Definición de ira. Localización de la ira en el cerebro. Influencias del aprendizaje. Modificaciones y tolerancia. Trastornos comunes. Tratamiento a estas reacciones.
1. REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
FACULTAD DE HUMANIDADES
UNIVERSIDAD YACAMBU
PROGRAMA LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA
La Ira
Realizado por: Leodany Erazo Ramos
Expediente: HPS-163-00002V
Cátedra: Fisiología y Conducta
Santa Elena de Arenales, Marzo 2018
2. La Ira. Definición
*Definir y conceptualizar la ira con precisión se convierte en un trabajo básico y
primordial para la investigación de esta emoción. Una de las definiciones más amplias y
desde la que resulta comprensible la ira, es la dada por Izard (1977, 1991) que la describe
como una emoción primaria que se presenta cuando un organismo es bloqueado en la
consecución de una meta o en la obtención o satisfacción de una necesidad.
*La ira al ser una emoción amerita un estudio de las características que
definen las respuestas emocionales como el afecto, o la estructura afectiva de las
Emociones que se convierte en un elemento fundamental del análisis científico.
Así mismo, en la ira se da una respuesta compleja en la que se ejecutan funciones de tres
tipos:
*Respuesta corporal, en la que el cuerpo se activa para la defensa o el
ataque.
*La segunda es una respuesta cognitiva, es decir, depende del modo de
interpretar las situaciones.
*La tercera respuesta de la ira tiene que ver con la gestión conductual
en esta determinada situación.
3. Localización de la ira en el cerebro
Científicos de la Universidad de Iowa realizaron un estudio en el que se les pidió a los participantes realizar
una tarea, con la finalidad de rechazarla sin ningún fundamento y así provocar su enojo. Al causar el enfado
de los participantes, captaron el momento justo en el que en el cerebro se activaron dos zonas: la corteza
cingulada anterior y la corteza dorso lateral prefrontal. La corteza cingulada anterior del cerebro se encarga
del control de las emociones y la corteza dorso lateral prefrontal del cerebro, de la toma de decisiones
racionales, por lo que impide que resalten los impulsos. Sin embargo, en un estado de enfado puede llegar a
agotarse y deja de funcionar.
En el caso de la ira, esa zona crítica es la región del estriado ventral (se refiere a núcleos accumbens,
porciones profundas del tubérculo olfatorio parecidas al estriado y partes ventrales del núcleo caudado y el
putamen. Como es obvio por sus conexiones, el estriado ventral se relaciona con el sistema límbico).
Para las neurociencias de este último tiempo, la región del córtex frontal (una zona de control ejecutivo de la
mayoría de los procesos cerebrales más desarrollados a nivel evolutivo, básicamente diseñado para ser el
refugio de la cognición, el pensamiento de alto nivel y para los procesos de planeación a largo plazo) también
se encarga de regular la agresión y los impulsos violentos cuando las señales neurocerebrales que van
desde el tálamo a la amígdala se desvían hacia él para generar procesos relacionados con la racionalidad, la
lógica, la ética, la moral y la conciencia humana.
4. Influencias del aprendizaje
La ira, como emoción desagradable interfiere en la concentración,
según plantea el autor Msc. Gerardo Casas Fernández, en su
trabajo sobre «el aprendizaje y las Emociones. «Cuando las
emociones entorpecen la concentración lo que ocurre es que se
paraliza la capacidad mental cognitiva que los científicos llaman
“memoria activa”, la capacidad de retener en la mente toda la
información que atañe a la tarea que estamos realizando».
La memoria activa es una función ejecutiva, que hace posible todos
los otros esfuerzos intelectuales, desde pronunciar una frase hasta
de desempeñar una compleja proposición lógica, y quien se encarga
de ejecutarla es la corteza prefrontal, al igual que el recuerdo, y el
punto en el que se unen las sensaciones y emociones. Se destacan
las siguientes dificultades:
La ira dificulta la asimilación de conocimientos, en muchas ocasiones
impidiendo totalmente el proceso de aprendizaje.
La ira desvía la atención y paraliza la memoria activa vital para aprender.
Los centros nerviosos y los neurotransmisores que regulan las emociones y
la motivación están involucrados en el proceso de aprendizaje también.
Es necesario regular la intensidad de la emoción (ira) para evitar el bloqueo
inconsciente de la información.
5. Modificaciones y tolerancia
El objetivo del
manejo de la ira
consiste en controlar
las emociones y la
estructura fisiológica
que la pueden
provocar. Cuando se
dificulta la evasión
de los estímulos, de
las cosas o
personas que la
generan , al no
poder ser
cambiados estos
elementos, lo más
conveniente es que
se aprenda a
manejarla a través
del buen uso de la
inteligencia
emocional.
La tolerancia como
primer aliada es de vital
importancia en esta
área, aunque en
ocasiones el
entorno o las personas
logren desatar el
volcán de la ira, o
cuando pareciera justa,
es del todo conocido
para la ciencia
psicológica que es un
indicativo de otros
problemas o
malestares
subyacentes del sujeto,
que suele afectar a
terceros con o sin
culpa.
Se trata de hacer un
plan a fin de
controlar su
evolución a lo largo
del proceso, no
tanto de encontrar
salidas inmediatas al
problema evitando
creencias del tipo
“todo o nada”
7. Tratamiento a estas reacciones
Ningún tratamiento es completamente efectivo para todas las personas con trastorno
explosivo intermitente. Existe un tratamiento general que incluye psicoterapia y
medicación.
Psicoterapia
Las sesiones de terapia individual o grupal pueden ser útiles. Un tipo de terapia, la
terapia cognitivo conductual, sirve para ayudar a las personas con trastorno
explosivo intermitente a identificar condiciones o prácticas que pueden provocar una
respuesta beligerante.
La terapia a partir del reconocimiento de los impulsos de la ira pretende:
Crear un nivel de conciencia sobre los impulsos.
Controlar los pensamientos negativos relacionados.
Gestionar el estrés emocional derivado al episodio de ira.
Desarrollar estrategias para resolver conflictos
adecuadamente.
Los medicamentos que pueden ayudar en el tratamiento del trastorno explosivo pueden ser:
• Los antidepresivos como la fluoxetina.
• Los anticonvulsivos, como carbamazepina, oxcarbazepina, fenitoína, topiramato y la
lamotrigina.
• Los agentes anti-ansiedad en la familia de las benzodiazepinas, como el lorazepam y el
clonazepam.
• Estabilizadores del estado de ánimo como el litio.
8. Bibliografía
Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-IV-TR.
Barcelona: Masson. AMERICAN PSYCHIATRICASSOCIATION (APA). (1997).
Bisquerra, R. (2000). Educación Emocional y Bienestar. Barcelona: Praxis.
Darwin, C. (1984). La Expresión de las Emociones en los Animales y los
Hombres. Madrid: Alianza.
Psicobiología: Qué ocurre cuando nos enfadamos? Consultado en
30/10/2016, disponible en:
http://www.investigacionyciencia.es/revistas/mente-ycerebro/
numero/47/qu-ocurre-cuando-nos-enfadamos-8746