Un desgarro de piel es una herida traumática causada por fuerzas mecánicas, incluida la retirada de adhesivos. La gravedad puede variar según la profundidad (no se extiende a través de la capa subcutánea).
Las causas más frecuentes de desgarros son los factores de riesgo intrínsecos y extrínsecos. Las más frecuentes son los traumatismos cerrados, las caídas o las lesiones por dispositivos.
Estos se clasifican en desgarro de piel tipo 1 o sin pérdida de piel, desgarro de piel tipo 2 o pérdida parcial del colgajo de la piel y desgarro de piel tipo 3 o pérdida total del desgarro de la piel.
2. ¿QUÉ SON LOS DESGARROS CUTÁNEOS?
“Un desgarro de piel es una herida traumática causada por fuerzas mecánicas, incluida la
retirada de adhesivos. La gravedad puede variar según la profundidad (no se extiende a través
de la capa subcutánea)”
Los desgarros de piel son heridas traumáticas que pueden ser el resultado de una variedad de
fuerzas mecánicas, como el cizallamiento o las fuerzas de fricción, que incluyen traumatismos
cerrados, caídas, manipulaciones inadecuadas, lesiones por dispositivos o la retirada de
apósitos adherentes. En pieles ya frágiles o vulnerables (p. ej., pieles envejecidas o muy
jóvenes), se requiere menos fuerza para causar una lesión traumática, lo que significa que la
incidencia de desgarros en la piel a menudo aumenta.
Los desgarros de piel pueden ocurrir en cualquier parte del cuerpo, pero a menudo se
producen en las extremidades, tanto las superiores como las inferiores, o el dorso de las
manos. Las ubicaciones anatómicas más comunes de los desgarros cutáneos son los brazos (48
%), las pantorrillas (40 %) y las manos (12 %).
FACTORES DE RIESGO Y CAUSAS
Factores de riesgo intrínsecos:
El propio envejecimiento causa cambios en la piel que aumentan su fragilidad y los
desgarros en este tipo de pacientes son más habituales.
o Adelgazamiento de la epidermis
o Pérdida de colágeno y elastina
o Atrofia y contracción de la dermis (por ello aparecen las arrugas y los pliegues)
o Menor actividad de las glándulas sudoríparas y sebáceas, y por ello sequedad
cutánea.
o Adelgazamiento de las paredes de los vasos sanguíneos y reducción del
suministro de sangre a las extremidades
Factores de riesgo extrínsecos o ambientales:
3. Los pacientes que necesitan ayuda para sus actividades de la vida diaria (movilidad,
higiene, vestido…) tienen un mayor riesgo de desgaarros de piel debido a la
manipulación, fuerza o traumatismos. Esto sumado a una piel vulnerable de una
persona anciana, elevaría muchísimo el riesgo. Por ello, cuando atendemos a personas
mayores tendremos que tener en cuenta:
o Mantener uñas recortadas y no usar joyas
o Eliminación de muebles o dispositivos potencialmente peligrosos
o Cubrir la piel con ropa adecuada e incluso con tubulares/vendas en pacientes
vulnerables
o Proteger la integridad general de la piel mediante el uso de productos para la
piel y mantenerla siempre bien hidratada.
Causas:
Generalmente los desgarros en la piel están causados por una combinación de factores
de riesgo extrínsecos e intrínsecos. Bien es cierto, que la mayoría de estas lesiones no
se registran en el momento de la presentación, lo que a menudo nos complica el
conocer la causa con exactitud.
SISTEMA DE CLASIFICACIÓN DEL ISTAP
Existen diversos modelos de clasificación. Actualmente se recomienda el sistema de
clasificación del ISTAP, ya que es necesario un abordaje sistemático, estandarizado y validado.
Se trata de un método simple que clasifica a los desgarros cutáneos en Tipo 1, Tipo 2 y Tipo 3.
1. Desgarro de piel tipo 1: Sin pérdida de piel.
4. Desgarro lineal o en colgajo. El colgajo de piel está íntegro y se puede
recolocar para cubrir el lecho de la herida.
2. Desgarro de piel tipo 2: Pérdida parcial del colgajo de piel.
El colgajo de piel no se puede reposicionar para cubrir totalmente el lecho de
la herida.
3. Desgarro de piel tipo 3: Pérdida total del desgarro de piel.
Pérdida total del colgajo de piel. El lecho de la herida queda completamente
expuesto.
TRATAMIENTO DE LOS DESGARROS CUTÁNEOS
Los desgarros de piel son heridas agudas que pueden cicatrizar por primera intención, sin
embargo dada la fragilidad de la piel del anciano y que los desgarros de piel en general no son
profundos, estas no son opciones viables y se requieren otros métodos.
Siempre que se pueda, el objetivo del tratamiento será preservar el colgajo de piel, volver a
aproximar los bordes de la herida (sin estirar la piel) y reducir el riesgo de infección y lesiones
adicionales.
Lo primero que habrá que hacer, será controlar la hemorragia. Para ello se aplicará presión y
se elevará la extremidad si es apropiado. Cuando el sangrado no cese y las condiciones lo
permitan, se pondrán usar apósitos para facilitar la hemostasia.
Una vez controlada la hemorragia, habrá que limpiar y desbridar:
5. Limpiar/ irrigar l aherida y eliminar cualquier residuo o hematoma. Secaremos a
toques suaves para evitar más lesiones.
Si el colgajo de la piel está presente, tendremos especial cuidado con la limpieza para
evitar que se desprenda, de este modo la piel más débil quedará protegida. EN caso de
que el colgajo esté necrótico se podría valorar su desbridamiento.
Si es viable, el colgajo se volverá a aproximar para usarlo como “apósito”. Se puede
usar unas pinzas o hacerlo con cuidado con el dedo enguantado.
La infección de la herida puede provocar dolor y retrasar la cicatrización. En este caso se
podría valorar el uso de apósitos de plata por ejemplo.
Se verificará que el paciente esté correctamente vacunado del tétanos, y de no ser así se
completará la pauta.
Los desgarros cutáneos por lo general suelen ser heridas secas, pero en algunas ocasiones el
exudado puede ser un problema ya que el control de la humedad es imprescindible para que
se produzca una buena cicatrización y para que no se macere la piel perilesional.
Si la herida está en la parte inferior de la pierna se debe considerar la terapiea de compresión.
Como en cualquier situación, antes de realizar el vendaje habrá que hacer una valoración
integral de la pierna, incluyendo la determinación del ITB para asegurarnos de que es seguro
realizar el vendaje.
Entre algunos consejos prácticos para el tratamiento de este tipo de heridas encontraríamos:
Marcar el apósito con una flecha para indicar la dirección en que se debe retirar.
Utilizar productos para retirar el adhesivo con el propósito de evitar traumatismos
(tipo el Niltac que se usa en pediatría)
Retirar los apósitos muy lentamente
Permitir un tiempo de uso prolongado para no tener que estar cambiando los apósitos
continuamente.
REGLA DE 3 SEMANAS SIN LEVANTAR EL ALGINATO
Esta nueva cura está a la orden del día en los desgarros cutáneos y está demostrando dar muy
buenos resultados.
6. Consiste en aplicar óxido de cinc en el lecho de la herida, cubrirlo con un alginato y no levantar
dicha cura en 21 días.
Son múltiples los beneficios de no levantar la cura en 3 semanas. Las heridas agudas no
complicadas (como es el caso de los desgarros), tienen un proceso de reepitelización que se
completa aproximadamente a los 21 días. Por lo tanto, si no levantamos el alginato durante 3
semanas, no interferimos en las diferentes fases de la cicatrización, además de disminuir el
dolor en cada cura y reducir el daño en la piel perilesional.
El óxido de zinc permite una liberación sostenida de zinc evitando niveles citotóxicos. Parece
simular la acción de ciertos factores de crecimiento, además de aumentar su liberación. Al
aplicarlo directamente sobre la herida y la piel perilesional dañada, se promueve la eliminación
de tejido no viable, disminuye el riesgo de sobreinfección, se reduce la inflamación y se
estimula la epitelización.
Podemos encontrar el óxido de zinc en distintas formas farmacéuticas. En lesiones exudativas,
utilizaremos una base acuosa por su acción secante, la cual siempre agitaremos antes de
aplicar. En el caso de los desgarros cutáneos al tratarse en la mayoría de los casos de heridas
secas, podremos aplicar el óxido de zinc en pasta grasa que es el que se usa como producto
barrera y del que disponemos en las consultas.
Una vez aplicado el zinc, cubriremos la herida con un alginato cálcico. Si bien, su indicación
más extendida es en úlceras muy exudativas, pero en heridas agudas superficiales también
funciona muy bien ya que simula una “costra fisiológica” que promueve la epitelización
subyacente y permite el espaciamiento máximo de las curas.
Como apósito secundario, tenemos varias opciones. En heridas en pierna se pueden poner
gasas y terapia compresiva adaptada a las necesidades de la persona. La frecuencia de cambio
de vendaje será independiente del cambio de cura.
Cuando la herida tiene otras localizaciones, podemos utilizar algún apósito adhesivo pero
siempre teniendo en cuenta la fragilidad cutánea de los pacientes. Por ello, en estos casos el
apósito de elección es el apósito de poliuretano, cuya retirada es menos traumática (ej: el
skinfilm).
7. PREVENCIÓN DE LOS DESGARROS CUTÁNEOS
La prevención de los desgarros se basa en 3 principios:
1. Salud general: Habrá que educar al paciente para optimizar la nutrición y la hidratación
de su piel. Verificar que vive en un ambiente seguro, evitar IMC extremos, prevenir las
caídas, asesoramiento dietético, proteger de las autolesiones….
2. Movilidad: Fomentar la participación activa, asegurarnos de que los cuidadores
manipulan al paciente de una manera segura, evitar uñas afiladas y joyas…
3. Piel: Higiene de la piel, evite adhesivos fuertes, hidratar la piel, limpiadores sin jabón
con pH neutro…
Lista de verificación de autocuidado para pacientes con riesgo de desgarros de la piel:
8. RECURSOS UTILIZADOS
1. Blog Dra. Elena Conde (Dermatóloga). “Cuando una herida en la piel no se cierra”
2. “Recomendaciones de mejores prácticas para prevención y tratamiento de los
desgarros de piel en la piel del adulto mayor”. Documento de mejores prácticas del
ISTAP 2018
3. Desgarros cutáneos Molnycke