Las recientes ayudas adoptadas por la Comision eruopea es apoyo de los paises mas azotados por la pandemia COVID19 marcan un hito en la actuacion comunitaria.
1. ‘NUEVA GENERACION UNION EUROPEA’.
Manfred Nolte
El 27 de mayoy el jueves 4 de junio pasados constituyen fechas históricas para el
europeísmo. La primera por el lanzamiento del programa de la Comisión europea
(CE) denominado “Nueva Generación Unión Europea (UE)”. La segunda por las
relevantes decisiones adoptadas por el Consejo de Gobierno del Banco Central
europeo (BCE).
Las medidas adoptadas en las referidas fechas son de tal calado que configuran
un nuevo ‘momento Hamilton’, en referencia al que tuvo lugar en 1790 en los
Estados Unidos de América. El entonces primer secretariodel tesorodel gobierno
de George Washington, Alexander Hamilton, marcó una serie de hitos
imperecederos para la historia económica norteamericana: absorbió en el Tesoro
Central la deuda de todos los estados federales y de los particulares contendientes
en la guerra de la independencia, creóel dólar y fundó el ‘First Bank of the United
States’ con el monopolio de acuñación de la nueva moneda. De todo ello nos
concierne aquí muy particularmente la mutualización ‘sui generis’ de las deudas.
¿En qué consiste el nuevo ‘momento Hamilton’ de la era Covid19?
Comenzando por el Instrumento de recuperación europea. La presidenta de la
CE, von der Leyen,presentóel 27 de mayo un programa europeo temporal de 750
000 millones de euros -o"UE de nueva generación"-: 500 000 millones de euros
en forma de subvenciones y 250 000 millones de euros como préstamos. A esto
se suma un presupuesto de la UE "reforzado" de 1,1 billones de euros en los
próximos siete años que coincide aproximadamente con la propuesta anterior a
COVID-19 del presidente del Consejo, Charles Michel de febrero pasado.
El Instrumento de Recuperación financiaría una respuesta a la crisis entre 2021
y 2024, incluido una "pieza central de la recuperación", un Fondo de
2. Recuperación y Resiliencia de 560.000 millones de euros. El objetivo de la
facilidad es ayudar a los Estados miembros a financiar sus planes de recuperación
y consta de 310 000 millones de euros en subvenciones y 250 000 millones de
euros en préstamos.
Para ello -y como gran novedad- la Comisión tomaría préstamos de los mercados
en nombre de la UE, mientras que los bonos se pagarían conjuntamente de 2028
a 2058. El reembolso a partir de 2028-2058 se organizaría a través de los futuros
presupuestos de la UE (es decir, una combinación de mayores contribuciones
nacionales y / o programas más pequeños) y nuevos recursos propios. Para ello,
la Comisión propone una extensión del Sistema de Comercio de Emisiones (10.
000 millones de euros anuales), un impuesto sobre las emisiones de carbono (5
a 14.000millones de euros anuales), recursos propios basados en las operaciones
de grandes empresas (alrededor de 10.000 millones de euros anuales) y un
impuesto digital (hasta 1.300 millones de euros anuales). Obviamente todo ello
exigirá la constitución de algún tipo de autoridad fiscal.
Como puede deducirse las medidas se acercan asintóticamente a un plan de
mutualización de las deudas de los países más golpeados por la crisis. En
particular las subvenciones, ya que las facilidades crediticias apenas compiten en
coste con las emisiones soberanas debida a la actuación beligerante del BCE.
Aunque nos hallamos al principio de un largo camino de negociaciones con
algunos socios reacios al principio de las subvenciones, el Plan de Reconstrucción
propuesto prevé invertir en España 61.700 millones de euros, una cifra similar a
la recaudación del IVA en un año.
Para acceder a dichos fondos España está sujeta a condicionalidad: deberá
presentar reformas creíbles y alineadas con las recomendaciones de la CE
plasmadas en el procedimiento del Semestre europeo. Proyectos estructurales de
largo aliento, inversiones de nueva generación y con valor añadido europeo. El
dinero europeo financiará en España proyectos europeos, y de incumplirse las
ayudas le serían retiradas.
De ahí la gran oportunidad que se abre al país.
Mientras tanto el BCE gana tiempo para que las políticas fiscales de los países
miembros y las citadas de la UE acudan en apoyo de la recuperación,
constituyéndose en la fuente básica de estabilización macroeconómica. La
semana pasada aumentó sus programas de compras de bonos en 600.000
millones de euros adicionales.
Sin espacio fiscal, los países periféricos hiperendeudados no podrían emitir la
ingente deuda de la recuperación en los mercados habituales. Pero la recompra
en el mercado secundario de esas emisiones por parte del BCE, deprime los tipos
de interés de largo plazo y ofrece una buena perspectiva a los inversores
instituciones para acudir al mercado primario con un margen interesante en el
caso de vender -swaps- susposiciones al BCE. La institución de Christine Lagarde
se ha constituido en rehén voluntario de la crisis y de las decisiones del Consejo
Europeo.
3. A la vista de lo anterior, si a alguien no le parece bien Europa y el europeísmo,
que levante por favor la mano.