2. Neurocrit Care
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enfermedades raras. Debido a los índices de pobreza y la
mala infraestructura de salud, estas infecciones continúan
siendo significativamente más comunes en los países
pobres y en vías de desarrollo [3]. La incidencia anual de la
meningitis bacteriana en los EE. UU. es de
aproximadamente tres casos por cada 100.000 [1] y la
incidencia más alta se presenta en niños menores de 1 año
de edad (76,7 / 100.000) [1]. Si bien las estimaciones
exactas de incidencia son difíciles de obtener, la encefalitis
es una enfermedad menos frecuente que la meningitis. Las
variedades no herpéticas presentan una variación estacional.
La meningitis bacteriana y la encefalitis viral o bacteriana
son emergencias médicas, neurológicas, y, en ocasiones,
neuroquirúrgicas, que conllevan una elevada morbilidad y
mortalidad a pesar de los tratamientos modernos. En un
estudio, 48 % de los pacientes con meningitis bacteriana
fueron evaluados dentro de las 24 horas de la aparición de
los síntomas [4]. Por lo tanto, debe tenerse presente que los
pacientes con un cuadro clínico híper-agudo (horas) a
agudo (horas a días) de cefalea y alteración del estado de
conciencia tienen una probabilidad alta de padecer
meningitis o encefalitis hasta que se demuestre lo contrario.
Los infantes y niños mayores presentan síntomas similares
a los adultos, mientras que los recién nacidos son más
propensos a presentar hallazgos no específicos como
pérdida del apetito, irritabilidad y letargia [3].
Aunque la fiebre es una característica importante de estas
enfermedades infecciosas, los síntomas adicionales que se
pueden presentar incluyen rigidez nucal (por lo general
provocada por la flexión del cuello), fiebre, nueva erupción
cutánea, hallazgos neurológicos focales o nuevas
convulsiones deberían apuntar a la posibilidad clínica de
infección del SNC. La meningitis se debe considerar en el
diagnóstico diferencial de cualquier recién nacido con
vómito, letargia e irritabilidad. En una serie de 696
pacientes adultos con meningitis bacteriana, la triada clásica
de fiebre, rigidez nucal y disminución en el nivel de
conciencia se documentó en solo el 44 % de los pacientes,
pero el 95 % de los pacientes tenía al menos dos síntomas
cuando se agregó un cuarto síntoma (cefalea) a la tríada
clásica [4]. Por el contrario, otro informe que agrupa
estudios de pacientes adultos con meningitis demostró que
el 95 % de los pacientes tenía al menos dos de los tres
elementos de la triada clásica [5]. La ausencia de fiebre,
alteración del nivel de conciencia o dolor de cuello elimina
esencialmente el diagnóstico de la meningitis y sugiere
otros diagnósticos que deben buscarse [5].
Un desafío en el diagnóstico de meningitis o encefalitis
es que no hay ningún síntoma o signo clínico definitivo
único. Una revisión de artículos sobre la meningitis en
adultos publicados entre 1966 y 1997 encontró que el signo
de Kernig era la señal provocada con mayor frecuencia en
la evaluación de un paciente con posible meningitis. El
signo de Kernig se provoca con el paciente en decúbito
supino, y con las caderas y las rodillas flexionadas a 90
grados. El médico luego extiende la rodilla del paciente,
enderezando la pierna [5]. Un signo positivo aparece
cuando la extensión de la pierna en la rodilla produce
molestias significativas en la parte baja de la espalda o la
parte posterior del muslo debido a la irritación meníngea. El
signo de Brudzinski, por el contrario, se produce al poner al
paciente en posición supina y flexionar el cuello en forma
pasiva. El médico observa si esta acción provoca la flexión
de la cadera y las rodillas. A pesar de que los médicos
aprenden estos signos y su presencia se enseña como
patognomónica, la revisión de la literatura encontró que
dichos signos no han sido lo suficientemente estudiados de
manera sistemática para concluir con precisión cuál es la
sensibilidad y especificidad para el diagnóstico de la
meningitis. Otro estudio con una muestra de 297 pacientes
con sospecha clínica de meningitis confirmó que estas
maniobras clínicas tienen poca utilidad en la práctica diaria,
con excepción de pacientes con meningitis fulminante [es
decir, Leucocitos en líquido cefalorraquídeo (LCR) >1000
células / ml] [6]. Por lo tanto, la ausencia de estos signos no
se debería utilizar para descartar la presencia de meningitis.
Otra maniobra clínica que se ha estudiado en pacientes con
sospecha de meningitis, pero que son cooperativos y tienen
un nivel de conciencia normal es la exacerbación del dolor
al mover/sacudir el cuello (jolt accentuation maneuver). El
médico le ordena al paciente que gire la cabeza en el plano
horizontal a una frecuencia de dos rotaciones por segundo.
Esta maniobra se considera positiva si se produce una
exacerbación de la cefalea del paciente [5] y este umbral
cualitativo se ha estudiado en una muestra pequeña de
pacientes y se ha documentado una sensibilidad del 100 %
y una especificidad del 54 %.
El algoritmo sugerido para el ENLS con respecto al
manejo inicial de la meningitis y de la encefalitis se muestra
en la Fig. 1. Las acciones sugeridas a llevar a cabo dentro
de la primera hora de evaluar a un paciente con meningitis
y encefalitis se muestran en la Tabla 1.
Consideraciones prehospitalarias
En el contexto prehospitalario, el personal de emergencias y
ambulancias debe evaluar al paciente en relación al motivo
de consulta inicial, evaluar los principios básicos de
reanimación (vía aérea, respiración, circulación), y
comenzar el manejo según corresponda a la gravedad de los
signos clínicos del paciente. Los aspectos esenciales de
dicha valoración inicial incluyen los signos vitales básicos,
la evaluación formal del nivel de conciencia mediante la
3. Neurocrit Care
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escala de coma de Glasgow (GCS), la medición de los
niveles de glucosa sérica, la colocación de una vía
endovenosa, inicio de la reanimación con líquidos
endovenosos y el manejo de la vía aérea. Si hay dificultad
para insertar la vía venosa rápidamente y el paciente se
encuentra inestable, debe considerarse la colocación de una
cánula intraósea (IO). La pronta reanimación
prehospitalaria de pacientes con infecciones potencialmente
mortales conlleva la resolución de anormalidades
neurológicas y sistémicas y ayuda a conseguir las metas de
tratamiento, incluida la presión arterial media
(PAM) adecuada [7].
Evaluación inicial
Al igual que en todas las emergencias médicas y
neurológicas, los principios básicos de la reanimación
deben ser llevados a cabo inmediatamente después del
ingreso al servicio de urgencias. Las siguientes variables se
deben obtener al momento de llegada al servicio de
urgencias y comprobar con los valores obtenidos en el
ámbito prehospitalario: signos vitales (incluida la
temperatura, la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la
frecuencia respiratoria, junto con la saturación de oxígeno
periférica), una escala cualitativa del nivel de dolor, la
evaluación de la GCS y una rápida medición del nivel de
glucosa sérica.
Fig. 1 Protocolo de meningitis y encefalitis del ENLS
Meningitis y
encefalitis
Fiebre, cefalea,
estado mental
alterado, cuello
rígido
Sospecha de
meningitis/
encefalitis
Comenzar con la
reanimación, iniciar
la administración de
antibióticos
TAC cerebral si
se indica
Punción
lumbar
Punción lumbar
(PL) normal
Nivel muy alto
de glóbulos
blancos en el
LCR
Glóbulos
blancos
elevados y sin
glóbulos rojos
Glóbulos blancos
y glóbulos rojos
elevados
Glóbulos rojos
elevados o
xantocromía
Evaluar otras
infecciones
Meningitis
bacteriana
Meningitis viral Encefalitis
herpética
Hemorragia
subaracnoidea
4. Neurocrit Care
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Tabla 1 Lista de verificación de meningitis y encefalitis para la
primera hora
Comunicación
Signos vitales, antecedentes, examen
Vía venosa
Análisis de laboratorio: Hemograma, recuento plaquetario,
TP/TPT, bioquímicas, hemocultivos, lactato
Liquidos endovenosos, tratar el choque
Administrar dexametasona inmediatamente, seguida de antibióticos
apropiados para la meningitis bacteriana presunta
Considerar el aciclovir (si se considera la posibilidad de encefalitis
herpética)
TAC cerebral si el examen neurológico del paciente es anormal
Punción lumbar una vez los resultados de la TAC cerebral se han
confirmado
Si se trata de meningococo, no olvidar tratamiento profiláctico para
las personas expuestas o que han estado en contacto con el paciente
En muchas ocasiones, la temperatura oral es adecuada. Es
difícil obtener una lectura confiable de la temperatura oral
en aquellos pacientes con taquipnea importante debido a la
imposibilidad de mantener la boca cerrada por un período
adecuado y puede requerir la toma de temperatura rectal
para más exactitud. Tanto la fiebre (temperatura >38 °C)
como la hipotermia (temperatura <36 °C) son compatibles
con la infección del SNC.
En pacientes normotérmicos, se reduce la probabilidad
pre-test de meningitis bacteriana o encefalitis herpética. Es
importante recalcar que algunos pacientes pueden llegar
afebriles al servicio de urgencias , tales como aquellos con
inicio reciente de tratamiento immunosupresores, los
pacientes con meningitis viral, e incluso algún paciente con
meningitis bacteriana. En un estudio de 696 pacientes con
meningitis bacteriana aguda adquirida en la comunidad, la
temperatura reportada promedio fue de 38,8 °C, y el 77 %
de los pacientes tenía fiebre. Este estudio no reportó la
proporción de pacientes con hipotermia [4].
Los pacientes con disminución del nivel de conciencia
frecuentemente broncoaspiran debido la imposibilidad de
mantener una vía aérea adecuada, y por lo tanto deben ser
monitoreados para determinar en forma temprana la
necesidad de intubación endotraqueal. La intubación se
debe considerar en cualquier paciente cuyo GCS sea ≤8,
debida a la inestabilidad de la vía aérea. Los pacientes con
meningitis bacteriana a menudo manifiestan infecciones
pulmonares o bacteremia por el mismo patógeno, lo cual se
traduce en la necesidad de monitorear de cerca los signos
vitales y la hemodinamia.
Una vez se han obtenido y registrado las variables
hemodinámicas, a los pacientes con alto riesgo de padecer
meningitis se les debe colocar una línea venosa adecuada
(preferiblemente 2 de calibre 18 o mayor), y se deberían
enviar muestras sanguíneas para análisis de laboratorio,
incluido un recuento leucocitario completo, un panel
metabólico básico, lactato sérico y hemocultivos. Se debe
iniciar con un bolo endovenoso de 20-30 ml/kg de solución
cristaloide durante 20-30 minutos, mientras se evalúan los
signos vitales del paciente, el nivel de conciencia y la vía
aérea cada 5 minutos durante la fase temprana del
tratamiento. Si existe dificultad con la inserción de la línea
venosa a pocos minutos del ingreso, se debería proceder
con el acceso intra oseo.
Algunos pacientes con meningitis bacteriana
experimentan hipotensión. Esta última puede deberse a la
misma sepsis o a un aumento de pérdidas insensibles de
líquido por fiebre, taquipnea, diaforesis y vómitos. Además,
la meningitis bacteriana, como otras enfermedades que
causan el choque séptico, puede desencadenar una respuesta
inflamatoria pronunciada, que conduce a la vasodilatación,
la extravasación capilar y, en algunos casos, la disfunción
del miocardio.
La estrategia de reanimación inicial en pacientes
críticamente enfermos con sospecha de meningitis o
encefalitis debe ser idéntica a la recomendada para otros
pacientes con sepsis grave. Por ejemplo, en las pautas que
se centran en la reanimación inicial, la Campaña de
Sobrevivir a la Sepsis recomienda comenzar una
reanimación enfocada y algorítmica de inmediato en
pacientes con hipotensión (presión arterial sistólica <90
mmHg; PAM <65 mmHg) refractaria a una carga de
líquidos inicial (20-30 ml/kg de cristaloides en 30 min.) o
lactato sérico >4 mmol/l [8].
Además, la campaña recomienda una estrategia de
reanimación protocolizada con metas de reanimación
específicas, incluida la infusión de líquidos continua hasta
que el paciente no responda a ellos, una presión venosa
central (PVC) de 8-12 mmHg, una PAM de ≥65 mmHg, el
gasto urinario ≥0,5 ml/ (kg por hora) y una saturación
venosa central de oxígeno (ScvO2) >70 %. Los ensayos
clínicos aleatorizados recientes evaluando estrategias
alternativas de reanimación en los pacientes con sepsis
grave y choque séptico sugieren que la identificación
temprana, la rápida reposición de líquidos, la
administración oportuna de antibióticos y un cuidadoso
monitoreo pueden ser más importantes que el algoritmo de
reanimación específica y sus objetivos [9, 10].
Se recomienda la infusión de dosis endovenosa de carga
de un litro de cristaloides durante 15 minutos de manera
consecutiva hasta tanto se alcancen los objetivos de
reanimación, o el paciente se estabilice, o el estado
hemodinámico del paciente no responda a la administración
de líquidos. Una vez conseguidos los objetivos iniciales de
tratamiento, se continúa con infusiones continuadas de
líquidos para mantener euvolemia como se aprecia al tener
aumento de los valores hemodinámicos (aumento de la
PVC) o continuar de manera más agresiva cuando no hay
5. Neurocrit Care
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mejoría de la perfusión sistémica (ScvO2 bajo en forma
persistente o aumento de los niveles del lactato sérico). La
norepinefrina se debe utilizar para mantener la PAM si el
paciente permanece hipotenso a pesar de la reanimación
inicial.
Sin embargo, la aplicación óptima de estas
recomendaciones al manejo de pacientes con infecciones
del SNC no es clara, y, en particular, la relación entre el
volumen de reanimación agresiva temprana y el edema
cerebral debe investigarse de una manera más sistemática y
objetiva. Los resultados de los estudios ProCESS y ARISE
recientemente concluidos contribuyen muy poco a este
análisis, ya que menos del 1 % de los pacientes incluidos en
PROCESS y <2 % de los inscritos en ARISE tuvieron
meningitis [9, 10].
Hemograma y TAC cerebral
Si el paciente tiene disminución del nivel de conciencia,
tiene déficits neurológicos focales, papiledema, nueva
aparición de convulsiones o antecedentes de enfermedad o
inmunosupresión neurológica, debe realizarse rápidamente
una tomografía computada (TAC) cerebral [11]. Si las
circunstancias lo permiten, la TC craneal debe hacerse antes
de la punción lumbar (PL) en pacientes con cualquiera de
estos signos clínicos preocupantes. La administración de
antibióticos y la reanimación inicial son la prioridad y se
deben llevar a cabo incluso antes que la TAC cerebral y la
punción lumbar.
Al igual que la temperatura corporal, los leucocitos
periféricos pueden estar elevados o disminuidos en
pacientes con infección del SNC, y con frecuencia se
aprecian leucocitos inmaduros [12]. Un recuento
leucocitario normal no descarta la meningitis.
Dependiendo de la temperatura corporal, de los síntomas
presentados, del hemograma completo y de los resultados
de la TAC cerebral, los estudios de investigación para
descartar la infección del SNC pueden incluir
potencialmente una punción lumbar. La punción lumbar es
útil en la evaluación de la meningitis viral, por lo que un
paciente sin síntomas clásicos de rigidez nucal, disminución
del nivel de conciencia y leucocitosis aún puede
beneficiarse de análisis del LCR.
Sospecha de infección
A los pacientes en quienes existe una sospecha moderada a
alta de infección del SNC y a los que aún no se les ha
realizado la punción lumbar, se les deben administrar
antibióticos parenterales de forma inmediata y aun antes de
la TAC cerebral. Con los microorganismos más sensibles,
la esterilización del líquido cefalorraquídeo (LCR) se
produce solo 4 a 6 horas después de la iniciación de los
antimicrobianos.
Como se describe en las secciónes anteriores sobre el
tratamiento inicial y el hemograma y TAC cerebrales, esta
ultima debe llevarse a cabo antes de la punción lumbar en
aquellos pacientes con sospecha de infección del SNC
cuando cualquiera de los siguientes están presentes: edema
papilar o pérdida de las pulsaciónes venosas en el examen
de fondo de ojo; signos neurológicos focales; pacientes
inmunocomprometidos; o lesiones de con efecto de masa
conocidas.
En los pacientes que no presentan estos síntomas, tienen
un estado de conciencia normal y no tienen déficits
neurológicos focales, no siempre se requiere una TAC
cerebral antes que la punción lumbar. Sin embargo, en la
mayoría de los pacientes que tienen una presentación
clínica similar a la meningitis o encefalitis bacteriana
aguda, habrá bastante incertidumbre diagnóstica y por lo
tanto es aconsejable realizar una TAC cerebral antes que la
punción lumbar.
En un estudio en el que se investigo la necesidad de
realizar una TAC cerebral antes que la punción lumbar en
301 pacientes con sospecha de meningitis bacteriana, en el
78 % de los casos la TAC se llevo a cabo primero [13]. De
estos pacientes, el 24 % tenía una anormalidad en el reporte
de la TAC, y el 5 % tenía evidencia de efecto de masa. Los
factores predictivos de anormalidades en la TAC cerebral
fueron: edad >60 años; estado inmunocomprometido;
antecedentes de enfermedad del SNC; alteración del nivel
de conciencia; y déficit neurológicos focales. Si la TAC
cerebral se hubiera realizado solo en los individuos con un
signo predictivo de anormalidad de la TAC, la proporción
de estos estudios radiológicos se hubiera reducido en un 41
% [13]. Una TAC cerebral normal no excluye la posibilidad
de una herniación del tejido del SNC. La meningitis puede
ser fulminante y se caracteriza por la inflamación
progresiva de las meninges y el edema cerebral. Los
pacientes pueden herniarse después de la punción lumbar
debido a la progresión de la enfermedad, y no
necesariamente como resultado de la intervención
diagnóstica.
Los pacientes que se conocen o se sospecha que
están inmunocomprometidos pueden presentar signos
menos clásicos de meningitis o encefalitis. Para dichos
pacientes, el médico tratante debe tener siempre presente la
posibilidad de infección y errar a favor de una evaluación
más exhaustiva que incluya imágenes diagnósticas de
urgencia y la punción lumbar.
Si la TAC cerebral demuestra in lesión con efecto de
masa de masa u otra condición, como una hemorragia
subaracnoidea (HSA), que explique de manera adecuada el
6. Neurocrit Care
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nivel de conciencia del paciente, entonces se puede
cancelar la evaluación de la meningitis bacteriana.
En aquellos casos en los que la TAC cerebral (si se
realiza) es normal pero en presencia de fiebre, leucocitosis,
cefalea y alteración del nivel de conciencia, se debería tener
una sospecha de moderada o alta de meningitis o encefalitis
(véase la sección ‘‘Comenzar con antibióticos’’). Existe
evidencia del uso de la dexametasona en la meningitis
bacteriana, en particular en infecciónes del SNC causadas
por elStreptococcus pneumoniae. En situaciónes en las que
es evidente que el presunto microorganismo es algo distinto
del S. pneumoniae, entonces, puede evitarse la
dexametasona. De lo contrario, sería razonable administrar
de manera empírica dexametasona antes de disponer de los
resultados finales de los cultivos. Las pautas de práctica de
la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de Estados
Unidos indican: ‘‘algunas autoridades recomiendan a la
dexametasona para todo paciente adulto en quien se
sospeche meningitis bacteriana ya que la etiología
especifica no siempre se conoce durante la evaluación
inicial’’ [11]. Los pacientes deben recibir 10 mg de
dexametasona endovenosa de inmediato y luego cada 6
horas durante 4 días [14]. Idealmente, el esteroide debe
administrarse antes de o al inicio de la terapia con
antibióticos.
Comenzar con antibióticos
Los antimicrobianos apropiados deben administrarse tan
pronto como sea posible después de que se sospeche que el
paciente padezca infección del SNC. En los pacientes con
choque séptico, cada hora de retraso en la administración de
antimicrobianos apropiados después de la aparición de
hipotensión aumenta la mortalidad un promedio de 7,6 %.
Estos resultados fueron confirmados por otro estudio de 261
pacientes tratados con un protocolo especifico de
reanimación [15]. Cuando se administraron antimicrobianos
apropiados dentro de la primera hora de la valoración del
paciente, la mortalidad fue del 19,5 %, mientras que los
retrasos de más de 1 hora dieron como resultado un
aumento de la mortalidad del 33,2 %.
La aplicabilidad de estos resultados a pacientes con
meningitis bacteriana está limitada por el pequeño
porcentaje de pacientes en cada estudio que tiene
infecciónes primarias del SNC. Estudios previos menos
rigurosos han demostrado una asociación entre el tiempo y
la administración de antibióticos en la meningitis bacteriana
y la mortalidad. Son comunes las demoras en la
administración de antibióticos. En una cohorte de 122
pacientes con meningitis bacteriana documentada, un
estudio encontró un tiempo promedio entre la valoración
inicial y la infusión de antibióticos de 3 horas (rango
intercuartil de 1,6 a 4,3 horas), con el 90 % de este tiempo
transcurriendo después del primer encuentro médico [16].
La elección de los antimicrobianos empíricos se basa en
varios factores, incluido el tiempo de la progresión de los
síntomas, la edad del paciente y otros factores de riesgo
infecciosos. Para infecciónes del sistema nervioso central
sospechadas que evoluciónan con las horas, pueden
considerarse la meningitis bacteriana, la meningitis viral y,
con menos frecuencia, la encefalitis viral.
En todo el mundo, S. pneumoniae y Neisseria
meningitides representan la mayoría de los casos de
meningitis. Los recién nacidos tienen una barrera
hematoencefálica permeable y están en riesgo de infección
causada por el estreptococo de grupo B, Listeria
monocytogenes y Escherichia coli. Los niños y los jóvenes
adultos con sospecha de meningitis bacteriana están en
riesgo de tener Haemophilus influenzae (si no están
vacunados), N. meningitidis y S. pneumoniae. Los adultos
de mediana edad están en mayor riesgo de tenerS.
pneumoniae. Como tales, los dos grupos deben recibir una
cefalosporina de tercera generación y vancomicina en dosis
adecuadas para la penetración en el SNC y la función renal.
La población de edad avanzada y con inmunosupresión,
incluidos los alcohólicos, están en riesgo de padecer S.
pneumoniae y L. monocytogenes. De tal manera que se
debería comenzar con ampicilina, cefalosporina de tercera
generación y vancomicina en dosis adecuadas para la
penetración en el SNC y la función renal. La dosificación
inicial común con antibióticos para los adultos con función
renal normal, que se sospecha que tienen meningitis
bacteriana, es la siguientes: Ceftriaxona de 2 g endovenosos
cada 12 horas, vancomicina de 15-20 mg / kg endovenosos
cada 8-12 horas (que no exceda los 2 g por dosis o un total
diario de 60 mg/kg; ajustar para lograr la concentración
valle de 15-20 mcg/ml ) y ampicilina de 2 g endovenosos
cada 4 horas.
La vancomicina y el trimetoprim-sulfametoxazol se
pueden utilizar en pacientes con alergia grave a la
penicilina. Si hay una alta sospecha de encefalitis viral
(déficits corticales, predominio de linfocitos en el LCR) el
tratamiento debe comenzar con aciclovir en las dosis que
figuran a continuación.
Para las infecciónes sospechadas del SNC que
evoluciónan en días, se deben considerar la encefalitis viral
y, en particular, la encefalitis por herpes simple (HSE). Para
los pacientes con función renal normal, el tratamiento debe
comenzar con aciclovir endovenoso a 10 mg/kg (basado en
el peso corporal ideal) cada 8 horas. La frecuencia de la
administración de aciclovir deberá ajustarse para pacientes
con insuficiencia renal o enfermedad renal en etapa
terminal. La hidratación debe ser suficiente para lograr la
7. Neurocrit Care
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normovolemia, evitando la complicación de la insuficiencia
renal asociada con aciclovir.
Otras formas de encefalitis viral, tales como las causadas
por los arbovirus, también pueden tener una presentación
subaguda. No existen intervenciónes farmacoterapéuticas
para estas encefalitis, pero hasta que la exclusión de HSE
pueda ser verificada, es razonable el aciclovir empírico.
Para sospechas de infecciones del sistema nervioso central
que evoluciónan a lo largo de días en un paciente
inmunodeprimido, debe considerarse la meningitis
micótica. Los antecedentes previos de enfermedad del SNC
o de infecciónes micóticas sistémicas y la progresión rápida
de la enfermedad deben elevar el índice de sospecha de
meningitis micótica. La anfotericina B empírica debe
administrarse durante las pruebas de diagnóstico.
Punción lumbar (PL)
Una punción lumbar (PL) es esencial tanto para el
establecimiento de un diagnóstico como para adaptar la
terapia. Debe obtenerse el consentimiento informado,
cuando sea posible, y el equipo clínico debe realizar un
‘‘tiempo de espera’’ antes de iniciar el procedimiento.
El paciente debe ser colocado de manera óptima en la
posición de decúbito lateral izquierdo, ya que una presión
de abertura (PA) no se puede medir si el paciente está
sentado. Después de preparar y cubrir al paciente de la
manera habitual y estéril, debe medirse la PA con un
manómetro antes de la recolección del LCR. Una PA
elevada indica una presión intracraneal elevada.
El LCR debe recolectarse en un mínimo de cuatro tubos.
Los tubos 1 y 4 deben ser enviados para los recuentos de
eritrocitos y leucocitos; el tubo 2 para la proteína, la
glucosa y el ácido láctico; el tubo 3 para la tinción de Gram,
los antígenos y el cultivo (y tinta china si se sospecha de
infección por hongos). Si existe la sospecha de encefalitis
herpética, una pequeña cantidad de LCR de cualquiera de
los tubos 2 o 3 debe ser enviada para una reacción en
cadena de la polimerasa (PCR) del herpes.
Mayores volúmenes de LCR aumentan la sensibilidad de
un cultivo y una tinción de Gram. Algunos laboratorios
realizan ensayos de antígenos bacterianos, que pueden ser
útiles en ciertas circunstancias. Las pruebas de laboratorio
adiciónales que se pueden realizar en algunos centros
incluyen la PCR bacteriana (en particular para
Mycobacterium), la PCR para la detección de herpex
simple, la PCR para la detección del enterovirus, la
inmunoglobulina M (IgM) por arbovirus, los antígenos
micóticos y el cultivo viral.
Si se descubre que la presión del líquido cefalorraquídeo
está muy elevada (es decir, >400 mm H2O), debe dejarse en
su lugar el estilete de la aguja y debe administrarse manitol.
Se recomienda volver a medir la presión después de unos
minutos para determinar que haya disminuido, antes de
retirar la aguja.
Punción lumbar (PL) normal
El LCR se considera normal si no se encuentran eritrocitos,
menos de cinco leuconitos, una proporción de glucosa de
LCR / glucosa sérica que sea >0,67, la proteína del LCR en
<50 mg/dl y no se observan microorganismos en la tinción
de Gram. Si se cumple todo lo anterior, se excluye la
meningitis, y en muchos casos la encefalitis.
Nivel muy alto de glóbulos blancos en el LCR
El hallazgo de una marcada elevación en el recuento
leucocitario (neutrófilos de 100 a 1000 por campo o
superior sin un número significativo de eritrocitos) es
compatible con la meningitis bacteriana. Además, la
relación de glucosa en LCR/sérica por lo general se reduce
significativamente (<0,67), y la proteína del LCR
generalmente es marcadamente elevada y casi siempre >50
mg/dl. Se observan microorganismos en la tinción de Gram
en aproximadamente el 70 % de los casos.
Recuento leucocitario levemente elevado y sin
eritrocitos.
Una elevación leve del recuento leucocitario del LCR sin
eritrocitos es compatible con una meningitis viral o
encefalitis viral (no herpética). Los leucocitos a menudo
van de 10 a varios 100 y el LCR posee una relación normal
de glucosa del LCR/glucosa sérica y proteína <50 mg/dl.
Los microorganismos están ausentes en la tinción de Gram.
Los pacientes con encefalitis por arbovirus (virus del Nilo
Occidental, encefalitis equina oriental u occidental, virus de
la encefalitis de St. Louis, y otros) pueden presentar una
disminución del nivel de conciencia. Los pacientes con
virus del Nilo Occidental también pueden padecer una
enfermedad neurológica significativa, incluidos los déficits
focales, temblores en reposo, debilidad neuromuscular, lo
que requiere en ocasiones una ventilación mecánica [17].
La seroconversión del VIH es también una consideración en
este contexto clínico.
Aunque es poco probable que los pacientes con los
hallazgos anteriores sufran de meningitis bacteriana, en
muchos casos van a ser admitidos en el hospital y
continuarán con los antibióticos hasta que los resultados de
los cultivos del LCR sean negativos y se demuestre la
mejoría clínica.
8. Neurocrit Care
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Glóbulos blancos y glóbulos rojos elevados
Si el LCR revela un recuento alto de eritrocitos (100-
1000 y superiores), un recuento de leucocitos <5 o menos
de 1 WBC/ 500 RBC, una relación de glucosa en
LCR/glucosa sérica >0,67, y una proteína <50 mg/dl; no se
observan microorganismos en la tinción de Gram; y se
detecta xantocromía, entonces es probable que el paciente
haya sufrido una hemorragia subaracnoidea que no fue
detectada en la TAC. La xantocromía puede estar ausente si
la punción lumbar se haya llevado a cabo en las primeras
horas de la aparición de cefalea (cuando los eritrocitos
normalmente no se ven).
Meningitis bacteriana
En pacientes con LCR que presentan meningitis bacteriana,
los médicos deben seguir con los antibióticos, suspender el
aciclovir y continuar con la dexametasona. Posteriormente,
deben ajustar los antibióticos dependiendo de los resultados
y las sensibilidades del cultivo y la tinción definitiva de
Gram.
Además de los antibióticos y la dexametasona, los
tratamientos de soporte y el manejo de otros sistemas
orgánicos son importantes en pacientes con meningitis
bacteriana. Algunos pacientes pueden tener una bacteremia
concomitante con el patógeno causal y pueden requerir
reanimación enfocada para sepsis grave o choque séptico.
Si la punción lumbar demuestra una presión intracraneal
(PIC) elevada, se puede requerir un seguimiento y un
tratamiento de la hipertensión intracraneal.
Meningitis viral y encefalitis viral
El tratamiento para la encefalitis herpética se ha analizado
anteriormente. El tratamiento de la meningitis viral o de la
encefalitis viral no herpética principalmente es de apoyo
por naturaleza. Muchos de estos pacientes tendrán un nivel
significativamente disminuido de conciencia, requiriendo
de una vigilancia cercana y observación y un manejo de las
vías respiratorias sea crucial. Para el virus del Nilo
Occidental, existe un riesgo de descompensación
respiratoria por debilidad neuromuscular secundaria a la
implicación de la médula espinal y la disminución de la
conciencia. La saturación de oxígeno puede caer primero
debido a la aspiración, pero es más probable que el pCO2
del paciente aumente como indicador temprano de
insuficiencia ventilatoria. La admisión en la unidad de
cuidados intensivos (UCI) para el tratamiento y observación
está indicada en muchos casos.
Consideraciónes pediátricas
La meningitis bacteriana contribuye en forma importante a
la morbilidad y a la mortalidad pediátrica [18]. El
diagnóstico puede ser difícil en los lactantes que a menudo
tienen manifestaciónes no específicas tales como fiebre,
hipotermia, letargo, irritabilidad, dificultad respiratoria,
falta de apetito, vómitos o convulsiones. En los niños
mayores, las manifestaciónes clínicas son fiebre, dolor de
cabeza, fotofobia, náuseas, vómitos y disminución del
estado mental [19]. Los principales patógenos involucrados
dependen de la edad del niño [18]:
• Desde el nacimiento a <3 meses—estreptococo grupo
B, bacilos entéricos gram negativos, L. monocytogenes,
S. pneumoniae, N. meningitides
• De ≥3 meses a 3 años—S. pneumoniae, N.
meningitides, estreptococo grupo B, bacilos gram
negativos
• De ≥3 a <10 años—S. pneumonia, N. meningitides
• ≥10 años—N. meningitides
La meningitis bacteriana es una verdadera emergencia
médica y deben tomarse medidas diagnósticas y
terapéuticas inmediatas en estos niños (Fig. 2). El
tratamiento inicial debe incluir la evaluación y el
restablecimiento de la oxigenación, ventilación y perfusión
normales. La atención de apoyo también debe incluir la
detección y el manejo de la hipoglucemia, la acidosis y la
coagulopatía. La punción lumbar y los hemocultivos deben
realizarse sin demora y los antibióticos empíricos deben
administrarse inmediatamente después de su realización. Si
la realización de los hemocultivos o la punción lumbar no
es posible o debe retrasarse (es decir, debido a la necesidad
de obtener imágenes del cerebro), la iniciación de la terapia
con antibióticos no debe ser pospuesta. Los niños con
efecto de masa sobre las imágenes del cerebro o signos de
hipertensión intracraneal se encuentran en mayor riesgo de
padecer hernia cerebral cuando se realiza una punción
lumbar. En dichos casos, la consulta neuroquirúrgica puede
estar justificada antes del procedimiento. Un régimen
antibiótico empírico para los lactantes <3 meses de edad
debe incluir la ampicilina, la gentamicina, y la cefotaxima
[11]. En lactantes más grandes, niños y adolescentes, el
régimen de tratamiento empírico adecuado debe cubrir a S.
pneumoniae y N. meningitides resistentes a la penicilina.
Esto se puede lograr con la administración de vancomicina
(60 mg / kg por día) IV en cuatro dosis divididas (un
máximo de 4 g / día) más cefotaxima de (300 mg / IV kg
9. Neurocrit Care
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Tabla 2 Información a comunicar al momento de la evaluación y
trasferencia de pacientes con meningitis y encefalitis
Comunicación
Signos, síntomas y signos vitales presentes al momento de la
admisión
Antecedentes médicos pertinentes y anamnesis
Resultados relevantes de laboratorio, incluido el recuento
leucocitario, el nivel de bicarbonato, el nivel de lactato y la
función renal
Si se obtuvo la TAC cerebral y cuáles fueron los resultados
Antibióticos administrados, y momento de inicio
Líquidos endovenosos administrados, balance hídrico
Resultados de punción lumbar, incluida la presión de apertura
Signos vitales actuales
Preocupaciónes persistentes, problemas activos,
estudios/pruebas pendientes
Últimos hallazgos del examen físico y neurológico antes de la
transferencia
por día) en 3-4 dosis divididas (un máximo 12 g / día ) o
ceftriaxona (100 mg/kg por día) IV en 1-2 dosis divididas
(un máximo de 4 g / día) [20].
El régimen antibiótico empírico debe ampliarse en
lactantes y niños con inmunodeficiencia, neurocirugía
reciente, traumatismo penetrante de cabeza u otros defectos
anatómicos.
La terapia concomitante con dexametasona ha sido un
tema de análisis considerable. En un meta-análisis de 2013,
la administración de dexametasona no afecto la mortalidad
o secuelas neurológicas graves tales como déficits
neurológicos focales, epilepsia, ataxia, memoria o
trastornos de concentración en niños con meningitis
bacteriana. Sin embargo, redujo la incidencia de una
pérdida auditiva grave [21]. En el análisis de subgrupos,
este efecto se observo solo en niños con meningitis por H.
influenzae (Hib), pero no en aquellos con meningitis
causada por otros microorganismos. Por lo tanto, el Comité
Estadounidense de la Academia de Pediatría sobre
Enfermedades Infecciosas sugiere que la terapia con
dexametasona puede ser beneficiosa en niños con
meningitis por Hib si se administra antes o al mismo tiempo
que la primera dosis de la terapia antimicrobiana [22]. El
comité también sugiere que el tratamiento con
dexametasona se puede considerar en lactantes y niños con
meningitis neumocócica después de sopesar los riesgos y
los beneficios potenciales. Si se administra, la
dexametasona se debe administrar antes de o dentro de 1
hora de la primera dosis de antibióticos. Probablemente no
tiene ningún beneficio si se administra más de 1 hora
después, aunque este intervalo de tiempo no se ha definido
claramente.
Los niños con encefalitis presentan síntomas de
disfunción del sistema nervioso central, alteraciónes de la
conciencia y ataxia. Los signos y síntomas adicionales
incluyen fiebre, convulsiones, alteraciones neurológicas
focales y neuroimagen anormal [23]. Al igual que en el
caso de los niños con meningitis bacteriana, el tratamiento
inicial incluye la restauración de la oxigenación, la
ventilación y la perfusión normales, así como la detección y
el manejo de hipoglucemia, acidosis y coagulopatía.
También son vitales la detección de las convulsiones y su
tratamiento.
Comunicación
La transferencia de la atención al siguiente equipo de
profesionales de la salud es un paso importante para
mantener la continuidad del manejo. La mayoría de los
pacientes con meningitis bacteriana y encefalitis viral
Fig. 2 Enfoque ante infección del SNC en lactantes y en niños. a
La administración de antibióticos empíricos no deben demorarse
si la punción lumbar no puede realizarse. b Los antibióticos
empíricos para lactantes <3 meses de edad deben incluir
ampicilina, gentamicina y cefotaxima
Garantizar una adecuada oxigenación,
ventilación y soporte circulatorio
Obtener:
Hemograma completo
Medición de electrolitos séricos y de glucosa;
estudios de coagulación sanguínea (especialmente
si aparecen petequias)
Hemocultivos
Si no existe ninguna contraindicación, realizar la
punción lumbar y obtener una tinción de gram del
líquido cefalorraquídeo, un recuento de células,
proteínas, glucosa y cultivoa
Si se indica, administrar dexametasona (0,15 mg/kg IV)
Y primeras dosis de terapia antibiótica empírica:
Vancomicina (15 mg/kg IV) MÁS
Cefotaxima (100 mg/kg IV) O
Ceftriaxona (50 mg/kg IV)b
Manejar la hipoglucemia, la acidosis o la coagulopatía;
Mantener la cabecera de la cama elevada a 20 grados
10. Neurocrit Care
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requieren la supervisión y el cuidado que una UCI puede
proporcionar. La observación cuidadosa del estado
respiratorio del paciente y un control estricto de su examen
neurológico con atención al deterioro es crítica.
La Tabla 2 detalla información que es importante pasar al
siguiente equipo de profesionales de la salud que asume
responsabilidad del paciente. El conocimiento de si la
presentación era híper-aguda, aguda o subaguda; los signos
y síntomas presentes y posteriores; y los resultados de las
imágenes y de la PL (incluida la presión de apertura) son
piezas vitales de información.
11. Neurocrit Care
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