2. 128 Neuropsicología clínica
En el cuadro 8.1 se presenta una cla-
sificación general de las apraxias. En ella,
se intenta integrar los diferentes subtipos
señalados, considerándose el segmento
corporal comprometido (extremidades,
cara o tronco), si se presenta en forma
unilateral o bilateral y, por último, si se
trata de una apraxia por trastornos en la
ejecución de movimientos (apraxias
motoras) o por trastornos de naturaleza
espacial (apraxias espaciales). A la torpe-
za de movimientos en ocasiones vincu-
lada al desarrollo o dificultad en el
aprendizaje de actividades motoras, se le
llama dispraxia del desarrollo y se incor-
pora a los problemas específicos de
aprendizaje. No la abordaremos aquí. Por
otro lado, la dispraxia diagonística es un
síndrome clínico caracterizado por con-
ductas involuntarias y conflictivas entre
ambas manos, algunas veces como pro-
ducto de lesiones del cuerpo calloso
(Barneau et al., 2004), y no corresponde
estrictamente a una apraxia.
APRAXIAS DE LAS EXTREMIDADES
La primera descripción de un caso clínico la llevó a cabo Liepmann (1900) en un
paciente con apraxia unilateral de las extremidades derechas. La apraxia de las
extremidades ha sido analizada y estudiada en los miembros superiores, y se han dis-
tinguido tres variantes principales: la apraxia melocinética (o simplemente cinética),
la apraxia ideomotora y la apraxia ideacional.
Cuando a un paciente se le pide que realice o imite un gesto o acción, parecería
necesario desarrollar primero la idea de la secuencia de los movimientos, para lue-
go organizarlos y finalmente ejecutarlos. El paciente puede fallar en cualquiera de
estas tres etapas: en su planeación, en su programación o en su ejecución.
APRAXIAS BILATERALES
En éstas, el defecto es observable en ambos hemicuerpos, y no sólo en el hemi-
cuerpo contralateral a la lesión cerebral. Se distinguen varias formas.
A P R A X I A S M O T O R A S
APRAXIAS DE LAS EXTREMIDADES
Bilaterales
Ideomotora
De las extremidades superiores
De la marcha
Ideacional
Unilaterales
Cinética
Simpática
Callosa
APRAXIAS DE LA CARA
Bucofacial (oral)
Ocular
APRAXIAS AXIALES
Troncopedal
APRAXIAS DEL LENGUAJE
Del habla
Verbal
A P R A X I A S E S P A C I A L E S
CONSTRUCCIONAL
DEL VESTIRSE
CUADRO 8.1. Clasificación de las apraxias
(Adaptado de Ardila y Rosselli, 1992)
4. 130 Neuropsicología clínica
pueden caminar si se les dan órdenes elementales, como “levante su pie derecho,
ahora el izquierdo” etc. Frecuentemente se encuentra signo de Babinski bilateral y
puede también asociarse con la presencia de otros reflejos patológicos.
Se podría distinguir grupos adicionales de apraxia ideomotora, según el movi-
miento particular que esté alterado. Así, por ejemplo, se ha descrito una apraxia para
escribir (apraxia agráfica o agrafia apráxica) y una apraxia para reproducir posiciones
específicas con la mano (apraxia de la posición o apraxia de la pose). Se trata de for-
mas de apraxia segmentaria, que implican la incapacidad para realizar un movimien-
to en particular.
Apraxia ideacional
Este término se ha utilizado en dos formas un tanto diferentes: 1) como una incapa-
cidad de realizar una serie de actos, un plan ideacional (por ejemplo, preparar café);
2) como la imposibilidad de entender cómo se utilizan los objetos (conocimiento de
la acción de los objetos). En este último caso, la apraxia ideacional puede interpre-
tarse como una agnosia para el uso de los objetos, o simplemente como una “apraxia
conceptual” (Ochipa, Rothi y Heilman, 1992; Heilman y Rothi, 1993). En 1905
Pick describió el primer caso de un paciente con apraxia ideacional, quien intenta-
ba peinarse con la navaja de afeitar y escribir con unas tijeras. Ochipa et al., (1992)
informaron de un sujeto que utilizaba la crema dental como cepillo de dientes y el
cepillo de dientes como crema dental. Este tipo de observación es común en la
apraxia ideacional.
Si se considera que ésta es la incapacidad de llevar a cabo una serie de actos
—un plan ideacional—, se altera la sucesión lógica de los movimientos, aunque el
paciente pueda ejecutar adecuadamente los elementos de la secuencia; así, por
ejemplo, un paciente que pretenda fumar deberá sacar el cigarro de la cajetilla, colo-
cárselo en la boca, encender el fósforo encender el cigarro y finalmente apagar el fós-
foro. Ésa sería la consecuencia lógica. En cambio, podría encender el fósforo y
apagarlo antes de sacar el cigarro de la cajetilla. Los actos o secuencias motores
complejos son precisamente los que están alterados. La desorganización de la
secuencia se puede observar de varias maneras, ya sea porque el acto motor queda
incompleto y el paciente detiene el movimiento antes de tiempo, o porque sustitu-
ye el movimiento por otro similar (parapraxia) o invierte el orden de la secuencia. El
movimiento se ejecuta correctamente cuando, para su elaboración, no es necesario
un plan determinado de sucesión de actos simples. Quienes presentan este tipo de
apraxia pueden imitar movimientos sencillos, pero no secuencias elaboradas. Es
raro (aunque no imposible) encontrar apraxia ideacional independiente de la apraxia
ideomotora.
La apraxia ideacional se encuentra, con frecuencia en casos de demencia de tipo
Alzheimer (Cummings y Benson, 1992; Lucchelli et al., 1993), y se asocia con lesio-
nes extensas del hemisferio izquierdo y con lesiones del cuerpo calloso (Watson y
6. 132 Neuropsicología clínica
verbal como por imitación. Se presenta entonces una hemiparesia en la mano dere-
cha, y una apraxia ideomotora sólo evaluable en la mano izquierda.
Apraxia callosa
Este tipo de apraxia observada en pacientes con lesiones del cuerpo calloso, se
caracteriza porque la mano izquierda es incapaz de realizar movimientos guiados
verbalmente, a pesar de manipular correctamente los objetos e imitar adecuada-
mente los movimientos realizados por el examinador. No obstante, el sujeto no pue-
de describir con movimientos, cómo se usa un objeto. Además, no puede escribir con
la mano izquierda (hemiagrafia izquierda), pero sí con la derecha y sin mayor pro-
blema. La apraxia callosa es uno de los signos del llamado síndrome de Sperry o sín-
drome del cerebro dividido. En estos casos, hay una desconexión entre las áreas del
lenguaje y el área motora del hemisferio derecho que controla los movimientos de la
mano izquierda. Gazzaniga et al., (1962) señalan incluso la posibilidad de que haya
movimientos contrarios entre ambas manos (dispraxia diagonística); así, por ejem-
plo, se informa de un paciente que trataba de subirse los pantalones: su mano dere-
cha cumplía las intenciones del sujeto, pero su mano izquierda realizaba una acción
completamente opuesta, intentando bajarlos.
Geschwind y Kaplan (1962) informan de un paciente con un glioblastoma en el
hemisferio izquierdo y un infarto de la arteria cerebral anterior izquierda, causante
de una lesión a nivel de la rodilla del cuerpo calloso. Esta persona presentaba apra-
xia en la mano izquierda sólo cuando recibía órdenes verbales, pero sabía manipular
los objetos e imitaba correctamente los movimientos con esa mano. No todos los
casos de desconexión interhemisférica que describe la literatura presentan las mismas
características en su apraxia. Los que aportaron Watson y Heilman (1985) y
Liepmann y Maas (1907) presentaban una apraxia con la mano izquierda para cual-
quier movimiento: por orden verbal, por imitación y para la manipulación de los obje-
tos. Estas diferencias en la caracterización de la apraxia han llevado a Heilman y
Rothi (1985) a proponer que en ocasiones el lenguaje y los engramas visocinéticos
están restringidos al hemisferio izquierdo, como en el paciente de Watson y
Heilman, mientras que en otros casos el lenguaje estaría representado en el hemis-
ferio izquierdo pero existiría una representación bilateral de los engramas visociné-
ticos. En otras palabras, el déficit apráxico que corresponde a lesiones del cuerpo
calloso dependería del tipo de dominancia motora y lingüística que manifieste el
paciente.
APRAXIAS DE LA CARA
Se han descrito dos formas principales de alteraciones apráxicas: la apraxia bucofa-
cial (también llamada bucolinguofacial o apraxia oral) y la apraxia oculomotora.
8. 134 Neuropsicología clínica
APRAXIAS AXIALES
Son formas de apraxia que comprometen los movimientos con el eje del cuerpo y
que se llegan a diferenciar según el movimiento específico que se encuentre altera-
do; así, la incapacidad de sentarse correspondería a una apraxia para sentarse, por
ejempo. Sin embargo, es más sencillo considerarlas en conjunto como apraxias tron-
copedales o simplemente axiales.
APRAXIA TRONCOPEDAL
Por lo común, los pacientes con lesiones del hemisferio izquierdo conservan los
movimientos axiales. La apraxia troncopedal se refiere a la incapacidad de realizar
dichos movimientos, como sentarse, pararse de una manera determinada, etc.
Algunos estudiosos consideran que, ante una orden verbal, es menor el número de
errores en los movimientos axiales que en los de las extremidades (De Renzi, 1989).
APRAXIAS DEL LENGUAJE
Hay dos formas de apraxia que alteran la producción del lenguaje: una frontal ciné-
tica (también conocida como apraxia del habla), asociada con la afasia de Broca; y otra
parietal ideomotora (con frecuencia denominada apraxia verbal), relacionada con la
afasia de conducción. Luria (1977), por ejemplo, propuso dos tipos de afasias moto-
ras (motora eferente y motora aferente) que corresponden a las dos formas de apra-
xia: la frontal-cinética y la parietal-ideomotora; consideró que el defecto subyacente
tanto en la afasia de Broca (afasia motora cinética o eferente) como en la afasia de
conducción (afasia motora cinestésica o aferente) era de tipo apráxico. Quizás lo más
apropiado sería llamar apraxia del habla a la forma frontal cinética, y apraxia verbal a
la forma parietal ideomotora.
Apraxia del habla
La apraxia del habla es un trastorno causado por una alteración en la planeación o
programación de los movimientos secuenciales utilizados en la producción del len-
guaje. Se le considera —con el agramatismo— como uno de los elementos que sub-
yacen en la afasia de Broca. Se caracteriza por distorsiones en los fonemas
(desviaciones fonéticas), omisiones y sustitución de sonidos. La velocidad de pro-
ducción está afectada y el lenguaje surge con dificultades (Rosenbek et al., 1984).
Los errores en la producción son inconsistentes y el lenguaje automático es supe-
rior. La apraxia del habla puede asociarse o no con apraxia oral (bucofacial) y/o
disartria. Dronkers (1996) estudió un grupo de pacientes con defectos en la planea-
ción de los movimientos articulatorios del habla (apraxia del habla) y otros pacientes
sin tales defectos. En todos los primeros pacientes y en ninguna de los segundos se
10. 136 Neuropsicología clínica
cerebrales derechas e izquierdas. Aunque los pacientes con dichas lesiones presen-
tan ciertas características manifiestas en sus dibujos, éstas no son uniformes (véase
cuadro 8.2). McFie y Zangwill (1960) adoptaron esta distinción, pero llamaron apra-
xia construccional a los trastornos en el dibujo por lesiones del lobulo parietal
izquierdo, y agnosia espacial los trastornos por lesiones en el parietal derecho.
Piercy y colaboradores (1960) mostraron que los trastornos en el dibujo no sólo son
más frecuentes, sino también más graves en casos de lesiones del parietal derecho; más
aún, los errores son cualitativamente diferentes. Esto llevó a proponer que los
defectos construccionales en caso de lesiones derechas son una consecuencia de
los déficit perceptuales, mientras que los defectos por lesiones izquierdas resul-
tan de defectos en la ejecución.
Benton y Fogel (1962) analizaron la ejecución lograda por 100 pacientes con
daño cerebral en cuatro tareas construccionales: copia de diseños, construcción de
figuras con palitos, construcción de modelos tridimensionales y diseño con cubos.
Las correlaciones fueron significativas pero no muy altas (del orden de .50 a .60), por
lo que pudieron cuestionar la homogeneidad del defecto medido a través de estas
cuatro tareas. Ardila et al., (1998) utilizaron una muestra de sujetos normales y
encontraron que tres tareas construccionales (copia de la figura compleja de Rey-
Osterrieth, diseño con cubos y rompecabezas) no se correlacionaban significativa-
mente. La memoria de la figura, sin embargo, se correlacionó con las otras dos
tareas. Estos resultados demostrarían que las habilidades construccionales son
heterogéneas. Lezak (1995) señaló que a pesar de que la habilidad para dibujar y para
ensamblar objetos tienden a aparecer juntas, su asociación es tan variable que una y
otra deben examinarse por separado. Benton (1990) propuso dos subtipos diferen-
tes de apraxia construccional, uno relacionado con trastornos en la habilidad para
dibujar, y otro con incapacidad en tareas de ensamblaje.
La apraxia construccional suele asociarse con lesiones parietales derechas poste-
riores. Sin embargo, Benton (1968) observó que muchos pacientes con lesiones fron-
tales derechas también presentan defectos construccionales. Luria y Tsvetkova (1964)
Mala orientación de líneas y ángulos Simplificación de líneas y ángulos
Mejor a la derecha Mejor a la izquierda
Exceso de detalles Ausencia de detalles internos
Microrreproducción Macrorreproducción
De derecha a izquierda De izquierda a derecha
Espacialmente desarticulado Espacialmente simplificado
CUADRO 8.2. Errores en el dibujo característicos de lesiones hemisféricas derechas e izquierdas
Lesiones derechas Lesiones izquierdas
12. 138 Neuropsicología clínica
presentan las mismas dificultades con movimientos de carácter simbólico y con
movimientos sin algún significado. Esto demostraría que la apraxia no tiene como
base un defecto en la utilización de símbolos. Algunos pacientes apráxicos, sin
embargo, sí presentan defectos leves en la comprensión general de símbolos (Roy,
1986). Se debe recalcar que la apraxia no se asocia con dificultades espaciales en la
denominación de objetos manipulables (Rosci et al., 2003).
Una segunda hipótesis propuesta como mecanismo de la apraxia es la hipótesis de
la desconexión. La propuesta inicial de Liepmann de que la apraxia se debía a una des-
conexión entre el lóbulo parietal izquierdo y las áreas anteriores derechas (apraxia
simpática) o izquierdas (apraxia ideomotora), fue retomada y adoptada por Geschwind
(1965) y por Heilman y Rothi-González (1985, 1993). Geschwind supone que si a un
paciente se le pide que haga un movimiento con la mano izquierda, la información que
ha llegado al área de Wernicke debe pasar necesariamente al área motora derecha, por
medio del cuerpo calloso. De acuerdo con esta hipótesis, la vía más probable para el
paso de esta información es la comunicación entre las áreas anteriores de asociación.
Para Geschwind, la interrupción de esta vía causaría la apraxia. Este modelo parecería
justificar la apraxia callosa, pero no necesariamente otros tipos de apraxia.
Heilman y Rothi (1993) superan el modelo de Geschwind y proponen que los
pacientes con lesiones parietales no pueden imitar movimientos ni manipular correc-
tamente los objetos porque los engramas motores visocinéticos se encuentran en el
lóbulo parietal (circunvolución angular y supramarginal). Estos engramas (“praxi-
cons”) ayudan a la corteza motora de asociación a programar los movimientos, la cual
a su vez estimula la corteza motora primaria que inerva los diferentes grupos de mús-
culos que ejecutarán dichos movimientos. De acuerdo con Heilman y Rothi, las lesio-
nes del parietal izquierdo que destruyen los engramas motores visocinéticos
impedirán al paciente diferenciar un movimiento correcto de uno incorrecto, y por lo
tanto, éste tampoco podría realizar el movimiento por imitación o por orden verbal.
Los trastornos se manifiestan en la imitación y en la discriminación visual de los ges-
tos, pero tales fallas podrían deberse a una desconexión entre las áreas visuales y los
engramas motores visocinéticos. Si la lesión preserva los engramas motores visoci-
néticos pero destruye las conexiones de éstos con las vías motoras, el paciente no
podrá realizar correctamente los movimientos, pero sabrá cuál de ellos ha sido bien
ejecutado. Cuando el paciente utiliza correctamente los objetos, ejecuta bien los movi-
mientos a la orden verbal, pero es incapaz de imitar gestos, tendría entonces una agno-
sia para los gestos. De acuerdo con Heilman, habría dos tipos de apraxia ideomotora:
en uno, los esquemas visoperceptuales están aislados de las áreas motoras; en otro,
las áreas visuales estarían desconectadas de los engramas visocinéticos motores.
La idea de que la apraxia es un trastorno perceptivo-motor que impide la orga-
nización o realización del movimiento, constituye la hipótesis con mayor número de
seguidores en la actualidad. Kimura (1982) sugiere que la región supramarginal del
lóbulo parietal izquierdo estaría involucrada en la selección y/o ejecución de la posi-
ción y la cinesia de las extremidades de uno y otro lado. Esta cadena de movimien-
tos estaría controlada por un mecanismo dentro del propio organismo, en el cual la
14. 140 Neuropsicología clínica
Cuando se requiere señalar los objetos útiles a una función dada se observa que la
mayoría de los pacientes apráxicos señalan los objetos correctos. Cuando se trata de
reconocer las acciones, se sabe que más de 50% de los pacientes identifican correcta-
mente éstas, aunque no sean capaces de reproducirlas (Heilman y Rothi, 1985), lo cual
demuestra que en los pacientes apráxicos el problema fundamental se centra en el sis-
tema productor más que en el sistema conceptual. Roy (1986) sugiere, sin embargo,
un defecto a nivel conceptual al señalar que muchos pacientes apráxicos tienen difi-
cultades en categorizar los movimientos y que utilizan la mano como instrumento.
Para evaluar el sistema productor, se le pide al sujeto que realice movimientos como
los señalados en el cuadro 8.3. También importante pedirle que realice secuencias
APRAXIA DE LAS EXTREMIDADES
Movimientos con significado
Orden verbal e imitación (MI y MD)
1. Adiós
2. Acercarse
3. Negación
4. Peinarse
5. Cepillarse los dientes
6. Serruchar
7. Cortar con unas tijeras
8. Martillar un clavo
Movimientos sin significado
Orden verbal e imitación (MI y MD)
1. Colocar la mano en el hombro opuesto
2. Colocar el dorso de la mano sobre
la frente
3. Colocar la mano sobre el pecho
4. Dibujar un ocho en el aire
5. Hacer un círculo en el aire
6. Colocar la palma de la mano sobre
la cabeza
7. Colocar la palma de la mano en la nuca
8. Tocarse la barbilla con el pulgar
y el índice
APRAXIA IDEACIONAL
Uso de los objetos
1. Preparar el envío de una carta
2. Seguir la secuencia necesaria para
encender un cigarro
3. Preparar café
APRAXIA BUCOFACIAL
Orden verbal e imitación
1. Hacer cara de que algo huele mal
2. Mostrar los dientes
3. Sacar la lengua
4. Colocar la lengua a la derecha
5. Colocar la lengua a la izquierda
6. Con la lengua limpiarse la parte
superior de los labios
7. Inflar las mejillas
8. Silbar
9. Mostrar cómo se da un beso
10. Con la lengua hacer el sonido de un
caballo trotando
11. Soplar
12. Tomar un líquido con un popote
APRAXIA OCULOMOTORA
1. Búsqueda visual
2. Seguimiento de objetos
3. Movimientos de los ojos bajo
orden verbal
APRAXIA TRONCOPEDAL
1. Hacer una venia
2. Arrodillarse
3. Caminar hacia atrás
4. Pararse como un boxeador
5. Bailar
6. Sentarse
APRAXIA CONSTRUCCIONAL
1. Dibujo • espontáneo
• copia (con sentido
—por ejemplo, una
casa— y sin sentido
—por ejemplo, figura de
Rey-Osterrieth)
2. Ensamblaje • cubos (2 y 3 dimensiones)
• rompecabezas
• palitos
CUADRO 8.3. Tareas típicas utilizadas en la evaluación de las apraxias
16. 142 Neuropsicología clínica
Es importante determinar siempre qué tipo de errores presenta el paciente,
pues el análisis de aquéllos puede ayudar al clínico en el diagnóstico de la apraxia.
Los errores del paciente en casos de apraxia ideomotora incluyen incapacidad de rea-
lizar el movimiento, simplificaciones, respuestas onomatopéyicas (cuando se hace un
sonido y no la acción), verbalizaciones (descripción verbal de la acción), uso de la
mano (en vez de la boca en la apraxia oral) y autoindicaciones; también se podrían
incluir las aproximaciones y las autocorrecciones. Los movimientos del paciente son
torpes, amorfos, abreviados y deformados, hay errores en la orientación espacial y,
con frecuencia, dos o más movimientos se integran en uno solo. A veces los movi-
mientos se exageran o se utiliza la mano como instrumento.
Por último, es interesante señalar que las habilidades práxicas progresan nota-
blemente en la primera, y también en la segunda infancia. Hacia los cinco o seis años
de edad se espera que la realización de diferentes tareas en casos de praxis idemo-
tora alcance un nivel de 85%, mientras que de 11 a 12 años se espera la ejecución
sea similar a la de un adulto. De igual forma, se espera que la imposibilidad para rea-
lizar movimientos por orden verbal disminuya, y la frecuencia con que se usa la
mano como instrumento sea progresivamente menor.
En resumen, la apraxia representa un tipo de trastorno motor con una frecuen-
cia muy alta en casos de daño cerebral, especialmente parietal. Sin embargo, puede
pasar desapercibida si no se realiza un examen completo de ella. Los resultados de una
evaluación juiciosa de los trastornos apráxicos representan un dato de enorme valor
en el diagnóstico clínico. Los estudios acerca de su rehabilitación son escasos, y
poco se sabe de los procedimientos apropiados para su rehabilitación. El análisis de
las apraxias conduce, por necesidad, a comprender mejor los sustratos cerebrales de
los actos motores.