La relación médico-paciente se encuentra en crisis debido a la falta de humanidad y empatía por parte de los médicos. Ser médico requiere no solo conocimientos científicos, sino también cualidades humanas como la amabilidad, preocupación por los demás y vocación de servicio. Los médicos deben involucrarse más con la situación completa del paciente en lugar de consultas breves, para brindar un mejor cuidado y entender las necesidades del paciente.
1. BUEN MÉDICO Y MÉDICO BUENO
Actualmente, la relación médico paciente está en crisis. Sin embargo, es
necesario recuperar el respeto por el paciente, por la persona doliente.
Ser médico es mucho más que tener conocimientos científicos. Un científico sin
humanidad puede ser fácilmente un “bárbaro ilustrado”.
Por supuesto, es posible un ejercicio científico y humanístico de la Medicina.
Ser un buen médico sin ser un médico bueno, no tiene sentido.
La relación médico-paciente se entiende como una relación interpersonal con
connotaciones éticas, filosóficas y sociológicas de tipo profesional que sirve de
base a la gestión de salud.
El médico en su condición de profesional debe estar dispuesto a brindar su
ayuda en forma humanitaria y sensible, pilar sobre el que descansa el nivel
de satisfacción de la atención médica.
Médicos y pacientes nos hemos acostumbrado a consultas de una brevedad
extrema (la mayoría no supera los 15 minutos). Esto daña a ambas partes. El
médico responsable sabe que está menoscabando su profesión y
exponiéndose a cometer errores. El paciente no se siente contenido y tiene
muchas veces, la certeza de no haber sido correctamente evaluado. Por lo
tanto, se necesita un nuevo modelo de atención, en el cual, el médico debe
involucrarse con la situación del paciente, que pueda entender y atender la
complejidad de la situación que vive el paciente y la familia. ¡Un ser humano
que sienta EMPATÍA por otro ser humano!.
El médico debe saber conjugar la ciencia y la sabiduría con las características
humanas propias de una persona con una vocación de servicio: amabilidad,
afán de servicio y preocupación por los demás.
La Medicina y los médicos tienen igual dignidad que otros profesionales, pero,
desde el punto de vista más antropológico, la Medicina es la profesión más
noble porque su materia prima es el “ser humano doliente”.
¡EN ESTE MUNDO NECESITAMOS BUENOS MÉDICOS SIN
DEJAR DE SER MÉDICOS BUENOS!