La Economía del Bien Común nos invita a operar sistemática y
éticamente rigiéndonos por 5 principios: Dignidad Humana,
Solidaridad, Sostenibilidad Ecológica, Justicia Socia, Participación Democrática y Transparencia. Si esto te
parece que agrega valor, pues enhorabuena, te damos la bienvenida al club de simpatizantes de la Economía
del Bien Común en Colombia.
1. EMERGE UNA NUEVA ECONOMIA
La Economía, desde tiempos inmemoriales, es la ciencia social que nos ayuda satisfacer las necesidades
humanas a partir de la utilización de recursos disponibles, a menudo limitados; esta ciencia derivó del
concepto original de los griegos, derivado de las palabras oikos, casa y nomos, ley, que entendían la economía
como la forma de administrar el hogar, ya sea el propio o el colectivo. A través de la historia, el ser humano
ha diseñado infinidad de enfoques y formas de administrar su casa, aún en circunstancias de gran precariedad;
con el tiempo, ha conformado teorías, doctrinas, entelequias y sistemas cada vez más complejos y abarcantes.
Hoy en día el crecimiento y el nivel de desarrollo de la humanidad obedece en gran medida a la forma como
ha logrado administrar la casa. Paradójicamente, este afán humano por crecer y expandir su poder ha
amenazado su misma existencia por haber dado rienda suelta a procesos que amenazan la convivencia
pacífica entre las sociedades y ponen en peligro el flujo mismo de la vida en el planeta. Coexisten enormes
diferencias entre sociedades que han logrado llevar a sus integrantes a un extraordinario nivel de bienestar y
satisfacción, junto a otras donde la tarea de lograr un estándar de vida adecuado sigue sin lograrse. Colombia
es una de esas sociedades que muestra una tarea incompleta, aunque se mueve con dinamismo a la busca de
soluciones efectivas y urgentes para solventar necesidades básicas que enfrenta una parte importante de su
población. Es el mismo afán de otras naciones de América Latina y en el escenario vemos distintos enfoques
que se ensayan en búsqueda de las mismas respuestas.
En el año 1989, con la caída del muro de Berlín, buena parte del mundo dio un viraje importante a favor de
extender la cobertura del sistema económico capitalista. Sin embargo, dentro de este modelo que no para de
crecer y ganar adeptos, hay algo que desborda su orientación inicial, en el sentido de que el sistema ha sido,
como todos los anteriores, corroído por el egocentrismo. El pecado es el mismo de siempre: unos cuantos
individuos terminan apoderándose del poder en la toma de las decisiones, acumulan poder y riqueza para
manipular las cosas a su antojo, creando desbalances injustos y a veces verdaderamente injustificables que a
la postre devuelven a sus sociedades a niveles que se creían superados. Casos de retrocesos importantes como
los ocurridos recientemente en los EEUU, España y Grecia nos dan ejemplos claros para sustentar esta
apreciación.
Por lo anterior, en términos socio-económicos sigue siendo evidente algo demasiado básico que no puede
sobre estimarse: el eje de los negocios y los relacionamientos humanos debe orientarse a cuidar mi casa y tu
casa, procurando lograr el Bien Común, o sea, a lograr que de aquello que haga cada uno de nosotros, todos
ganemos un poco, dejando de lado el excluyente afán individual. Esto quizás luce demasiado simplista;
requiere volver a lo básico y detenernos como sociedad a pensar un poco en lo que requieren los otros y lo
que cada uno está en capacidad de aportar, dejando de enfocarnos exclusivamente en nuestra propia
satisfacción o utilidad. Eso han venido a recordárnoslo recientemente a Colombia tratadistas muy
importantes como Michael Porter, Ronald Heifetz y Gunter Pauli y es la bandera de pensadores
latinoamericanos como Manfred Max Neef, Leonardo Boff y otros ilustres estudiosos latinoamericanos que
estudian y aportan nuevas perspectivas y soluciones al tema del desarrollo económico mundial.
Eso, que no es nada nuevo, es lo que defiende un modelo económico europeo que llegó desde Austria a
Colombia a mediados del 2014 y quiere abrirse paso, llamado la Economía del Bien Común. (Gemeinwohl-
Ökonomie, su título original en alemán). El modelo maneja un enfoque totalmente simple e intuitivo y que
muchos emprendedores y empresarios lo han ido vivenciando a pedacitos: cuando establecemos un negocio
casi siempre nos enfocamos inicialmente en pensar en lo mucho o poco que vamos a ganar con esa actividad.
Luego, al pensar en qué haremos y cómo, nos damos cuenta que requerimos del apoyo y contribución de
otras personas y que debemos pagar por sus insumos y servicios, porque ellos también querrán ganar algo en
2. contraprestación por lo que hacen. Algo que algunas veces no resulta intuitivo pero que cobra protagonismo
a medida que se el negocio va cobrando vida, es que los clientes y consumidores, esas personas a las que van
dirigidos nuestros productos y servicios deben incuestionablemente sentirse muy satisfechos,
“verdaderamente ganadores” en la relación de negocios, porque si no es así, otros negocios (la competencia)
irremediablemente los captura. Después, gracias a las dinámicas de los negocios y a las interrelaciones
necesarias de oferta y demanda, nos damos cuenta de que los proveedores y financiadores también deben
ganar. Y por último, hoy en día es bastante claro que el gobierno, la comunidad y el medio ambiente también
deben compartir parte de la ganancia. A todo eso le hemos dado por llamarlo el ámbito o marco de
“responsabilidad social” de los negocios. En pocas palabras, ya estamos comprendiendo que los negocios
funcionan mejor cuando garantizan beneficios para todos estos públicos, algo que bien podemos sintetizar
como perseguir el BIEN COMUN. Es aquí donde la famosa Ley de oferta y demanda, que ilustraba la doctrina
de la “Mano Invisible” del mercado atribuida al célebre economista clásico inglés Adam Smith, debería ir
creando los equilibrios de insumo-producto, precios y niveles de intercambio… pero como bien se sabe, la
labor de la mano va siendo paulatinamente desbordada por el miedo, los egoísmos y los manejos de poder y
así las actividades económicas terminan ocupándose ex exceso en productos y servicios excesivamente
lucrativos para algunos grupos de poder, olvidándose de satisfacer necesidades importantes de la población.
Ahora bien, apreciando esta “distorsión de mercado”, ¿cuáles deberían ser entonces los principios rectores
de una economía que garantice la satisfacción de sus necesidades? Uno de ellos tendría que ser garantizar el
RESPETO POR LA DIGNIDAD HUMANA. Todo lo que hacemos debe dignificar al hombre. También es evidente
que la COLABORACION, la SOLIDARIDAD deberían ser otros principios clave... Podríamos pensar, en aras de ir
acabando con odiosas distinciones y desigualdades, en que sería deseable dar mayor juego a valores como la
EQUIDAD, la JUSTICIA SOCIAL la PARTICIPACION IGUALITARIA y la TRANSPARENCIA y desde luego, no
podríamos olvidar algo que ya hemos ido aprendiendo, un poco “con sangre”, el RESPETO POR LA
NATURALEZA, algo que hoy llamamos "SOSTENIBILIDAD ECOLOGICA".
Bueno, pues de eso tan sencillo se ocupa el modelo de la Economía del Bien Común, operar sistemática y
éticamente rigiéndonos por los principios expuestos. El ejercicio que se recomienda iniciar a nivel individual
demuestra qué tanto actuamos en consonancia con esos valores y qué tanto los aplicamos cuando nos
relacionamos con nuestros clientes, compañeros de trabajo, empleados, proveedores, etc. Este mismo
ejercicio puede y debe hacerse en nuestra empresa y en todas las que se quieran sumar; también puede
hacerse en entidades oficiales, en alcaldías, gobernaciones y entidades públicas de todo orden… creando un
sencillo grid, o matriz en la cual ponderemos cómo actúan las personas, las empresas y las entidades oficiales
en relación con sus públicos de interés, alinderadas bajo el set de valores medulares: Dignidad Humana,
Solidaridad, Sostenibilidad Ecológica, Justicia Socia, Participación Democrática y Transparencia. Si esto te
parece que agrega valor, pues enhorabuena, te damos la bienvenida al club de simpatizantes de la Economía
del Bien Común en Colombia.
Oscar Ayala A.
Economista – Consultor - Coach
e-mail oscaruro@gmail.co
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