El documento discute el estado de la biotecnología en América Latina. Señala que en 1996 había aproximadamente 500 empresas biotecnológicas en la región, pero solo una decena participaba en biotecnología moderna. Además, la mayoría de los países latinoamericanos tienen comisiones de bioseguridad, aunque la formación de investigadores es deficiente. Finalmente, propone la necesidad de mejorar la educación sobre biotecnología para generar una opinión informada en la sociedad.