Un sistema de ventas efectivo consta de tres fases: 1) Descubrimiento, donde se determinan las necesidades del cliente; 2) Presentación, donde se comunica la información relevante al cliente de manera estructurada; y 3) Transacción, donde se concreta la venta de manera clara y se educa al cliente sobre el producto o servicio. Siguiendo este proceso sistemático, las empresas pueden aumentar su tasa de conversión de clientes potenciales a clientes reales.