1. ¡NO PUEDO SOPORTARLO!
La Baja tolerancia a la frustración (o BTF) tiene que ver con percibir la
incomodidad como imposible de soportar y por lo tanto sobre-enfatizarla.
Somos nosotros mismos los que nos generamos nuestra perturbación
emocional filosóficamente ante la aparente “necesidad” de ser siempre
tratados justamente y de obtener lo que queremos en la vida con poco o
ningún esfuerzo. Si bien este comportamiento es más frecuente en niños,
también se da en mayor o menor medida entre los adultos, los cuales
consideran que sus necesidades están por encima de cualquier cosa,
incluidas las leyes o normas sociales. Las personas con baja tolerancia a la
frustración no soportan que las cosas no salgan como ellos quieren, es
terrible el que se cometa cualquier error o contratiempo, el mero hecho de
fracasar se considera como algo inadmisible o insoportable, cualquier
eventualidad como por ejemplo una tormenta en un día de vacaciones es
algo injusto que no debería suceder bajo ningún concepto, un corte en el
suministro de luz o de agua sin previo aviso significa para ellos una
catástrofe. Estas personas tampoco soportan ser rechazadas por alguien, o
no conseguir el trabajo deseado, que les deje la pareja o que los demás no
se comporten del modo “adecuado”…. Todos estos hechos que para
cualquier persona pueden parecer únicamente incomodidades, hechos
inconvenientes o desagradables, para ellos son verdaderas catástrofes.
Como expresa el psicólogo cognitivo Albert Ellis: “mientras la persona
menos perturbada desea firmemente lo que quiere y lo siente de forma
apropiada y se molesta si sus deseos no quedan satisfechos, la persona más
perturbada exige, insiste, impera u ordena dogmáticamente que sus deseos
2. se satisfagan y se pone exageradamente angustiada, deprimida u hostil
cuando no quedan satisfechos”.
La BTF exige que consigas lo que quieras rápida e inmediatamente para
obtener de este modo una gratificación inmediata y de esta forma evitar
problemas o contratiempos por parte de otros (o del mundo). “Necesito
tener todo lo que quiero y lo quiero tener YA, pero no quiero obtener lo que
no quiero” implica una sensibilidad excesiva hacia todo lo desagradable,
magnificando el lado malo de cada situación, observándolo a través de una
especie de lupa. Lo malo es horrible, lo molesto es insoportable… puede
decirse que la vida de estas personas está repleta de tragedias que muy a
menudo no llegan ni tan solo a producirse, aunque ellos mismos se generan
un gran estrés anticipándolas. Son personas que están siempre de mal
humor, tristes, ansiosas, resentidas o enfadadas con el mundo. Van de
víctimas (se quejan de todo de manera sistemática y culpan a los demás y
al mundo de sus problemas). Sería preferible que consiguieran centrarse en
un bienestar a largo plazo, pero para ello deberían primero conseguir tolerar
su frustración en lugar de centrarse compulsivamente en eliminar ese
“malestar” en el momento en el que lo experimentan, pues al evitar a toda
costa experimentar esos sentimientos “horribles e insoportables” que se
generan ellos mismos, no los afrontan. Hay que aprender a tolerar la
incomodidad, sintiéndola de manera intensa y sostenida.
Las personas con baja tolerancia a la frustración tienen una serie de
creencias irracionales que condicionan su modo de ver el mundo. Estas
creencias limitantes pasan principalmente por:
-Obtener todo lo que quieren y para ello exigen que se satisfagan sus
deseos a toda costa
-La vida tiene que ser siempre fácil y cómoda.
-Cualquier dificultad, demora o fracaso es demasiado horrible y no pueden
soportarlo.
Estas personas siguen manteniendo unos patrones de funcionamiento
infantiles e inmaduros en su modo de ver las cosas. De ahí la importancia
de dotar a los niños desde bien pequeños de estrategias que les permitan
desarrollar su “músculo emocional” Tendemos a la sobreprotección y eso no
les ayuda precisamente a generar estrategias de afrontamiento.
Aceptar la vida (con sus incomodidades) es mucho más inteligente,
interesante y adaptativo. Hemos de conocer nuestras limitaciones (y las del
mundo) y aprender a convivir con ellas. Hay veces que podemos intentar
reducir los problemas, pero otras veces eso no es posible (ante una
enfermedad, por ejemplo) y no nos queda otra que convivir con ella lo más
dignamente posible.
3. Normalmente las personas nos relacionamos y nuestras relaciones generan
frustraciones y conflictos. Si esto no ocurriera la vida sería monótona y
aburrida. Sin retos.
NO ESCAPAR ANTE LA INCOMODIDAD
Las desventajas de la BTF nos conducen a la ansiedad (ansiedad situacional
ante la intolerancia a la incomodidad) y ansiedad del ego (al deprimirse
ante el mundo (y ante nosotros mismos) por no permitirse sentirse
frustrado)
La baja tolerancia a la frustración está muy asociada a la procrastinación (el
hábito de posponer), también está asociada con la hostilidad y la depresión.
Detrás del hábito de posponer pueden encontrarse esquemas mentales y
actitudes disfuncionales relacionadas con el perfeccionismo, la
autoexigencia elevada y también la baja tolerancia a la frustración. Es
importante revisar lo que nos decimos a nosotros mismos, lo que
pensamos, cuando postergamos algo que es importante. Detrás de esas
“excusas” o autojustificaciones puede encontrarse el verdadero motivo de
ese comportamiento.
PARA DISFRUTAR DE LA VIDA ES IMPORTANTE NO ALTERARNOS
ANTE LAS SITUACIONES INJUSTAS
Las personas con alta tolerancia a la frustración son personas flexibles,
viven la vida de manera más saludable y con menos estrés, convierten los
problemas en nuevas oportunidades y tienen asimismo más opciones de
resolverlos al ser capaces de afrontarlos en lugar de postergar o escapar.
Son capaces de aceptar que la vida no es fácil, ni cómoda ni a su gusto y no
permiten que las cosas les perturben excesivamente, al contrario: son
4. capaces de mantener la calma (lo que les ayuda a pensar con claridad ante
los contratiempos.) Pero por encima de todo son capaces de aceptarse
incondicionalmente en el caso de sentirse “frustrados” y no se deprimen ni
se sienten ansiosos o culpables a pesar de ello. No olvidemos que somos
seres humanos y por lo tanto falibles. Cuando uno se dice a sí mismo “Es
demasiado injusto, mi frustración no debería de existir…” o “La vida no
debería de ser tan frustrante”… estamos ante una expectativa poco
razonable, al creer que no se deben de tener frustraciones y que no deben
de ocurrirnos cosas desagradables. Y al añadir “No puedo soportarlo”
estamos exagerando nuestra inhabilidad para manejar situaciones difíciles y
ser capaz de experimentar placer y felicidad a pesar de ellas.