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HACER DE LA EUROZONA UN AREA MONETARIA OPTIMA.
Manfred Nolte
El 4 de abril pasado fallecía en Siena, Italia, el canadiense Robert Mundell, un
destacado profesor e investigador en las universidades de Chicago y Columbia,
premiado con el Nobel de Economía en 1999, “por su análisis de la política
monetaria y fiscal bajo diferentes regímenes cambiarios y su análisis de las áreas
monetarias óptimas”. El comentario que sigue relata la relación entre esta última
referencia a las áreas monetarias óptimas y la construcción de la eurozona. Ya en
1973 Mundell advirtió de las profundas fisuras que se advertían en el boceto de la
posible creación de una moneda única europea y que no fueron observadas
llegado el momento, una iniciativa “políticamente muy complicada, casi utópica”.
La crisis del euro ulterior al estallido de Wall Street y la quiebra de Lehman
Brothers, no han sido motivos bastantes para remodelar el proyectoy hacer de la
Unión Monetaria Europea un área consistente, esto es óptima, aunque la crisis
Covid en 2020 haya actuado como detonador de importantes iniciativas que la
acercan al modelo deseado.
Por área monetaria óptima (AMO) se alude generalmente al ámbito geográfico de
una moneda única. La moneda única solo puede fluctuar al unísono con el resto
del mundo. El atributo de ‘óptima’ se define en términos de las características del
AMO, como son una alta movilidad de la mano de obra y otros factores de
producción, la flexibilidad de precios y salarios, la apertura económica, la
diversificación en la producción y el consumo, la similitud en las tasas de
inflación, la integración fiscal y la integración política. Compartir las propiedades
anteriores reduce la utilidad de los ajustes del tipo de cambio nominal dentrodel
área monetaria al fomentar el equilibrio interno y externo, reducir el impacto de
los shocks asimétricos y facilitar el ajuste posterior. Como es obvio, los países
forman un área monetaria con la expectativa de que los beneficios actuales y
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futuros superen a sus costos. Es evidente, a la vista de los requisitos detallados, y
así lo demostróla crisis del eurode 2010y siguientes, que la Eurozona no cumplía
con las exigencias de un AMO.
La adopción del euro por los 11 el 1 de enero de 1999, reemplazando a la antigua
Unidad Monetaria Europea obedecía no solo a criterios de consolidación
democrática sino a la profundización en el mercado único y a la eliminación del
riesgo de cambio y los costes asociados con la conversión de la moneda. Pero
además de esto, la entrada en el selecto club del euro confundió a sus miembros
con la pertenencia a una posición homogénea, ajena a shocks asimétricos, de tal
modo que el nuevosigno monetario europeo nacía con el espejismo de un club en
la que todos los socios pertenecían milagrosamente a una única clase.
Pero con el advenimiento de la crisis de 2010 y el colapso de la economía
financiera y real de la eurozona, los analistas internacionales comenzaron a
discriminar a los países por sus fundamentales, esto es por el valor intrínseco en
una serie de indicadores de solvencia tradicionales, tareaque habían abandonado
a lo largo de 10 años. Mientras los países centrales habían mantenido una estela
de navegación razonable, los llamados países periféricos se habían entregado a
una orgía crediticia con grave deterioro de sus cuentas exteriores, un ahorro
interior insuficiente y una productividad en declive como consecuencia del
aumento incontrolado de sus costes laborales. Los shocks asimétricos entre
países centrales y periféricos se mostraron irreconciliables y en absoluto se
despertó una conciencia solidaria.
El AMO se evidenció como una gran utopía. Los criterios básica de tal área
simplemente no existían. El primer desencanto consistió en constatar la ausencia
de la pretendida movilidad laboral a través de la Unión, lo que generó paros
cruentos en las áreas más afectadas. Debido a las dificultades del idioma, la
cultura y la distancia, la población activa de la eurozona no era -ni es- fluida ni
móvil y tampoco sus salarios eran uniformes.
Un segundo supuesto descansaba en la existencia de esquemas de
demanda/oferta similares y la consiguiente respuesta homogénea a ‘shocks’
coyunturales entre regiones. Perolos ciclos de las regiones no fueron sincrónicos.
De esta manera, el Banco central no pudo compensar simultáneamente la
recesión de unos países miembros, sin deteriorar la estabilidad de los más
disciplinados.
A todo ello debía añadirse la falta de mecanismos de integración y transferencia
fiscal, derivados de la inexistencia de un Tesoro único europeo, que
redistribuyese los fondos de un presupuesto supranacional hacia las regiones
desfavorecidas. Para mayor contrariedad, los Pactos de estabilidad y crecimiento
estipulaban la prohibición de transferencias fiscales entre países miembros si
bien los Fondos de rescate europeos debieron acudir al salvamento de los países
afectados por la deuda soberana, ya citados con anterioridad. En definitiva la
crisis reveló una prevalencia del nacionalismo sobre la solidaridad.
Resumiendo lo dicho, un área monetaria sin Tesoroúnico ni autoridad fiscal tuvo
que conducir de forma obvia y natural no solo a crisis soberanas, sino también a
perpetuar sus consecuencias en forma de la fragmentación de los mercados
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financieros incluso después de adoptarse las terapias correctoras. Sin recurso
individual de los países miembros para actuar sobre el tipo de cambio o los tipos
de interés y sin acceso a un Banco central prestamista de última instancia, como
ha sido el caso de otros países desarrollados –Estados Unidos, Reino Unido,
Canadá o Japón- Europa cargó con todas las desventajas comparativas derivadas
de estos hechos. Los países de la eurozona que se endeudaron en exceso tuvieron
que pagar tipos exorbitantes para las renovaciones de sus emisiones de deuda,
hasta que llego el momento en que los inversores, escandalizados, les cerraron
totalmente el grifo. Entonces Bruselas tuvo que acudir en su rescate con sus
‘hombres de negro’ para evitar su quiebra exterior. También a España. Así fue en
junio de 2012.
Hoy en día, la eurozona continua sin un mecanismo público de riesgo
compartido.
Robert Mundell fue un ardiente partidario del euro. Paradójicamente la eurozona
no asumió los requisitos exigibles para elevarlo al nivel de un Área Monetaria
Optima.
Los cuatro criterios para que una unión monetaria pueda ser un éxito:
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Movilidad laboral a través de la región: estoincluye capacidadfísica para viajar(visados, derechos de trabajadores)
o eliminar barreras culturales para la libertadde movimiento(como sería el casode distintos idiomas) o las barreras
institucionales.
Apertura con movilidad de capital y flexibilidad de precios y salarios en la región. Esto debe ser así para que
las fuerzas de mercado de oferta y demanda distribuyanautomáticamente el dinero y los productos allí donde sean
necesitados. En la práctica, esto no funciona si no existe verdadera flexibilidad salarial. El comercio entre los
miembros de la Eurozona ha aumentado de formaimportante después de la entrada envigordel Euro. Se estimaque
el comercio intra-comunitarioha pasadodel 5% al 15% comparado con el comercio entre países no comunitarios.
Un sistemaque permitacompartir el riesgode todo el conjunto, comopor ejemplo un mecanismoautomático de
transferencia fiscal, que redistribuya el dinero hacia las áreas o sectores que se hayan visto desfavorecidos por las
dos características antes señaladas. Esto suele tomarla formade una redistribución impositiva hacia las áreas menos
desarrolladas de un país o región. Esta política, aunque está aceptada en teoría, resulta muy difícil de implementar
políticamente ya que implica que las regiones más desarrolladas aporten dineroa las menos desarrolladas.En teoría,
Europa tieneuna cláusula de no rescate en el Pactode estabilidady crecimiento, que implica que las transferencias
fiscales no están permitidas entre países, pero es imposible conocerque ocurre en la práctica. Durante la crisis de la
deuda soberana europea,la cláusula fue eliminada de factoya que se llevó a cabo el rescate de países comoGrecia,
Irlanda y Portugal.7
Los países partícipes tienen que tener ciclos económicos similares. Cuando un país experimenta un boom o
recesión, otros países de la unión tenderán a seguirlo. Esto permite al banco central de la unión promover el
crecimiento mediante políticas que contengan la inflación en los booms económicos. Si los países tienen ciclos
dispares, el banco central no puede controlar la recesión de unos mientras controla el crecimiento de otros.
La actuación beligerante del banco central europeo y la iniciativa pionera y
rompedora del Plan de FRecuperacion y resiliencia son hitos rompedores.