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Textos y Fotografías de Fernando de Alarcón
Nueva época - Vol. II No. 29 Abril de 2012
El contenido del Corazón
¿De qué lado se debe considerar la vida para descubrir su verdad, para
juzgarla, aprobarla y amarla?. Es raro que pueda sorprenderse así la
vida de un alma en un cuerpo que no tuvo aventuras; pero menos raro
de lo que se cree, es que un alma tenga una vida personal casi indepen-
diente de los acontecimientos de la semana o del año.
Cuanto se produce en torno suyo, todo lo que percibe y todo lo que oye
se transforma en ella en pensamientos, en sentimientos, en amor indul-
gente, en admiración, en adoración por la vida. El agua que vierte una
nube es para quien la recoge; y la felicidad, la hermosura, la inquietud
saludable o la paz que se encuentran en un gesto del azar no pertene-
cen sino a quien ha aprendido a reflexionar.
La última palabra de una existencia es palabra que el destino cuchichea
en lo más secreto de nuestro corazón. Hay una vida interior tan real, tan
experimentada, tan minuciosa como la vida de fuera. Se puede vivir, se
puede amar, se puede odiar, sin tener a alguien a quien rechazar o a
alguien a quien esperar. El alma se basta para todo. A cierta altura ella
es la que decide. Las circunstancias no son tristes o infecundas sino
para aquellos cuya conciencia duerme todavía.
Debe haber siempre en el corazón, luz, alegría silenciosa, confianza,
curiosidad, animación y esperanza. Es perfectamente posible existir sin
reflexionar, pero no es posible reflexionar sin vivir. La esencia feliz o
desgraciada de un acontecimiento se encuentra en la idea que de él se
extrae: para los fuertes, en la idea que ellos mismos extraen; para los
débiles, en la que de él extraen los otros. La felicidad íntima está exacta-
mente representada por su moral y su concepción del universo. He aquí
el claro que en el bosque de los accidentes, debería medirse siempre al
final de una vida, para estimar la extensión de una felicidad.
Una alegría destrozada no agobia sino cuando se le pasea sin razón,
como el leñador que no descargara nunca su fardo de madera. Pero la
madera muerta no es para que se la pasee siempre a cuestas, sino para
que se le encienda y se transforme en llamas deslumbradoras. No hay
desgracia sin horizonte, no hay tristeza sin remedio para aquel que, su-
friendo y afligiéndose como todos los demás, aprende a seguir en el
fondo de la tristeza y en el fondo de la desgracia, el gran gesto de la
naturaleza, que es el único gesto real. El sabio nunca puede decir que
sufre, porque domina su vida; la juzga a vuelo de pájaro, y si sufre hoy
es porque ha vuelto su pensamiento del lado de la parte inacabada de
su alma.
Perdonar es también no comprender sino a medias. Admirar, admitir,
amar. Admite y ama al bien tanto como el mal, porque, después de todo,
el mal es el bien que se equivoca. Nos enseña, a la manera con que los
años y los hombres nos enseñan las verdades que estamos en aptitud
de recibir, la impotencia final de la maldad ante la vida, el apaciguamien-
to de todo en la naturaleza y en la muerte, que no es más que el triunfo
de la vida sobre una de sus formas particulares. La inutilidad de la menti-
ra más hábil y más llena de fuerza y de genio, ante la verdad más débil y
más ignorante, y las decepciones del odio que siembra, sin saberlo, la
felicidad y el amor en el porvenir que creía devastar.
El mundo tiene muchas voces, y el alma tiene sus horas y sus momen-
tos para cada cosa. Se puede tomar la ruta que toda persona puede
tomar cuando su vida lo ha llevado a cometer errores, y sufrir un profun-
do tormento. Se puede retomar el pasado previo, la herencia y la infan-
cia, la maduración, el crecimiento y la caída, y se puede encontrar el
poder mientras se retoman cosas y elementos que esencial e inmortal-
mente nos pertenecen.
Se debe ir “al fondo de uno mismo”, como dice la gente devota. Y en él
mismo se encontrará la esencia indestructible, y esta esencia no querrá
evitar su destino, sino afirmarlo e iniciar de nuevo sus mejores y más
profundas cualidades que han sido redescubiertas.
Y si ocurre de esta manera y la gente desmoralizada toma esta ruta del
destino, voluntaria y sinceramente, entonces, lo que una vez perteneció
al pasado, renacerá en ella misma.
Una constante corriente silenciosa surgirá de esto otra vez, y penetrará
el mundo; y aquellos quienes aún son enemigos de su propia voz interior
hoy, escucharán, en el futuro, esta misma silenciosa corriente.
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De mi
Libreta de Apuntes
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“Si Cuando el amor es más fuerte, más grande
que el peligro, nunca se tiene miedo.”
Karol Wojtyla
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Tu presencia.
Contengo tu imagen dentro del oleaje
Caprichoso del recuerdo.
Como una veleta plana al recibir
La fuerza de los vientos.
Y retengo sin cesar tu pensamiento
Como la presa virginal de la mañana.
Mientras que tu esencia se remarca
Con mi sombra.
Tus pasos resuenan a mi lado cuando
La lluvia ha cesado
Con la brisa y la bruma de un día claro,
Tu presencia trasciende en un reclamo.
1989
Fernando de Alarcón / Banco de Historia Visual ©
Torre Latinoamericana, México - 1987