El modelo tradicional de evaluación se centra en aspectos cuantitativos y la medición de contenidos, mientras que el autor y la RIEB proponen modelos centrados en procesos de enseñanza-aprendizaje y el desarrollo de competencias. El autor aboga por una evaluación permanente, centrada en la calidad del aprendizaje y la puesta en práctica de los conocimientos. Mientras que la RIEB propone una evaluación dada en tres momentos y enfocada en logros, actitudes y la modificación de estrategias didácticas.