El documento describe la difícil realidad social de Venezuela, incluyendo el deterioro económico y empobrecimiento del país, y cómo esto genera factores psicológicos y sociales negativos como estrés y depresión en la población. Propone que los psicólogos sociales pueden aplicar métodos individuales y colectivos para orientar a las comunidades y personas a mejorar su bienestar emocional y manejo de situaciones, con el objetivo final de mejorar la calidad de vida.