El documento discute cómo el uso excesivo de la tecnología y la falta de educación han reducido nuestra capacidad de razonar y nos han hecho más vulnerables a la manipulación. Explica que una sociedad prospera requiere de un sistema educativo sólido que enseñe a los ciudadanos a pensar de forma crítica y los proteja de la desinformación. También resalta que mejorar los mecanismos de enseñanza a través de esfuerzos pedagógicos puede contrarrestar estos problemas.