La prevención de drogas en centros educativos debe perseguir reducir el consumo inicial y prevenir la transición al abuso, mediante programas continuos, interdisciplinarios y adaptados a cada centro y alumnado. Estos programas deben desarrollar competencias para la vida del alumnado y enfocarse en las causas subyacentes del consumo más que en los peligros de las drogas. Se recomienda analizar la realidad de cada centro antes de implementar cualquier intervención.