1. El juguete y el desarrollo físico y
psíquico del niño y la niña
Siempre que se comienza a tratar sobre las particularidades
del juguete y sus efectos y relaciones con el desarrollo de los
niños y niñas, invariablemente se correlacionan con la
significación del juego, pues en dependencia de la misma es
que generalmente se concibe la elaboración de dichos
objetos. Así, por ejemplo, J. Piaget establece una
clasificación de los juegos que es ampliamente conocida, y en
la que se especifican que estos pueden ser funcionales, de
construcción, de reglas, de roles, y didácticos, si bien estos
últimos no constituyen realmente una categoría en sí mismos,
sino una que es extensible a las demás, concepto sobre el cual
se ha de volver en un momento posterior.
2. Sobre la base de esta clasificación de los juegos se organiza a
su vez una idéntica referente a los juguetes, y se habla
entonces de juguetes funcionales, de construcción, de roles,
reglas y didácticos, que tienen determinados contenidos,
funciones educativas y patrones de acción, estrechamente
relacionados con el desarrollo de los juegos a que se refieren,
y que se materializan en tipos determinados de objetos que
se supone gozan de estas propiedades. De esta manera el
juguete aparece como algo sin significación en sí mismo como
objeto de la realidad, y sus efectos sobre el desarrollo físico
y psíquico se valoran solamente en sentido de lo que
proporciona el juego como tal. Esto, que en cierta medida es
aceptable, limita, sin embargo, conocer verdaderamente las
posibilidades del juguete para el desarrollo de los niños y
niñas, pues solamente lo concreta a la situación del juego. Y
si bien esta es la actividad más importante del niño y niña de
edad preescolar, no es el único tipo de actividad que estos
realizan, y en la cual, el juguete, como objeto de la realidad,
también ejerce una acción estimulatoria sobre los distintos
procesos y propiedades psíquicas, aunque no estén inmersos
dentro de una actividad de juego propiamente dicha.
Por ejemplo, cuando el niño lactante manipula un objeto
cualquiera, como puede ser una pelota (que generalmente se
considera que es un juguete) y realiza varias acciones
repetitivas con la misma, esto realmente no es un juego, ya
que tales acciones se dirigen a conocer el objeto, sus
particularidades y propiedades, y no a obtener un goce o
disfrute con el mismo.
3. A esta primera fase de la
actividad con objetos es lo que se
suele llamar como manipulación
de objetos, y que siempre está
dirigida al conocimiento de las
características externas de los mismos. Pero, no obstante no
está en una actividad propiamente de juego, sin embargo,
dicho objeto (el juguete) ha propiciado una estimulación de
diversos procesos y cualidades psíquicas, tales como la
discriminación y diferenciación perceptual, la concentración
de la atención, la generalización de relaciones, el
razonamiento, en fin, ha tenido un efecto importante a los
fines del desarrollo del niño o la niña.
Claro está, si esto también puede o no considerarse como
juego en una discusión histórica dentro de la ciencia
psicológica, algo que no va a ser objeto de análisis en el
momento, lo importante es hacer notar que las posibilidades
del juguete para el desarrollo no solo se circunscriben a la
actividad de juego en sí misma, sino que van más allá, al
conjunto de todas las actividades que el niño y la niña realizan
en su transcurso evolutivo. Y que, por lo tanto, su estudio no
solamente ha de hacerse en relación con sus posibilidades
para concretar los objetivos del juego, sino de las más
variadas actividades que los niños y niñas hacen, y
consecuentemente, referidos a todas sus cualidades y
procesos psíquicos y físicos. Y esto amplía, la viabilidad del
juguete como medio para potenciar el desarrollo infantil.
4. De esta manera la finalidad de un
juguete es estimular la actividad y la
iniciativa de los niños y las niñas,
posibilitando así que los más diversos
procesos y cualidades psíquicas, así
como las destrezas motrices, se
desarrollen en relación con las
particularidades intrínsecas de cada tipo de juguete y lo que
este fundamentalmente promueve en cada acción psíquica o
física. Se remarca señalar el aspecto "fundamental" que cada
tipo de juguete potencia, para destacar que en un mismo
objeto-juguete están asentadas no solo la acción psíquica que
constituyen su función principal, sino también otro sobre las
que igualmente ejerce un efecto, aunque no sea tan
destacado en algunos casos. En el caso de la pelota
anteriormente mencionada, si bien es obvio suponer que su
principal dirección sea activar la actividad motora gruesa y los
movimientos finos de la mano para el agarre, también actúa
sobre la percepción de la forma, la sensibilidad táctil, la
discriminación visual, entre otras propiedades. Ello evita
considerar a un tipo de juguete exclusivo para una
determinada particularidad del desarrollo, sino que abarca un
amplio rango de posibilidades de estimulación.
Un fin principal del juguete lo es también el ofrecer al niño y
la niña la oportunidad de expresarse y poner en práctica las
nuevas habilidades adquiridas en las sucesivas fases de su
5. desarrollo normal, en particular en la etapa infantil en la que
el juego es la actividad fundamental y parte consustancial del
medio en el cual se educan, constituyendo el instrumento
básico de su proceso educativo.