La hepatitis C es causada por un virus de ARN monocatenario que pertenece a la familia Flaviviridae. La mayoría de los infectados desarrollan hepatitis crónica, y un porcentaje puede progresar a cirrosis o carcinoma hepático. Se transmite principalmente a través de la sangre, y su diagnóstico incluye pruebas de función hepática y detección de ARN viral. El tratamiento consiste principalmente en interferón alfa, aunque nuevos fármacos han mejorado las tasas de curación.