Hablar de Andrés Caicedo es adentrarse en un estilo sugestivo y siempre novedoso. En este artículo se intenta demostrar que el asombro, la rebeldía y la acción política son algunos de los elementos que se pueden encontrar en la obra del escritor caleño.
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Postgrados en Filosofía – Universidad del Valle - 2010
Andrés Caicedo: rebeldía, asombro y acción política
Páez Caro, Miguel Alberto1
Andrés Caicedo: rebeldía, asombro y acción política
Universidad del Valle, agosto-diciembre, 2010
Programa de Maestría en Filosofía
Cali, Colombia
“Hay gente que puede ser poeta y bailarín al mismo tiempo.
Pero yo no puedo. Yo soy un hombre melancólico”.
Andrés Caicedo
1. Vasos comunicantes de una pasión literaria
36 años después de su muerte Andrés Caicedo sigue sorprendiéndonos. Desde aquel 4 de marzo
de 1977, fecha en que se suicidó con una absurda dosis de tranquilizantes, su obra sigue
despertando admiración y él mismo se ha constituido en una de las figuras representativas de la
literatura urbana en Colombia.
Más allá de esas consideraciones que hablan de una leyenda que continúa acrecentándose,
Andrés Caicedo es un autor que, no obstante su corta vida y su indefinible obra, ha marcado una
etapa importante de la literatura colombiana. He aquí algunas consideraciones en torno al autor
vallecaucano.
Antes del análisis cabe un apunte personal sobre Leonardo Abonía, estudiante de Maestría en
literatura de la Universidad del Valle y uno de los investigadores más rigurosos de la obra del
escritor caleño. Gracias a Abonía tuve conocimiento en el año 2009 de un compendio de
narraciones cortas en el que leí Besacalles, un relato en el que un homosexual cuenta sus
aventuras con muchachos en la avenida sexta de Cali. Al leer dicho relato sentí que el estilo de
Andrés Caicedo se asociaba al de Vargas Llosa: pasión por la literatura, anteposición de
creación artística sobre cualquier otra consideración y esmero por la narración en la que
confluyen acción e historia (Guelbenzu, 2010). Es decir, en Besacalles, así como en gran parte
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Licenciado en Filosofía y Letras, docente e investigador en temas pedagógicos, filosofía política y ética. e-mail:
mpaezcaro@gmail.com
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de la obra de Caicedo, se develan una serie de vasos comunicantes con la obra del autor de El
elogio de la Madrastra: en ambos resalta el heroísmo de lo cotidiano, la comedia dramática y la
aventura literaria. Sin embargo, el elemento que más enlaza con la obra de Vargas Llosa, si nos
remitimos a sus obras más representativas (La ciudad y los perros en Vargas Llosa y ¡Que viva
la música! en Caicedo), es que los protagonistas son jóvenes, es decir, personas en formación
(adolescentes, inexpertos, arriesgados) para quienes la vida es una cosa difícil de sobrellevar.
Sin recurrir a una extensa bibliografía se concluye, además, que otra de las grandes
influencias de Caicedo es Edgar Allan Poe. Dicha afirmación resulta fácilmente evidenciable en
La Mar, novela en la que Caicedo plasma lo más agudo de su concepción poeiana de la realidad.
Dado lo anterior, cabe preguntarse cuáles son las características más importantes que
permiten definir al escritor caleño. A continuación se exponen algunas consideraciones al
respecto.
2. Mundo juvenil y rebeldía
El primer elemento que vale la pena resaltar es el mundo juvenil. De ahí que el lector se
encuentre, como en el caso del cuento El atravesado, con situaciones que les suceden a los
jóvenes en el colegio, en las esquinas del barrio, en los paseos al río Pance, en las peleas de
pandillas, en las calles de Cali. Mundo juvenil que describe, por otra parte, la realidad de los
chicos con una naturalidad única, ya que utiliza su lenguaje, su forma de ver la vida y, sobre
todo, su música, que es lo que vemos reflejado en la novela ¡Que viva la música! Pero el mundo
juvenil de la obra de Caicedo es un mundo que plasma la rebeldía de una época en la que ser
joven significaba luchar por unos ideales. Es así como los personajes de las historias de
Caicedo, a pesar de ser chicos pendencieros y consumidores de droga, no tienen miedo de
mostrar su rebeldía frente al mundo de los adultos, mundo que les impone normas represivas
cuyo único objetivo es castrarles la imaginación.
3. Elogio de la ignorancia
El segundo elemento es el asombro que sienten los jóvenes por el mundo que les rodea, el cual
aparece claramente revelado en la novela ¡Que viva la música! En efecto, cuando la mona (la
protagonista de la novela) conoce por primera vez el río Pance, exclama “¿Cómo es que no lo
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había conocido?”. Esta pregunta, llena de admiración e inocencia, es la manifestación de quien
enfrenta el mundo con un sentido de novedad; alguien que descubre algo nuevo, pero no solo
por el capricho de conocer sino por la necesidad de experimentar las sensaciones que genera lo
desconocido.
Es decir, los chicos son, en la obra de Caicedo, personajes que aparecen en un primer
momento como seres aún no contaminados por la mirada apática y fría de los adultos. En este
punto cabe destacar que, así la mona se convierta al final en adulta por la cantidad de tragedias
que le corresponde vivir, en un principio ella ve a los adultos como aquellos que han perdido
capacidad de asombro. Así, el mundo adulto, en tanto ha perdido el asombro, reprime las
pulsiones del joven para que este sea domesticado y para que cumpla las normas que establece
la sociedad planeada y fraguada por los adultos. Porque además la adultez encarna la idea
sexista de la superioridad del macho sobre la hembra. De ahí que la protagonista de ¡Que viva la
música! sea una mujer, la mona, una muchacha que, como pasa en tantas ocasiones, termina en
la degradación y en la prostitución debido a que el mundo adulto y machista la somete y la
margina, por ser joven y por ser mujer.
Pero, si el mundo adulto es lo contrario del mundo juvenil (lleno de asombro y rebeldía),
¿cuál es el sentimiento que prevalece en las relaciones entre jóvenes y adultos? Ese sentimiento
es el rechazo, rechazo que no es otra cosa que una interpelación al sistema educativo
(profesores, instituciones, padres de familia, etc.), porque, como dice Muñoz (2007), el sistema
educativo “sacrifica la fantasía e imaginación propias del niño, en aras de una formación
unilateral y rígida (por no decir carcelaria), para conseguir personas obedientes, olvidando que
ese niño es fuente de creatividad antes que depósito de la misma”.
4. Manifiesto político-literario
Por último, es claro que en la obra de Caicedo predomina una acción política que va desde la
pose revolucionaria de los rockeros del norte de Cali –que leen El Capital de Marx (obra famosa
entre los jóvenes caleños de la época) –, a los chicos del sur que escuchan salsa y que empiezan
a apropiarse de un sentido revolucionario real, a partir de canciones como Agúzate o Amparo
arrebatos de Richie Ray y Bobby Cruz. Es así como en ¡Que viva la música! la mona, cansada
de los amigos del norte de Cali que se reúnen a escuchar a los Rolling Stones y a leer El Capital,
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decide un día no levantarse temprano y huir hacia los bailaderos del sur de la ciudad para
escuchar la salsa de Richie Ray y Bobby Cruz; para empezar a conocer de cerca algo que en las
casas de los niños ricos del norte parecía una teoría: la revelación de la cruda realidad del pueblo
latinoamericano, marginado y explotado.
Es decir, la “niña bien”, por efecto de la música, se convierte en una rebelde que nos narra
sus desdichas en medio de una sociedad en la que reina la desesperanza. Cuenta la mona: “Era
una niña bien. No, qué niña bien, si siempre fue rebuzno y saboteo y salirle con peloteras a mi
mamá.”
Esta decisión de abandonar los amigos del norte de Cali, su música rock y su pose
revolucionaria, es quizá la expresión más clara de la acción política de la novela de Caicedo
hacia lo que él consideraba la soledad impuesta por la marginación del sistema, ese sistema en
que el mundo adulto reinaba y cuya definición verdadera es la de un mundo de aburrimiento en
el que los jóvenes poco o nada tienen que hacer. Tal vez por esa razón es que Caicedo muestra
al final de su novela a su protagonista convertida en una prostituta, porque, según su visión, a
los jóvenes no les queda otra salida. Es contra esa tiranía y contra el aburrimiento, aburrimiento
expresado en un estado de cosas que siempre intentará marginar a la juventud, que Caicedo
escribe.
Andrés Caicedo sigue hoy –ya sea en una fatua librería de la capital o en una biblioteca de un
barrio marginado de Cali o Medellín– enseñándonos la cara de esos héroes solitarios que son los
jóvenes. Porque para los jóvenes de cualquier parte del mundo asumir el reto de vivir es ya una
actitud política. Gracias a esas características Caicedo se sigue leyéndolo con la misma novedad
y curiosidad con la que lo leían los jóvenes de finales del siglo pasado, despertando en muchos
jóvenes el deseo de asumir el reto de plasmar en palabras su rebeldía contra el mundo de los
adultos, mundo cada vez más aburrido y excluyente.
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Referencias
Abonía, L. (2009). Bajo la lente de los testigos. Universidad del Valle.
Guelbenzu, J. (2010). ¿Qué clase de novelista es Mario Vargas Llosa? Sección Cultura, Diario
El País, España. Recuperado de
https://elpais.com/diario/2010/10/09/cultura/1286575204_850215.html
Muñoz, L. (2007). ¡Que viva la música!: morir de desencanto o contra la pared. Bogotá.