Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.
Duns scoto
1. DUNS SCOTO : UNA PREPARACIÓN
DE GUILLERMO DE OCKHAM
2. ORDEN DEL DÍA
• 1 LLAMADO A LISTADO
• 2. REFLEXIÓN DEL DÍA
• 3. EXPLICACIÓN DE DUNS ESCOTO ( FILOSOFÍA VS TEOLOGÍA)
• 4. CONOCIMIENTO DEL HOMBRE
• 5. ACTIVDAD DE CLASE EN CLASSROOM
3. Juan Duns Escoto (1225/66-1308) es uno de los máximos exponentes de la escolástica
medieval. Reconocido ya por sus propios contemporáneos como un maestro de extraordinaria
agudeza, al punto de merecer el título de Doctor Subtilis, Escoto ha influido de manera
perdurable en el desarrollo del pensamiento filosófico y teológico sucesivo, tanto dentro como
fuera de la orden franciscana.
4. La controversia entre filósofos y teólogos: naturaleza y
valor el pensamiento filosófico según Duns Escoto
FILÓSOFO
TEÓLOGO
La idea de que el hombre,
habiendo sido dotado de
naturaleza racional,
tiene como fin natural la
consecución
de una felicidad perfecta,
guía la sola razón natural
excluir a priori cualquier
conocimiento de tipo sobrenatural
la felicidad debe alcanzarse por
vía natural
la actividad más noble
en la contemplación de la verdad
ciencias teóricas,
la metafísica
La dimensión sobrenatural
Contando con la luz
de la revelación
Tiene un conocimiento
más preciso
del verdadero fin del
hombre y
es consciente de los
límites
de la razón natural
5. Para comprender mejor el perfil del filósofo propuesto por Escoto, es necesario tener en cuenta la
condena promulgada por el obispo de París, Étienne Tempier, el 7 de marzo de 1277: en ella se
atacaban 219 afirmaciones filosóficas, tomadas de las enseñanzas de los maestros de artes de la
Universidad de París. Es indudable que esos maestros, entre los que destacan Siger de Bravante y
Boecio de Dacia, pretendían construir un saber filosófico que no estuviera condicionado por la
perspectiva de la fe. Sin embargo, ellos no asumían esta actitud por incredulidad o por falta de respeto
hacia la Revelación. Tomando como punto de partida el principio según el cual, si se acepta practicar la
filosofía, es necesario hacerlo con total honestidad intelectual y hasta sus últimas consecuencias,
quieren evitar forzarla, atribuyéndole conclusiones que, en realidad, derivan subrepticiamente del dato
de fe. Así, sistematizando y radicalizando algunas de las afirmaciones condenadas por Tempier, Escoto
ha caricaturizado la figura del filósofo, presentándolo como un sujeto de mirada corta y limitada
[Boulnois 1999: 37].
Escoto pretende mostrar la inadecuación y la
unilateralidad de la pretensión de usar la sola razón
natural dejando totalmente de lado la dimensión
sobrenatural.
6. Presente a los filósofos como defensores
Alcanzar el fin más alto de la vida humana,
Reconocer que la «verdadera» filosofía no es aquella que
el hombre puede elaborar sin el apoyo de la Revelación,
sino más bien gracias a ella.
la Revelación, de hecho, ilumina la razón
natural, volviéndola consciente de sus
capacidades reales, ayudándola a
descubrir que posee una sublimidad, una
dignidad y una apertura a la verdad que
los filósofos antiguos —grandes, pero
desprovistos de la Revelación— no podían
siquiera imaginar.
7. La filosofía practicada por los antiguos, si se continua
correctamente, tiene en sí la capacidad de ampliar los
horizontes de la razón humana, disponiendo al hombre a
adquirir verdades cada vez más altas
Escoto se opone a Santo Tomás de Aquino
Razón Natural es preámbulo de la fe
La verdad sobrenatural es la que revela
al hombre sus más auténticas
potencialidades.
Dios es superior al hombre y no actúa en base a un orden
preestablecido, sino por voluntad pura y libre, todo lo que
Dios transmite al hombre es sobrenatural.
Permite comprender porqué el hombre accede a su fin
más alto sólo gracias a la voluntad, cuando ésta se
encuentra con otra voluntad, la divina, y acepta
libremente cuanto Dios le revela acerca de su fin último.
8. Escoto afirma que concede a los filósofos precristianos que el
conocimiento pleno de Dios y la bienaventuranza perfecta son los
fines «naturales» del hombre, da a estas palabras en un sentido que
resulta completamente desconocido para estos: el hombre posee por
naturaleza una libertad que lo hace capaz —paradójicamente— de
trascender su propia naturaleza limitada y finita, y lo prepara para
recibir de Dios un conocimiento y una beatitud mayores que aquellas
que corresponden al orden puramente natural [Ordinatio, prol., I, q.
unica, §§ 71-76].
9. El objeto propio del intelecto humano y la univocidad del concepto
de ente
¿ Cúal es el objeto del intelecto humano?
La primera es aquella ofrecida por Tomás de Aquino, que
sostenía que el objeto propio del intelecto es la quiditas
rei materialis, es decir, la naturaleza de las cosas
cognoscibles por medio de los sentidos.
todo cuanto conocemos es fruto del proceso de
abstracción de una forma a partir de la materia, proceso
que comienza por los sentidos
Una segunda respuesta, que proviene de Enrique de
Gante, mantiene que Dios es el primum cognitum,
identificándolo como el fundamento de todo aquello que
conocemos.
10. El objeto propio del intelecto humano es el ente,
que se constituye en razón común, dentro de la cual
quedan comprendidos lo que es finito y lo infinito, lo
creado y lo increado, lo sustancial y lo accidental
[Ordinatio, I, d. 3, p. 1, q. 3, §§ 125-130]
Escoto pretende dar razón de la apertura del
intelecto humano al conocimiento de la totalidad de
la realidad: precisamente porque el objeto primero y
más adecuado al intelecto humano es el ente,
entonces cualquier ciencia, ya sea que tenga por
objeto la realidad extramental, ya sea que estudie el
ente de razón, tiene siempre por objeto algo real, de
modo que el pensamiento resulta invariablemente
coextensivo con el ser
11. Escoto atribuye a la noción de ente un doble primado
epistemológico: el «de comunidad», en cuanto solo el
concepto de ente es capaz de abarcar la totalidad de lo
real; y el «de virtualidad», porque este incluye
virtualmente la noción de toda la otra realidad,
permitiéndonos acceder cognoscitivamente a todas las
cosas
Para Escoto, la noción de ente goza más bien de una
univocidad de orden lógico-semántico: cuando decimos
que las cosas «son», sin ulteriores especificaciones,
utilizamos el término «ser» según un significado que
permanece invariable, incluso cuando cambian los tipos
de sujetos del que lo predicamos. Gracias a esta
univocidad, la noción de ente tiene la capacidad de ser el
fundamento del principio de no contradicción, haciendo
imposible afirmar una cosa y al mismo tiempo negarla,
respecto de un mismo sujeto.
la univocidad semántica de la noción de ente da un
sentido pleno a la analogía real entre los entes, fundando
sus identidades, diferencias y similitudes sobre una
unidad conceptual de orden superior.
12. Escoto intenta proteger a la teología de eventuales desviaciones agnósticas, que el abuso de la así
llamada «teología negativa» podría provocar. El noble intento de no equiparar a Dios con el ente
creado, que llevaba a negar la atribución ingenua a Dios de las perfecciones que encontramos en los
entes sensibles, implica también el riesgo de concebir a Dios como una entidad a tal punto
«distante» del pensamiento humano, que en último análisis le resulta inaccesible. En tales
condiciones, todo discurso teológico resulta completamente vano. Por ese motivo, Escoto concibe la
univocidad de la noción de ente como la condición concreta de posibilidad de que el hombre pueda
elevarse al conocimiento de Dios, con los medios de los que ya dispone pro statu isto, una vez que
estos han sido iluminados por la Revelación