2. La ansiedad puede definirse como el temor
excesivo provocado por circunstancias reales o
imaginarias. Se caracteriza por una
preocupación que provoca una excesiva
inquietud. Esta preocupación interfiere en
nuestras habilidades.
3. Es normal que los niños y niñas experimenten
ansiedad en determinados momentos, les
ayudará a elaborar estrategias para enfrentarla
de manera positiva. Pero cuando los niveles de
ansiedad son demasiado altos e interfieren en
el funcionamiento diario de los pequeños
debemos prestar especial atención y tomar
medidas.
4. Cuando la ansiedad no se trata adecuadamente
en un primer momento puede ocasionar
problemas asociados como:
• Depresión
• Repetidas ausencias a clase.
• Deterioro en las relaciones con sus
compañeros
• Baja autoestima.
• Bajo del rendimiento escolar.
• Posible ansiedad en la edad adulta.
5. Las señales que nos pueden poner alerta de la existencia
de un trastorno de ansiedad en los niños y niñas son
las siguientes.
• Dolores de cabeza y estómago.
• Dificultad para dormirse.
• Cambios de estado de ánimo
• Le cuesta separarse de los padres.
• Hábitos nerviosos (morderse las uñas)
• Miedos intensos e irracionales, Preocupación excesiva
• Problemas de conducta: agresividad, enojo, inhibición,
rebeldía.
6. Recomendaciones para los padres
Cuando hables con el niño, respeta a las personas
que resultan importantes en su vida. Frase
como “¡qué sabe tu profesora!” o “¡no le hagas caso
a…!”, hay que eliminarlas en las conversaciones con él.
Se coherente con tus palabras: si hay unas normas y
una disciplina establecidas, hay que seguirlas al pie de
la letra. En caso contrario, el pequeño estará perdido y
confundido.
Ten en cuenta las posibilidades de tu niño. No le exijas
cosa que aún no puede hacer. Es mejor ayudarle al
principio para que luego pueda hacerlo por si solo.
¡Recuerda felicitarlo por sus pequeños logros!
7. Acepta a tu niño tal y como es. No lo
compares con los demás niños.
En caso de tener dificultades de
aprendizaje, observa las actividades que más
le gustan.
Deja crecer a tu niño, dale ánimo, conversa
despacio y con cariño con él, espera que baje
su grado de enfado y luego pregunta.
Siempre termina felicitándolo por la confianza
que te ha dado.