El documento describe las dimensiones de formación que deben desarrollarse en los estudiantes, incluyendo dimensiones disciplinares, didácticas, transversales, tecnológicas, axiológicas y éticas. También destaca la importancia de la práctica reflexiva para dotar a los estudiantes de valores y una identidad personal, así como el papel del formador como entrenador para ayudar a los estudiantes a aprender a analizar mediante el análisis.