1. LA CRISIS DEL TRANSPORTE
El Roca, un tren que anda más lento que hace cuarenta años
Mientras se espera la llegada del tren bala, hay servicios
ferroviarios que todavía circulan en cámara lenta. Pierden
puntualidad por el mal estado de las vías. Los subsidios se
consumieron y la velocidad no mejoró. (((EL GRAN TEMA
SON LOS TRENES. EL PERIODISTA ELIGE ACOTARLO A
TRAVES DE LA COMPARACIÓN DE PASADO, PRESENTE Y
FUTURO, Y SE CENTRA EN UN TREN HISTORICO, PARA
EJEMPLIFICAR ESTA EVOLUCIÓN-INVOLUCIÓN))))
Pablo Calvo.
pcalvo@clarin.com
Desde este tren se veían las gambetas de Bochini. Había
que tomarlo en Constitución, hacia La Plata, y pasar justo a
la hora del partido. La señal era clara: cuando se divisaban
los Siete Puentes a la derecha, había que girar rápido hacia
la izquierda, porque una hendija permitía ver lo que pasaba
en la cancha de Independiente. Es probable que Bochini lo
supiera, porque sus mejores jugadas ocurrían cuando el
Roca se asomaba. (((COMIENZA CON UNA ANÉCDOTA,
APUNTANDO A LOS RECUERDOS Y A LO EMOCIONAL))).
Un tren preciso y eficaz, que sólo aminoraba el paso para
ver al Bocha con la pelota atada al pie. Décadas después, el
tren sigue pasando por allí, pero más lento que entonces. El
trayecto completo, de 55 minutos cuando las locomotoras
funcionaban a vapor, ahora es de una hora y 33 minutos, si
es un día de suerte. (((RECURRE A UNA COMPARACIÓN
CONCISA PERO CONTUNDENTE: EPOCAS Y CIFRAS)))
2. El recorrido muestra el progreso a la vera de las estaciones:
Independiente demolió su estadio y levanta uno nuevo, las
ciudades se expandieron, las tuberías de cerveza Quilmes
se modernizaron, los que estudiaban se recibieron, los que
buscaban descanso se afincaron en zonas verdes y
countries cercanos. Hay una autopista, antenas, radares.
Todo ha cambiado, menos el tren. (((EL PERIODISTA HACE
EL RECORRIDO Y LO DESCRIBE)))
La formación que aborda Clarín tiene la pintura
descascarada, faltan picaportes en las puertas, hay
ventanillas trabadas, vidrios rotos, una lamparita sí, otra
no. Un pasajero asentó el diagnóstico en fibra roja y letra
enojada: "No somos vacas. Arreglen los trenes". En
cada vagón, un cartel dice que hay lugar para 100
personas. O sobran pasamanos o faltan asientos, porque
sólo 30 pueden reposar. (((DESCRIPCIÓN)))
El boleto se ataja de los desbordes de la hora pico y
advierte en mayúsculas: "PROHIBIDO VIAJAR EN LOS
ESTRIBOS!", como si los pasajeros eligieran esa ubicación
para llegar a destino.
El Roca es un tren emblemático de la clase trabajadora.
Entre todos sus ramales, traslada a 10 millones de personas
por mes, obreros, estudiantes, buscavidas y profesionales
que cuidan el centavo, ya que un micro entre La Plata y
Constitución puede salir $ 7, contra $ 1,65 del tren. Sus
pasajeros explotan de bronca cuando el servicio demora o
colapsa, como hace un año, cuando la Policía los echó de la
terminal porteña con gases lacrimógenos y machetazos. Se
cambió el concesionario -que recibía 400 mil pesos por día
en subsidios del Estado- y la impuntualidad, que afectaba al
30 por ciento de las formaciones, ahora, "sólo" afecta al 20
por ciento. La trampa: el horario oficial entre Constitución y
3. La Plata era de una hora 16 minutos y los nuevos
operadores lo extendieron a una hora 33. (((LOS DATOS
“DUROS” PERO NECESARIOS. IMPLICAN INVESTIGAR,
ENTREVISTAR A GENTE QUE SABE SOBRE EL TEMA)))
Dos descarrilamientos, entre Villa Elisa y Gonnet,
complicaron el panorama: se circulaba por allí a 50
kilómetros por hora, pero los accidentes obligaron a ir a un
cuarto de esa velocidad.
Tras augurar la llegada del tren bala al país, la presidenta
Cristina Kirchner prometió la electrificación total del Roca,
el tren que tomaba en su juventud. Pero los pasajeros
recordaron que en 2005 se había hecho el mismo anuncio,
y no se cumplió.
Por ahora, miles de personas siguen viajando a la velocidad
de un caracol. "Los trenes circulan más lentos que hace 40
años. Las máquinas a vapor que trajeron los ingleses
desarrollaban velocidades superiores a los 100 kilómetros
por hora, pero ahora se anda a 40 o 50", dice el ingeniero
Roberto Rial, que conoce como pocos al Roca, porque
trabajó 30 años allí, como peón, jefe del departamento
mecánico y de la división tracción y subgerente, un
recorrido que sólo frenó la dictadura y el menemismo, con
las privatizaciones. (((RECURRE A UNA OPINIÓN
CALIFICADA))))
Rial ayudó a desembalar las 51 locomotoras diésel Baldwin
Lima Hamilton que llegaron al país desde Estados Unidos
en 1953 y terminaron de jubilar las máquinas a vapor en
1968. "Fue la mejor compra que se hizo -se entusiasma-,
con los repuestos que se necesitaban para futuras
reparaciones. Estas locomotoras también llegaban a unos
110 kilómetros por hora, tenían menos movimientos y eso
permitía tolerar un poco más los golpes de las vías. Lo que
4. ocurrió es que, desde los 90, no se hizo mantenimiento de
las vías, y eso obligó a bajar la velocidad de los trenes".
La confirmación viene de la historiadora especializada en
medios de transporte Susana Boragno. "Es exacto, los
trenes andan más despacio que antes por el mal estado del
material rodante y las deficiencias de las vías: hace años
que no se reparan. Ya no funciona el departamento de Vías
y Obras, cuyas cuadrillas eran claves. El Gran Capitán, por
caso, tiene que ir bien suave porque, si no, descarrila".
(((OTRA OPINION ESPECIALIZADA, PERO DE UN RAMO
DIFERENTE)))
En febrero, el Gran Capitán dejó a 700 personas varadas
durante 30 horas entre Misiones y la Chacarita. Se pareció
a "El expreso de la siesta", un tren correntino que Rodolfo
Walsh describió como "el más lento, más exasperante y
más divertido del mundo", porque desarrollaba un andar
"algo inferior a siete kilómetros la hora". Hasta su primera
concesión fue lenta: el decreto correspondiente tardó 29
años en salir en el Boletín Oficial. (((RECURRE A
INFORMACION DE ARCHIVO))))
Si estas tardanzas hubiesen sucedido en España, los
pasajeros hubieran tenido derecho a una indemnización,
pues su tren superveloz contempla un compromiso de
puntualidad con sus pasajeros, que dice textualmente: "Si
se produjese un retraso superior a 5 minutos sobre la hora
fijada de llegada, se devolverá el importe facial del billete".
(((COMPARA CON LA SITUACION EN OTROS PAÍSES)))
El Roca está por llegar a la estación Quilmes, pero antes de
frenar se bambolea. "¿Qué pasa?", pregunta un cerrajero
que había subido en Sarandí. "Las vías están un poco
torcidas", le contesta un vendedor de "pastillas para el
reuma, la gripe y el lumbago", según vocea. Los rieles
5. están como si Superman les hubiera dado una patadita. No
es un desvío abrupto, pero fue captado por la Defensoría
del Pueblo en una inspección fotográfica (ver foto pág. 32).
((((DESCRIBE LO QUE VE Y OYE EN UN VIAJE))))
"Esa es una de las causas de la lentitud -explica Juan Carlos
Cena, fundador del Movimiento por la Recuperación de los
Ferrocarriles-, la no renovación de las vías, junto a la
obsolescencia del sistema de tracción y la falta de
mantenimiento preventivo". Según este dirigente, que a los
12 años trabajaba como aprendiz calderero, "antes de las
privatizaciones, el promedio de velocidad entre los trenes
de carga y los de pasajeros era de 55 kilómetros por hora,
mientras que hoy es de entre 15 y 20 kilómetros por hora,
demasiado bajo".
Cena es el autor del libro "El Ferrocidio", que describe la
desintegración del sistema ferroviario y ataca el argumento
central de los viejos pregoneros de las privatizaciones:
"Decían que el Estado perdía un millón de dólares por día
con sus trenes, cuando, ahora, se gasta mucho más del
triple en subsidios para mantener los pocos que quedaron".
Entre sus recuerdos están los servicios rápidos y
semirrápidos del Roca, que acortaban la duración del viaje:
"Hoy no hay estructura para que funcionen, porque las
barreras, el sistema de señalización y los pasos a nivel son
menos seguros. El maquinista baja la marcha para evitar
accidentes y no tiene la locomotora en condiciones para
volver a levantar vuelo".
Avanza el Roca hacia su destino. No lo para el humo ni la
niebla. Miran su paso los chicos de Plátanos, los árboles de
Pereyra, las casitas de City Bell y los ancianos de Tolosa. Al
llegar a La Plata sabrá si ganó la carrera contra el tiempo o
si, una vez más, fue derrotado. Se divisa la estación de 1 y
44, la misma que utilizaba Cristina para partir hacia la Plaza
6. de Mayo en los años bravos, la misma que acondicionaron
para Brad Pitt en la filmación de "Siete años en el Tíbet".
¿Llegará puntual esta vez? Es imposible saberlo, porque el
reloj de la estación está ciego, alguien se llevó sus agujas.
((((EL REPORTAJE TIENE UN FIN PENSANDO Y
TRABAJADO. NO ES CASUALIDAD: EN ESTE FINAL USA
ELEMENTOS DE TODO EL REPORTAJE)))