El empaque al vacío extrae el aire de un recipiente sellado herméticamente para mantener los alimentos frescos y sabrosos por más tiempo, prevenir su deshidratación y oxidación, y evitar que transmitan olores o absorban humedad. Los alimentos empacados al vacío se conservan 3 a 5 veces más que con otros métodos y mantienen su textura y apariencia natural aún después de congelados.