La ulcera se produjo en el primer dedo del pie izquierdo de una mujer de 87 años como consecuencia de la presión continua de la cabeza del dedo sobre el calzado debido a la prominencia ósea. La ulcera no está relacionada con problemas isquémicos o neuropáticos. Se clasifica como una ulcera profunda que afecta al tendón pero no al hueso. El tratamiento consiste en aplicar apósitos protectores y aliviar la deformidad para reducir la presión.