan
te; reclama, durante largos afios financiamientos sostenidos
de muy elevadas proporciones, para devolver c'iividendos s6lo a
muy largo plazo; necesita apoyo moral inquebrantable y ahojen
tes, rues de otro modo s3lo personas excepcionales seguirán una
actividad no productiva.
e La explotaci6n racional de nuestros recursos, la necesi
dad de producir mas, mejor y ms barato, para poder competir ven
tajosamente en los mercados extAriores y el requerimiento, en
fin, de tantos y tantos planteamientos que permitan poner en
vías de solucián los principales problemas, exige en nuestro
país, contar de inmediato, independientemente de otros instru-
mentas, con las ma's modernas tecnologías.
No queda como alternativa, ms ue •dquirir lo m:S ade-
lantado de los conocimientos existentes que irocedan, donde qule
ra que podamos hacernos de ellos, seleccionando dentro del ex-
tenso y pohifastico campo de las tecnologías, entre ellas la
de las mquinas, lo que deba ser puesto al alcance de los secto
res de la produccián, para coadyuvar en la resolucián de los
mifltiples problemas nacionales insolutos.
Debemos sacar, al efecto, fuerza de nuestras propias
flaquezas y dedicarnos al aprendizaje de cuanto desconocemos
y a la amphiacián y perfeccionamiento de lo nue sabemos o ya
hemos explorado, aceptando juiciosamente, frente a la realidad,
que somos, y seremos por algin tiempo, dependientes, en el te-
rreno de la ingeniería de las mquinas, de los países t4cnica

26. - 23 -
y científiCeflte adelantados.
Ciertamente mientras m:s tiempo transcurra sin que au-
mente e], ni1mero de nuestros hombres dedicados a la investiga-
ción, mientras mís largas demos a la iniciación planeada de 4sta,
niayores sern las presiones a que estaremos sujetos bajo un co-
lonialismo tecnológico de 'hecho, y m's se acentuará nuestra si--
tuación de dependencia del extranjero al respecto.
e seiala que la hora actual reclama otra política econ
mica y se concuerda en que dentro de las fórmulas de recupera-
ción y de rescate, que el país requiere como imperativo para
emerger de la crisis por la que atraviesa, la industria habrá
de desempe?ar un papel preponderante, enfocado hacia una mayor
producción.
No basta, al respecto, una mayor producción; debe ser
mayor y mejor producción.
Frente a estos determinantes aflora la ocasión proceden
te, para engranar, con las soluciones de emergencia que se den
a la complicada problemtica de la producción, el desarrollo de
e una política en materia de investigación tecnológica.
Con vistas al futuro, las generaciones a las que tocar
participar en el esfuerzo técnico y científico, tendiente a
crear una tecnología propia -si es que este esfuerzo, debidamen
te captado, llega alg día a formalizarse- deben ser educadas
en una atmósfera de vida en la que se forje una nueva mentali-
dad, se desarrolle la imaginación, se despierten inquietudes
creadoras y se sugieran orientaciones para la bisqueda.
Coincidente, una planificación conveniente que jerarqui
ce los problemas de investigación, orientada siempre en concor-

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dancia precisamente con lo que nos es indispensable y lo que
nos falta.
Después, los estímulos a la inventiva y los programas
de estudio metódico para grupos seleccionados de vocaciones, que,
Con el deseo de saber, el ansia de comprender, la avidez por la
superación, la seguridad de que la adqi.iisición de conocimientos
en ese terreno es uno de los destinos ms altos del hombre y
la convicción de que el uso correcto de esos conocimientos, ayu
dará al bienestar de la humanidad, dispongan de los ms comple-
tos recursos y facilidades para la investigación.
Sin la planeación adecuada, todo se reduciría a "palos
de ciego"; los resultados serían negativos, semillas caídas fue
ra del zureo; oropel y alusinación; antifaz, pantalla para
ocultar yerros y fracasos.
La investigación tecnológica debidamente planeada, entre
otras, en el frea multiforme de la ingeniería de las maquinas,
actuaría, señores, como un factor decisivo en la posición de su
premacía, que, ante un México en marcha, es privativa de las ra
mas, todas, que se agrupan armónicamente dentro de la gran es-
tructura de nuestra Ingeniería.
Estas serían los sillares del futuro edificio de nuestra
industrialización; las claves que lo consolidarían.
M4xico, D.F., 18 de enero de 1979.
ing.'Carlos Vallejo Márquez
CVM/amvin
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