1. - Lic. en pedagogía: Micaela González Delgado. Pasante de Maestría por la FFyL UNAM<br />- Lugar de trabajo: Área de Intervención Profesional en la licenciatura en pedagogía en la FESA UNAM. <br />- Correo electrónico: micag57@hotmail.com<br />- Área de Investigación: Educación comunitaria, saberes productivos y desarrollo rural sustentable<br />-Líneas de investigación: Desarrollo sustentable, saberes socialmente productivos y resignificación de la lengua y la cultura, así como Formación Profesional. <br />RESUMEN<br />Las siguientes reflexiones se derivan del trabajo de tesis de maestría: Aportaciones epistemológicas a la Formación Profesional de pedagogos en el Área de Intervención profesional en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la UNAM que tiene como objeto la formación profesional desde las construcciones de sentido y significación que estudiantes de pedagogía de la FESA, elaboran sobre su profesión desde la experiencia del área de intervención profesional pedagógica. Así, el objetivo de esta ponencia es presentar un conjunto de reflexiones teóricas derivadas del trabajo de investigación que he venido desarrollando desde 2001, retomaré algunos intersticios de la intervención pedagógica, la formación y la práctica profesional. Me interesa explorar las posibilidades de teorización que se abren desde la mirada epistemológica para abrir espacios de reflexión crítica en las inversiones y subversiones entre lo viejo y lo nuevo, corte y sutura, inmovilización o transformación del concepto intervención profesional. <br />PALABRAS CLAVE: intervención pedagógica, vínculo, emergencia, interpelación y solidaridad<br />Intervención Pedagógica<br />La intervención profesional en la FES Acatlán en la licenciatura en pedagogía.<br />La intervención profesional en la FESA UNAM en la licenciatura de pedagogía, tiene una historia se puede decir que el uso de la noción de intervención se empieza a utilizar en los momentos de transformación frente a la reforma de mediados de los 90. Más tarde, a finales de esa misma década, el contexto cambiante posibilitó, el Fortalecimiento del Área de Formación y Práctica Profesional (en adelante AFPP). Esto, llevaría a poder utilizar el concepto de intervención: 1) como idea y, 2) de forma discursiva; lo que posibilitó producir prácticas profesionales con una determinada representación socio-profesional, acordes a las formas de intervención que se instalaron en las instituciones de práctica vigentes para ese periodo histórico. Posteriormente, a principios del 2000 con las transformaciones y cambios curriculares que se estaban gestando con referencia al plan de estudios 2006 se dio paso, a la reflexión de diversas producciones teóricas acerca de la intervención profesional pedagógica. Esto debido a la movilización de fuentes diversas: 1) cómo dar tratamiento pedagógico a diferentes problemas y campos nuevos en las instituciones de práctica e intervención profesional; 2) la reflexión que emergía sobre la identidad profesional del pedagogo; 3) la coexistencia de un perfil definido de acuerdo al contexto que demandaba otro tipo de formación profesional. Estos ejes fueron importantes y permitieron problematizar, cuestionar y replantear los contenidos de las asignaturas del AFPP, aun cuando el plan de estudios no se habían modificado, en tanto que las demandas que se hacían a los profesionistas en formación por las instituciones de práctica se modificaban y requerían nuevas formas de intervención profesional, por lo que a partir de ahí, se adhirió, además a la reflexión la identidad, la práctica y la ética. <br />Situación que permitió junto con el profesionista en formación, dar una orientación hacia un papel protagónico en las diversas formas de concebir el ser y el quehacer del pedagogo en la resolución de los problemas de la educación que emergen en nuestro país. En consecuencia, la reestructuración de los programas de asignatura de Formación y Práctica Profesional I, II y III con el plan de estudios de 2006, hay un cambio de ruta en la forma de designación para nombrarlas: Fundamentos de Intervención Profesional Pedagógica, Intervención Profesional Pedagógica I y II, por ende, también el del Área, hoy se denomina de Intervención Profesional. De modo que hoy, este contexto de cambio, nos convoca a que el abordaje teórico y metodológico, siga promoviendo la construcción reflexiva con base en la estructuración metodológica de problematización denominada Propuesta Matricial (Ortega, 1997). Es de alguna manera, lo que nos ha permitido, en la medida de lo posible, a los actores involucrados, generar retornos reflexivos sobre nosotros mismos como profesionales de la pedagogía, en muchos de los casos, y dar cuenta de que en la formación se involucra la existencia de una multiplicidad de formas de definir al pedagogo y la configuración de múltiples identidades profesionales. Aun cuando es importante señalar que no se puede generalizar y, por ello, pensarse que sea un momento de plenitud o de completud, todo lo contrario, existen resquicios que nos permiten avizorar diversos ordenamientos simbólicos e imaginarios que franquean las prácticas sociales de los sujetos en formación en el lugar de la intervención lo que, a su vez, permite explicar la percepción imaginaria que de la institución generan y, por ende, de la propia Intervención Profesional Pedagógica, de la institución escolar, de la profesión, de la universidad. <br />La intervención y su poder, reside en la acción producente de los profesionistas y en la combinación inteligente de estrategias y del esfuerzo de cada uno, en esos posicionamientos. Además, hay diferentes formas de acción que dan por resultado en convertir en comunes todas las producciones particulares, en las formas de acceso a la realidad y la lectura que se haga de ella, en tanto que de ello depende la forma de establecer las necesidades sociales a atender. Pero, los sujetos que están en medio de las intervenciones no son siquiera poseedores de esa producción. El que interviene utilizará esas estrategias para que aunque el producto no pertenezca a él, se convierta en propiedad particular esa necesidad y sea una forma de consumo manifestada a través de la demanda. Es importante para nosotros advertir estás situaciones porque en la intervención en instituciones, nos lleva a seguir el mandato institucional o a establecer una detección de necesidades que emerge desde nuestro punto de vista o perspectiva, aunque muchas de las veces deja de lado a los actores y su participación para comprender las necesidades que se platean desde su experiencia, desde los límites y fronteras de percepción de “lo que necesita”. Entonces, se vuelve hacia nosotros la pregunta, ¿lo que planteamos como la necesidad, es necesidad por el hecho de ser algo visible, es resultado de una vaguedad de relatos anclados en la demanda y su narración mítica o se encuentra inserta en una imposición atravesada por una interpretación que instituye nuevas formas de violencia controlable con la envestidura instituida en nombre “de la profesión”?<br />Problematizar con los estudiantes, acerca de las significaciones imaginarias y su construcción en la necesidad y la demanda, nos lleva a cuestionar las formas difusas en que emergen y presentan. Puesto que, si bien, la demanda social nos da pie a la intervención, no toda demanda social requiere una intervención, esto lo podemos reflexionar desde ámbitos de lo posible, de lo que está realmente en nuestras posibilidades hacer. Hay problemas educativos que son tan añejos y son resultado del proceso histórico y que no pueden re-solverse con intervenciones ancladas en visiones simples, requieren estudiarse, comprenderse y darles un tratamiento complejo a partir de generar campos visuales, puesto que en su seno incluyen otra serie de problemas que en esa raíz histórica anclan la presencia de otras necesidades y demandas múltiples que no son tan evidentes. Problematizar sobre ello, abre una constelación de lecturas y perspectivas de demandas y necesidades de acuerdo a la visión de cada profesionista que lee esa realidad. Por esta razón, la demanda se oculta y camufla en una ilusión y presencia de otra cosa, lo que genera figuraciones de sentido desviadas y expresadas en tiempo comprimido -de forma simbólica- bajo una expresión formal y artificial que se convierte en el objeto de intervención. <br />De modo tal que, la intención de comprender el fenómeno de la intervención es substancial para poder quebrar las lógicas en que la producimos en los lugares de la práctica profesional. Concientizarnos sobre los efectos que producimos, alude más que a una moral del deber, a una ética y cuidado de sí mismo que se encuentra lejos del conjuro del destino, que se escribe a partir de la tinta de la memoria colectiva, del relato de la natalidad, la experiencia y el acontecimiento en la complejidad de la intervención, pues está, va más allá de lo instrumental y prescriptivo, interpela sujetos y los encamina hacia formas de significación ideológicas promovidas por instituciones que funcionan como sistemas de referencia mutadas, imaginarias y presente-ausentes por medio de formas instituyentes intervenidas en los individuos que hacen las intervenciones. Cobrar concientización de este hecho nos encara a mirar de forma crítica para poder ofrecer alternativas frente a la necesidad de intervención profesional. <br />Sensibilizar a los estudiantes de lo anterior expuesto en conjunto con el contexto, es primordial, dado que en estos tiempos, han surgido diferentes problemas en el ámbito educativo y pedagógico, algunos son lastre de múltiples tiempos combinados, que no se han podido pensar desde su complejidad. La situación, es compleja porque esto nos plantea reconocer, el error inocente que representa una corrupción de funestos extravíos, al hacer la lectura de la realidad para establecer las necesidades sociales, educativas y pedagógicas que ahí pudieran existir, puesto que son nuestros sistemas fundamentales y particulares que están plagados de conceptos propios a nuestro campo profesional, la forma de acceso y de creación de esos problemas y esas necesidades, a partir de ahí, y por eso, es que resultan espinosos, cuya solución, siempre intentada, quedará siempre incompleta. La necesidad es una forma de proposición abstracta, subjetiva y poco clara en la cual sustentamos la intervención, por lo que hay que plantear, ¿cuáles son las consecuencias de esa proposición cuando de intervenir se trata? ¿Qué es y quién determina esa necesidad? <br />Reflexiones finales<br />Los enunciados de intervención educativa y pedagógica flotan en el discurso educativo para situar algo que se anuncia, pero que no se comprende en el plano conceptual y metodológico, aunque se constituya y se signifiquen en lo práctico. Así, comprender la lógica de significación y constitución del concepto intervención pedagógica en concreto, requiere la autorreflexión que de los procesos de práctica profesional se llevan a cabo en espacios institucionales concretos. <br />La intervención pedagógica sólo obtiene significado en los quiebres institucionales y hace evidente la resonancia idealista que conlleva el concepto de “pedagógica” que se adhiere a la intervención, al momento en que las posibilidades desde el espacio de interpelación, se convierten en el territorio por excelencia que da posibilidad de elección y decisión para la acción, a los sujetos en constitución y que, de alguna manera, modifica el proyecto inicial que imaginaron o crearon en el espacio y el tiempo institucional. De modo que en lo educativo acontece el proyecto(s) y en lo pedagógico la interpelación articula formas de hacer cambiar de rumbo a ese proyecto(s) que imagino el sujeto en constitución al reinventar el vínculo educativo. <br />Aquí la lógica de la intervención pedagógica cobra sentido y significación desde el proceder profesional y para concebir sus elementos constitutivos se debe partir de una lógica de Emergencia que, como lo señala Josefina Granja:<br />Expresa la dispersión y discontinuidad que es propia a toda formación sociohistórica de sentido, por ello, se dirige el análisis hacia la búsqueda de las singularidades y las rupturas, en los puntos donde nuevas empiricidades por la vía del contacto, del encuentro y el enfrentamiento entre empiricidades existentes, permite identificar la proliferación de sucesos a través de los cuales toma forma un proceso. (Granja, 1998:16). <br />Desde esta óptica los procesos que se están configurando en el campo de la intervención pedagógica se distinguen desde el ángulo de lo que irrumpe a través de triangular pautas de:<br />la petición escolar,<br />la petición institucional y,<br />las expectativas del estudiante. <br />Por lo que el concepto responde a diferentes tensiones entre lo que se reconoce bajo esta lógica y lo que se experimenta desde las acciones de la Intervención pedagógica, tanto en los procesos de formación profesional como en la experiencia institucional al desarrollar los proyectos de intervención. En este sentido, el concepto toma densidad a partir del despliegue de las prácticas desplegadas por los sujetos en la formación profesional. Ahora bien, el sentido complejo de la significación y constitución de la intervención pedagógica, no queda reducido a la formación teórica del mismo, sino que la particularidad, en la experiencia acoge la formación práctica en un ascenso hacia la capacidad de abstracción que hace reconocible lo que su articulación en discurso remite a la problemática de la enunciación como medio para acceder al conocimiento de esa experiencia mediante la sistematización desde los siguientes espacios en apertura y vinculación mutua: <br />Desde los sujetos que viven la experiencia misma y que no acceden de manera inmediata a su representación ni a su conciencia, pero si a sus efectos en la subjetivación, desde saberes sociales producidos en esas prácticas y que constituyen parte de nuestro corpus profesional. <br />Desde la visión de las instituciones que permiten la práctica profesional y que establecen la demanda institucional esperando que los sujetos que intervendrán entreguen un producto final que les beneficie, pero sin percatarse de manera explícita las formas de intrusión a que son sometidas, bajo la seducción de las lógicas de interpelación. Sin embargo, se pueden reconocer elementos de cambio institucional de manera evidente en la institución bajo lógicas de los proyectos institucionales breves delegados a los intervinientes que impactan de forma compleja hacia dentro en los procesos y formas de operación de prácticas educativas desplegadas internamente desde lo institucional.<br />Desde la visión de las docentes que guiamos la intervención profesional pedagógica y que reconocemos la complejidad de la representación, significación y constitución teórica y práctica desde la subjetividad, pero que no registramos el impacto, los efectos, dislocaciones y disrupciones que ahí se suceden, pero que vamos generando vínculos inconscientes que se manifiestan directamente en la forma de pensar, dirigir y reflexionar con ellos la intervención profesional y van más allá del terreno de la experiencia.<br />Desde la lógica del “proyecto institucional ” delegado para la intervención pedagógica, lugar donde opera la constitución de significación bajo el despliegue de espacios intersticiales de lo educativo y la apertura del campo pedagógico puestos en escena, acordes al área temática a la que corresponde el servicio educativo que brinda la institución elegida para la práctica profesional, puesto que ahí se juegan diferentes disputas, lógicas de desplazamiento, sedimentación temporal de significados que sólo pueden ser reconocibles por el sujeto que se forma, mediante la problematización y la sistematización de la experiencia en los planos de lo instituido y lo instituyente. <br />La intervención es posibilidad de adscripción de significados, interacción e intercambio de tramas inestables e íntima movilidad de figuras de deseo; de pensar las dinámicas de los vínculos y la experiencia; de los efectos y sentidos de los deseos y racionalidad de los objetos en tensión; de los espectros normativos y la construcción simbólica de las necesidades. Los mecanismos de desplazamiento y condensación conceptual de intervención devienen de la función simbólica de la institución y la necesidad determinada culturalmente en conjunto con la función ideológica, de los imaginarios y representaciones colectivas a través de la experiencia. Así, la intervención es una forma de sociabilidad en la institución que se convertirá, más tarde, en un instrumento de control que instituirá una crisis orgánica abierta y permanente, por lo que se hace posible la fijación temporal de identidades, también polos locales de confrontación y zonas de vacío normativo, territorios limítrofes de solidaridades, alianzas, intercambios e invención de significaciones que tienen que tratarse y por ello se hace necesaria. <br />Finalizaré este documento señalando en acuerdo con Mier que “intervenir es entonces inventar un lenguaje, crear conceptos, inventar un modo particular de pensar el acontecer; y este pensar no puede ser sino construir conceptos que provienen de esta concurrencia de generosidades: es este crear conceptos, el que por su propia calidad, por su propio impulso, por su propia fuerza, crea horizontes y condiciones de inteligibilidad no solamente recíprocas sino del mundo, es ahí donde surge la alternativa. Sin generosidad y sin creación conceptual no hay horizontes políticos, no hay posibilidad de construcción ética” (Bustamante, 2008).<br />Al mismo tiempo, más que una necesidad, la intervención profesional, ante el contexto que nos suspende en el mundo, se instaura como un imperativo para poder comprender los fenómenos sociales y la crisis generalizada que nos afecta a la mayoría en los sistemas políticos, culturales, económicos, que existen en el mundo y que de diversas formas se interrelacionan. La intervención profesional debe dar lugar a la crítica y denuncia de nuestra presencia en el mundo, de desadhesión a las formas que naturalizan procesos no naturales que nos adaptan al mundo. Es establecer un compromiso con el mundo, con nos-otros. La intervención en el mundo y la inserción en él, nos dan presencia en el paso por el mundo y debemos configurar alguna forma de esperanza, utopía y sueño producido y creado por seres humanos que tienen la esperanza en un mundo mejor.<br />Fuentes consultadas<br />Freire, Paulo (2001). Pedagogía de la Indignación. Morata. Buenos Aires, Argentina.<br />Furlán, Alfredo y M. A. Pasillas. (1994). Dos miradas de la pedagogía como intervención. En: Memoria del Coloquio. La Pedagogía Hoy. F F y L, UNAM. México. Pp. 273-289 <br />Granja Castro, Josefina (1998). Formaciones Conceptuales en Educación. CINVESTAV- DIE/ UIA. México.<br />Guattari, Felix. Et. Al. (1980). La intervención: ¿Imaginario del cambio o cambio de lo imaginario? En: La intervención institucional. P. y V. México.<br />Jiménez, Marco A. (2009). Disciplina y cuidado de sí mismo: una aproximación a los confines de la subjetividad y la educación. En: Ide@s CONCYTEG. Año 4, Núm. 45 México.<br />Mier, Raymundo (2002). El acto antropológico: la intervención como extrañeza. En: Tramas 18 y 19. UAM Xochimilco. México. Pp.13-50<br />Moreno, María de los Ángeles (2007). Intervención e imaginario social. En: Encrucijadas de lo imaginario. Autonomía y práctica de la educación. Coord. Marco A. Jiménez. UCM. México.<br />Spencer (1947) Principios de sociología. Revista de occidente. Colección abreviaturas. Buenos Aires. Argentina.<br />Simmel, George (1977). Sociología, estudios sobre las formas de socialización. Vol. I y II. Revista de Occidente. Madrid. España.<br />Slavoj, Žižek. (2001). El espinoso sujeto. El centro ausente de la ontología política. Paidós. Buenos Aires. Argentina.<br />