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Desde hace muchos años conocemos los efectos deletéreos del sistema nervioso
simpático, que está implicado en la génesis de diferentes problemas que supo-
nen una causa importante de morbi-mortalidad en nuestro país: cardiopatía
isquémica, taquicardia, proteinuria, progresión de la placa, disfunción endote-
lial, insuficiencia cardiaca, hipertensión arterial, remodelado cardiovascular y
alteraciones metabólicas y de la coagulación.
En pacientes con infarto agudo de miocardio la disfunción ventricular produce
una disminución del volumen minuto que conlleva una disminución de la perfu-
sión tisular y ello conlleva a su vez la activación de distintos mecanismos com-
pensadores. Dentro de estos mecanismos compensadores el más interesante en
este momento es la activación neurohumoral representada por la activación del
sistema renina-angiotensina-aldosterona, del sistema nervioso simpático y cito-
quinas, entre otros. Ello es capaz de producir cambios morfológicos como la
hipertrofia, hiperplasia, remodelado, isquemia y depleción de energía y toxici-
dad directa; todos ellos conducen a fenómenos de necrosis y apoptosis, muerte
celular y, a consecuencia de todo ello, la enfermedad progresa y avanza hacien-
do de la insuficiencia cardiaca uno de los procesos más letales (figura 1).
Desde las primeras horas de haber presentado un infarto agudo de miocardio
se observa un marcado aumento en los niveles circulantes de adrenalina. Si com-
paramos a pacientes con insuficiencia cardiaca, sin insuficiencia cardiaca y sin
infarto observamos que la activación simpática tiene lugar de manera muy rápi-
da en las primeras horas tras un infarto aunque en mayor medida en los pacien-
tes con insuficiencia cardiaca (figura 2).
En un terminal nervioso simpático hay vesículas de noradrenalina y esta nor-
adrenalina en condiciones normales se libera al espacio intersináptico e interac-
túa con receptores beta-1, beta-2, beta-3, alfa-1 y alfa-2 y consecuencia de esa
interacción obtenemos un efecto farmacológico. El 85% de la noradrenalina que
se libera al espacio intersináptico se recapta y vuelve al terminal simpático. Esta
Bases fisiopatológicas del bloqueo beta-adrenérgico
en insuficiencia cardiaca
Resumen de la ponencia presentada por el:
Dr. Juan Tamargo
Departamento de Farmacología. Facultad de Medicina de la Universidad
Complutense, Madrid
Resumen elaborado por los Dres. Pedro Pablo Casado y Esther Gargallo
NUEVOS CONCEPTOS EN
UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES
Moderadores: Dr. Pedro Conthe (Madrid)
Dr. Vicente Bertomeu (Alicante)
noradrenalina a su vez es capaz de enviar señales a receptores que están en el
terminal nervioso del cual ha sido liberada. Los receptores alfa-2 disminuyen la
liberación de noradrenalina e inhiben el tono simpático mientras que la nor-
adrenalina, actuando sobre los receptores beta-2, aumenta la liberación de más
noradrenalina y aumenta más el tono simpático. La estimulación de receptores
beta-1 y beta-2 lo que hace es aumentar los niveles de AMPc. Los efectos dele-
téreos que observamos cuando estimulamos estos receptores son vasoconstric-
ciones arterial y venosa que aumentan la precarga y la postcarga y también
aumentan la presión arterial. La vasoconstricción a nivel renal disminuye el flujo
sanguíneo renal lo cual facilita la activación del sistema renina-angiotensina-
aldosterona, la retención hidrosalina y la aparición de edemas (figura 3).
Las catecolaminas, en primer lugar, producen un aumento del riesgo isquémico
ya que aumentan la frecuencia y contractilidad cardiaca y con ello las deman-
das miocárdicas de oxígeno. En segundo lugar, alteran el metabolismo del mio-
cardio ya que aumentan el consumo de ácidos grasos y en la isquemia esto es
terriblemente deletéreo porque la síntesis de ATP a partir de ácidos grasos con-
sume mucho ATP y sale caro al miocardio. En tercer lugar, por esta acción vaso-
constrictora disminuye el flujo sanguíneo coronario, luego si aumentamos las
demandas y disminuye el flujo tendremos isquemia. Las catecolaminas activan la
coagulación y las plaquetas e inhiben la fibrinólisis facilitando los fenómenos
tromboembólicos. Además, producen arritmias per se más que porque produz-
NUEVOS CONCEPTOS EN
UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES
80
Fig. 1
Disfunción ventricular
Disminuye el VM
Disminuye la perfusión tisular
Activación neurohumoral
SNS, SRAA, citoquinas
Isquemia y depleción
de energía
Toxicidad directa
Muerte celular
Hipertrofia
Remodelado
Alt. expresión
génica
NecrosisApoptosis
Eichhorn and Bristow. Circulation 1996;94:2285.
can hipopotasemia, siendo este hecho muy evidente en las primeras horas de un
infarto. Las catecolaminas liberan renina, activando el sistema renina-angioten-
sina-aldosterona y a su vez disminuyen la producción de óxido nítrico y prosta-
ciclina, es decir, activa lo que es mitógeno, vasoconstrictor y antidiurético, e inhi-
be lo que es vasodilatador, antiagregante y antimitógeno. Las catecolaminas
producen hiperplasia, hipertrofia, fibrosis, necrosis y apoptosis directa de la
célula cardiaca. Facilitan la progresión de la placa de ateroma porque aumen-
tan la permeabilidad de las lipoproteínas, disminuyen el óxido nítrico y aumen-
tan la presión arterial y la frecuencia cardiaca, favoreciendo esto último la rup-
tura de la placa.
En el corazón del paciente con insuficiencia cardiaca los niveles de noradrena-
lina están inhibidos, es decir, nos encontramos ante un corazón denervado. Sin
embargo, los niveles de catecolaminas circulantes están aumentados de manera
evidente ya que éstas no se recaptan, de tal forma que las catecolaminas que
han sido liberadas al espacio intersináptico se van a la circulación sistémica.
Paradójicamente el corazón se queda sin catecolaminas. Además, disminuye la
densidad de los receptores beta (estas alteraciones tienen una correlación clíni-
ca indudable). A medida que aumentan los niveles de catecolaminas plasmáti-
cas se incrementa la morbi-mortalidad por insuficiencia cardiaca.
Se compararon los niveles de noradrenalina en sujetos sin insuficiencia cardiaca,
en cardiomiopatía dilatada y en pacientes con disfunción ventricular asociada a
hipertensión pulmonar y se observó que disminuyen los niveles de noradrenalina,
Bases fisiopatológicas del bloqueo beta-adrenérgico
en insuficiencia cardiaca
81
Fig. 2.
4,8
4
3,2
2,4
1,6
0,8
0
140
120
100
80
60
40
20
0
mmol/l
pmol/l
0 1 2 3 10 0 1 2 3 10
JRG. Juanatey
CHU Santiago
Insuficiencia cardiaca
Sin insuficiencia cardiaca
Sin IAM
n = 13
n = 47
n = 18
Adrenalina Angiotenina-II
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
Infarto agudo de miocardio
de adrenalina y de dopamina. Sin embargo, si miramos cuántas catecolaminas
que han sido liberadas por los terminales simpáticos nerviosos en el corazón pasan
a la circulación sistémica vemos que esas catecolaminas que se liberaban al espa-
cio intersináptico y que se recaptaban ahora se mandan a la circulación sistémica
y las perdemos, con lo cual el terminal tendrá que volver a sintetizarlas. Así esta-
ríamos haciendo un mal uso de las catecolaminas ya que el aumento de las cate-
colaminas circulantes tiene como base la salida de las mismas desde el corazón,
el riñón, intestino y pulmón hacia la circulación sistémica.
Los niveles de catecolaminas circulantes aumentan en pacientes con disfunción
ventricular asintomática y a niveles superiores en pacientes con insuficiencia car-
diaca sintomática (figura 4). Existe una alteración en el funcionamiento del sis-
tema nervioso simpático: se liberan catecolaminas, éstas pasan a la circulación
sistémica, el corazón se queda sin catecolaminas y las catecolaminas circulantes
aumentan. Si colocamos un sistema de registro en un nervio simpático que mida
los eferentes que vienen del sistema nervioso central hacia el corazón, observa-
mos que, según pasamos de clase funcional, aumenta el número de estímulos y
la actividad simpática. Cuando hay muchas catecolaminas en el medio, el orga-
nismo se defiende disminuyendo el número de receptores y esta situación es la que
se da en la insuficiencia cardiaca. Lo que disminuye son los receptores beta-1 en
hasta un 50% de los pacientes con insuficiencia cardiaca. Por el contrario, los
receptores beta-2 no se modifican y los alfa-1 y alfa-2 en muchos casos tampo-
co se modifican. En algunos pacientes, en particular, aquellos con cardiomiopa-
Fig. 3.
NUEVOS CONCEPTOS EN
UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES
82
Terminal simpático
Órgano
NA
NA
ATPAMPcPKA PIP2
IP3-[Cai]i
DAG-PKC
Proteína G
AC
PLC β
(+) (–)
α2
α2 α1β1/2
β2
tía dilatada, se observa la presencia de anticuerpos contra los receptores beta-1
adrenérgicos en sangre circulante de tal forma que ahora habría un doble meca-
nismo para disminuir el número de receptores: porque hay muchas catecolami-
nas circulantes y porque hay anticuerpos contra el receptor CM-1. Un trabajo
publicado por Störk en el año 2006 concluye que la muerte cardiovascular es
menor en los pacientes que no tienen anticuerpos contra el receptor CM-1 en com-
paración con los que sí los tienen. Por lo tanto, el inhibir los receptores CM-1 o el
hecho de tener menos receptores CM-1 funcionales es un factor que determina
la morbi-mortalidad de un paciente.
Hace años se decía que los fenómenos de necrosis y apoptosis inducidos por las
catecolaminas eran debidos a la estimulación del receptor alfa. Lo que sabemos
desde el año 1998 es que la administración de noradrenalina aumenta la apop-
tosis en animales sanos. Por tanto, las catecolaminas, incluso en condiciones nor-
males, son capaces, debido a múltiples mecanismos, de aumentar la apoptosis.
Si estos animales eran tratados con propranolol, bloqueante de los receptores
beta-1 y beta-2, los fenómenos de apoptosis se inhibían. Lo más interesante es
que los fenómenos de apoptosis son debidos a la estimulación del receptor beta-1
ya que, si estimulamos los beta-2, vemos que la apoptosis es muy inferior a la
que se obtiene estimulando los beta-1. En conclusión, la activación simpática
estimula los receptores beta-1, también los beta-2, pero en menor magnitud, e
inducen necrosis y apoptosis cardiaca.
Bases fisiopatológicas del bloqueo beta-adrenérgico
en insuficiencia cardiaca
83
Fig. 4.
500
400
300
200
100
0
pg/ml
Control Asintomática Sintomática
Insuficiencia cardiacaSOLVD
p = 0,0001
p = 0,02
Circulation 1990;82:1724.
n=54
n=151
n=81
Noradrenalina plasmática
Se publicó un trabajo por Engelhardt en 1999 en animales a los que se les sobre-
expresó 5 veces la densidad de los receptores beta-1. Se observó, en primer
lugar, fibrosis, cardiomiopatía dilatada que iba acompañada por una disminu-
ción de la fracción de eyección y de la contractilidad cardiaca y un aumento de
las áreas de necrosis. Por tanto, si aumentamos la activación simpática en ani-
males de experimentación obtenemos necrosis, fibrosis y disminución de la con-
tractilidad y de la fracción de eyección. Éste fue el primer ejemplo de un mode-
lo transgénico que reproducía en gran parte el fenotipo del paciente con insufi-
ciencia cardiaca. Si realizamos un estudio de seguimiento y mortalidad vemos
que un 40% de los pacientes con niveles normales de noradrenalina han muer-
to al cabo de 48 meses; en aquellos con un aumento relativamente importante
de activación neurohumoral sólo el 10% están vivos al cabo de 5 años y en aque-
llos que tienen una marcada activación del sistema nervioso simpático ninguno
llega a los 2 meses y medio (figura 5).
En condiciones normales en la membrana del miocito nuestros receptores beta-1
y beta-2 están acoplados a proteínas G y estos receptores beta-1 y beta-2 lo que
hacen es estimular la adenil ciclasa y a consecuencia de ello se aumentan los nive-
les de AMPc y de proteín kinasa A. La proteín kinasa, en primer lugar, fosforila y
abre los canales de calcio tipo L y luego penetra calcio y aumenta la concentración
de calcio intracelular. En segundo lugar, este aumento de AMPc y de proteín kina-
sa A fosforila los receptores de reanodina ubicados en el retículo sarcoplásmico
y, a consecuencia de ello, se libera más calcio. Las catecolaminas aumentan la
contractilidad y la frecuencia cardiaca porque aumentan la concentración de cal-
cio intracelular como consecuencia de que aumenta la entrada de calcio desde el
medio intracelular a través de los canales L y liberan calcio desde el retículo sar-
coplásmico. Las catecolaminas aumentan la fuerza contráctil pero acortan el tiem-
po de contracción porque las catecolaminas también fosforilan la SERCA2b,
ATPasa de membrana, de tal forma que aumentamos los niveles de calcio pero
durante la diástole este calcio penetra rápidamente en el retículo sarcoplásmico,
obteniendo una contracción más alta, más rápida y más corta.
En el paciente con insuficiencia cardiaca disminuye el número de receptores beta
pero, además, hay un desacoplamiento entre el receptor beta y la cascada de
señalización de tal manera que lo primero que observamos en los pacientes con
insuficiencia cardiaca es que disminuyen las proteínas G estimulantes y aumen-
tan las G inhibidoras de la vía guanilil ciclasa, AMPc y proteín kinasa. Además,
disminuye la actividad de la SERCA2b. Luego tenemos que esperar a que en
estos pacientes nos encontremos un aumento de la concentración intracelular de
calcio y que dicho aumento persista durante la diástole. Si persiste durante la
diástole nos encontramos con que el paciente va a tener disfunción diastólica.
En los individuos con insuficiencia cardiaca disminuye la proteína G estimulan-
te, aumenta la proteína G inhibidora y disminuye la adenilil ciclasa. Además,
NUEVOS CONCEPTOS EN
UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES
84
tenemos un fallo de señalización del receptor hasta la concentración de calcio
intracelular y disminuye la actividad de la ATPasa en la membrana. En condi-
ciones normales el pico de calcio es rápido y corto. En un paciente con insufi-
ciencia cardiaca tarda mucho más en aumentar la concentración de calcio, el
calcio está durante la diástole. En condiciones normales, durante la diástole la
concentración de calcio vuelve a sus niveles normales. En un paciente con insu-
ficiencia cardiaca el calcio está elevado durante la sístole y la diástole, también
tienen fallo de la relajación. En condiciones normales queda un intervalo entre
cada latido y esto se pierde en los pacientes con insuficiencia cardiaca.
La fisiología básica dice que cuando uno aumenta la frecuencia cardiaca la fuer-
za contráctil del miocardio aumenta. Esto es lo que se llama “fenómeno de la
escalera”, descrito en los años 20 del siglo pasado. En los pacientes con insufi-
ciencia cardiaca a cualquier frecuencia la contracción o no aumenta o incluso
disminuye. Es decir, que estos individuos en reposo podrán estar bien pero si
hacen ejercicio y aumentan la frecuencia cardiaca no va a aumentar la fuerza
contráctil y el paciente tendrá disnea y problemas de tolerancia al ejercicio. Todo
esto es posible revertirlo con los beta-bloqueantes ya que aumentan la expresión
de la SERCA2 ubicada en el retículo sarcoplásmico.
Si comparamos la reducción del número de receptores beta-1 en pacientes con
cardiomiopatía dilatada, cardiomiopatía isquémica y con hipertensión arterial pul-
monar y disfunción ventricular vemos que, en los pacientes con cardiopatía isqué-
Bases fisiopatológicas del bloqueo beta-adrenérgico
en insuficiencia cardiaca
85
Fig. 5.
1,0
0,8
0,6
0,4
0,2
0
Probabilidadsupervivencia
Pronóstico
Noradrenalina plasmática
NA < 400 pg/ml
NA 400-800 pg/ml
NA > 800 pg/ml
0 10 20 30 40 50 60
Meses
Cohn J, et al. N Engl J Med 1984:311:819.
Insuficiencia cardiaca crónica
mica, son en los que menos disminuye la densidad de los receptores beta-1 (éstos
son los pacientes en los cuales existe un mayor desacoplamiento de los receptores).
Por tanto, hay un esquema fisiopatológico de la insuficiencia cardiaca que varía
dependiendo del sustrato que tiene el paciente. Estamos tratando a todos nuestros
pacientes por igual, luego los resultados no pueden ser uniformes.
Las catecolaminas son malas y negativas en diversas situaciones porque produ-
cen taquiarritmias, aumentan las demandas miocárdicas de oxígeno, disminuyen
el flujo coronario sanguíneo, aumentan la isquemia y el consumo de ácidos gra-
sos, provocan fenómenos de hipertrofia, activan el sistema renina-angiotensina-
aldosterona y producen necrosis y apoptosis.
Entre 1970 y 1996 decíamos que los beta-bloqueantes estaban absolutamente
contraindicados en los pacientes con insuficiencia cardiaca. Hoy en día, sin
embargo, son fármacos de primera elección. Los 4 beta-bloqueantes más desta-
cados son el nebivolol, metoprolol, bisoprolol y carvedilol. Son fármacos que
aumentan la fracción de eyección, disminuyen las presiones y los volúmenes tele-
diastólicos del ventrículo izquierdo, mejoran el tiempo de ejercicio, disminuyen
la clase funcional de la NYHA y, además, reducen la frecuencia cardiaca. Todo
fármaco que produzca una discreta bradicardia prolonga la diástole y el tiem-
po de perfusión coronaria efectiva además de disminuir la morbi-mortalidad
cardiovascular ya que el corazón se perfunde durante la diástole. Esquema
publicado en 1947 en el cual se nos dice que durante la sístole el flujo en la arte-
ria coronaria izquierda disminuye e incluso cae a cero. El flujo coronario aumen-
ta durante la diástole, luego, si disminuimos la frecuencia cardiaca en un pacien-
te con cardiopatía isquémica, obtenemos un doble efecto beneficioso. La fre-
cuencia cardiaca determina las demandas miocárdicas de oxígeno por lo cual
disminuye las demandas y prolonga la diástole y aumenta el aporte.
Los beta-bloqueantes disminuyen los valores de renina, angiotensina-II y aldos-
terona ya que inhiben el tono simpático y el sistema renina-angiotensina-aldos-
terona.
Desde hace 25 años sabemos que los beta-bloqueantes disminuyen la concen-
tración de calcio intracelular. El aumento de calcio durante la diástole hace que
el corazón se relaje mal, por lo cual, si administramos un fármaco que disminu-
ya la concentración de calcio intracelular y que además prolongue la diástole
mejoramos la función diastólica. Por dicho motivo los beta-bloqueantes están
indicados en pacientes con disfunción ventricular diastólica.
En pacientes con insuficiencia cardiaca la ATPasa de calcio del retículo sarco-
plásmico se inhibe marcadamente y como consecuencia de ello aumentan los
niveles de calcio intracelulares. Si administramos un beta-bloqueante en pacien-
tes con miocardiopatía idiopática aumenta la actividad de la SERCA y en mio-
cardiopatía dilatada aumenta la expresión de la SERCA2b.
NUEVOS CONCEPTOS EN
UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES
86
En un trabajo publicado en el New England en el año 2002 se observó que los
beta-bloqueantes son muchas veces capaces de aumentar la densidad de recep-
tores beta y disminuyen el péptido natriurético auricular, lo cual es un buen indi-
cador de que con la utilización de beta-bloqueantes mejoramos la situación
hemodinámica y neurohumoral en los pacientes con insuficiencia cardiaca a la
vez que aumenta la SERCA.
Si administramos isoproterenol aumenta marcadamente la IL-1beta, la IL-6 y el
TNF-alfa (citoquinas pro-inflamatorias). Si administramos un beta-bloqueante lo
que observamos es una reducción en los niveles de TNF-alfa y de IL-1beta pero
no de IL-6.
En pacientes con cardiomiopatía dilatada la disminución de citoquinas va acom-
pañada de una reducción de los niveles de BNP. Nebivolol es el beta-bloquean-
te que más induce la liberación de óxido nítrico. En pacientes con insuficiencia
cardiaca aumenta la apoptosis y disminuye el número de células viables.
Cuando administramos un beta-bloqueante la apoptosis disminuye de forma
dosis dependiente, luego estos fármacos son capaces de impedir el exceso de
apoptosis inducido por las catecolaminas.
Los efectos de los beta-bloqueantes en la insuficiencia cardiaca son:
- Antianginosos, antiarrítmicos y antihipertensivos.
- Bloquean la apoptosis y la toxicidad cardiaca inducida por las catecolaminas.
- Mejoran la relajación como consecuencia del efecto bradicardizante.
- Disminuyen la concentración de calcio intracelular que a su vez disminuye la
activación neurohumoral y del sistema renina-angiotensina-aldosterona y
aumentan los niveles de óxido nítrico.
- Aumentan la densidad de los receptores beta-1.
- Disminuyen el remodelado ventricular como consecuencia de su efecto antihi-
pertrófico.
- Mejoran el metabolismo cardiaco al disminuir el consumo de ácidos grasos.
- Modifica los genes relacionados con la contractilidad.
- Aumentan la SERCA2b.
- En pacientes con cardiomiopatía dilatada son capaces de antagonizar y de
disminuir los niveles de los anticuerpos anti-receptores beta-1 adrenérgicos y
aumentan los linfocitos T.
Los beta-bloqueantes han demostrado que reducen la morbi-mortalidad en los
pacientes con insuficiencia cardiaca y por ello debemos usarlos en estos pacien-
tes ya que además son fármacos baratos (figura 6).
Bases fisiopatológicas del bloqueo beta-adrenérgico
en insuficiencia cardiaca
87
NUEVOS CONCEPTOS EN
UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES
88
Fig. 6.
100
90
80
70
60
50
Supervivencia
0 50 100 150 200 250 300 350 400
días
Carvedilol
Placebo
Riesgo reducción = 65%
p < 0,001
Betabloqueantes en IC
US Carvedilol Program
100
90
80
70
60
50
Supervivencia
0 4 8 12 16 20 24 28
Meses
Carvedilol
Placebo
Riesgo reducción = 35%
p = 0,00014
Copernicus
1,0
0,8
0,6
Supervivencia
0 200 400 600 800
Tiempo tras la inclusión (días)
Bisoprolol
Placebo
Riesgo reducción = 34%
p < 0,0001
20
15
10
5
0
Mortalidad (%)
0 3 6 9 12 15 18 21
Meses de seguimiento
Metoprolol CR/XL
Placebo
Riesgo reducción = 34%
p = 0,0062
CIBIS-II MERIT-HF
89
Las catecolaminas desempeñan un papel fundamental en muchos procesos
biológicos relacionados con la actividad cotidiana: nos defienden frente al
estrés y hacen que el organismo se adapte al ejercicio, a la hipotensión
arterial o al frío, entre otras cosas. Hay muchas circunstancias en que la
modulación de las catecolaminas desempeña un papel clave. Hay situacio-
nes en el ámbito cardiovascular en que las catecolaminas también se han
asociado a un efecto deletéreo como la insuficiencia cardiaca, la hiperten-
sión arterial, la isquemia miocárdica y las arritmias. Además, las catecola-
minas desempeñan un papel fisiopatológico importante en la dislipemia, en
el proceso que va desde la formación de la placa de ateroma hasta la
isquemia miocárdica, en la insuficiencia cardiaca y en las arritmias produ-
cidas por la insuficiencia cardiaca y la mortalidad. La mortalidad al cabo
de 5 años en pacientes diagnosticados de insuficiencia cardiaca durante un
ingreso hospitalario se aproxima al 80%, con lo cual la insuficiencia car-
diaca constituye un problema sanitario de primer orden. El bloqueo de los
receptores donde actúan las catecolaminas mediante el empleo de beta-blo-
queantes ha demostrado tener un papel beneficioso en muchos aspectos.
En las distintas guías que hay, tanto de la Sociedad Europea como de la
American Heart Association, los beta-bloqueantes son una recomendación de
grado I y con un nivel de evidencia A, es decir, hay más de 2 estudios en que se
ha demostrado su beneficio. Esto incluye la insuficiencia cardiaca crónica, el
infarto agudo de miocardio, el periodo post-infarto, la prevención de la muerte
súbita, la hipertensión arterial, la angina de pecho estable, la cirugía no car-
diaca y las arritmias tanto supraventriculares como ventriculares. Probablemente
no hay ningún fármaco en patología cardiovascular que tenga un espectro tan
amplio de indicaciones y que éstas sean tan directas e inequívocas como los
beta-bloqueantes. La evidencia es múltiple en la insuficiencia cardiaca tras los
resultados de varios ensayos clínicos que han demostrado un aumento de la
supervivencia con una disminución de las hospitalizaciones, mejoría de la clase
funcional y menos comorbilidad.
Indicaciones actuales del bloqueo beta-adrenérgico
en la insuficiencia cardiaca: guías clínicas
Resumen de la ponencia presentada por el:
Dr. José Luis López Sendón
Hospital La Paz. Madrid
Resumen elaborado por los Dres. Pedro Pablo Casado y Esther Gargallo
NUEVOS CONCEPTOS EN
UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES
Moderadores: Dr. Pedro Conthe (Madrid)
Dr. Vicente Bertomeu (Alicante)
Numerosos estudios han demostrado el beneficio de los beta-bloqueantes. En el
estudio CIBIS-II los enfermos que recibieron bisoprolol tenían mejor superviven-
cia que los que recibieron placebo (figura 1). En el año 1999 se publicó el estu-
dio CAPRICORN, realizado con pacientes con insuficiencia cardiaca o disfun-
ción ventricular tras haber tenido un infarto agudo de miocardio (figura 2). En
el estudio MERIT-HF los enfermos con insuficiencia cardiaca crónica en grados
funcionales II-IV que recibieron metoprolol tuvieron menos mortalidad que los
que recibieron placebo (figura 3). En el estudio COPERNICUS, realizado en
pacientes con insuficiencia cardiaca avanzada, grados funcionales III-IV, carve-
dilol fue asociado a una mejoría en la evolución de estos pacientes (figura 4). El
último estudio en que se demostró el beneficio de los beta-bloqueantes fue el
estudio SENIORS realizado con nebivolol en que los enfermos que lo recibieron
también tenían una menor incidencia de mortalidad y hospitalización a lo largo
del estudio. La característica principal de este último estudio es que incluyó a
pacientes que tenían una edad más avanzada, en comparación con los estudios
previos, y quizá refleja un poco mejor cuál es la situación de los pacientes con
insuficiencia cardiaca que vemos en nuestra práctica clínica diaria (figura 5).
La indicación de los beta-bloqueantes en la insuficiencia cardiaca con disfunción
sistólica es para reducir la morbi-mortalidad (nivel de evidencia 1A). Sólo hay
NUEVOS CONCEPTOS DE
UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES
90
Fig. 1. Beta-bloqueantes en IC: estudio CIBIS-II.
1,0
0,8
0,6
0
Supervivencia
0 200 400 600 800
Tiempo tras de la inclusión (días)
p < 0,0001
Mortalidad anual: bisoprolol = 8,2%; placebo = 12%
Seguimiento medio: 1,4 años
Lancet 1999;359:9-13.
Placebo: 17,3
Bisoprolol: 11,8
Indicaciones actuales del bloqueo beta-adrenérgico
en insuficiencia cardiaca: guías clínicas
91
Fig. 2. Beta-bloqueantes en IC: estudio CAPRICORN.
1
0,95
0,9
0,85
0,8
0,75
0,7
Supervivencia
0 0,5 1 1,5 2 2,5
Años
Carvedilol
116/975 (12%)
Placebo
151/984 (15%)
DVI/IC
Post AMI
HR 0,77 (0,60 - 0,98) p < 0,031
Post IAM Era post-trombolítica
Lancet 2001;357:1385.CAPRICORN
Fig. 3 . Beta-bloqueantes en IC: estudio MERIT-HF.
15
10
5
0
Mortalidad%
0 3 6 9 12 15 18 21
Meses
Metoprolol
Reducción
Riesgo 34%
NYHA II-IV
N = 3991
Placebo
p = 0,0062
Insuf. cardiaca
Lancet 1999;353:2001.MERIT - HF
NUEVOS CONCEPTOS DE
UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES
92
Fig. 4. Beta-bloqueantes en IC: estudio COPERNICUS.
100
90
80
70
60
50
Supervivencia%
0 4 8 12 16 20 24 28
Meses
Carvedilol
Placebo
N = 2289
III-IV NYHA
p = 0,00014
35% RR
Insuf. cardiaca
NEJM 2001;344:1651.COPERNICUS
Fig. 5. Beta-bloqueantes en IC: estudio SENIORS.
50
40
30
20
10
0
Proporciónquehatenido
unevento(%)
0 6 12 18 24 30
Tiempo de estudio (meses)
Nebivolol
Placebo
(A)
p = 0,039
Muerte/Hospitalización
50
40
30
20
10
0
0 6 12 18 24 30
Tiempo de estudio (meses)
p = 0,214
Muerte
Eur Heart J 2005;26:215.SENIORS
Insuficiencia cardiaca
Edad ≥ 70 años
N = 2128
Nebivolol
Placebo
otros 2 grupos farmacológicos que hacen lo mismo: los IECAs y los bloqueantes
de los receptores de la aldosterona. En los enfermos con disfunción ventricular
asintomática post-infarto, es decir, los que nunca han tenido síntomas de insufi-
ciencia cardiaca post-infarto, la indicación es también para reducir la morbi-
mortalidad aunque el efecto es menos llamativo en los enfermos que tienen insu-
ficiencia cardiaca sintomática (nivel de evidencia 1A). En los enfermos con insu-
ficiencia cardiaca diastólica la indicación sigue siendo en todos los enfermos con
el objetivo de reducir la frecuencia cardiaca ya que con ello mejora el funcio-
namiento del ventrículo al prolongar la diástole. En este caso, como en el caso
de otros fármacos para el tratamiento de la insuficiencia cardiaca con fracción
de eyección conservada, no hay prácticamente estudios en donde se tenga evi-
dencia de la mejoría del paciente a largo plazo con un diseño adecuado. Por
eso el grado de evidencia es C, es decir, los expertos que hacen la recomenda-
ción creen que es adecuado por la fisiopatología más que porque haya estudios
en donde se demuestre ese efecto.
A pesar de que las guías son muy claras, un estudio ha analizado el porcentaje
de pacientes, con un diagnóstico intrahospitalario de insuficiencia cardiaca, que
en estos momentos están siendo tratados con beta-bloqueantes y con otros fár-
macos al ser dados de alta del hospital. El estudio corresponde a 2 periodos de
tiempo, en realidad son 2 estudios, el EURO HEART FAILURE SURVEY I, realiza-
do en 2002, y el EURO HEART FAILURE SURVEY II, realizado en el año 2005.
En el caso de los beta-bloqueantes, su empleo ha aumentado en estos 3 años de
forma muy significativa pero, de todos modos, sólo el 64% de los enfermos que
son dados de alta con el diagnóstico de insuficiencia cardiaca reciben beta-blo-
queantes, fármacos que han demostrado que mejoran el pronóstico a largo
plazo (figura 6).
En las guías, la recomendación de los beta-bloqueantes en la insuficiencia car-
diaca es clara. Para emplear beta-bloqueantes el enfermo no debe hallarse ines-
table, entendiendo por tal situación aquella en la que el enfermo necesita fár-
macos estimulantes de los mismos receptores o que el enfermo, por estar hipo-
tenso o en shock cardiogénico, precise de fármacos inotrópicos, como dopami-
na o dobutamina, para mantenerlo con vida. Pero, una vez que ya no necesita
estos fármacos, los beta-bloqueantes están indicados a no ser que exista alguna
contraindicación. Las contraindicaciones para el empleo de beta-bloqueantes
son la hipotensión arterial sintomática, la bradicardia sintomática y el asma, sin-
tomática o no sintomática. En los enfermos asmáticos los beta-bloqueantes están
contraindicados incluso los que son muy selectivos de los receptores beta-1. El
asma es realmente la única contraindicación absoluta de los beta-bloqueantes ya
que la hipotensión arterial y la bradicardia son contraindicaciones si son sinto-
máticas o si el enfermo no puede tolerar el fármaco; además, son situaciones que
pueden ser transitorias.
Indicaciones actuales del bloqueo beta-adrenérgico
en insuficiencia cardiaca: guías clínicas
93
La recomendación es iniciar el uso de beta-bloqueantes con dosis muy bajas y
aumentos muy lentos. Se deben hacer controles periódicos de la frecuencia car-
diaca y de la tensión arterial ya que estos fármacos disminuyen la frecuencia
cardiaca y la tensión arterial.
Como hemos comentado previamente, para iniciar el uso de beta-bloqueantes el
paciente debe estar estable (sin evidencia de edemas ni necesidad de fármacos
inotrópicos), en el hospital o en las consultas externas. No necesariamente el
enfermo ha tenido que ser dado de alta del hospital y estar estable y asintomá-
tico para iniciar el tratamiento con beta-bloqueantes. Se puede empezar el tra-
tamiento durante la hospitalización y no hay que demorarlo si no existen con-
traindicaciones. En el estudio EURO HEART FAILURE SURVEY se evidenció que
hay un porcentaje de enfermos que reciben beta-bloqueantes al alta del hospi-
tal pero dicho porcentaje no aumenta cuando el enfermo ha sido seguido duran-
te un periodo de 3 meses. Además, existe una relación entre el pronóstico del
enfermo a largo plazo y el hecho de recibir beta-bloqueantes antes de ser dado
de alta del hospital o en el momento de ser dado de alta del hospital. En el estu-
dio EURO HEART FAILURE SURVEY se comparó la supervivencia en pacientes
dados de alta con el diagnóstico de insuficiencia cardiaca en función del trata-
miento al alta: beta-bloqueantes, IECAs ó ARA-II o inhibidores de la aldostero-
na. Los enfermos que no recibieron ninguno de estos tratamientos tuvieron una
supervivencia a largo plazo mucho menor que los enfermos que recibían 2 de
NUEVOS CONCEPTOS DE
UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES
94
Fig. 6. Estudio EUROHEART FAILURE SURVEY.
100
80
60
40
20
0
5
13
Bloqueantesdel
receptorde
aldosterona
Bloqueantesde
loscanalesde
calcio
Espironolactona
Nitratos
Digoxina
Beta-bloqueantes
IECAs
Diuréticos
20
15 20
47
30
32 37
29
38
64
60
73
8582
Tratamiento al alta
EHS HF-1 (2002) EHFS-2 /2005)
estos fármacos o 3 fármacos. Con lo cual, evidentemente, el tratamiento con
beta-bloqueantes, cuanto antes se inicie, mejor. Además, se vio que el dar IECAs
o beta-bloqueantes, al ser dado de alta del hospital, iba asociado de forma in-
dependiente con un mejor pronóstico a largo plazo y una menor mortalidad
(figura 7).
Con los resultados del estudio ATICA, estudio de adherencia terapéutica en
pacientes con insuficiencia cardiaca, podemos ver qué es lo que hacemos en
España. En los Servicios de Cardiología, el 51% de los pacientes que fueron
dados de alta con el diagnóstico de insuficiencia cardiaca recibían beta-blo-
queantes al alta hospitalaria (figura 8). En el estudio ICCAR se vio que en las
consultas extrahospitalarias de cardiología el porcentaje de pacientes con insu-
ficiencia cardiaca que reciben beta-bloqueantes es del 60% (figura 9). Las cifras
son variables según el estudio que revisemos pero desde luego queda un núme-
ro muy significativo de enfermos que no están recibiendo beta-bloqueantes.
La lista de beta-bloqueantes es extensa y cada uno de ellos tiene sus peculiari-
dades. Los beta-bloqueantes son un conjunto de fármacos muy heterogéneo.
Puede que los IECAs sean todos de un efecto de clase, de los trombolíticos no
sabemos distinguir si uno es mejor que otro pero, desde luego, los beta-blo-
queantes tienen un efecto de clase sólo a medias ya que actúan sobre diferentes
receptores; la potencia de actuación sobre esos receptores es distinta de un beta-
Indicaciones actuales del bloqueo beta-adrenérgico
en insuficiencia cardiaca: guías clínicas
95
Fig. 7.
1,0
0,9
0,8
0,7
0,6
0,5
Supervivencia
0 3 6 9 12
Meses tras el alta hospitalaria
0 fármaco
1 fármaco
2 fármacos
3 fármacos
p < 0,001
Pacientes en riesgo
n = 2.973 2.528 2.201 2.061
Curvas de mortalidad en función del número
de fármacos preescritos
bloqueante a otro, unos son lipofílicos y otros son hidrosolubles. Dada su diver-
sidad, debemos utilizar en los pacientes con insuficiencia cardiaca los beta-blo-
queantes que hayan demostrado un beneficio por la diversidad de efectos que
tienen y además porque las dosis en insuficiencia cardiaca no van para contro-
lar los síntomas. El uso de los beta-bloqueantes en la hipertensión arterial tiene
un objetivo claro: alcanzar una cifra objetivo de tensión arterial. En la insufi-
ciencia cardiaca no tenemos ese punto de referencia y hay que guiarse por las
dosis que se diseñaron en los ensayos clínicos. Los 4 fármacos que han demos-
trado su beneficio en los pacientes con insuficiencia cardiaca son nebivolol, biso-
prolol, metoprolol y carvedilol.
Hace unos años éramos mucho más rigurosos en empezar el uso de beta-blo-
queantes con una dosis muy pequeña; se tenía una cierta precaución, sobre todo
tras un periodo de descompensación. Hoy se sabe que hay que empezar por
dosis bajas pero quizá no tan bajas como las que se recomiendan en las guías
(figura 10). Para un médico que no está habituado a ver a enfermos con insufi-
ciencia cardiaca lo mejor es aprender a usar un beta-bloqueante específico,
saber con qué dosis empezar y cómo subirla.
En los enfermos que tienen hipotensión arterial o las cifras de tensión arterial
están en el límite nos podríamos plantear si es mejor aumentar la dosis de los
NUEVOS CONCEPTOS DE
UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES
96
Fig. 8. Estudio ATICA. Tratamiento al alta de los Servicios de Cardiología.
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Diuréticos
IECAs
ARA-II
Digoxina
Betabloqueantes
AntagonistasdelCa
Espironolactona
Nitratos
Antiagregantes
Anticoagulaciónoral
Estatinas
Alfabloqueantes
87,9
59,1
20,6
35,9
51,5
18,6
42,2
30,6
40,1
48,7
2004; N = 802; 24 hospitales
36,6
9
ATICA. Tratamiento al alta de los Servicios de Cardiologia
IECAs o añadir un beta-bloqueante. Los estudio ATLAS y NETWORK, realizados
con IECAs en pacientes con insuficiencia cardiaca con el fin de comprobar si
aumentar su dosis incrementa el beneficio clínico, comprobaron que los síntomas
siguen igual al aumentar la dosis, que la morbilidad de forma significativa se
reduce un poco y que la mortalidad no se reduce de forma significativa. Sin
embargo, si a los enfermos que ya están tomando una dosis de IECAs se les
añade un beta-bloqueante, lo que se consigue es una mejoría de los síntomas,
una disminución de la morbi-mortalidad, de la mortalidad total, de la mortali-
dad cardiovascular, de la muerte súbita, de la muerte por insuficiencia cardiaca,
de la necesidad de ingreso hospitalario por descompensación de la insuficiencia
cardiaca o mortalidad por otras causas cardiovasculares. Con lo cual, ante la
duda, siempre es mejor la asociación de los 2 a tener que subir la dosis de uno
de ellos. Respecto a si empezar con el beta-bloqueante primero o el IECA, da
igual empezar por uno o por otro. Quizá incluso en algunos aspectos sea mejor
empezar por el beta-bloqueante: bloqueo neurohormonal más efectivo, mayor
reducción del consumo de oxígeno y de la frecuencia cardiaca, mejor función
diastólica, menor insuficiencia renal y mejor respuesta inicial.
En los grandes estudios de morbi-mortalidad con beta-bloqueantes hubo que
suspender el tratamiento aproximadamente en el 15% de los pacientes supues-
tamente por efectos secundarios y en el mismo porcentaje hubo que suspender
el placebo por posibles efectos secundarios, que evidentemente no estaban rela-
Indicaciones actuales del bloqueo beta-adrenérgico
en insuficiencia cardiaca: guías clínicas
97
Fig. 9. Manejo terapéutico de la IC: estudio ICCAR.
90,0
80,0
70,0
60,0
50,0
40,0
30,0
20,0
10,0
0,0
IECA ARA II IECA/ARA II β Bloqueantes Ant. aldosterona
52,2
40,2
84,6
%
61,4
33,0
Manejo terapéutico de la IC
ICCAR. 227 cardiólogos extrahospitalarios. 905 ICC
cionados con el placebo pero en el momento de suspender el tratamiento no se
sabía si era placebo o fármaco activo lo que tomaban. Con lo cual, el número
de complicaciones que aparecen con el uso de beta-bloqueantes es muy peque-
ño. El que un enfermo que toma beta-bloqueantes se encuentre peor o tenga
cifras de tensión arterial más bajas posiblemente sea debido a la evolución de
su enfermedad y no al fármaco en sí mismo.
Los controles clínicos que hay que hacer en pacientes que toman beta-blo-
queantes incluyen la determinación periódica de la frecuencia cardiaca y de la
tensión arterial. Además, se debe recomendar a todos los enfermos con insufi-
ciencia cardiaca que se pesen a diario. Se debe evitar el uso de fármacos inotró-
picos negativos como son el verapamilo o el diltiazem y de AINEs.
Los efectos adversos de los beta-bloqueantes son la hipotensión arterial, la bra-
dicardia o el bloqueo AV y la retención hidrosalina con empeoramiento de los
síntomas de insuficiencia cardiaca. Lo que hay que hacer en estos casos es revi-
sar el tratamiento, revisar si toman algún fármaco de los que están prohibidos y
si han tenido una buena adaptación a los otros tratamientos (sobre todo diuréti-
cos). Se puede reducir temporalmente la dosis de beta-bloqueantes pero sólo se
deben suspender en situaciones extremas como bloqueo AV completo sintomáti-
co ya que la suspensión del beta-bloqueante en un episodio de descompensa-
ción de insuficiencia cardiaca va acompañada posteriormente de una mayor
mortalidad. En el estudio COMET se analizó qué sucedía con la posterior evolu-
ción de los enfermos con insuficiencia cardiaca que ingresaron en el hospital y
NUEVOS CONCEPTOS DE
UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES
98
Fig. 10. Dosis de beta-bloqueantes.
Dosis (mg)
Inicial Objetivo Real
Bisoprolol Cibis II 1,25/24 h 10/24 h 8,5
Carvedilol Copernicus 3,125/12 h 25/12 h 20
Metoprolol succinnate Merit 12,5-25/24 h 100/12 h 75
Nebivolol Seniors 1,25/24 h 10/24 h 43
• Dosis inicial baja, aumento lento, progresivo.
• Aumentar la dosis/2-4 semanas
se suspendieron los beta-bloqueantes, aunque fuese de manera temporal. Los
enfermos a los que se les suspendió el beta-bloqueante tuvieron un peor pro-
nóstico, con lo cual, sólo deben suspenderse los beta-bloqueantes en los casos
muy severos. Se debe mantener el fármaco en sus dosis habituales o reducirlas
ligeramente si hay hipotensión arterial o bradicardia.
Hay que pedir consejo al especialista, es decir, a la persona que maneja habi-
tualmente a los pacientes con insuficiencia cardiaca, cuando la etiología de la
insuficiencia cardiaca es desconocida, cuando el enfermo está inestable o per-
sisten los síntomas después de iniciar el tratamiento y de corregir los factores des-
encadenantes o agravantes que hayamos identificado. Hay que tener una vía de
comunicación para poder consultar o para poder enviar a los enfermos comple-
jos a alguien para que nos ayude.
Las guías de la Sociedad Europea de Cardiología y de la Sociedad Española,
así como las Americanas, son muy claras en este sentido. Los beta-bloqueantes
son fármacos con una indicación clara en todos los enfermos con insuficiencia
cardiaca que no tengan contraindicaciones.
Indicaciones actuales del bloqueo beta-adrenérgico
en insuficiencia cardiaca: guías clínicas
99
100
La insuficiencia cardiaca es una de las entidades patológicas que ha adquirido
el sobrenombre de pandemia del siglo XXI a causa de su elevada prevalencia e
incidencia así como a la extensa morbimortalidad asociada, siendo esos hechos
más destacable en los países desarrollados pero, lejos de mejorar, parece que la
insuficiencia cardiaca (IC) aumentará la magnitud como problema social princi-
palmente a expensas de los países en vías de desarrollo, en donde se espera un
notable incremento del número de casos.
En España la magnitud de la IC en el sistema de salud la podemos ver reflejada
en la figura 1 donde, dentro de los 25 procesos más frecuentes en el Sistema
Nacional de Salud (SNS), la IC estable (GRD 127) aparece en cuarto lugar y la
IC con complicaciones en el decimocuarto puesto (GRD 544). La suma de ambas
entidades dan un total de 90.479 altas en el año 2005, lo que supuso el 2,5%
de las altas de ese año por el SNS.
Estos datos indican la relevancia global de la IC sobre el sistema sanitario, pero
de forma particular tiene mayor impacto en especialidades como la Medicina
Interna (figura 2), donde para ese mismo año se registraron un total de 47.022
altas por episodios de IC, que constituyeron el 10,19% de las altas dadas ese
año por los Servicios de Medicina Interna (ante el 5% del total del SNS).
Dentro del total de ingresos por IC, aproximadamente dos terceras partes perte-
necen a Medicina Interna, y el tercio restante, a Cardiología. Pero tal vez la dife-
rencia más significativa radique en el número de ingresos con GRD 544 (es
decir, IC con complicaciones), con un 62% para Medicina Interna y un 38% para
Cardiología (la IC ingresa más en Medicina Interna, siendo más complicada de
media respecto a la que se ve en Cardiología).
El perfil del paciente ingresado por IC en los Servicios de Medicina Interna es el
siguiente; la edad media es de 79,16 años, con un 58,8% de mujeres; la estan-
cia media del ingreso se prolongó hasta los 9,7 días, con una mortalidad duran-
te el mismo del 11,5% (2,8% en las primeras 48 horas) y el 72,8% de los pacien-
tes presentaban comorbilidades (en la figura 3 pueden apreciarse las principa-
Gestión clínica de la insuficiencia cardiaca:
organización coordinada de la asistencia
Resumen de la ponencia presentada por el:
Dr. Antonio Zapatero
Servicio de Medicina Interna del Hospital de Fuenlabrada. Madrid
Resumen elaborado por los Dres. Pedro Pablo Casado y Esther Gargallo
NUEVOS CONCEPTOS EN
UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES
Moderadores: Dr. Pedro Conthe (Madrid)
Dr. Vicente Bertomeu (Alicante)
les comorbilidades de estos pacientes y el índice de Charlson, que refleja la acu-
mulación de comorbilidades en el paciente, hecho frecuente en esta muestra, lo
que refleja la complejidad del paciente ingresado en Medicina Interna por IC).
Coste económico de la insuficiencia cardiaca
Uno de los motivos por los que la IC genera tanta preocupación para los siste-
mas de salud es el elevado porcentaje del gasto total que supone su manejo.
Para poder entender la complejidad del problema se deben explicar con ante-
rioridad algunos conceptos básicos de gestión (para simplificar esta tarea pon-
dremos como referencia un hospital medio español con 400 camas).
Para valorar el coste de un ingreso se ha estandarizado una unidad de referen-
cia, la cual sería el gasto producido por un ingreso de colecistectomía sin com-
plicaciones, para cada entidad le adjudicaremos un peso para reflejar el coste
de su ingreso (el peso se mide en unidades y es el número de unidades básicas
que ha supuesto su estancia en el hospital, sirva como ejemplo que en España el
ingreso por IC en Medicina Interna tiene un peso medio de 2,3, es decir, que el
gasto de un ingreso por IC supone el de 2,3 veces una colecistectomía sin com-
Gestión clínica de la insuficiencia cardiaca:
organización coordinada de la asistencia
101
Fig. 1.
Altas atendidas en los hospitales generales del SNS en el 2005
Total: 3.541.107 episodios
Total ICC: 90.479 (2,5%)
ICC sin complicaciones: 59.256 (1,67%) ICC con complicaciones: 31.223 (0,88%)
plicaciones), esto también se denomina en España como UCH (unidad de com-
plejidad hospitalaria), que varía según el centro acorde con sus características.
Si consideramos una UCH de 1.800 euros en un hospital en el que la IC con GRD
127 (IC sin complicaciones) tenga un peso de 1,5 mientras que para el GRD 544 (IC
complicada) sea de 3,5, ello supondrá un gasto por ingreso de 2.700 euros por cada
GRD 127 y de 6.300 euros por cada GRD 544 (recuérdese que estos valores varia-
rán en dependencia de la UCH y el peso de la enfermedad de cada hospital).
Si estos datos, con esta UCH de 1.800 euros, se extrapola a los más de 90.000
ingresos por IC que se realizaron en el año 2005, se obtiene un gasto aproxi-
mado para el sistema de salud de 356 millones de euros sólo para esta entidad.
Esta magnitud económica es la responsable de la búsqueda de medidas que per-
mitan reducir la tasa de ingresos por IC, ya que es el ingreso la principal fuente
de gasto de esta enfermedad. A continuación se detallan algunas de las medi-
das o propuestas encaminadas a lograr este fin:
- El uso y la adecuada adherencia por parte del especialista a guías de prácti-
ca clínica ha demostrado lograr un mayor control de los pacientes y, en el caso
de la IC, reducir la tasa de reagudizaciones e ingresos.
- Existen claras diferencias entre Medicina Interna y Cardiología respecto a la IC,
comenzando por el perfil del paciente, habitualmente de mayor edad y comor-
NUEVOS CONCEPTOS
EN UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES
102
Fig. 2.
Altas atendidas en Medicina Interna en los Hospitales Generales SNS en el 2005
Total ingresos MI: 461.175
Total: 47.022 episodios ICC (10,19%)
bilidad en los ingresos de Medicina Interna, lo que repercute en una mayor
complejidad de manejo y, en definitiva, un mayor coste por episodio, si bien se
observa que los pacientes ingresados en Cardiología reciben en mayor por-
centaje pruebas diagnósticas como ecocardiograma o cateterismo que igual-
mente incrementan el coste del ingreso. Al respecto existen estudios que
demuestran que la opción con mayor rentabilidad coste/beneficio es la de con-
sultas multidisciplinares para la IC, reduciendo la estancia media y costes glo-
bales en la hospitalización.
- Gran desarrollo actual están cobrando las alternativas a la hospitalización con-
vencional, con la implantación de unidades de hospitalización a domicilio, hos-
pitales de día, unidades de corta estancia o unidades de atención por proce-
sos asistenciales; todas estas fórmulas han demostrado una reducción de los
costes globales en las hospitalizaciones por IC.
- Aparte de estas alternativas de hospitalización, también se vienen implantan-
do en los últimos años consultas o unidades monográficas de IC, en los que
generalmente cobra especial relevancia la figura de un equipo de enfermería
con capacitación especializada en este área, realizando medidas principal-
mente preventivas para evitar las descompensaciones, reduciendo con ello la
tasa de reingresos. En este aspecto no hay que olvidar que el peso principal del
manejo del paciente con IC es desarrollado en atención primaria, y a este nivel
la creación de consultorías que mantengan estrecha relación con la atención
Gestión clínica de la insuficiencia cardiaca:
organización coordinada de la asistencia
103
Fig. 3.
Comorbilidad en pacientes con IC
Diabetes mellitus 36,6%
EPOC 30,6%
HTA 29,9%
Anemia 18%
Hipercolesterolemia 11,1%
Obesidad 11%
Cardiopatía isquémica 10,8%
Insuficiencia renal crónica 10%
Enfermedad arterial periférica 7,1%
Enfermedad cerebrovascular 5,6%
Charlson
Nº casos %
Valid 1 12.783 27,2
2 16.888 35,9
3 9.866 21,0
4 4.529 9,6
5 1.682 3,6
6 547 1,2
7 153 0,3
8 49 0,1
9 194 0,4
10 195 0,4
11 81 0,2
12 32 0,1
13 16 0,0
14 5 0,0
16 2 0,0
Total 47.022 100,0
primaria permite igualmente reducir los reingresos mediante la identificación y
estrecho control de los pacientes pluripatológicos de alto riesgo, resolución de
problemas en el diagnóstico o tratamiento, etcétera.
De forma añadida a estas nuevas estrategias debe incluirse la posibilidad de
optimizar los ingresos convencionales, principalmente por la vía de identificar en
los pacientes factores que sean predictores de reingresos, procurándoles a los
mismos una vigilancia más estricta para prevenir las reagudizaciones.
A forma de conclusión (figura 4), no olvidar que la IC es una patología muy pre-
valente, que supone un alto coste económico derivado de las hospitalizaciones,
que requiere una atención multidisciplinar (con programas de coordinación entre
médico de atención primaria, internista y cardiólogo), debiendo identificar a los
pacientes de alto riesgo para aplicar medidas preventivas, aplicar cuando sea
posible y de forma racional las alternativas a la hospitalización convencional,
pudiendo posteriormente aplicarse programas de seguimiento donde cobra gran
importancia el papel de un equipo de enfermería especialmente preparado para
ello.
NUEVOS CONCEPTOS
EN UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES
104
Fig. 4.
Conclusiones
1. Patología muy prevalente
2. Alto coste, derivado de hospitalizaciones
3. Atención multidisciplinar
4. Programas de coordinación entre médico de familia, internista y cardiólogo
5. Selección de pacientes de “alto riesgo”
6. Uso racional de alternativas a hospitalización
7. Papel de enfermería
8. Aplicación racional y efectiva de la evidencia científica en el manejo de esta patología
105
En España existe una importante infraprescripción de betabloqueantes; en la
figura 1 puede apreciarse cómo nuestro país ocupa el último lugar en la pres-
cripción de betabloqueantes al alta tras un episodio de insuficiencia cardiaca.
Estos datos de registros europeos también se han corroborado con registros
nacionales como el de SEMI-IC, realizado sobre ingresos en Medicina Interna
por insuficiencia cardiaca (IC), observándose en la figura 2 cómo la prescripción
de los betabloqueantes al alta apenas llega al 10%.
Utilización de betabloqueantes en la práctica clínica
Resumen de la ponencia presentada por el:
Dr. Jesús Casado
Servicio de Medicina Interna.
Hospital Universitario de La Princesa. Madrid
Resumen elaborado por los Dres. Pedro Pablo Casado y Esther Gargallo
NUEVOS CONCEPTOS EN
UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES
Moderadores: Dr. Pedro Conthe (Madrid)
Dr. Vicente Bertomeu (Alicante)
Fig. 1.
100
80
60
40
20
0
Austria
Rep.Checa
Dinamarca
Finlandia
Francia
Georgia
Alemania
Grecia
Hungria
Rep.deIrlanda
Israel
Italia
Lituania
Noruega
Polonia
Portugal
Rusia
Rep.Eslovaca
Eslovenia
España
Suecia
Suiza
ReinoUnido
%
Eur Heart J 2003;24:464-74.
Uso de beta-bloquenates por país
Esta situación no se puede atribuir a la falta de estudios o trabajos que justifi-
quen el uso de los betabloqueantes pues, como se puede ver en la figura 3, exis-
ten datos consistentes para diferentes principios dentro de la familia de los beta-
bloqueantes que atribuyen un efecto beneficioso tanto a nivel clínico como en
la mejoría del pronóstico cardiovascular (destacar que el bucindolol no mostró
una mejoría estadísticamente significativa respecto al placebo y por ello no se
incluye en la lista de betabloqueantes recomendados). Los resultados de estos
ensayos clínicos se han traducido por indicaciones por parte de las guías de
práctica clínica para los betabloqueantes en todos los estadios de la insuficien-
cia cardiaca, siendo los betabloqueantes de uso aceptado por haber demostra-
do beneficio pronóstico en los mencionados ensayos los siguientes: carvedilol,
bisoprolol, metoprolol y nebivolol (todos ellos cardioselectivos excepto carvedi-
lol, que tiene un efecto de bloqueo alfa y destacando que el nebivolol tiene un
efecto vasodilatador a través de la liberación de óxido nítrico).
Si bien no es la falta de evidencias científicas sobre su beneficio lo que justifica
la escasa utilización de los betabloqueantes, deberemos buscar otros causas que
motiven esta circunstancia y entre ellas podemos destacar:
- El desconocimiento por parte del clínico de las guías de práctica clínica y de
las recomendaciones que éstas imparten.
NUEVOS CONCEPTOS EN
UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES
106
Fig. 2.
Tratamientos previos a la hospitalización y prescritos al alta
(excluyendo a los pacientes fallecidos)
Tratamiento previo al ingreso Tratamiento en informe de alta
(porcentaje de pacientes) (porcentaje de pacientes)
Diuréticos 68,86 92,51
IECA 42 66,05*
Digoxina 32,77 42,28
Espironolactona 15,66 32,63
Bloqueadores beta 8,72 9,83**
ARA II 6,25 6,75
Anticoagulantes 23,78 31,42
Nitratos 28,76 37,90
Amlodipino 7,65 9,59
Amiodarona 7,51 9,75
IECA: inhibidores de la enzima conversiva de la angiotensina; ARA: antagonistas de los recep-
tores de la angiotensina.
* El 73,4% de los pacientes con disfunción sistólica reconocida.
** El 12,3% de los pacientes con disfunción sistólica reconocida.
Med Clin (Barc) 2002;118(16):605-10.
Utilización de betabloqueantes
en la práctica clínica
107
Fig. 3. Hasta 1996 no se produce una aceptación general del beneficio de los betablo-
queantes en la insuficiencia cardiaca. El estudio con carvedilol (USCS) dirigido por Packer y
Bristow3
demuestra que el carvedilol añadido a un IECA es capaz de reducir la mortalidad
en un 65% más, en pacientes con insuficiencia cardiaca en clases funcionales II y III.
Recientemente, los estudios CIBIS II4
, MERIT-HF5
y COPERNICUS6
han demostrado de forma
taxativa los resultados beneficiosos del bisoprolol, metoprolol y carvedilol, respectivamente.
El CIBIS II es un estudio multicéntrico, aleatorio, doble ciego, controlado con placebo, reali-
zado en 2.647 pacientes con insuficiencia cardiaca crónica en grados III, IV (el 83% en
clase III) con fracción de eyección (FE) igual o inferior al 35%. Todos los pacientes recibían
IECA y diurético y se cruzaron a bisoprolol o placebo. El estudio se detuvo de forma pre-
matura al constatarse una reducción significativa de la mortalidad en el grupo con bisopro-
lol. La media de seguimiento fue de 1,3 años. Se redujo la mortalidad total en un 34% a
expensas, fundamentalmente, de la reducción de la muerte súbita (44% de reducción),
mientras que la reducción de la mortalidad por fallo de bomba resultó no significativa. No
hubo diferencia entre insuficiencia cardiaca de causa isquémica y no isquémica. El bisopro-
lol redujo los ingresos por descompensación de la insuficiencia cardiaca en un 36%. La tole-
rabilidad y la tasa de abandonos fue comparable al grupo placebo.
El estudio MERIT-HF confirmó la hipótesis de que el metoprolol, añadido al tratamiento con-
vencional con IECA y diuréticos, puede reducir la mortalidad en pacientes con insuficiencia
cardiaca crónica. El estudio incluyó 3.991 pacientes en clase funcional II-IV de la NYHA
con FE igual o inferior al 40% aleatorizado frente a placebo. El estudio se terminó prematu-
ramente al año de seguimiento debido al efecto beneficioso del metoprolol en la mortali-
dad. La mortalidad total y la cardiovascular descendieron significativamente. El tratamiento
con metoprolol redujo la muerte súbita en un 41%; la mortalidad por cualquier causa, en
un 34%, y el riesgo combinado de muerte y hospitalización, en un 25-30%. En general, en
pacientes con insuficiencia cardiaca moderada, mejora la supervivencia y disminuye el
número de ingresos por empeoramiento de la insuficiencia cardiaca.
El USCS, el CIBIS-II y el MERIT-HF demostraron el efecto beneficioso del uso de betablo-
queantes en pacientes con insuficiencia cardiaca ligera o moderada debida a disfunción
sistólica.
→→
Molécula Carvedilol Bisoprolol Metoprolol Nebivolol Bucindolol
Estudios Copernicus CIBIS II MERIT HF SENIORS BEST
Número de 2.289 2.647 3.991 2.128 2.708
pacientes
Edad media 64 61 64 76 60
NYHA IV III-IV II-IV II-III III-IV
Dosis inicio (mg) 3,125 1,25 12,5-25 1,25 3
Dosis máxima (mg) 25-50 10 200 10 100-200
FEVI < 25% < 35% < 40% 36% < 35%
Reducción 35% 34% 34% 14% 10% ns
muerte total
- Miedo ante la posible aparición de efectos secundarios; ésta no es en principio
una causa válida, pues los datos de seguridad aportados por los diferentes
ensayos clínicos existentes reflejan que son unos fármacos seguros usados con
precaución y siguiendo unas pautas determinadas.
- Dificultad para titular la dosis; a este nivel surgen con mucha frecuencia dudas
en el clínico, pues con frecuencia la prescripción del betabloqueante previa-
mente al alta debe seguirse de una supervisión posterior realizada general-
mente por otro clínico, con la incertidumbre sobre si se realizará de forma
correcta y esta circunstancia termina produciendo que en muchas ocasiones se
postponga el inicio del betabloqueo para que se haga en consultas o a nivel
de atención primaria.
- Existencia de contraindicaciones para su uso por la comorbilidad del
paciente.
Los potenciales efectos secundarios de los betabloqueantes son los siguientes:
- Empeoramiento de la IC; es transitorio y ocurre durante las primeras semanas
de tratamiento, siendo inconstante su aparición.
- Bradicardia.
- Hipotensión arterial.
- Broncoespasmo.
- Mareo (secundario a la bradicardia y/o hipotensión arterial).
Todos estos efectos secundarios son reversibles y controlables-prevenibles con un
adecuado seguimiento de los pacientes.
NUEVOS CONCEPTOS EN
UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES
108
La eficacia y seguridad del tratamiento con betabloqueantes en pacientes con insuficiencia
cardiaca severa se valoró de forma específica en dos grandes estudios, el BEST7 (Beta-
Blocker Evaluation Survival Trial) y el COPERNICUS (Carvedilol Prospective Randomised
Cumulative Survival). En el estudio BEST se añadió el bucindolol, un betabloqueante no
selectivo, al tratamiento convencional en pacientes con insuficiencia cardiaca moderada o
severa. El bucindolol no demostró reducir la mortalidad en este grupo de pacientes. El estu-
dio incluyó a 2.708 pacientes, la mayoría en clase III (92%), el resto en clase IV. La FE
media era del 23%. El seguimiento medio fue de dos años. Aunque se dio una tendencia a
reducir la mortalidad, comparado con el grupo placebo, ésta no resultó significativa.
En el estudio COPERNICUS fueron incluidos 2.289 pacientes en clase funcional IV con FE
igual o inferior al 25%. Se aleatorizaron a carvedilol o placebo añadidos ambos al trata-
miento convencional. El estudio se detuvo prematuramente al apreciarse una reducción de
la mortalidad en el grupo con carvedilol. En este subgrupo de alto riesgo, el carvedilol
redujo la mortalidad total un 35%. El estudio COPERNICUS demuestra que el carvedilol
reduce la mortalidad y morbilidad en pacientes con insuficiencia cardiaca severa por dis-
función sistólica que no requieran soporte inotrópico o diuréticos intravenosos.
La adecuada posología de los betabloqueantes se puede interpretar en la
figura 4, debiendo comenzar siempre por dosis bajas, duplicando la dosis
cada dos semanas si no existe contraindicación para ello, para lo cual
deben evaluarse potenciales efectos adversos como síntomas de reagudiza-
ción de IC, retención de líquidos, hipotensión o bradicardia entre 7 y 14
días después del incremento de dosis. Se seguirá esta pauta de actuación
hasta que se logra alcanzar la dosis máxima u objetivo o la dosis máxima
tolerada por el paciente.
Las contraindicaciones para el uso de los betabloqueantes se especifican en la
figura 5.
Utilización de betabloqueantes
en la práctica clínica
109
Fig. 4. Metoprolol CR/XL hace referencia a que es succinato de liberación retardada.
Titulación de dosis
Fármaco Dosis inicial Dosis mantenimiento óptima
Carvedilol 3,125 mg/12 h 25 mg/12 h
Bisoprolol 1,25 mg/d 10 mg/d
Metoprolol CR/XL 12,5 mg/d 200 mg/d
Nebivolol 1,25 mg/d 10 mg/d
Fig. 5.
Contraindicaciones
• Asma bronquial
• EPOC severa
• Bradicardia < 60 lpm sintomática
• Presión arterial sistólica < 85 mm Hg
• Bloqueo AV 2º o 3er
grado o enfermedad del seno
• PR > 0,24 seg en el electrocardiograma
• ICC inestable que requiera drogas vasoactivas
A continuación se desarrollarán brevemente algunas cuestiones que con fre-
cuencia plantean dudas en el manejo clínico relacionado con el tratamiento con
betabloqueantes, recordando que la finalidad es lograr una simplificación de su
uso para con ello lograr un mayor índice de prescripción (figura 6):
1) ¿Cuál es el mejor betabloqueante para utilizar?
Ninguno de los cuatro betabloqueantes mencionados en la lista de uso acepta-
do ha demostrado superioridad sobre los demás, pero se han de conocer dos
puntualizaciones.
El estudio COMET observó que el carvedilol disminuía la mortalidad global de
los pacientes (tanto de origen cardiovascular como de no cardiovascular) en
comparación con el metoprolol, sin existir efectos diferenciadores en cuanto a la
tasa de reingresos hospitalarios. La crítica a este estudio a la hora de sacar con-
clusiones de sus resultados es que se empleó metoprolol tartrato, y no succinato,
que fue el utilizado en aquellos ensayos en los que el metoprolol demostró mejo-
ría pronóstica, y de forma añadida la dosis de metoprolol empleada fue inferior
a la habitual para este fármaco, todo ello hace que deban tomarse con reserva
los resultados de este estudio para sacar conclusiones de superioridad farmaco-
lógica.
Otra peculiaridad para decantarse por un betabloqueante lo plantea el estudio
SENIORS con nebivolol, que pretendió adaptar su grupo de estudio en mayor medi-
da a la población real en la práctica clínica, para ello elevó la edad media (76
años, siendo todos los sujetos de estudio mayores de 70 años), con un elevado por-
NUEVOS CONCEPTOS EN
UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES
110
Fig. 6.
Cuestiones prácticas
• ¿Cuál es el mejor BB para utilizar?
• ¿Cuándo comenzar la terapia con el BB?
• ¿Empezar primero con BB o con IECA?
• ¿Qué hacer ante episodios de reagudización?
• ¿Qué hacer si el paciente se hipotensa?
• ¿Qué pasa si hay bradicardia?
centaje de pacientes con IC con fracción de eyección del ventrículo izquierdo pre-
servada (el resto de ensayos clínicos que encontraron beneficio con el tratamiento
con betabloqueantes mostraban poblaciones mucho mas jóvenes y sólo con FEVI
deprimida). La reducción de mortalidad con nebivolol encontrada en el SENIORS
(14%) fue más modesta que con el resto de betabloqueantes (en torno al 30%), pero
la parte criticable del estudio fue la de encontrar en el grupo control una mortalidad
mucho más reducida de la esperable dadas sus características (comparado con
estudios poblacionales descriptivos), y por lo tanto la población de estudio no fue
tan fiel reflejo de la encontrada en la práctica clínica.
2) ¿Cuándo comenzar la terapia con el betabloqueante?
El inicio del betabloqueo requiere que el paciente se encuentre hemodinámica-
mente estable, sin necesidad de tratamiento inotrópico endovenoso y con los sín-
tomas congestivos controlados con el tratamiento diurético.
Aparte de estos criterios necesarios para su comienzo, el tratamiento con beta-
bloqueantes puede iniciarse tanto antes del alta como a posteriori de ésta en las
consultas. Las dudas sobre si su comienzo precoz podía acarrear un mayor índi-
ce de eventos adversos las podemos resolver al analizar los resultados del estu-
dio IMPACT-HF, basado en pacientes ingresados pr insuficiencia cardiaca que,
tras la estabilización clínica, fueron randomizados en dos ramas, la primera que
inició tratamiento con carvedilol en el momento del alta y la segunda que inició
dicho tratamiento en consultas externas dos semanas después del alta. En este
estudio se pudo ver cómo ni la tasa de efectos secundarios, ni de descompensa-
ciones de IC, ni los reingresos ni la mortalidad difirieron entre los dos grupos
(existió el mismo comportamiento en los dos grupos respecto a la evolución de
la enfermedad), pero sí existían diferencias respecto al porcentaje de pacientes
tratados al año con betabloqueantes, un 91% en el primer grupo por un 73% del
segundo. Podemos concluir con que no existe riesgo por iniciar el betabloqueo
en el momento del alta mientras se realice un seguimiento y adecuada monitori-
zación posterior.
3) ¿Empezar primero con betabloqueantes o con IECA?
Existen pocas evidencias en el momento actual para contestar a esta pregunta,
si bien existen diferentes ensayos en marcha que tal vez puedan arrojar algo
más de luz en este tema, si bien ya se han adelantado algunos trabajos meno-
res, con escaso tamaño muestral, en los que parece apreciarse una leve mejoría
de la clase funcional de la NYHA en el grupo de pacientes en los que se inicia
el tratamiento con betabloqueantes añadiendo posteriormente los IECA, pero se
precisa de trabajos más amplios para corroborar esta afirmación y con ello
modificar las pautas terapéuticas actuales.
Utilización de betabloqueantes
en la práctica clínica
111
4) ¿Qué hacer ante episodios de reagudización?
Ante un episodio de reagudización de IC no se debe suspender el tratamiento
con betabloqueantes salvo que exista inestabilidad hemodinámica, tomando
medidas de control como el aumento de la dosis de diuréticos o el uso de vaso-
dilatadores.
En el caso de que fuera preciso el tratamiento con inotrópicos intravemosos habrá
que suspender el betaboqueo (constituye una contraindicación para su uso).
En otras circunstancias en que se plantee la posible suspensión de los betablo-
queantes puede probarse inicialmente con administrar la dosis anterior tolerada.
En los casos en que se haya interrumpido el betabloqueo durante más de 72
horas, en el momento de la reintroducción se hará con el 50% de la última dosis
recibida.
5) ¿Qué hacer si el paciente se hipotensa?
En el caso de hipotensiones asintomáticas sólo sería preciso vigilancia clínica. En
los casos sintomáticos se debe evitar en la medida de lo posible suspender o
reducir la dosis de betabloqueantes y, antes de tomar esta actitud, se podrán
desarrollar una serie de medidas:
- Administrar los betabloqueantes y los IECA en diferentes momentos del día,
para evitar el efecto potenciado de hipotensión.
- Disminuir la dosis de IECA y/o nitratos y/u otros vasodilatadores.
- Disminuir la dosis de diurético con un estrecho control para descartar la apa-
rición de signos de congestión.
6) ¿Qué pasa si hay bradicardia?
Se deberá realizar un electrocardiograma para descartar la presencia de un blo-
queo cardiaco, considerando la colocación de marcapasos si existe bradicardia
severa, bloqueo auriculoventricular o enfermedad del seno poco después del ini-
cio del betabloqueo.
Igual que lo referido en casos de hipotensión, en los casos de bradicardia debe-
rá intentarse no suspender el tratamiento con betabloqueantes o reducir su dosis,
para ello podremos plantear la reducción de dosis o suspensión de tratamiento
de otros fármacos bradicardizantes (digoxina, amiodarona o diltiazem), siendo
poco frecuente la necesidad de suspender el betabloqueo con las dosis indica-
das debido a la bradicardia.
Ante los demostrados beneficios del betabloqueo, éste debe instaurarse siempre
que no exista contraindicación, procurando alcanzar dosis máxima pero, en
NUEVOS CONCEPTOS EN
UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES
112
caso de no poder alcanzar por cualquier motivo esta dosis diana, procuraremos
aportar la dosis máxima tolerada, ya que la mejoría en los síntomas y signos de
la IC es directamente proporcional al grado de betabloqueo alcanzado, y lo
mismo ocurre con las tasas de reingresos, supervivencia, etcétera (figura 7).
Utilización de betabloqueantes
en la práctica clínica
113
Fig. 7.
80
60
40
20
0
Supervivencia(%)
Placebo 5 mg grupo 20 mg grupo
(n = 49) (n = 47) (n = 77)
Carvedilol
36,7%
44,7%
59,7%
*P = 0,010
Am Heart J 2004;147:324-3.

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Efectos deletéreos del sistema nervioso simpático en la insuficiencia cardiaca

  • 1. 79 Desde hace muchos años conocemos los efectos deletéreos del sistema nervioso simpático, que está implicado en la génesis de diferentes problemas que supo- nen una causa importante de morbi-mortalidad en nuestro país: cardiopatía isquémica, taquicardia, proteinuria, progresión de la placa, disfunción endote- lial, insuficiencia cardiaca, hipertensión arterial, remodelado cardiovascular y alteraciones metabólicas y de la coagulación. En pacientes con infarto agudo de miocardio la disfunción ventricular produce una disminución del volumen minuto que conlleva una disminución de la perfu- sión tisular y ello conlleva a su vez la activación de distintos mecanismos com- pensadores. Dentro de estos mecanismos compensadores el más interesante en este momento es la activación neurohumoral representada por la activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona, del sistema nervioso simpático y cito- quinas, entre otros. Ello es capaz de producir cambios morfológicos como la hipertrofia, hiperplasia, remodelado, isquemia y depleción de energía y toxici- dad directa; todos ellos conducen a fenómenos de necrosis y apoptosis, muerte celular y, a consecuencia de todo ello, la enfermedad progresa y avanza hacien- do de la insuficiencia cardiaca uno de los procesos más letales (figura 1). Desde las primeras horas de haber presentado un infarto agudo de miocardio se observa un marcado aumento en los niveles circulantes de adrenalina. Si com- paramos a pacientes con insuficiencia cardiaca, sin insuficiencia cardiaca y sin infarto observamos que la activación simpática tiene lugar de manera muy rápi- da en las primeras horas tras un infarto aunque en mayor medida en los pacien- tes con insuficiencia cardiaca (figura 2). En un terminal nervioso simpático hay vesículas de noradrenalina y esta nor- adrenalina en condiciones normales se libera al espacio intersináptico e interac- túa con receptores beta-1, beta-2, beta-3, alfa-1 y alfa-2 y consecuencia de esa interacción obtenemos un efecto farmacológico. El 85% de la noradrenalina que se libera al espacio intersináptico se recapta y vuelve al terminal simpático. Esta Bases fisiopatológicas del bloqueo beta-adrenérgico en insuficiencia cardiaca Resumen de la ponencia presentada por el: Dr. Juan Tamargo Departamento de Farmacología. Facultad de Medicina de la Universidad Complutense, Madrid Resumen elaborado por los Dres. Pedro Pablo Casado y Esther Gargallo NUEVOS CONCEPTOS EN UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES Moderadores: Dr. Pedro Conthe (Madrid) Dr. Vicente Bertomeu (Alicante)
  • 2. noradrenalina a su vez es capaz de enviar señales a receptores que están en el terminal nervioso del cual ha sido liberada. Los receptores alfa-2 disminuyen la liberación de noradrenalina e inhiben el tono simpático mientras que la nor- adrenalina, actuando sobre los receptores beta-2, aumenta la liberación de más noradrenalina y aumenta más el tono simpático. La estimulación de receptores beta-1 y beta-2 lo que hace es aumentar los niveles de AMPc. Los efectos dele- téreos que observamos cuando estimulamos estos receptores son vasoconstric- ciones arterial y venosa que aumentan la precarga y la postcarga y también aumentan la presión arterial. La vasoconstricción a nivel renal disminuye el flujo sanguíneo renal lo cual facilita la activación del sistema renina-angiotensina- aldosterona, la retención hidrosalina y la aparición de edemas (figura 3). Las catecolaminas, en primer lugar, producen un aumento del riesgo isquémico ya que aumentan la frecuencia y contractilidad cardiaca y con ello las deman- das miocárdicas de oxígeno. En segundo lugar, alteran el metabolismo del mio- cardio ya que aumentan el consumo de ácidos grasos y en la isquemia esto es terriblemente deletéreo porque la síntesis de ATP a partir de ácidos grasos con- sume mucho ATP y sale caro al miocardio. En tercer lugar, por esta acción vaso- constrictora disminuye el flujo sanguíneo coronario, luego si aumentamos las demandas y disminuye el flujo tendremos isquemia. Las catecolaminas activan la coagulación y las plaquetas e inhiben la fibrinólisis facilitando los fenómenos tromboembólicos. Además, producen arritmias per se más que porque produz- NUEVOS CONCEPTOS EN UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES 80 Fig. 1 Disfunción ventricular Disminuye el VM Disminuye la perfusión tisular Activación neurohumoral SNS, SRAA, citoquinas Isquemia y depleción de energía Toxicidad directa Muerte celular Hipertrofia Remodelado Alt. expresión génica NecrosisApoptosis Eichhorn and Bristow. Circulation 1996;94:2285.
  • 3. can hipopotasemia, siendo este hecho muy evidente en las primeras horas de un infarto. Las catecolaminas liberan renina, activando el sistema renina-angioten- sina-aldosterona y a su vez disminuyen la producción de óxido nítrico y prosta- ciclina, es decir, activa lo que es mitógeno, vasoconstrictor y antidiurético, e inhi- be lo que es vasodilatador, antiagregante y antimitógeno. Las catecolaminas producen hiperplasia, hipertrofia, fibrosis, necrosis y apoptosis directa de la célula cardiaca. Facilitan la progresión de la placa de ateroma porque aumen- tan la permeabilidad de las lipoproteínas, disminuyen el óxido nítrico y aumen- tan la presión arterial y la frecuencia cardiaca, favoreciendo esto último la rup- tura de la placa. En el corazón del paciente con insuficiencia cardiaca los niveles de noradrena- lina están inhibidos, es decir, nos encontramos ante un corazón denervado. Sin embargo, los niveles de catecolaminas circulantes están aumentados de manera evidente ya que éstas no se recaptan, de tal forma que las catecolaminas que han sido liberadas al espacio intersináptico se van a la circulación sistémica. Paradójicamente el corazón se queda sin catecolaminas. Además, disminuye la densidad de los receptores beta (estas alteraciones tienen una correlación clíni- ca indudable). A medida que aumentan los niveles de catecolaminas plasmáti- cas se incrementa la morbi-mortalidad por insuficiencia cardiaca. Se compararon los niveles de noradrenalina en sujetos sin insuficiencia cardiaca, en cardiomiopatía dilatada y en pacientes con disfunción ventricular asociada a hipertensión pulmonar y se observó que disminuyen los niveles de noradrenalina, Bases fisiopatológicas del bloqueo beta-adrenérgico en insuficiencia cardiaca 81 Fig. 2. 4,8 4 3,2 2,4 1,6 0,8 0 140 120 100 80 60 40 20 0 mmol/l pmol/l 0 1 2 3 10 0 1 2 3 10 JRG. Juanatey CHU Santiago Insuficiencia cardiaca Sin insuficiencia cardiaca Sin IAM n = 13 n = 47 n = 18 Adrenalina Angiotenina-II * * * * * * * * * * Infarto agudo de miocardio
  • 4. de adrenalina y de dopamina. Sin embargo, si miramos cuántas catecolaminas que han sido liberadas por los terminales simpáticos nerviosos en el corazón pasan a la circulación sistémica vemos que esas catecolaminas que se liberaban al espa- cio intersináptico y que se recaptaban ahora se mandan a la circulación sistémica y las perdemos, con lo cual el terminal tendrá que volver a sintetizarlas. Así esta- ríamos haciendo un mal uso de las catecolaminas ya que el aumento de las cate- colaminas circulantes tiene como base la salida de las mismas desde el corazón, el riñón, intestino y pulmón hacia la circulación sistémica. Los niveles de catecolaminas circulantes aumentan en pacientes con disfunción ventricular asintomática y a niveles superiores en pacientes con insuficiencia car- diaca sintomática (figura 4). Existe una alteración en el funcionamiento del sis- tema nervioso simpático: se liberan catecolaminas, éstas pasan a la circulación sistémica, el corazón se queda sin catecolaminas y las catecolaminas circulantes aumentan. Si colocamos un sistema de registro en un nervio simpático que mida los eferentes que vienen del sistema nervioso central hacia el corazón, observa- mos que, según pasamos de clase funcional, aumenta el número de estímulos y la actividad simpática. Cuando hay muchas catecolaminas en el medio, el orga- nismo se defiende disminuyendo el número de receptores y esta situación es la que se da en la insuficiencia cardiaca. Lo que disminuye son los receptores beta-1 en hasta un 50% de los pacientes con insuficiencia cardiaca. Por el contrario, los receptores beta-2 no se modifican y los alfa-1 y alfa-2 en muchos casos tampo- co se modifican. En algunos pacientes, en particular, aquellos con cardiomiopa- Fig. 3. NUEVOS CONCEPTOS EN UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES 82 Terminal simpático Órgano NA NA ATPAMPcPKA PIP2 IP3-[Cai]i DAG-PKC Proteína G AC PLC β (+) (–) α2 α2 α1β1/2 β2
  • 5. tía dilatada, se observa la presencia de anticuerpos contra los receptores beta-1 adrenérgicos en sangre circulante de tal forma que ahora habría un doble meca- nismo para disminuir el número de receptores: porque hay muchas catecolami- nas circulantes y porque hay anticuerpos contra el receptor CM-1. Un trabajo publicado por Störk en el año 2006 concluye que la muerte cardiovascular es menor en los pacientes que no tienen anticuerpos contra el receptor CM-1 en com- paración con los que sí los tienen. Por lo tanto, el inhibir los receptores CM-1 o el hecho de tener menos receptores CM-1 funcionales es un factor que determina la morbi-mortalidad de un paciente. Hace años se decía que los fenómenos de necrosis y apoptosis inducidos por las catecolaminas eran debidos a la estimulación del receptor alfa. Lo que sabemos desde el año 1998 es que la administración de noradrenalina aumenta la apop- tosis en animales sanos. Por tanto, las catecolaminas, incluso en condiciones nor- males, son capaces, debido a múltiples mecanismos, de aumentar la apoptosis. Si estos animales eran tratados con propranolol, bloqueante de los receptores beta-1 y beta-2, los fenómenos de apoptosis se inhibían. Lo más interesante es que los fenómenos de apoptosis son debidos a la estimulación del receptor beta-1 ya que, si estimulamos los beta-2, vemos que la apoptosis es muy inferior a la que se obtiene estimulando los beta-1. En conclusión, la activación simpática estimula los receptores beta-1, también los beta-2, pero en menor magnitud, e inducen necrosis y apoptosis cardiaca. Bases fisiopatológicas del bloqueo beta-adrenérgico en insuficiencia cardiaca 83 Fig. 4. 500 400 300 200 100 0 pg/ml Control Asintomática Sintomática Insuficiencia cardiacaSOLVD p = 0,0001 p = 0,02 Circulation 1990;82:1724. n=54 n=151 n=81 Noradrenalina plasmática
  • 6. Se publicó un trabajo por Engelhardt en 1999 en animales a los que se les sobre- expresó 5 veces la densidad de los receptores beta-1. Se observó, en primer lugar, fibrosis, cardiomiopatía dilatada que iba acompañada por una disminu- ción de la fracción de eyección y de la contractilidad cardiaca y un aumento de las áreas de necrosis. Por tanto, si aumentamos la activación simpática en ani- males de experimentación obtenemos necrosis, fibrosis y disminución de la con- tractilidad y de la fracción de eyección. Éste fue el primer ejemplo de un mode- lo transgénico que reproducía en gran parte el fenotipo del paciente con insufi- ciencia cardiaca. Si realizamos un estudio de seguimiento y mortalidad vemos que un 40% de los pacientes con niveles normales de noradrenalina han muer- to al cabo de 48 meses; en aquellos con un aumento relativamente importante de activación neurohumoral sólo el 10% están vivos al cabo de 5 años y en aque- llos que tienen una marcada activación del sistema nervioso simpático ninguno llega a los 2 meses y medio (figura 5). En condiciones normales en la membrana del miocito nuestros receptores beta-1 y beta-2 están acoplados a proteínas G y estos receptores beta-1 y beta-2 lo que hacen es estimular la adenil ciclasa y a consecuencia de ello se aumentan los nive- les de AMPc y de proteín kinasa A. La proteín kinasa, en primer lugar, fosforila y abre los canales de calcio tipo L y luego penetra calcio y aumenta la concentración de calcio intracelular. En segundo lugar, este aumento de AMPc y de proteín kina- sa A fosforila los receptores de reanodina ubicados en el retículo sarcoplásmico y, a consecuencia de ello, se libera más calcio. Las catecolaminas aumentan la contractilidad y la frecuencia cardiaca porque aumentan la concentración de cal- cio intracelular como consecuencia de que aumenta la entrada de calcio desde el medio intracelular a través de los canales L y liberan calcio desde el retículo sar- coplásmico. Las catecolaminas aumentan la fuerza contráctil pero acortan el tiem- po de contracción porque las catecolaminas también fosforilan la SERCA2b, ATPasa de membrana, de tal forma que aumentamos los niveles de calcio pero durante la diástole este calcio penetra rápidamente en el retículo sarcoplásmico, obteniendo una contracción más alta, más rápida y más corta. En el paciente con insuficiencia cardiaca disminuye el número de receptores beta pero, además, hay un desacoplamiento entre el receptor beta y la cascada de señalización de tal manera que lo primero que observamos en los pacientes con insuficiencia cardiaca es que disminuyen las proteínas G estimulantes y aumen- tan las G inhibidoras de la vía guanilil ciclasa, AMPc y proteín kinasa. Además, disminuye la actividad de la SERCA2b. Luego tenemos que esperar a que en estos pacientes nos encontremos un aumento de la concentración intracelular de calcio y que dicho aumento persista durante la diástole. Si persiste durante la diástole nos encontramos con que el paciente va a tener disfunción diastólica. En los individuos con insuficiencia cardiaca disminuye la proteína G estimulan- te, aumenta la proteína G inhibidora y disminuye la adenilil ciclasa. Además, NUEVOS CONCEPTOS EN UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES 84
  • 7. tenemos un fallo de señalización del receptor hasta la concentración de calcio intracelular y disminuye la actividad de la ATPasa en la membrana. En condi- ciones normales el pico de calcio es rápido y corto. En un paciente con insufi- ciencia cardiaca tarda mucho más en aumentar la concentración de calcio, el calcio está durante la diástole. En condiciones normales, durante la diástole la concentración de calcio vuelve a sus niveles normales. En un paciente con insu- ficiencia cardiaca el calcio está elevado durante la sístole y la diástole, también tienen fallo de la relajación. En condiciones normales queda un intervalo entre cada latido y esto se pierde en los pacientes con insuficiencia cardiaca. La fisiología básica dice que cuando uno aumenta la frecuencia cardiaca la fuer- za contráctil del miocardio aumenta. Esto es lo que se llama “fenómeno de la escalera”, descrito en los años 20 del siglo pasado. En los pacientes con insufi- ciencia cardiaca a cualquier frecuencia la contracción o no aumenta o incluso disminuye. Es decir, que estos individuos en reposo podrán estar bien pero si hacen ejercicio y aumentan la frecuencia cardiaca no va a aumentar la fuerza contráctil y el paciente tendrá disnea y problemas de tolerancia al ejercicio. Todo esto es posible revertirlo con los beta-bloqueantes ya que aumentan la expresión de la SERCA2 ubicada en el retículo sarcoplásmico. Si comparamos la reducción del número de receptores beta-1 en pacientes con cardiomiopatía dilatada, cardiomiopatía isquémica y con hipertensión arterial pul- monar y disfunción ventricular vemos que, en los pacientes con cardiopatía isqué- Bases fisiopatológicas del bloqueo beta-adrenérgico en insuficiencia cardiaca 85 Fig. 5. 1,0 0,8 0,6 0,4 0,2 0 Probabilidadsupervivencia Pronóstico Noradrenalina plasmática NA < 400 pg/ml NA 400-800 pg/ml NA > 800 pg/ml 0 10 20 30 40 50 60 Meses Cohn J, et al. N Engl J Med 1984:311:819. Insuficiencia cardiaca crónica
  • 8. mica, son en los que menos disminuye la densidad de los receptores beta-1 (éstos son los pacientes en los cuales existe un mayor desacoplamiento de los receptores). Por tanto, hay un esquema fisiopatológico de la insuficiencia cardiaca que varía dependiendo del sustrato que tiene el paciente. Estamos tratando a todos nuestros pacientes por igual, luego los resultados no pueden ser uniformes. Las catecolaminas son malas y negativas en diversas situaciones porque produ- cen taquiarritmias, aumentan las demandas miocárdicas de oxígeno, disminuyen el flujo coronario sanguíneo, aumentan la isquemia y el consumo de ácidos gra- sos, provocan fenómenos de hipertrofia, activan el sistema renina-angiotensina- aldosterona y producen necrosis y apoptosis. Entre 1970 y 1996 decíamos que los beta-bloqueantes estaban absolutamente contraindicados en los pacientes con insuficiencia cardiaca. Hoy en día, sin embargo, son fármacos de primera elección. Los 4 beta-bloqueantes más desta- cados son el nebivolol, metoprolol, bisoprolol y carvedilol. Son fármacos que aumentan la fracción de eyección, disminuyen las presiones y los volúmenes tele- diastólicos del ventrículo izquierdo, mejoran el tiempo de ejercicio, disminuyen la clase funcional de la NYHA y, además, reducen la frecuencia cardiaca. Todo fármaco que produzca una discreta bradicardia prolonga la diástole y el tiem- po de perfusión coronaria efectiva además de disminuir la morbi-mortalidad cardiovascular ya que el corazón se perfunde durante la diástole. Esquema publicado en 1947 en el cual se nos dice que durante la sístole el flujo en la arte- ria coronaria izquierda disminuye e incluso cae a cero. El flujo coronario aumen- ta durante la diástole, luego, si disminuimos la frecuencia cardiaca en un pacien- te con cardiopatía isquémica, obtenemos un doble efecto beneficioso. La fre- cuencia cardiaca determina las demandas miocárdicas de oxígeno por lo cual disminuye las demandas y prolonga la diástole y aumenta el aporte. Los beta-bloqueantes disminuyen los valores de renina, angiotensina-II y aldos- terona ya que inhiben el tono simpático y el sistema renina-angiotensina-aldos- terona. Desde hace 25 años sabemos que los beta-bloqueantes disminuyen la concen- tración de calcio intracelular. El aumento de calcio durante la diástole hace que el corazón se relaje mal, por lo cual, si administramos un fármaco que disminu- ya la concentración de calcio intracelular y que además prolongue la diástole mejoramos la función diastólica. Por dicho motivo los beta-bloqueantes están indicados en pacientes con disfunción ventricular diastólica. En pacientes con insuficiencia cardiaca la ATPasa de calcio del retículo sarco- plásmico se inhibe marcadamente y como consecuencia de ello aumentan los niveles de calcio intracelulares. Si administramos un beta-bloqueante en pacien- tes con miocardiopatía idiopática aumenta la actividad de la SERCA y en mio- cardiopatía dilatada aumenta la expresión de la SERCA2b. NUEVOS CONCEPTOS EN UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES 86
  • 9. En un trabajo publicado en el New England en el año 2002 se observó que los beta-bloqueantes son muchas veces capaces de aumentar la densidad de recep- tores beta y disminuyen el péptido natriurético auricular, lo cual es un buen indi- cador de que con la utilización de beta-bloqueantes mejoramos la situación hemodinámica y neurohumoral en los pacientes con insuficiencia cardiaca a la vez que aumenta la SERCA. Si administramos isoproterenol aumenta marcadamente la IL-1beta, la IL-6 y el TNF-alfa (citoquinas pro-inflamatorias). Si administramos un beta-bloqueante lo que observamos es una reducción en los niveles de TNF-alfa y de IL-1beta pero no de IL-6. En pacientes con cardiomiopatía dilatada la disminución de citoquinas va acom- pañada de una reducción de los niveles de BNP. Nebivolol es el beta-bloquean- te que más induce la liberación de óxido nítrico. En pacientes con insuficiencia cardiaca aumenta la apoptosis y disminuye el número de células viables. Cuando administramos un beta-bloqueante la apoptosis disminuye de forma dosis dependiente, luego estos fármacos son capaces de impedir el exceso de apoptosis inducido por las catecolaminas. Los efectos de los beta-bloqueantes en la insuficiencia cardiaca son: - Antianginosos, antiarrítmicos y antihipertensivos. - Bloquean la apoptosis y la toxicidad cardiaca inducida por las catecolaminas. - Mejoran la relajación como consecuencia del efecto bradicardizante. - Disminuyen la concentración de calcio intracelular que a su vez disminuye la activación neurohumoral y del sistema renina-angiotensina-aldosterona y aumentan los niveles de óxido nítrico. - Aumentan la densidad de los receptores beta-1. - Disminuyen el remodelado ventricular como consecuencia de su efecto antihi- pertrófico. - Mejoran el metabolismo cardiaco al disminuir el consumo de ácidos grasos. - Modifica los genes relacionados con la contractilidad. - Aumentan la SERCA2b. - En pacientes con cardiomiopatía dilatada son capaces de antagonizar y de disminuir los niveles de los anticuerpos anti-receptores beta-1 adrenérgicos y aumentan los linfocitos T. Los beta-bloqueantes han demostrado que reducen la morbi-mortalidad en los pacientes con insuficiencia cardiaca y por ello debemos usarlos en estos pacien- tes ya que además son fármacos baratos (figura 6). Bases fisiopatológicas del bloqueo beta-adrenérgico en insuficiencia cardiaca 87
  • 10. NUEVOS CONCEPTOS EN UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES 88 Fig. 6. 100 90 80 70 60 50 Supervivencia 0 50 100 150 200 250 300 350 400 días Carvedilol Placebo Riesgo reducción = 65% p < 0,001 Betabloqueantes en IC US Carvedilol Program 100 90 80 70 60 50 Supervivencia 0 4 8 12 16 20 24 28 Meses Carvedilol Placebo Riesgo reducción = 35% p = 0,00014 Copernicus 1,0 0,8 0,6 Supervivencia 0 200 400 600 800 Tiempo tras la inclusión (días) Bisoprolol Placebo Riesgo reducción = 34% p < 0,0001 20 15 10 5 0 Mortalidad (%) 0 3 6 9 12 15 18 21 Meses de seguimiento Metoprolol CR/XL Placebo Riesgo reducción = 34% p = 0,0062 CIBIS-II MERIT-HF
  • 11. 89 Las catecolaminas desempeñan un papel fundamental en muchos procesos biológicos relacionados con la actividad cotidiana: nos defienden frente al estrés y hacen que el organismo se adapte al ejercicio, a la hipotensión arterial o al frío, entre otras cosas. Hay muchas circunstancias en que la modulación de las catecolaminas desempeña un papel clave. Hay situacio- nes en el ámbito cardiovascular en que las catecolaminas también se han asociado a un efecto deletéreo como la insuficiencia cardiaca, la hiperten- sión arterial, la isquemia miocárdica y las arritmias. Además, las catecola- minas desempeñan un papel fisiopatológico importante en la dislipemia, en el proceso que va desde la formación de la placa de ateroma hasta la isquemia miocárdica, en la insuficiencia cardiaca y en las arritmias produ- cidas por la insuficiencia cardiaca y la mortalidad. La mortalidad al cabo de 5 años en pacientes diagnosticados de insuficiencia cardiaca durante un ingreso hospitalario se aproxima al 80%, con lo cual la insuficiencia car- diaca constituye un problema sanitario de primer orden. El bloqueo de los receptores donde actúan las catecolaminas mediante el empleo de beta-blo- queantes ha demostrado tener un papel beneficioso en muchos aspectos. En las distintas guías que hay, tanto de la Sociedad Europea como de la American Heart Association, los beta-bloqueantes son una recomendación de grado I y con un nivel de evidencia A, es decir, hay más de 2 estudios en que se ha demostrado su beneficio. Esto incluye la insuficiencia cardiaca crónica, el infarto agudo de miocardio, el periodo post-infarto, la prevención de la muerte súbita, la hipertensión arterial, la angina de pecho estable, la cirugía no car- diaca y las arritmias tanto supraventriculares como ventriculares. Probablemente no hay ningún fármaco en patología cardiovascular que tenga un espectro tan amplio de indicaciones y que éstas sean tan directas e inequívocas como los beta-bloqueantes. La evidencia es múltiple en la insuficiencia cardiaca tras los resultados de varios ensayos clínicos que han demostrado un aumento de la supervivencia con una disminución de las hospitalizaciones, mejoría de la clase funcional y menos comorbilidad. Indicaciones actuales del bloqueo beta-adrenérgico en la insuficiencia cardiaca: guías clínicas Resumen de la ponencia presentada por el: Dr. José Luis López Sendón Hospital La Paz. Madrid Resumen elaborado por los Dres. Pedro Pablo Casado y Esther Gargallo NUEVOS CONCEPTOS EN UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES Moderadores: Dr. Pedro Conthe (Madrid) Dr. Vicente Bertomeu (Alicante)
  • 12. Numerosos estudios han demostrado el beneficio de los beta-bloqueantes. En el estudio CIBIS-II los enfermos que recibieron bisoprolol tenían mejor superviven- cia que los que recibieron placebo (figura 1). En el año 1999 se publicó el estu- dio CAPRICORN, realizado con pacientes con insuficiencia cardiaca o disfun- ción ventricular tras haber tenido un infarto agudo de miocardio (figura 2). En el estudio MERIT-HF los enfermos con insuficiencia cardiaca crónica en grados funcionales II-IV que recibieron metoprolol tuvieron menos mortalidad que los que recibieron placebo (figura 3). En el estudio COPERNICUS, realizado en pacientes con insuficiencia cardiaca avanzada, grados funcionales III-IV, carve- dilol fue asociado a una mejoría en la evolución de estos pacientes (figura 4). El último estudio en que se demostró el beneficio de los beta-bloqueantes fue el estudio SENIORS realizado con nebivolol en que los enfermos que lo recibieron también tenían una menor incidencia de mortalidad y hospitalización a lo largo del estudio. La característica principal de este último estudio es que incluyó a pacientes que tenían una edad más avanzada, en comparación con los estudios previos, y quizá refleja un poco mejor cuál es la situación de los pacientes con insuficiencia cardiaca que vemos en nuestra práctica clínica diaria (figura 5). La indicación de los beta-bloqueantes en la insuficiencia cardiaca con disfunción sistólica es para reducir la morbi-mortalidad (nivel de evidencia 1A). Sólo hay NUEVOS CONCEPTOS DE UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES 90 Fig. 1. Beta-bloqueantes en IC: estudio CIBIS-II. 1,0 0,8 0,6 0 Supervivencia 0 200 400 600 800 Tiempo tras de la inclusión (días) p < 0,0001 Mortalidad anual: bisoprolol = 8,2%; placebo = 12% Seguimiento medio: 1,4 años Lancet 1999;359:9-13. Placebo: 17,3 Bisoprolol: 11,8
  • 13. Indicaciones actuales del bloqueo beta-adrenérgico en insuficiencia cardiaca: guías clínicas 91 Fig. 2. Beta-bloqueantes en IC: estudio CAPRICORN. 1 0,95 0,9 0,85 0,8 0,75 0,7 Supervivencia 0 0,5 1 1,5 2 2,5 Años Carvedilol 116/975 (12%) Placebo 151/984 (15%) DVI/IC Post AMI HR 0,77 (0,60 - 0,98) p < 0,031 Post IAM Era post-trombolítica Lancet 2001;357:1385.CAPRICORN Fig. 3 . Beta-bloqueantes en IC: estudio MERIT-HF. 15 10 5 0 Mortalidad% 0 3 6 9 12 15 18 21 Meses Metoprolol Reducción Riesgo 34% NYHA II-IV N = 3991 Placebo p = 0,0062 Insuf. cardiaca Lancet 1999;353:2001.MERIT - HF
  • 14. NUEVOS CONCEPTOS DE UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES 92 Fig. 4. Beta-bloqueantes en IC: estudio COPERNICUS. 100 90 80 70 60 50 Supervivencia% 0 4 8 12 16 20 24 28 Meses Carvedilol Placebo N = 2289 III-IV NYHA p = 0,00014 35% RR Insuf. cardiaca NEJM 2001;344:1651.COPERNICUS Fig. 5. Beta-bloqueantes en IC: estudio SENIORS. 50 40 30 20 10 0 Proporciónquehatenido unevento(%) 0 6 12 18 24 30 Tiempo de estudio (meses) Nebivolol Placebo (A) p = 0,039 Muerte/Hospitalización 50 40 30 20 10 0 0 6 12 18 24 30 Tiempo de estudio (meses) p = 0,214 Muerte Eur Heart J 2005;26:215.SENIORS Insuficiencia cardiaca Edad ≥ 70 años N = 2128 Nebivolol Placebo
  • 15. otros 2 grupos farmacológicos que hacen lo mismo: los IECAs y los bloqueantes de los receptores de la aldosterona. En los enfermos con disfunción ventricular asintomática post-infarto, es decir, los que nunca han tenido síntomas de insufi- ciencia cardiaca post-infarto, la indicación es también para reducir la morbi- mortalidad aunque el efecto es menos llamativo en los enfermos que tienen insu- ficiencia cardiaca sintomática (nivel de evidencia 1A). En los enfermos con insu- ficiencia cardiaca diastólica la indicación sigue siendo en todos los enfermos con el objetivo de reducir la frecuencia cardiaca ya que con ello mejora el funcio- namiento del ventrículo al prolongar la diástole. En este caso, como en el caso de otros fármacos para el tratamiento de la insuficiencia cardiaca con fracción de eyección conservada, no hay prácticamente estudios en donde se tenga evi- dencia de la mejoría del paciente a largo plazo con un diseño adecuado. Por eso el grado de evidencia es C, es decir, los expertos que hacen la recomenda- ción creen que es adecuado por la fisiopatología más que porque haya estudios en donde se demuestre ese efecto. A pesar de que las guías son muy claras, un estudio ha analizado el porcentaje de pacientes, con un diagnóstico intrahospitalario de insuficiencia cardiaca, que en estos momentos están siendo tratados con beta-bloqueantes y con otros fár- macos al ser dados de alta del hospital. El estudio corresponde a 2 periodos de tiempo, en realidad son 2 estudios, el EURO HEART FAILURE SURVEY I, realiza- do en 2002, y el EURO HEART FAILURE SURVEY II, realizado en el año 2005. En el caso de los beta-bloqueantes, su empleo ha aumentado en estos 3 años de forma muy significativa pero, de todos modos, sólo el 64% de los enfermos que son dados de alta con el diagnóstico de insuficiencia cardiaca reciben beta-blo- queantes, fármacos que han demostrado que mejoran el pronóstico a largo plazo (figura 6). En las guías, la recomendación de los beta-bloqueantes en la insuficiencia car- diaca es clara. Para emplear beta-bloqueantes el enfermo no debe hallarse ines- table, entendiendo por tal situación aquella en la que el enfermo necesita fár- macos estimulantes de los mismos receptores o que el enfermo, por estar hipo- tenso o en shock cardiogénico, precise de fármacos inotrópicos, como dopami- na o dobutamina, para mantenerlo con vida. Pero, una vez que ya no necesita estos fármacos, los beta-bloqueantes están indicados a no ser que exista alguna contraindicación. Las contraindicaciones para el empleo de beta-bloqueantes son la hipotensión arterial sintomática, la bradicardia sintomática y el asma, sin- tomática o no sintomática. En los enfermos asmáticos los beta-bloqueantes están contraindicados incluso los que son muy selectivos de los receptores beta-1. El asma es realmente la única contraindicación absoluta de los beta-bloqueantes ya que la hipotensión arterial y la bradicardia son contraindicaciones si son sinto- máticas o si el enfermo no puede tolerar el fármaco; además, son situaciones que pueden ser transitorias. Indicaciones actuales del bloqueo beta-adrenérgico en insuficiencia cardiaca: guías clínicas 93
  • 16. La recomendación es iniciar el uso de beta-bloqueantes con dosis muy bajas y aumentos muy lentos. Se deben hacer controles periódicos de la frecuencia car- diaca y de la tensión arterial ya que estos fármacos disminuyen la frecuencia cardiaca y la tensión arterial. Como hemos comentado previamente, para iniciar el uso de beta-bloqueantes el paciente debe estar estable (sin evidencia de edemas ni necesidad de fármacos inotrópicos), en el hospital o en las consultas externas. No necesariamente el enfermo ha tenido que ser dado de alta del hospital y estar estable y asintomá- tico para iniciar el tratamiento con beta-bloqueantes. Se puede empezar el tra- tamiento durante la hospitalización y no hay que demorarlo si no existen con- traindicaciones. En el estudio EURO HEART FAILURE SURVEY se evidenció que hay un porcentaje de enfermos que reciben beta-bloqueantes al alta del hospi- tal pero dicho porcentaje no aumenta cuando el enfermo ha sido seguido duran- te un periodo de 3 meses. Además, existe una relación entre el pronóstico del enfermo a largo plazo y el hecho de recibir beta-bloqueantes antes de ser dado de alta del hospital o en el momento de ser dado de alta del hospital. En el estu- dio EURO HEART FAILURE SURVEY se comparó la supervivencia en pacientes dados de alta con el diagnóstico de insuficiencia cardiaca en función del trata- miento al alta: beta-bloqueantes, IECAs ó ARA-II o inhibidores de la aldostero- na. Los enfermos que no recibieron ninguno de estos tratamientos tuvieron una supervivencia a largo plazo mucho menor que los enfermos que recibían 2 de NUEVOS CONCEPTOS DE UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES 94 Fig. 6. Estudio EUROHEART FAILURE SURVEY. 100 80 60 40 20 0 5 13 Bloqueantesdel receptorde aldosterona Bloqueantesde loscanalesde calcio Espironolactona Nitratos Digoxina Beta-bloqueantes IECAs Diuréticos 20 15 20 47 30 32 37 29 38 64 60 73 8582 Tratamiento al alta EHS HF-1 (2002) EHFS-2 /2005)
  • 17. estos fármacos o 3 fármacos. Con lo cual, evidentemente, el tratamiento con beta-bloqueantes, cuanto antes se inicie, mejor. Además, se vio que el dar IECAs o beta-bloqueantes, al ser dado de alta del hospital, iba asociado de forma in- dependiente con un mejor pronóstico a largo plazo y una menor mortalidad (figura 7). Con los resultados del estudio ATICA, estudio de adherencia terapéutica en pacientes con insuficiencia cardiaca, podemos ver qué es lo que hacemos en España. En los Servicios de Cardiología, el 51% de los pacientes que fueron dados de alta con el diagnóstico de insuficiencia cardiaca recibían beta-blo- queantes al alta hospitalaria (figura 8). En el estudio ICCAR se vio que en las consultas extrahospitalarias de cardiología el porcentaje de pacientes con insu- ficiencia cardiaca que reciben beta-bloqueantes es del 60% (figura 9). Las cifras son variables según el estudio que revisemos pero desde luego queda un núme- ro muy significativo de enfermos que no están recibiendo beta-bloqueantes. La lista de beta-bloqueantes es extensa y cada uno de ellos tiene sus peculiari- dades. Los beta-bloqueantes son un conjunto de fármacos muy heterogéneo. Puede que los IECAs sean todos de un efecto de clase, de los trombolíticos no sabemos distinguir si uno es mejor que otro pero, desde luego, los beta-blo- queantes tienen un efecto de clase sólo a medias ya que actúan sobre diferentes receptores; la potencia de actuación sobre esos receptores es distinta de un beta- Indicaciones actuales del bloqueo beta-adrenérgico en insuficiencia cardiaca: guías clínicas 95 Fig. 7. 1,0 0,9 0,8 0,7 0,6 0,5 Supervivencia 0 3 6 9 12 Meses tras el alta hospitalaria 0 fármaco 1 fármaco 2 fármacos 3 fármacos p < 0,001 Pacientes en riesgo n = 2.973 2.528 2.201 2.061 Curvas de mortalidad en función del número de fármacos preescritos
  • 18. bloqueante a otro, unos son lipofílicos y otros son hidrosolubles. Dada su diver- sidad, debemos utilizar en los pacientes con insuficiencia cardiaca los beta-blo- queantes que hayan demostrado un beneficio por la diversidad de efectos que tienen y además porque las dosis en insuficiencia cardiaca no van para contro- lar los síntomas. El uso de los beta-bloqueantes en la hipertensión arterial tiene un objetivo claro: alcanzar una cifra objetivo de tensión arterial. En la insufi- ciencia cardiaca no tenemos ese punto de referencia y hay que guiarse por las dosis que se diseñaron en los ensayos clínicos. Los 4 fármacos que han demos- trado su beneficio en los pacientes con insuficiencia cardiaca son nebivolol, biso- prolol, metoprolol y carvedilol. Hace unos años éramos mucho más rigurosos en empezar el uso de beta-blo- queantes con una dosis muy pequeña; se tenía una cierta precaución, sobre todo tras un periodo de descompensación. Hoy se sabe que hay que empezar por dosis bajas pero quizá no tan bajas como las que se recomiendan en las guías (figura 10). Para un médico que no está habituado a ver a enfermos con insufi- ciencia cardiaca lo mejor es aprender a usar un beta-bloqueante específico, saber con qué dosis empezar y cómo subirla. En los enfermos que tienen hipotensión arterial o las cifras de tensión arterial están en el límite nos podríamos plantear si es mejor aumentar la dosis de los NUEVOS CONCEPTOS DE UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES 96 Fig. 8. Estudio ATICA. Tratamiento al alta de los Servicios de Cardiología. 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 Diuréticos IECAs ARA-II Digoxina Betabloqueantes AntagonistasdelCa Espironolactona Nitratos Antiagregantes Anticoagulaciónoral Estatinas Alfabloqueantes 87,9 59,1 20,6 35,9 51,5 18,6 42,2 30,6 40,1 48,7 2004; N = 802; 24 hospitales 36,6 9 ATICA. Tratamiento al alta de los Servicios de Cardiologia
  • 19. IECAs o añadir un beta-bloqueante. Los estudio ATLAS y NETWORK, realizados con IECAs en pacientes con insuficiencia cardiaca con el fin de comprobar si aumentar su dosis incrementa el beneficio clínico, comprobaron que los síntomas siguen igual al aumentar la dosis, que la morbilidad de forma significativa se reduce un poco y que la mortalidad no se reduce de forma significativa. Sin embargo, si a los enfermos que ya están tomando una dosis de IECAs se les añade un beta-bloqueante, lo que se consigue es una mejoría de los síntomas, una disminución de la morbi-mortalidad, de la mortalidad total, de la mortali- dad cardiovascular, de la muerte súbita, de la muerte por insuficiencia cardiaca, de la necesidad de ingreso hospitalario por descompensación de la insuficiencia cardiaca o mortalidad por otras causas cardiovasculares. Con lo cual, ante la duda, siempre es mejor la asociación de los 2 a tener que subir la dosis de uno de ellos. Respecto a si empezar con el beta-bloqueante primero o el IECA, da igual empezar por uno o por otro. Quizá incluso en algunos aspectos sea mejor empezar por el beta-bloqueante: bloqueo neurohormonal más efectivo, mayor reducción del consumo de oxígeno y de la frecuencia cardiaca, mejor función diastólica, menor insuficiencia renal y mejor respuesta inicial. En los grandes estudios de morbi-mortalidad con beta-bloqueantes hubo que suspender el tratamiento aproximadamente en el 15% de los pacientes supues- tamente por efectos secundarios y en el mismo porcentaje hubo que suspender el placebo por posibles efectos secundarios, que evidentemente no estaban rela- Indicaciones actuales del bloqueo beta-adrenérgico en insuficiencia cardiaca: guías clínicas 97 Fig. 9. Manejo terapéutico de la IC: estudio ICCAR. 90,0 80,0 70,0 60,0 50,0 40,0 30,0 20,0 10,0 0,0 IECA ARA II IECA/ARA II β Bloqueantes Ant. aldosterona 52,2 40,2 84,6 % 61,4 33,0 Manejo terapéutico de la IC ICCAR. 227 cardiólogos extrahospitalarios. 905 ICC
  • 20. cionados con el placebo pero en el momento de suspender el tratamiento no se sabía si era placebo o fármaco activo lo que tomaban. Con lo cual, el número de complicaciones que aparecen con el uso de beta-bloqueantes es muy peque- ño. El que un enfermo que toma beta-bloqueantes se encuentre peor o tenga cifras de tensión arterial más bajas posiblemente sea debido a la evolución de su enfermedad y no al fármaco en sí mismo. Los controles clínicos que hay que hacer en pacientes que toman beta-blo- queantes incluyen la determinación periódica de la frecuencia cardiaca y de la tensión arterial. Además, se debe recomendar a todos los enfermos con insufi- ciencia cardiaca que se pesen a diario. Se debe evitar el uso de fármacos inotró- picos negativos como son el verapamilo o el diltiazem y de AINEs. Los efectos adversos de los beta-bloqueantes son la hipotensión arterial, la bra- dicardia o el bloqueo AV y la retención hidrosalina con empeoramiento de los síntomas de insuficiencia cardiaca. Lo que hay que hacer en estos casos es revi- sar el tratamiento, revisar si toman algún fármaco de los que están prohibidos y si han tenido una buena adaptación a los otros tratamientos (sobre todo diuréti- cos). Se puede reducir temporalmente la dosis de beta-bloqueantes pero sólo se deben suspender en situaciones extremas como bloqueo AV completo sintomáti- co ya que la suspensión del beta-bloqueante en un episodio de descompensa- ción de insuficiencia cardiaca va acompañada posteriormente de una mayor mortalidad. En el estudio COMET se analizó qué sucedía con la posterior evolu- ción de los enfermos con insuficiencia cardiaca que ingresaron en el hospital y NUEVOS CONCEPTOS DE UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES 98 Fig. 10. Dosis de beta-bloqueantes. Dosis (mg) Inicial Objetivo Real Bisoprolol Cibis II 1,25/24 h 10/24 h 8,5 Carvedilol Copernicus 3,125/12 h 25/12 h 20 Metoprolol succinnate Merit 12,5-25/24 h 100/12 h 75 Nebivolol Seniors 1,25/24 h 10/24 h 43 • Dosis inicial baja, aumento lento, progresivo. • Aumentar la dosis/2-4 semanas
  • 21. se suspendieron los beta-bloqueantes, aunque fuese de manera temporal. Los enfermos a los que se les suspendió el beta-bloqueante tuvieron un peor pro- nóstico, con lo cual, sólo deben suspenderse los beta-bloqueantes en los casos muy severos. Se debe mantener el fármaco en sus dosis habituales o reducirlas ligeramente si hay hipotensión arterial o bradicardia. Hay que pedir consejo al especialista, es decir, a la persona que maneja habi- tualmente a los pacientes con insuficiencia cardiaca, cuando la etiología de la insuficiencia cardiaca es desconocida, cuando el enfermo está inestable o per- sisten los síntomas después de iniciar el tratamiento y de corregir los factores des- encadenantes o agravantes que hayamos identificado. Hay que tener una vía de comunicación para poder consultar o para poder enviar a los enfermos comple- jos a alguien para que nos ayude. Las guías de la Sociedad Europea de Cardiología y de la Sociedad Española, así como las Americanas, son muy claras en este sentido. Los beta-bloqueantes son fármacos con una indicación clara en todos los enfermos con insuficiencia cardiaca que no tengan contraindicaciones. Indicaciones actuales del bloqueo beta-adrenérgico en insuficiencia cardiaca: guías clínicas 99
  • 22. 100 La insuficiencia cardiaca es una de las entidades patológicas que ha adquirido el sobrenombre de pandemia del siglo XXI a causa de su elevada prevalencia e incidencia así como a la extensa morbimortalidad asociada, siendo esos hechos más destacable en los países desarrollados pero, lejos de mejorar, parece que la insuficiencia cardiaca (IC) aumentará la magnitud como problema social princi- palmente a expensas de los países en vías de desarrollo, en donde se espera un notable incremento del número de casos. En España la magnitud de la IC en el sistema de salud la podemos ver reflejada en la figura 1 donde, dentro de los 25 procesos más frecuentes en el Sistema Nacional de Salud (SNS), la IC estable (GRD 127) aparece en cuarto lugar y la IC con complicaciones en el decimocuarto puesto (GRD 544). La suma de ambas entidades dan un total de 90.479 altas en el año 2005, lo que supuso el 2,5% de las altas de ese año por el SNS. Estos datos indican la relevancia global de la IC sobre el sistema sanitario, pero de forma particular tiene mayor impacto en especialidades como la Medicina Interna (figura 2), donde para ese mismo año se registraron un total de 47.022 altas por episodios de IC, que constituyeron el 10,19% de las altas dadas ese año por los Servicios de Medicina Interna (ante el 5% del total del SNS). Dentro del total de ingresos por IC, aproximadamente dos terceras partes perte- necen a Medicina Interna, y el tercio restante, a Cardiología. Pero tal vez la dife- rencia más significativa radique en el número de ingresos con GRD 544 (es decir, IC con complicaciones), con un 62% para Medicina Interna y un 38% para Cardiología (la IC ingresa más en Medicina Interna, siendo más complicada de media respecto a la que se ve en Cardiología). El perfil del paciente ingresado por IC en los Servicios de Medicina Interna es el siguiente; la edad media es de 79,16 años, con un 58,8% de mujeres; la estan- cia media del ingreso se prolongó hasta los 9,7 días, con una mortalidad duran- te el mismo del 11,5% (2,8% en las primeras 48 horas) y el 72,8% de los pacien- tes presentaban comorbilidades (en la figura 3 pueden apreciarse las principa- Gestión clínica de la insuficiencia cardiaca: organización coordinada de la asistencia Resumen de la ponencia presentada por el: Dr. Antonio Zapatero Servicio de Medicina Interna del Hospital de Fuenlabrada. Madrid Resumen elaborado por los Dres. Pedro Pablo Casado y Esther Gargallo NUEVOS CONCEPTOS EN UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES Moderadores: Dr. Pedro Conthe (Madrid) Dr. Vicente Bertomeu (Alicante)
  • 23. les comorbilidades de estos pacientes y el índice de Charlson, que refleja la acu- mulación de comorbilidades en el paciente, hecho frecuente en esta muestra, lo que refleja la complejidad del paciente ingresado en Medicina Interna por IC). Coste económico de la insuficiencia cardiaca Uno de los motivos por los que la IC genera tanta preocupación para los siste- mas de salud es el elevado porcentaje del gasto total que supone su manejo. Para poder entender la complejidad del problema se deben explicar con ante- rioridad algunos conceptos básicos de gestión (para simplificar esta tarea pon- dremos como referencia un hospital medio español con 400 camas). Para valorar el coste de un ingreso se ha estandarizado una unidad de referen- cia, la cual sería el gasto producido por un ingreso de colecistectomía sin com- plicaciones, para cada entidad le adjudicaremos un peso para reflejar el coste de su ingreso (el peso se mide en unidades y es el número de unidades básicas que ha supuesto su estancia en el hospital, sirva como ejemplo que en España el ingreso por IC en Medicina Interna tiene un peso medio de 2,3, es decir, que el gasto de un ingreso por IC supone el de 2,3 veces una colecistectomía sin com- Gestión clínica de la insuficiencia cardiaca: organización coordinada de la asistencia 101 Fig. 1. Altas atendidas en los hospitales generales del SNS en el 2005 Total: 3.541.107 episodios Total ICC: 90.479 (2,5%) ICC sin complicaciones: 59.256 (1,67%) ICC con complicaciones: 31.223 (0,88%)
  • 24. plicaciones), esto también se denomina en España como UCH (unidad de com- plejidad hospitalaria), que varía según el centro acorde con sus características. Si consideramos una UCH de 1.800 euros en un hospital en el que la IC con GRD 127 (IC sin complicaciones) tenga un peso de 1,5 mientras que para el GRD 544 (IC complicada) sea de 3,5, ello supondrá un gasto por ingreso de 2.700 euros por cada GRD 127 y de 6.300 euros por cada GRD 544 (recuérdese que estos valores varia- rán en dependencia de la UCH y el peso de la enfermedad de cada hospital). Si estos datos, con esta UCH de 1.800 euros, se extrapola a los más de 90.000 ingresos por IC que se realizaron en el año 2005, se obtiene un gasto aproxi- mado para el sistema de salud de 356 millones de euros sólo para esta entidad. Esta magnitud económica es la responsable de la búsqueda de medidas que per- mitan reducir la tasa de ingresos por IC, ya que es el ingreso la principal fuente de gasto de esta enfermedad. A continuación se detallan algunas de las medi- das o propuestas encaminadas a lograr este fin: - El uso y la adecuada adherencia por parte del especialista a guías de prácti- ca clínica ha demostrado lograr un mayor control de los pacientes y, en el caso de la IC, reducir la tasa de reagudizaciones e ingresos. - Existen claras diferencias entre Medicina Interna y Cardiología respecto a la IC, comenzando por el perfil del paciente, habitualmente de mayor edad y comor- NUEVOS CONCEPTOS EN UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES 102 Fig. 2. Altas atendidas en Medicina Interna en los Hospitales Generales SNS en el 2005 Total ingresos MI: 461.175 Total: 47.022 episodios ICC (10,19%)
  • 25. bilidad en los ingresos de Medicina Interna, lo que repercute en una mayor complejidad de manejo y, en definitiva, un mayor coste por episodio, si bien se observa que los pacientes ingresados en Cardiología reciben en mayor por- centaje pruebas diagnósticas como ecocardiograma o cateterismo que igual- mente incrementan el coste del ingreso. Al respecto existen estudios que demuestran que la opción con mayor rentabilidad coste/beneficio es la de con- sultas multidisciplinares para la IC, reduciendo la estancia media y costes glo- bales en la hospitalización. - Gran desarrollo actual están cobrando las alternativas a la hospitalización con- vencional, con la implantación de unidades de hospitalización a domicilio, hos- pitales de día, unidades de corta estancia o unidades de atención por proce- sos asistenciales; todas estas fórmulas han demostrado una reducción de los costes globales en las hospitalizaciones por IC. - Aparte de estas alternativas de hospitalización, también se vienen implantan- do en los últimos años consultas o unidades monográficas de IC, en los que generalmente cobra especial relevancia la figura de un equipo de enfermería con capacitación especializada en este área, realizando medidas principal- mente preventivas para evitar las descompensaciones, reduciendo con ello la tasa de reingresos. En este aspecto no hay que olvidar que el peso principal del manejo del paciente con IC es desarrollado en atención primaria, y a este nivel la creación de consultorías que mantengan estrecha relación con la atención Gestión clínica de la insuficiencia cardiaca: organización coordinada de la asistencia 103 Fig. 3. Comorbilidad en pacientes con IC Diabetes mellitus 36,6% EPOC 30,6% HTA 29,9% Anemia 18% Hipercolesterolemia 11,1% Obesidad 11% Cardiopatía isquémica 10,8% Insuficiencia renal crónica 10% Enfermedad arterial periférica 7,1% Enfermedad cerebrovascular 5,6% Charlson Nº casos % Valid 1 12.783 27,2 2 16.888 35,9 3 9.866 21,0 4 4.529 9,6 5 1.682 3,6 6 547 1,2 7 153 0,3 8 49 0,1 9 194 0,4 10 195 0,4 11 81 0,2 12 32 0,1 13 16 0,0 14 5 0,0 16 2 0,0 Total 47.022 100,0
  • 26. primaria permite igualmente reducir los reingresos mediante la identificación y estrecho control de los pacientes pluripatológicos de alto riesgo, resolución de problemas en el diagnóstico o tratamiento, etcétera. De forma añadida a estas nuevas estrategias debe incluirse la posibilidad de optimizar los ingresos convencionales, principalmente por la vía de identificar en los pacientes factores que sean predictores de reingresos, procurándoles a los mismos una vigilancia más estricta para prevenir las reagudizaciones. A forma de conclusión (figura 4), no olvidar que la IC es una patología muy pre- valente, que supone un alto coste económico derivado de las hospitalizaciones, que requiere una atención multidisciplinar (con programas de coordinación entre médico de atención primaria, internista y cardiólogo), debiendo identificar a los pacientes de alto riesgo para aplicar medidas preventivas, aplicar cuando sea posible y de forma racional las alternativas a la hospitalización convencional, pudiendo posteriormente aplicarse programas de seguimiento donde cobra gran importancia el papel de un equipo de enfermería especialmente preparado para ello. NUEVOS CONCEPTOS EN UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES 104 Fig. 4. Conclusiones 1. Patología muy prevalente 2. Alto coste, derivado de hospitalizaciones 3. Atención multidisciplinar 4. Programas de coordinación entre médico de familia, internista y cardiólogo 5. Selección de pacientes de “alto riesgo” 6. Uso racional de alternativas a hospitalización 7. Papel de enfermería 8. Aplicación racional y efectiva de la evidencia científica en el manejo de esta patología
  • 27. 105 En España existe una importante infraprescripción de betabloqueantes; en la figura 1 puede apreciarse cómo nuestro país ocupa el último lugar en la pres- cripción de betabloqueantes al alta tras un episodio de insuficiencia cardiaca. Estos datos de registros europeos también se han corroborado con registros nacionales como el de SEMI-IC, realizado sobre ingresos en Medicina Interna por insuficiencia cardiaca (IC), observándose en la figura 2 cómo la prescripción de los betabloqueantes al alta apenas llega al 10%. Utilización de betabloqueantes en la práctica clínica Resumen de la ponencia presentada por el: Dr. Jesús Casado Servicio de Medicina Interna. Hospital Universitario de La Princesa. Madrid Resumen elaborado por los Dres. Pedro Pablo Casado y Esther Gargallo NUEVOS CONCEPTOS EN UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES Moderadores: Dr. Pedro Conthe (Madrid) Dr. Vicente Bertomeu (Alicante) Fig. 1. 100 80 60 40 20 0 Austria Rep.Checa Dinamarca Finlandia Francia Georgia Alemania Grecia Hungria Rep.deIrlanda Israel Italia Lituania Noruega Polonia Portugal Rusia Rep.Eslovaca Eslovenia España Suecia Suiza ReinoUnido % Eur Heart J 2003;24:464-74. Uso de beta-bloquenates por país
  • 28. Esta situación no se puede atribuir a la falta de estudios o trabajos que justifi- quen el uso de los betabloqueantes pues, como se puede ver en la figura 3, exis- ten datos consistentes para diferentes principios dentro de la familia de los beta- bloqueantes que atribuyen un efecto beneficioso tanto a nivel clínico como en la mejoría del pronóstico cardiovascular (destacar que el bucindolol no mostró una mejoría estadísticamente significativa respecto al placebo y por ello no se incluye en la lista de betabloqueantes recomendados). Los resultados de estos ensayos clínicos se han traducido por indicaciones por parte de las guías de práctica clínica para los betabloqueantes en todos los estadios de la insuficien- cia cardiaca, siendo los betabloqueantes de uso aceptado por haber demostra- do beneficio pronóstico en los mencionados ensayos los siguientes: carvedilol, bisoprolol, metoprolol y nebivolol (todos ellos cardioselectivos excepto carvedi- lol, que tiene un efecto de bloqueo alfa y destacando que el nebivolol tiene un efecto vasodilatador a través de la liberación de óxido nítrico). Si bien no es la falta de evidencias científicas sobre su beneficio lo que justifica la escasa utilización de los betabloqueantes, deberemos buscar otros causas que motiven esta circunstancia y entre ellas podemos destacar: - El desconocimiento por parte del clínico de las guías de práctica clínica y de las recomendaciones que éstas imparten. NUEVOS CONCEPTOS EN UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES 106 Fig. 2. Tratamientos previos a la hospitalización y prescritos al alta (excluyendo a los pacientes fallecidos) Tratamiento previo al ingreso Tratamiento en informe de alta (porcentaje de pacientes) (porcentaje de pacientes) Diuréticos 68,86 92,51 IECA 42 66,05* Digoxina 32,77 42,28 Espironolactona 15,66 32,63 Bloqueadores beta 8,72 9,83** ARA II 6,25 6,75 Anticoagulantes 23,78 31,42 Nitratos 28,76 37,90 Amlodipino 7,65 9,59 Amiodarona 7,51 9,75 IECA: inhibidores de la enzima conversiva de la angiotensina; ARA: antagonistas de los recep- tores de la angiotensina. * El 73,4% de los pacientes con disfunción sistólica reconocida. ** El 12,3% de los pacientes con disfunción sistólica reconocida. Med Clin (Barc) 2002;118(16):605-10.
  • 29. Utilización de betabloqueantes en la práctica clínica 107 Fig. 3. Hasta 1996 no se produce una aceptación general del beneficio de los betablo- queantes en la insuficiencia cardiaca. El estudio con carvedilol (USCS) dirigido por Packer y Bristow3 demuestra que el carvedilol añadido a un IECA es capaz de reducir la mortalidad en un 65% más, en pacientes con insuficiencia cardiaca en clases funcionales II y III. Recientemente, los estudios CIBIS II4 , MERIT-HF5 y COPERNICUS6 han demostrado de forma taxativa los resultados beneficiosos del bisoprolol, metoprolol y carvedilol, respectivamente. El CIBIS II es un estudio multicéntrico, aleatorio, doble ciego, controlado con placebo, reali- zado en 2.647 pacientes con insuficiencia cardiaca crónica en grados III, IV (el 83% en clase III) con fracción de eyección (FE) igual o inferior al 35%. Todos los pacientes recibían IECA y diurético y se cruzaron a bisoprolol o placebo. El estudio se detuvo de forma pre- matura al constatarse una reducción significativa de la mortalidad en el grupo con bisopro- lol. La media de seguimiento fue de 1,3 años. Se redujo la mortalidad total en un 34% a expensas, fundamentalmente, de la reducción de la muerte súbita (44% de reducción), mientras que la reducción de la mortalidad por fallo de bomba resultó no significativa. No hubo diferencia entre insuficiencia cardiaca de causa isquémica y no isquémica. El bisopro- lol redujo los ingresos por descompensación de la insuficiencia cardiaca en un 36%. La tole- rabilidad y la tasa de abandonos fue comparable al grupo placebo. El estudio MERIT-HF confirmó la hipótesis de que el metoprolol, añadido al tratamiento con- vencional con IECA y diuréticos, puede reducir la mortalidad en pacientes con insuficiencia cardiaca crónica. El estudio incluyó 3.991 pacientes en clase funcional II-IV de la NYHA con FE igual o inferior al 40% aleatorizado frente a placebo. El estudio se terminó prematu- ramente al año de seguimiento debido al efecto beneficioso del metoprolol en la mortali- dad. La mortalidad total y la cardiovascular descendieron significativamente. El tratamiento con metoprolol redujo la muerte súbita en un 41%; la mortalidad por cualquier causa, en un 34%, y el riesgo combinado de muerte y hospitalización, en un 25-30%. En general, en pacientes con insuficiencia cardiaca moderada, mejora la supervivencia y disminuye el número de ingresos por empeoramiento de la insuficiencia cardiaca. El USCS, el CIBIS-II y el MERIT-HF demostraron el efecto beneficioso del uso de betablo- queantes en pacientes con insuficiencia cardiaca ligera o moderada debida a disfunción sistólica. →→ Molécula Carvedilol Bisoprolol Metoprolol Nebivolol Bucindolol Estudios Copernicus CIBIS II MERIT HF SENIORS BEST Número de 2.289 2.647 3.991 2.128 2.708 pacientes Edad media 64 61 64 76 60 NYHA IV III-IV II-IV II-III III-IV Dosis inicio (mg) 3,125 1,25 12,5-25 1,25 3 Dosis máxima (mg) 25-50 10 200 10 100-200 FEVI < 25% < 35% < 40% 36% < 35% Reducción 35% 34% 34% 14% 10% ns muerte total
  • 30. - Miedo ante la posible aparición de efectos secundarios; ésta no es en principio una causa válida, pues los datos de seguridad aportados por los diferentes ensayos clínicos existentes reflejan que son unos fármacos seguros usados con precaución y siguiendo unas pautas determinadas. - Dificultad para titular la dosis; a este nivel surgen con mucha frecuencia dudas en el clínico, pues con frecuencia la prescripción del betabloqueante previa- mente al alta debe seguirse de una supervisión posterior realizada general- mente por otro clínico, con la incertidumbre sobre si se realizará de forma correcta y esta circunstancia termina produciendo que en muchas ocasiones se postponga el inicio del betabloqueo para que se haga en consultas o a nivel de atención primaria. - Existencia de contraindicaciones para su uso por la comorbilidad del paciente. Los potenciales efectos secundarios de los betabloqueantes son los siguientes: - Empeoramiento de la IC; es transitorio y ocurre durante las primeras semanas de tratamiento, siendo inconstante su aparición. - Bradicardia. - Hipotensión arterial. - Broncoespasmo. - Mareo (secundario a la bradicardia y/o hipotensión arterial). Todos estos efectos secundarios son reversibles y controlables-prevenibles con un adecuado seguimiento de los pacientes. NUEVOS CONCEPTOS EN UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES 108 La eficacia y seguridad del tratamiento con betabloqueantes en pacientes con insuficiencia cardiaca severa se valoró de forma específica en dos grandes estudios, el BEST7 (Beta- Blocker Evaluation Survival Trial) y el COPERNICUS (Carvedilol Prospective Randomised Cumulative Survival). En el estudio BEST se añadió el bucindolol, un betabloqueante no selectivo, al tratamiento convencional en pacientes con insuficiencia cardiaca moderada o severa. El bucindolol no demostró reducir la mortalidad en este grupo de pacientes. El estu- dio incluyó a 2.708 pacientes, la mayoría en clase III (92%), el resto en clase IV. La FE media era del 23%. El seguimiento medio fue de dos años. Aunque se dio una tendencia a reducir la mortalidad, comparado con el grupo placebo, ésta no resultó significativa. En el estudio COPERNICUS fueron incluidos 2.289 pacientes en clase funcional IV con FE igual o inferior al 25%. Se aleatorizaron a carvedilol o placebo añadidos ambos al trata- miento convencional. El estudio se detuvo prematuramente al apreciarse una reducción de la mortalidad en el grupo con carvedilol. En este subgrupo de alto riesgo, el carvedilol redujo la mortalidad total un 35%. El estudio COPERNICUS demuestra que el carvedilol reduce la mortalidad y morbilidad en pacientes con insuficiencia cardiaca severa por dis- función sistólica que no requieran soporte inotrópico o diuréticos intravenosos.
  • 31. La adecuada posología de los betabloqueantes se puede interpretar en la figura 4, debiendo comenzar siempre por dosis bajas, duplicando la dosis cada dos semanas si no existe contraindicación para ello, para lo cual deben evaluarse potenciales efectos adversos como síntomas de reagudiza- ción de IC, retención de líquidos, hipotensión o bradicardia entre 7 y 14 días después del incremento de dosis. Se seguirá esta pauta de actuación hasta que se logra alcanzar la dosis máxima u objetivo o la dosis máxima tolerada por el paciente. Las contraindicaciones para el uso de los betabloqueantes se especifican en la figura 5. Utilización de betabloqueantes en la práctica clínica 109 Fig. 4. Metoprolol CR/XL hace referencia a que es succinato de liberación retardada. Titulación de dosis Fármaco Dosis inicial Dosis mantenimiento óptima Carvedilol 3,125 mg/12 h 25 mg/12 h Bisoprolol 1,25 mg/d 10 mg/d Metoprolol CR/XL 12,5 mg/d 200 mg/d Nebivolol 1,25 mg/d 10 mg/d Fig. 5. Contraindicaciones • Asma bronquial • EPOC severa • Bradicardia < 60 lpm sintomática • Presión arterial sistólica < 85 mm Hg • Bloqueo AV 2º o 3er grado o enfermedad del seno • PR > 0,24 seg en el electrocardiograma • ICC inestable que requiera drogas vasoactivas
  • 32. A continuación se desarrollarán brevemente algunas cuestiones que con fre- cuencia plantean dudas en el manejo clínico relacionado con el tratamiento con betabloqueantes, recordando que la finalidad es lograr una simplificación de su uso para con ello lograr un mayor índice de prescripción (figura 6): 1) ¿Cuál es el mejor betabloqueante para utilizar? Ninguno de los cuatro betabloqueantes mencionados en la lista de uso acepta- do ha demostrado superioridad sobre los demás, pero se han de conocer dos puntualizaciones. El estudio COMET observó que el carvedilol disminuía la mortalidad global de los pacientes (tanto de origen cardiovascular como de no cardiovascular) en comparación con el metoprolol, sin existir efectos diferenciadores en cuanto a la tasa de reingresos hospitalarios. La crítica a este estudio a la hora de sacar con- clusiones de sus resultados es que se empleó metoprolol tartrato, y no succinato, que fue el utilizado en aquellos ensayos en los que el metoprolol demostró mejo- ría pronóstica, y de forma añadida la dosis de metoprolol empleada fue inferior a la habitual para este fármaco, todo ello hace que deban tomarse con reserva los resultados de este estudio para sacar conclusiones de superioridad farmaco- lógica. Otra peculiaridad para decantarse por un betabloqueante lo plantea el estudio SENIORS con nebivolol, que pretendió adaptar su grupo de estudio en mayor medi- da a la población real en la práctica clínica, para ello elevó la edad media (76 años, siendo todos los sujetos de estudio mayores de 70 años), con un elevado por- NUEVOS CONCEPTOS EN UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES 110 Fig. 6. Cuestiones prácticas • ¿Cuál es el mejor BB para utilizar? • ¿Cuándo comenzar la terapia con el BB? • ¿Empezar primero con BB o con IECA? • ¿Qué hacer ante episodios de reagudización? • ¿Qué hacer si el paciente se hipotensa? • ¿Qué pasa si hay bradicardia?
  • 33. centaje de pacientes con IC con fracción de eyección del ventrículo izquierdo pre- servada (el resto de ensayos clínicos que encontraron beneficio con el tratamiento con betabloqueantes mostraban poblaciones mucho mas jóvenes y sólo con FEVI deprimida). La reducción de mortalidad con nebivolol encontrada en el SENIORS (14%) fue más modesta que con el resto de betabloqueantes (en torno al 30%), pero la parte criticable del estudio fue la de encontrar en el grupo control una mortalidad mucho más reducida de la esperable dadas sus características (comparado con estudios poblacionales descriptivos), y por lo tanto la población de estudio no fue tan fiel reflejo de la encontrada en la práctica clínica. 2) ¿Cuándo comenzar la terapia con el betabloqueante? El inicio del betabloqueo requiere que el paciente se encuentre hemodinámica- mente estable, sin necesidad de tratamiento inotrópico endovenoso y con los sín- tomas congestivos controlados con el tratamiento diurético. Aparte de estos criterios necesarios para su comienzo, el tratamiento con beta- bloqueantes puede iniciarse tanto antes del alta como a posteriori de ésta en las consultas. Las dudas sobre si su comienzo precoz podía acarrear un mayor índi- ce de eventos adversos las podemos resolver al analizar los resultados del estu- dio IMPACT-HF, basado en pacientes ingresados pr insuficiencia cardiaca que, tras la estabilización clínica, fueron randomizados en dos ramas, la primera que inició tratamiento con carvedilol en el momento del alta y la segunda que inició dicho tratamiento en consultas externas dos semanas después del alta. En este estudio se pudo ver cómo ni la tasa de efectos secundarios, ni de descompensa- ciones de IC, ni los reingresos ni la mortalidad difirieron entre los dos grupos (existió el mismo comportamiento en los dos grupos respecto a la evolución de la enfermedad), pero sí existían diferencias respecto al porcentaje de pacientes tratados al año con betabloqueantes, un 91% en el primer grupo por un 73% del segundo. Podemos concluir con que no existe riesgo por iniciar el betabloqueo en el momento del alta mientras se realice un seguimiento y adecuada monitori- zación posterior. 3) ¿Empezar primero con betabloqueantes o con IECA? Existen pocas evidencias en el momento actual para contestar a esta pregunta, si bien existen diferentes ensayos en marcha que tal vez puedan arrojar algo más de luz en este tema, si bien ya se han adelantado algunos trabajos meno- res, con escaso tamaño muestral, en los que parece apreciarse una leve mejoría de la clase funcional de la NYHA en el grupo de pacientes en los que se inicia el tratamiento con betabloqueantes añadiendo posteriormente los IECA, pero se precisa de trabajos más amplios para corroborar esta afirmación y con ello modificar las pautas terapéuticas actuales. Utilización de betabloqueantes en la práctica clínica 111
  • 34. 4) ¿Qué hacer ante episodios de reagudización? Ante un episodio de reagudización de IC no se debe suspender el tratamiento con betabloqueantes salvo que exista inestabilidad hemodinámica, tomando medidas de control como el aumento de la dosis de diuréticos o el uso de vaso- dilatadores. En el caso de que fuera preciso el tratamiento con inotrópicos intravemosos habrá que suspender el betaboqueo (constituye una contraindicación para su uso). En otras circunstancias en que se plantee la posible suspensión de los betablo- queantes puede probarse inicialmente con administrar la dosis anterior tolerada. En los casos en que se haya interrumpido el betabloqueo durante más de 72 horas, en el momento de la reintroducción se hará con el 50% de la última dosis recibida. 5) ¿Qué hacer si el paciente se hipotensa? En el caso de hipotensiones asintomáticas sólo sería preciso vigilancia clínica. En los casos sintomáticos se debe evitar en la medida de lo posible suspender o reducir la dosis de betabloqueantes y, antes de tomar esta actitud, se podrán desarrollar una serie de medidas: - Administrar los betabloqueantes y los IECA en diferentes momentos del día, para evitar el efecto potenciado de hipotensión. - Disminuir la dosis de IECA y/o nitratos y/u otros vasodilatadores. - Disminuir la dosis de diurético con un estrecho control para descartar la apa- rición de signos de congestión. 6) ¿Qué pasa si hay bradicardia? Se deberá realizar un electrocardiograma para descartar la presencia de un blo- queo cardiaco, considerando la colocación de marcapasos si existe bradicardia severa, bloqueo auriculoventricular o enfermedad del seno poco después del ini- cio del betabloqueo. Igual que lo referido en casos de hipotensión, en los casos de bradicardia debe- rá intentarse no suspender el tratamiento con betabloqueantes o reducir su dosis, para ello podremos plantear la reducción de dosis o suspensión de tratamiento de otros fármacos bradicardizantes (digoxina, amiodarona o diltiazem), siendo poco frecuente la necesidad de suspender el betabloqueo con las dosis indica- das debido a la bradicardia. Ante los demostrados beneficios del betabloqueo, éste debe instaurarse siempre que no exista contraindicación, procurando alcanzar dosis máxima pero, en NUEVOS CONCEPTOS EN UTILIZACIÓN DE BETABLOQUEANTES 112
  • 35. caso de no poder alcanzar por cualquier motivo esta dosis diana, procuraremos aportar la dosis máxima tolerada, ya que la mejoría en los síntomas y signos de la IC es directamente proporcional al grado de betabloqueo alcanzado, y lo mismo ocurre con las tasas de reingresos, supervivencia, etcétera (figura 7). Utilización de betabloqueantes en la práctica clínica 113 Fig. 7. 80 60 40 20 0 Supervivencia(%) Placebo 5 mg grupo 20 mg grupo (n = 49) (n = 47) (n = 77) Carvedilol 36,7% 44,7% 59,7% *P = 0,010 Am Heart J 2004;147:324-3.