1. Hablemos de números.
Es difícil pensar una civilización alejada de la escritura, pero también es difícil concebirla si no
existiese un sistema de conteo o mejor numérico. Encontramos que culturalmente un número
funciona como etiqueta (número de teléfono, numeración de carreteras), también como indicadores
de orden (números de serie) como códigos (ISBN), etc. unido a lo anterior, aparece una amplia
variedad de conjuntos numéricos en los que se incluyen fraccionarios, los negativos, los
irracionales, los reales y los complejos, dando cabida a que la definición de número logre
encerrarlos a todos.
Hacerlo conlleva revisar los antecedentes desde la prehistoria. El hombre primitivo emprendió sus
pasos en el contar y plasmar cantidades fundamentalmente de su necesidad por adaptarse al
medio ambiente, de proteger bienes y lograr distinguir los ciclos de la naturaleza. Sin embargo,
utilizar un sistema de numeración decimal, no ha sido un resultado fortuito sino que deriva de la
necesidad de hacer una representación simbólica del conteo con su propio cuerpo. De esta
manera, los egipcios logran desarrollar un sistema en base diez; los sumerios y los babilonios, el
sistema en base diez y base sesenta; los mayas y los aztecas, utilizaron un sistema en base veinte
donde contaban los dedos de las manos y los pies; y los romanos, utilizaban un sistema en base
cinco lo que podría hacer pensar que sólo utilizaban una mano.
Éstos últimos, en muchos casos despiertan muchos sentimientos, guardando fascinación especial
sobre la mente inquieta. Esto lleva a adquirirse una sensación de poder al decir MCMXVIII para sí
"ah, mil novecientos dieciocho". En conclusión, no importa la base del sistema de numeración, ni
tampoco los símbolos que utilicemos, lo realmente importante es el significado que ellos guardan
para cada uno de nosotros.
Donaldo Fernández Castellanos
Profesor J.M. sede D
Mg. Didáctica de las Ciencias