1. Si José fuera mi alumno.
Si José fuera mi alumno de seguro me sentiría preocupado, no sabría qué hacer
en caso de cualquier problema, y mucho peor si la escuela no cuenta con un
servicio médico apropiado donde tenga que encargarme de él en cualquier
momento. Cuando halle como sobrevivir a la jornada diaria dentro del salón aun
queda la desesperación por la discriminación generada por sus propios
compañeros, pues debería buscar alguna forma de evitarlo para que José no se
sienta triste u evite adaptarse. Pasando de estas situaciones, al fondo de mi
existiría el deseo de que algo pasara en algún momento, quisiera sentir la
adrenalina de actuar rápido en estos casos, por si algún día vuelve a suceder ya
estaría preparado, cada vez con más experiencia.
Suponiendo que antes que inicie el curso escolar estoy consciente de la existencia
de este niño en la escuela, dedicaría parte de mi tiempo libre en buscar
información acerca del tratamiento preventivo y de urgencia en estos casos, así
tener una idea de cómo tratar con estos sujetos. Una semana antes de iniciar el
curso pediría comunicarme con los padres de familia (si no es posible lo más
pronto posible), para que me platicaran acerca de su experiencia de vida con su
hijo, que suele hacer y como lo han tratado.
Cuando yo tenga la información apropiada, me encargaría de dársela a conocer a
los compañeros de la institución educativa, para que en conjunto estemos
preparados por cualquier cosa. Dentro del aula buscaría la forma de poner al resto
de compañeros en el lugar de José, buscando que sea integrado de la mejor
forma posible.
Ahora ya que el trabajo de docente es pesado y no pagan años sabáticos, pediría
a la escuela el apoyo necesario para adaptar el aula para cualquier emergencia,
como un botiquín y un medio de comunicación disponible para acudir a los
sistemas de emergencia. Buscaría todo lo posible para que José se sintiera igual
que sus compañeros.