El paquete de medidas anunciado por el Eurogrupo es positivo pero insuficiente para hacer frente a la doble pandemia, sanitaria y económica que padecemos.
TEMA 3 DECISIONES DE INVERSION Y FINANCIACION UNIVERISDAD REY JUAN CARLOS
Medidas desesperadas para tiempos desesperados
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FOTOGRAFIA: FINANCIAL TIMES.
MEDIDAS DESESPERADAS PARA TIEMPOS DESESPERADOS.
Manfred Nolte
Afrontamos la recesión más profunda desde la segunda guerra mundial. Hay
fundadas esperanzas acerca de su reversibilidad en un plazo relativamente breve
de tiempo. Pero las incógnitas que flotan en el ambiente atenazan las voluntades
y debilitan los ánimos. Los esfuerzos se centran en el plano sanitario, pero a
medida que transcurre el tiempo resulta más evidente que para paliar los daños
de la crisis será necesaria una acción económica descomunal. No basta lo que a
nivel nacional determine cada Gobierno. La financiación de los enormes déficits
fiscales que se auguran precisa de la acción mancomunada para impedir una
nueva crisis soberana.
Dado su escaso o nulo espacio fiscal, esto es el potencial de atracción de
inversores para la financiación de una nueva deuda, los países más afectados por
esta limitación presupuestaria son España e Italia. Ambas han apelado con
ahínco a la ayuda de la Unión Europea. En un ejercicio de tira y afloja muy poco
ejemplarizante, con la cesión a regañadientes de los llamados halcones de Europa
el Eurogrupo ha aprobado finalmente un paquete de 540.000euros de préstamos
comunitarios. Préstamos, no ayudas, en su gran mayoría.
La respuesta común, que necesita aun de la aprobación de los jefes del gobierno,
incluye un fondo de empleo por 100.000 millones de euros para financiar los
ERTEs españolas o figuras equivalentes de ayudasa autónomos bajo el programa
SURE; una línea del Banco Europeo de Inversiones destinado a suministrar
200.000millones de euros de liquidez a las empresas; y líneas decrédito de hasta
240.000 millones de euros del Mecanismo Europeo de Estabilidad, el fondo de
rescate de la zona del euro, para la lucha directa de los estados contra la
pandemia. Adicionalmente los ministros de la zona euro acordaron trabajar en la
idea de un fondo temporal que ayudaría a impulsar la recuperación de los países
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más afectados bien con cargo al presupuesto plurianual de la UE o mediante
algún tipo de instrumento ‘innovador’.
La alusión anteriormente hecha al escaso espacio fiscal del que dispone el tesoro
español obliga a repetir que el programa de ayudas reseñado es, para el caso de
España, positivo, pero insuficiente.
De ahí la lógica insistencia de la ministra Calviño y de un amplio porcentaje de la
opinión autorizada, acerca de la introducción de esquemas mutualizadores de la
deuda, por ejemplo, los coronabonos.
En este contexto se ha producido un mayúsculo aldabonazo financiero con
procedencia del Reino Unido. En efecto, desde la semana pasada el Banco de
Inglaterra financia directamente el gasto presupuestario del estado británico,
para dotar de fondos suficientes el programa de lucha contra el coronavirus. Esta
medida absolutamente atípica evita al tesoro británico tener que salir a los
mercados de deuda con el consiguiente ahorro de costes, independencia, agilidad
de tramitación y garantía de apoyo financiero ilimitado. Aunque el gobernador
del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, expresó su rechazo a la idea en un
momento inicial, la avalancha de demanda de fondos derivados de la lucha contra
la pandemia ha tardado poco en cambiar su opinión. A ello se ha sumado que
entre marzo y abril el tesoro británico ha triplicado la emisión de deuda prevista
en los presupuestos. Mediante esta decisión se producirán abonos en la cuenta
que el Gobierno tiene abierta en el Banco de Inglaterra, a requerimiento de aquél.
Esta medida, cuestionada en los círculos académicos por su potencial
inflacionista ha sido reivindicada sistemáticamente por los partidarios de la
‘Teoría monetaria moderna’, que ven en ella un instrumento de obtención de
fondos de coste nulo y de gran flexibilidad. Tanto más cuanto el escenario
previsto es más de deflación, que de su temido contrario.
En el caso de la Zona Euro, y a tenor de los dispuesto por el Tratadode Maastricht
en 1992, la creación de dinero por parte del Banco Central Europeo para financiar
directamente a los tesoros públicos de los estados miembros está expresamente
excluida. Tal prohibición, cuyo levantamiento en la hora actual sería
inimaginable por partede los repetidos halcones europeos, aleja una oportunidad
de oro para afrontar el doble azote al que se enfrenta, junto a otros, nuestro país.
Por eso los coronabonos o cualquier otro instrumento mutualizador constituyen
la única salida viable a la crisis que se nos echa encima. Tiempos desesperados
claman por medidas desesperadas, pero Europa aun no lo ha entendido.