Entre 1750 y 1850, las ciudades europeas experimentaron un rápido crecimiento debido al incremento demográfico, el éxodo rural y la concentración industrial. Esto provocó una mayor densidad de población y la construcción de nuevas viviendas, así como la fragmentación social del espacio urbano entre la burguesía, que ocupaba los barrios céntricos y residenciales, y los obreros industriales, que se agrupaban en barrios más insalubres cerca de las fábricas. Durante este periodo, las ci