El documento argumenta que los estados deben potenciar las posibilidades de aprendizaje en niños con necesidades especiales como parte de su responsabilidad de educar a toda la población. Aunque los esfuerzos por la inclusión educativa han crecido, los objetivos siempre han sido mínimos. La educación inclusiva se mide mejor a través de casos específicos donde las instituciones modifican la infraestructura o mejoran los contenidos curriculares de manera permanente. Compartir experiencias de inclusión permitirá mejorar continuamente la pedagog
Contiene información sobre la educación inclusiva; que todos los estudiantes, sea cual fuere su condición particular, pueden aprender siempre y cuando su entorno educativo ofrezca condiciones necesarias de acceso y otorgue experiencias de aprendizaje significativas para todos, sin exclusión.
Los datos son todos aquellos registros, cifras,
cantidades o evidencias significativas
respecto de las y los estudiantes, las familias,
las y los docentes, y la escuela (Lai y
Schildkamp, 2013).
Los datos son recolectados a través de
diversos métodos, que, al organizarse,
posibilita representar diversos aspectos de la
institución educativa (Lai y Schildkamp,
2013).
1. Las posibilidades de aprendizaje en niños y niñas con necesidades especiales deben
ser potenciadas como parte de la responsabilidad del Estado por educar a su
población, principalmente a quienes están en situaciones de desventaja.
Si bien en las últimas décadas se han incrementado los esfuerzos por una inclusión
que se exprese en aprendizajes significativos, las metas siempre han sido mínimas; lo
que hoy podríamos reconocer como nuevas perspectivas de inclusión indica, incluso,
una renovación en el sentir ciudadano.
Sin embargo, es en la respuesta a casos específicos en donde se mide con precisión
el alcance de la educación inclusiva. Por ejemplo, una institución que modifica la
infraestructura de acceso a los servicios responde a un modelo de inclusión física, y
otra, desarrolla más la inclusividad cuando elabora y perfecciona los contenidos
curriculares de manera permanente, es decir, eleva su nivel.
Por tanto, las experiencias de inclusión que se compartan permitirán la mejora
continua del quehacer pedagógico en beneficio de nuestros niños y niñas con
necesidades especiales.