La conductividad térmica mide la cantidad de calor que pasa a través de un material bajo ciertas condiciones de temperatura y tiempo. Los mejores conductores térmicos son los metales como el cobre y el aluminio, mientras que los gases y materiales como la fibra de vidrio son malos conductores. La conductividad depende de la estructura atómica del material y puede variar con la temperatura y la presión.