El documento analiza la implementación de la jornada única en Colombia y concluye que no existen las condiciones adecuadas para su éxito. Carece de planeación y financiamiento, lo que ha empeorado las condiciones de estudiantes y docentes. Además, aumentar el tiempo en la escuela no garantiza mejor calidad si no se mejoran también el currículo, la infraestructura y el apoyo a estudiantes de entornos desfavorecidos. El gobierno debería reconsiderar la jornada única hasta que pueda proveer recursos y una
Estas son las escuelas y colegios que tendrán modalidad no presencial este lu...
La jornada única, una prueba al ensayo y error
1. LA JORNADA ÚNICA UNA PRUEBA AL ENSAYO Y ERROR
La jornada única nace como estrategia del Ministerio de Educación para la permanencia de
más tiempo de los estudiantes en los planteles educativos, reglamentada por el decreto 501
del 2016 y pretende establecer el mejoramiento de la calidad en la educación, asegurar la
accesibilidad y permanencia en el sistema educativo de los estudiantes.
Así entonces, el gobierno después de aprobar el decreto inicia su implementación sin
propiciar todas las condiciones necesarias para tal fin, provocando el desmedro de las
condiciones de los estudiantes y docentes, por ello, en este sentido Fecode con el paro del
2017 desnuda la verdadera realidad de las precarias condiciones en las instituciones donde
se aplica dicha jornada y, deja entre las cuerdas y sin argumentos al gobierno nacional,
quien no tuvo más opción que terminar por reconocer el desfinanciamiento de la educación
pública y más aún, aceptar la falta de recursos para invertir en la canasta educativa y en las
otras tres brechas, que hasta ahora dejan más de 73 billones de pesos en el sector educativo
público, es decir, termina por develar que no existen garantías para exigir calidad en la
educación y menos en la jornada única, por la no concurrencia de los recursos necesarios
que garanticen su sostenimiento.
Es engañoso el discurso de hacer de Colombia la más educada cuando la realidad en las
instituciones educativas es no ofrecer a los estudiantes transporte, seguridad alimentaria,
recursos tecnológicos suficientes con conectividad, instalaciones adecuadas y espacios
confortables, por estas razones podemos decir que no hay argumentos que sostengan la tesis
de la jornada, siendo necesario que el gobierno nacional reconozca la limitación económica
que tiene para financiarla, lo más digo es renunciar a ella, como un gesto de voluntad
política y garantía real a la población estudiantil para que responda a la situación
económica y social de las comunidades beneficiadas.
En el mismo sentido, entre los cinco pilares en que se apoya el programa quedan aspectos
débilmente sustentados, porque por un lado no son debidamente planificados y no cuentan
con normas técnicas que cumplan tales efectos, por ejemplo en el aspecto de eficiencia se
propone aumentar los recursos para adecuación de plantas físicas y alimentación, pero en la
realidad solo se observan los mismos espacios para los restaurantes escolares que no
obedecen a las normas de infraestructura básica para el consumo de alimentos y se observa
2. que a falta de silletería y mesas, los estudiantes consumen sus alimentos sentados en el
piso.
Del mismo modo, no se ha intervenido la infraestructura en las instituciones donde se ha
implementado la jornada única, por esta razón se ha incrementado el hacinamiento en las
aulas de clase lo que ha llevado a alterar el ambiente adecuado de la clase generando mayor
indisciplina y sobrecarga laboral para el docente; es más, el justo paro del magisterio fuera
de conseguir el respaldo de padres de familia, estudiantes y sociedad en general, evidenció
una vez más que el proyecto de jornada única es inviable e insostenible desde cualquiera de
punto de vista, el gobierno tiene como principio justificar lo injustificable, porque mientras
la educación colombiana continúe con mínimas inversiones y persista una política
económica desfavorable en este sector, nuestro país estará lejos de garantizar una jornada
única con condiciones adecuadas tanto para los estudiantes como para docentes, por ello,
no están dadas las condiciones reales para este propósito y la situación actual no
corresponde a las necesidades de una sociedad carente cada vez más de espacios
confortables para desarrollar las actividades cotidianas acordes a las normas elementales de
comodidad.
Entonces, todo parece indicar que lo que se busca el gobierno es la permanencia de los
estudiantes en las instituciones, pero apostándole a la prueba del ensayo y el error, esta
circunstancia evidencia la falta de planeación, presupuesto e improvisación con la que el
Ministerio pone en marcha esta estrategia, evidenciando así, que solo se busca tener a los
estudiantes en las instituciones al menor costo.
Es necesario analizar también la propuesta en cuanto a calidad, aunque si bien es cierto, la
jornada única es un proyecto a largo plazo, es necesario intervenir otros aspectos como
condición necesaria para tal fin, porque solo el aumento de las horas en la institución no
son prenda de garantía al respecto, es necesario replantear el currículo y las prácticas
pedagógicas, es necesario analizar que hacen los colegios privados que alcanzan altos
desempeños y al respecto encontramos que en los colegios privados los estudiantes vienen
de entornos socioculturales enriquecidos, con necesidades económicas satisfechas y, al
contrario en las instituciones públicas por lo general los estudiantes provienen de clases
sociales bajas con grandes limitaciones económicas.
3. Del mismo modo, mientras en las instituciones públicas, la educación se conciba como una
simple práctica que debe ser registrada en determinados formatos cargados de evidencias y
no existan espacios para reflexiones profundas sobre los procesos de enseñanza
aprendizaje, y más aún cuando el maestro este limitado a unos planes estandarizados que no
contextualizan a las comunidades educativas en su propia realidad es imposible alcanzar la
calidad que proclama el Ministerio de Educación con la implementación de la jornada
única.
Finalmente, esperamos que el Ministerio le garantice a los docentes una jornada
homogénea como la plantea Fecode, es decir, la misma hora de entrada y la misma hora de
salida para todos los días de la semana, el Ministerio plantea que esta condición es inviable,
pero se le olvida que es un derecho que goza la clase obrera colombiana y nosotros no
podemos ser la excepción, porque si bien es cierto que los docentes ostentamos un régimen
especial, no se puede desconocer nuestra condición de trabajadores y en este sentido el
Ministerio con esta negativa está atentando contra la definición del artículo 158 del Código
Sustantivo del Trabajo que establece que la jornada ordinaria de trabajo es la que
convengan las partes y la finalidad primordial de este Código es lograr la justicia en las
relaciones que surgen entre empleadores y trabajadores, el estado debe garantizar la
igualdad en el trabajo y los docentes de jornada única están en desventaja con los que
laboran en instituciones donde ésta no existe, en este sentido, el ministerio vulnera el
principio de igualdad porque a unos se les garantiza la jornada laboral homogénea y a los
otros no.
MAURICIO GUIRALES M.
DELEGADO DE ADIDA
NUEVOS MAESTROS POR LA EDUCACIÓN