Los trastornos de la conducta alimentaria son enfermedades crónicas que se caracterizan por una alteración del patrón de ingesta o control del peso que causa deterioro físico y psicosocial. Incluyen la anorexia nerviosa, bulimia nerviosa y trastornos atípicos. Su tratamiento implica recuperar un peso saludable, tratar problemas psicológicos y comportamientos mediante psicoterapia, asesoramiento nutricional y en algunos casos medicamentos.
1. Trastornos del comportamiento alimentario
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), son una de las enfermedades
crónicas, más frecuentes en adolescentes y mujeres jóvenes. Enfermedades
psiquiátricas, que se caracterizan por
tener una alteración definida del patrón
de ingesta o de la conducta sobre el
control del peso, que produce un
deterioro físico y psicosocial. En
consecuencia aparece una malnutrición
que afecta a todo el organismo y al
funcionamiento cerebral, lo que
perpetúa el trastorno mental. Esta
alteración de la conducta no debe ser
secundaria a ninguna enfermedad
médica o psiquiátrica. Se ha relacionado
con una seria morbilidad, así como una significativa mortalidad, constituyendo
un problema de salud pública, por su curso clínico prolongado y su tendencia a
la cronificación.
Los TCA comprenden la anorexia nerviosa (AN), la bulimia nerviosa (BN) y los
trastornos no especificados o atípicos (EDNOS), reservando esta
denominación a las situaciones en las que falta una o más de las
características principales que definen los cuadros típicos. Dentro de los TCA
se incluyen la anorexia nerviosa (AN), la bulimia nerviosa (BN) y el trastorno
atípico o no especificado. Aunque fueron reconocidos hace más de dos siglos
en los países occidentales, se ha producido un incremento progresivo de su
incidencia y prevalencia en los últimos años debido, fundamentalmente a
factores socioculturales. Afectan de forma preferente a la población
adolescente femenina yse observa una tendencia al aumento, sobre todo de
formas parciales, en prepúberes y varones de riesgo
Etiopatogenia
En la etiopatogenia intervienen factores genéticos, biológicos, psicológicos,
sociales y culturales que actúan como factores predisponentes,
desencadenantes o mantenedores de la enfermedad, considerándose en la
actualidad un trastorno multifactorial. En ella participan factores genéticos y
ambientales, de cuya interacción surge la vulnerabilidad individual. Interviene
además unos factores desencadenantes y otros derivados de la propia
enfermedad que favorecen el mantenimiento y la perpetuación del trastorno.
Los mayores avances han venido de la confirmación del hambre e inanición,
como factor básico en la perpetuación del cuadro por sus consecuencias
psicológicas, emocionales y físicas.
2. Se han documentado importantes alteraciones en estos
pacientes en algunos neurotransmisores que participan
activamente en la regulación de la homeostásis
energética (serotonina, dopamina, noradrenalina) y en los
sistemas de la colecistoquinina, grelina, leptina,
adiponectina, neuropeptido Y u otros péptidos implicados
en el control de la ingesta. Un hallazgo reciente relevante
ha consistido en demostrar que el tejido adiposo no es un
reservorio pasivo de energía; antes al contrario, se trata
de un auténtico órgano de gran actividad endocrina y
metabólica, existiendo una interconexión bidireccional del
cerebro y del tejido adiposo sugiriendo que este último
desempeña un papel importante en la regulación del
balance energético.
Dentro de los factores biológicos en las alteraciones neuroquímicas,
encontramos niveles disminuidos de norepinefrina en relación con la
bradicardia e hipotensión en estados de malnutrición, así como disregulaciónes
de la serotonina, que explicaría, a menos en parte la alta incidencia de
comorbilidades psiquiátricas en estas pacientes como depresión, ansiedad y
trastornos obsesivo-compulsivos.
3. ¿Qué es la anorexia nerviosa?
En un 80 por ciento de los casos la anorexia comienza con una dieta para
perder peso y, en la medida que esto no se logra, perder peso se convierte en
el objetivo central.
Nada parece tener más importancia que este propósito, por encima de
recomendaciones y cualquier otra meta. A este deseo imperioso de adelgazar
se une con igual intensidad el temor a la recuperación, vivido claramente como
pánico a engordar, pierden la menstruación o no la llegan a tener cuando les
hubiera correspondido.
Paralelamente, cada vez se tiene más distorsionada su imagen corporal. Se
ven gordas y gordos aunque hayan perdido mucho peso. Se miran mucho al
espejo, se pesan muchas veces y preguntan con insistencia por su imagen. A
veces realizan un ejercicio excesivo y continuado con la única finalidad de
perder peso.
Los métodos empleados para bajar de peso son consumir muy poca cantidad
de alimentos y realizar un ejercicio excesivo e intenso. En otros casos, en las
llamadas anorexias purgativas (vómitos, uso de laxantes y de diuréticos), se
alterna con períodos de ayuno para conseguir esa anhelada disminución de
peso.
Anorexia nerviosa.
Rechazo a mantener un peso corporal normal o por encima del mínimo
para su edad y talla.
Terror a engordar aun estando por debajo del peso ideal.
Distorsión en la percepción del peso y de la imagen corporal.
Síntomas comportamentales
Restricción voluntaria de comida.
Preparación de los alimentos a la plancha.
Disminución ingesta de líquidos.
Conducta alimentaria extraña.
Aislamiento social.
Ejercicio compulsivo.
Aumento de las horas de estudio.
Disminución de las horas de sueño.
Pesarse compulsivamente.
Laxantes, diuréticos.
Síntomas mentales y emocionales
Trastorno severo de la imagen corporal.
Terror a subir de peso.
Negación total o parcial de la enfermedad.
4. Negación de sensaciones de hambre, sed o sueño.
Temor a perder el control.
Dificultad de concentración.
Desinterés sexual.
Desinterés por actividades lúdicas o recreativas.
Dificultad en reconocer sus emociones.
Síntomas depresivos y/o obsesivos.
Irritabilidad.
Bulimia nerviosa
El perfil típico de la paciente bulímica es el de una mujer joven (la edad de
aparición se sitúa entre los 16 y los 23 años), con un peso y tamaño dentro de
la normalidad, que presenta atracones (consumir gran cantidad de alimentos de
forma compulsiva y en poco tiempo) seguidos de vómitos, con abuso de
laxantes, diuréticos y práctica excesiva de ejercicio, con el fin de contrarrestar
la gran cantidad de alimento ingerido y poder así controlar el peso.
Al igual que en la Anorexia, existe una preocupación obsesiva por el control del
peso y la autoestima de la persona está en función de la valoración que hace
de su cuerpo.
Muchas personas que padecen este trastorno lo mantienen oculto durante
meses y años ante la ignorancia de los familiares y amigos/as, debido a la
vergüenza y al sentido de culpabilidad. Se oculta de los demás pero también de
una/o mismo. Es entonces cuando aparece la mentira, que junto a la
desconfianza del entorno, serán los dos obstáculos más serios a la hora de
iniciar su recuperación. La persona lo sufre y disimula hasta ser sorprendida o
contarlo a alguien en un momento de desesperación.
El cuadro se inicia cuando la persona se empieza a encontrar insatisfecha con
su cuerpo y quiere adelgazar.
Puede iniciar una dieta, a veces sin éxito, y el vómito se les presenta como la
manera “ideal” de comer sin engordar.
Se inicia así un círculo vicioso: los vómitos provocan la necesidad de comer, lo
cual refuerza el vómito. Del supuesto control con la alimentación se pasa al
descontrol. En el inicio del cuadro bulímico, la/el joven trata de controlar,
recurre a todo tipo de procedimientos, pero fracasan en muchas ocasiones y
comen sin parar, habitualmente a escondidas, eligiendo normalmente alimentos
prohibidos (de alto contenido calórico) que ingieren con voracidad y en muy
poco tiempo
Bulimia nerviosa
Episodios recurrentes de atracones.
Vómitos autoinducidos, uso de laxantes y diuréticos, ayuno o ejercicio
físico excesivo (comportamientos compensatorios).
5. Ambos puntos deben darse al menos 2 veces por semana durante 3
meses.
La autoevaluación está indebidamente influenciada por la figura corporal
y el peso
Síntomas comportamentales
Vómitos autoprovocados.
Almacenamiento de comida.
Evitación de comidas sociales.
Disminución del rendimiento escolar y
laboral.
Inasistencia a clase o al trabajo.
Salidas frecuentes de casa. Evita la familia.
Mentiras innecesarias.
Robos.
Consumo de alcohol y a veces de drogas.
Promiscuidad sexual.
Disminución horas de sueño
Síntomas mentales y emocionales (bulimia)
Terror a subir de peso o deseo compulsivo de
perderlo.
Trastorno severo de la imagen corporal.
Ocultamiento de la enfermedad.
Baja autoestima.
Ánimo depresivo con ideaciones suicidas.
Egocentrismo.
Dificultad de concentración.
Irritabilidad y cambios bruscos de humor
Sobrepeso en la pubertad y adolescencia
La pubertad es una etapa de muchos cambios corporales. En el caso de las
chicas, su cuerpo necesita una cierta cantidad de grasa para poder iniciar la
menstruación. Hay un período de transición en muchas adolescentes en que el
cuerpo, más de mujer que de niña, no está muy definido y se puede interpretar
erróneamente como gordura, siendo realmente un cambio corporal que lo único
que necesita es tiempo para estabilizarse. Por ello, éste sería un factor de
riesgo, ya que las jóvenes en esta etapa son muy propensas a iniciar este tipo
de conducta alimentaria.
Si realmente existe sobrepeso, lo más recomendable es acudir a un
especialista que aporte una dieta equilibrada y sensata que ayude a regular
esta situación. No existen dietas milagrosas y lo mejor es una pérdida de peso
6. lenta y afianzada, acompañado por un reaprendizaje de hábitos más
saludables en la alimentación.
El riesgo estaría en iniciar por cuenta propia dietas muy restrictivas con la
esperanza de bajar muy rápidamente de peso, que en ocasiones lo único que
consiguen es que se dé una recuperación del peso perdido con la misma
rapidez e incluso que se produzca un incremento.
Este tipo de dietas tan peligrosas son en la mayoría de ocasiones el principio
de un trastorno alimentario.
Tratamiento
Una nutrición adecuada, reduciendo el exceso de ejercicio y la interrupción de
los comportamientos de purga constituyen la base del tratamiento. Ciertas
formas de psicoterapia o terapia de diálogo, y algunos medicamentos también
son efectivos para muchos trastornos de la alimentación. No obstante, para los
casos más crónicos, no se han identificado aún tratamientos específicos. Con
frecuencia, los planes de tratamiento se adaptan a las necesidades individuales
y pueden incluir uno o más de los siguientes:
7. Psicoterapia individual, grupal y/o familiar
Atención médica y monitoreo
Asesoramiento nutricional
Medicamentos.
Algunos pacientes quizás necesiten ser hospitalizados para tratar
complicaciones a causa de una malnutrición o para garantizar una
alimentación adecuada en los casos de extrema delgadez.
Tratando la anorexia nerviosa
El tratamiento de la anorexia nerviosa incluye tres componentes:
Recuperar un peso saludable
Tratar problemas psicológicos relacionados con el trastorno de la
alimentación
Disminuir o eliminar los comportamientos o los pensamientos que
llevaron a una alimentación escasa y evitar una recaída.
Algunos investigadores sugieren que el uso de medicamentos, como
antidepresivos, antipsicóticos o estabilizadores del estado de ánimo, pueden
ser modestamente efectivos para tratar pacientes con anorexia nerviosa. Estos
medicamentos pueden ayudar a resolver síntomas relacionados con el estado
de ánimo y la ansiedad que con frecuencia coexisten con la anorexia nerviosa.
No hay certeza de que los antidepresivos puedan evitar una recaída en
algunos pacientes con anorexia nerviosa que han logrado restaurar su peso.
Sin embargo, aunque las investigaciones aun continúan, ningún medicamento
ha demostrado ser eficaz en ayudar a alguien a ganar peso para llegar a un
nivel normal.
Diferentes formas de psicoterapia, incluyendo individuales, grupales y
familiares, pueden ayudar a tratar las razones psicológicas de la enfermedad.
En la terapia familiar del modelo del Maudsley, los padres de adolescentes con
anorexia nerviosa asumen la responsabilidad de alimentar a sus hijos. Este
enfoque parece ser muy efectivo cuando se trata de ayudar a una persona con
anorexia nerviosa a subir de peso y mejorar sus hábitos alimenticios y sus
estados de ánimo.
Al quedar su efectividad demostrada en estudios de casos y ensayos
clínicos,este enfoque del Maudsley de la terapia familiar se discute en algunos
estudios y directrices destinados al tratamiento de los trastornos de la
alimentación en pacientes jóvenes no crónicos.
Tratando la bulimia nerviosa
8. Al igual que con la anorexia nerviosa, el tratamiento de la bulimia nerviosa
implica una combinación de opciones y depende de las necesidades del
individuo. Para disminuir o eliminar el comportamiento de atracones y purgas,
es probable que el paciente reciba asesoramiento nutricional y psicoterapia, en
especial la terapia cognitiva-conductual (TCC), o que se le recete algún
medicamento. TCC ayuda a una persona a concentrarse en sus problemas
actuales y cómo resolverlos. El terapeuta ayuda al paciente a aprender a
identificar los patrones de pensamientos distorsionados o inútiles, reconocer y
cambiar las creencias erróneas, relacionarse con los demás de forma más
positiva, y, en consecuencia, cambia los comportamientos.
LA TCC que fue adaptada para tratar la bulimia nerviosa también demostró ser
efectiva para cambiar el comportamiento de atracones y purgas así como los
hábitos alimenticios.
La terapia puede ser individual o grupal. Algunos antidepresivos, como la
fluoxetina (Prozac), que es el único medicamento aprobado por la
Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los
Estados Unidos para tratar la bulimia nerviosa, pueden ayudar a pacientes que
también sufren depresión y/o ansiedad.
Asimismo, la fluoxetina parece ayudar a disminuir el comportamiento de
atracones y purgas, reducir la posibilidad de una recaída y mejorar los hábitos
alimenticios.
El sobrepeso y la obesidad
El sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o
excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud.
El índice de masa corporal (IMC) es un indicador simple de la relación entre el
peso y la talla que se utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y la
obesidad en los adultos. Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos
por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2).
La definición de la OMS es la siguiente:
Un IMC igual o superior a 25 determina sobrepeso.
Un IMC igual o superior a 30 determina obesidad.
El IMC proporciona la medida más útil del sobrepeso y la obesidad en la
población, puesto que es la misma para ambos sexos y para los adultos de
todas las edades. Sin embargo, hay que considerarla a título indicativo porque
es posible que no se corresponda con el mismo nivel de grosor en diferentes
personas.
9. ¿Cómo pueden reducirse el sobrepeso y la obesidad?
La obesidad infantil se asocia con una mayor probabilidad de obesidad, muerte
prematura y discapacidad en la edad adulta. Pero además de estos mayores
riesgos futuros, los niños obesos sufren dificultad respiratoria, mayor riesgo de
fracturas e hipertensión, y presentan marcadores tempranos de enfermedad
cardiovascular, resistencia a la insulina y efectos psicológicos.
El sobrepeso y la obesidad, así como sus enfermedades no transmisibles
asociadas, son en gran parte prevenibles. Para apoyar a las personas en el
proceso de realizar elecciones, de modo que la opción más sencilla sea la más
saludable en materia de alimentos y actividad física periódica, y en
consecuencia prevenir la obesidad, son fundamentales unas comunidades y
unos entornos favorables.
En el plano individual, las personas pueden:
limitar la ingesta energética procedente de la cantidad de grasa total y
de azúcares;
aumentar el consumo de frutas y verduras, así como de legumbres,
cereales integrales y frutos secos;
realizar una actividad física periódica ( 60 minutos diarios para los
jóvenes y 150 minutos semanales para los adultos).
La responsabilidad individual solamente puede tener pleno efecto cuando las
personas tienen acceso a un modo de vida saludable. Por consiguiente, en el
plano social es importante:
dar apoyo a las personas en el cumplimiento de las recomendaciones
mencionadas más arriba, mediante un compromiso político sostenido y
la colaboración de las múltiples partes interesadas públicas y privadas, y
lograr que la actividad física periódica y los hábitos alimentarios más
saludables sean económicamente asequibles y fácilmente accesibles
para todos, en particular las personas más pobres.
10. La industria alimentaria puede desempeñar una función importante en la
promoción de una alimentación saludable:
reduciendo el contenido de grasa, azúcar y sal de los alimentos
elaborados;
asegurando que todos los consumidores puedan acceder física y
económicamente a unos alimentos sanos y nutritivos;
poner en práctica una comercialización responsable, y
asegurar la disponibilidad de alimentos sanos y apoyar la práctica de
una actividad física periódica en el lugar de trabajo.
Bibliografía
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http://www.cruzroja.es/crj/docs/salud/manual/005.pdf
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DABC+Anorexia.pdf&blobheadervalue2=language%3Des%26site%3DP
ortalSalud&blobkey=id&blobtable=MungoBlobs&blobwhere=1352812963
153&ssbinary=true
http://www.cat-barcelona.com/pdf/biblioteca/anorexia-y-bulimia/6_-_4_-
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https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/anorexia_bulimia.pd
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