Las organizaciones inteligentes se caracterizan por su capacidad continua de aprendizaje, creación y transferencia de conocimiento entre sus miembros, según Davis Gavin y Peter Senge. Estas organizaciones fomentan el aprendizaje colectivo, la reutilización del conocimiento existente y el intercambio constante de información. Sus integrantes colaboran para mantener la precisión de los conocimientos compartidos, lo que permite a la organización innovar y resolver problemas de manera informada.