Ensayo de Juan Pablo Ramirez Galvis titulado "Un viaje histórico por los laberintos de la mente", inspirado en el escrito "Conocer" de Francisco Varela. Se abarca la evolución de las ciencias de la cognición (inmersas en las tecnologías convergentes o nbic) en tres pilares: simbolismo, conexionismo y enacción.
Centro de masa, centro de gravedad y equilibrio.pptx
Ciencias de la cognición
1. UN VIAJE HISTÓRICO POR LOS LABERINTOS DE LA MENTE
Por: Juan Pablo Ramírez Galvis. Basado en el ensayo titulado “Conocer” de Francisco Varela
Las ciencias de la cognición representan un eslabón dentro de las tecnologías convergentes
(específicamente la C en las siglas NBIC). Por ende, el biólogo chileno Francisco Varela en una
ponencia para la empresa Shell, genera un escrito encausando el estudio de la mente dentro del
panorama evolutivo humano y social desde los albores de la cibernética hasta la actualidad,
abordando tres hitos investigativos que denomina: simbolismo, conexionismo y enacción.
Así, la tesis central de Varela y eje precursor del presente ensayo responde a:
¿Por qué la visión computacional del cerebro y la majestuosidad de la IA no explican fielmente
los fundamentos de la cognición?
Con una idea auxiliar a saber:
¿Por qué es importante entonces, incluir a las neurociencias los postulados de otras disciplinas
como la filosofía (mediante la ontología) para desagregar lo intrincado de la mente?
Veamos:
Alrededor de 1956, se dio génesis a las ciencias y tecnologías de la cognición (CTC en adelante)
con exponentes como Herbert Simon, Noam Chomsky y Marvin Minsky. Para aquel entonces, se
estableció que la cognición podría definirse analógicamente con computación (es decir, una
operación de estímulo/respuesta realizada por un sistema mediante símbolos o elementos que
representan algo del mundo exterior).
Paralelamente, con lo que refleja la triada de Peirce (la cual especifica que, para una misma
realidad existen tres interpretaciones como objeto, símbolo e interpretante), la denominada
computación simbólica enfatizó en la necesidad de distinguir entre denotación (significado
explícito de algo) y connotación (que se relaciona a la semántica de “ese algo”).
Por consiguiente, se tomó como base de la cognición a la forma en que las máquinas de la época
procesaban la información (modelo John Von Neumann con microprocesador, memoria y
unidad RAM conectados mediante buses electrónicos); se argumentó entonces, que la
semántica en lo digital provenía causalmente de la sintaxis (o el orden en que las diversas
etiquetas en el lenguaje de programación se ordenaban para configurar comandos diversos).
Realizo la primera anotación reveladora de la tesis de Varela: ¿Cómo podría este modelo
encarnar el mapeo mental, si el cerebro biológico aunque hace una representación de símbolos,
no posee la misma cronotopología ni dinámicas de un ordenador basado en reglas?
Era necesario encontrar una respuesta más acertada, las propiedades emergentes.
Por tal motivo, se recurrió a varios de los fundamentos de la cibernética optimizados por la teoría
general de sistemas como la autoorganización, la autorregulación y la superposición a diversas
escalas de sistemas en red (incluso, dando como resultado algunas pruebas experimentales
entre las cuales se destaca el “Perceptrón” de Frank Rosenblatt en 1958).
2. Cobró relevancia entonces, la Regla de Hebb que estableció el aprendizaje como acciones
excitatorias/inhibitorias entre los diversos nodos de una red arguyendo las bases del
denominado “conexionismo” (en el cual se explica la cognición, como un producto de las
interacciones cronotopológicas que moldean las actividades y las respuestas formando patrones
que pueden ser monitoreados, categorizados y replicados).
El concepto de propiedades emergentes, sentó un precedente para posteriores tecnologías
como los vórtices que hoy en día se utilizan para extraer el aire del hielo generando una mayor
permanencia en estado congelado (Pauli, 2011), la configuración de láseres mediante la
superposición de los fotones e incluso las primeras redes neuronales artificiales.
Aquella nueva perspectiva sirvió como ventana de oportunidad para que Stephen Wolfram
(autor del libro “A New Kind of Science”), propusiera un modelamiento de lo que hoy en día se
conoce como los atractores (perturbadores de un sistema que incitan comportamientos de los
elementos alrededor de él). Es importante destacar que los hay de diversas formas: puntuales
(que envían al sistema a un punto de equilibrio, tal vez su “muerte” y la del tiempo
respectivamente), cíclicos (que mantienen un estado estacionario en los elementos a manera
de campo, generando fronteras de cambio de fase) y extraños (para lo que se consideran
patrones caóticos con muchas posibilidades factoriales, e incluso, fractales).
De esta manera, además de la transformación del concepto de cognición se destacó una
reformulada concepción del aprendizaje con base en: La regla de Hebb (como la forma de
memorizar y luego identificar nuevos patrones) y por imitación (reflejando patrones de un
instructor activo, que a propósito, incita a recordar el funcionamiento del robot Atom en la
película “Gigantes de Acero”).
En consecuencia, para este momento se integró el conexionismo con el simbolismo en una
relación entre niveles (cada símbolo inteligible puede ser explicado como una propiedad
emergente producto de un patrón en red que lo respalda).
En este punto, hago la segunda anotación reveladora de la tesis de Varela: ¿Por qué se puede
afirmar que la suscitada relación conceptual establece un rol pasivo de los sujetos
cognoscentes? El tercer hito denominado la enacción, lo explica.
La evolución y la mente misma tienen un componente de plasticidad, el cual aplicado al
pensamiento/abstracción cocrea lo que se considera la realidad a través de la interdefinición
(con mutua afectación) de algoritmos externos e internos en relación al organismo cognoscente.
Es decir, en las anteriores visiones se comprendió el entorno en condiciones estáticas Ceteris
Paribus anulando la posibilidad de los potenciales virtuales de la imaginación y la creatividad.
Así, los diversos osciladores presentan un comportamiento autoorganizativo intrínseco que
puede entrar en fase con atractores exógenos en la mencionada relación de interdefinición. Por
ejemplo, el color no constituye una simple percepción de la longitud de onda fotónica en el
rango del espectro electromagnético, pues existen ilusiones ópticas que pueden hacer percibir
un tono sin que éste realmente exista (Tal cual como la ilusión confeti del profesor David Novick).
3. Fuente: (En Contacto, 2019)
Cierro la etapa introductoria con la frase que cita el mismo Francisco Varela: “La mente no refleja
el mundo, lo construye”
Discusión
A lo largo del escrito, realicé distintas anotaciones que pongo en manifiesto para debatir con el
lector:
1. ¿Podría una IA llegar a sentir emociones en vez de solo representar sus simbolizaciones
motrices frente a un estímulo?
2. ¿Sería el neurofeedback una estrategia viable para incorporar patrones de manera
ciertamente orgánica a las redes neuronales artificiales?
3. ¿Existe la posibilidad real de crear un lenguaje de programación que genere plasticidad,
creatividad e imaginación en los algoritmos de una IA basándose en la triada símbolo-
emergencia-enacción?
Conclusión
Personalmente, respaldo la tesis de Francisco Varela que sostiene la impertinencia de considerar
a la cognición como un fenómeno puramente computacional con una posición pasiva de
interpretación del mundo. La “cosificación” del cerebro mediante su analogía con un ordenador
no solo mutila su dimensión como red con osciladores en capacidad de fase/desfase sino que lo
aparta de su rol contextual y ontológico en una sociedad que lo moldea bajo los preceptos de
cultura, historia, filosofía, arte, etc.
La síntesis conceptual que abstraje del libro es la siguiente:
“Las redes (y por supuesto, la cognición) poseen una cinética expresada por la enacción, en la
cual se da un espacio/tiempo propicio para la aparición de propiedades emergentes que
constituyen nodos de representación o símbolos inteligibles de manera multilateral”. Ello, en
una secuencia anidada.
Referencias
En Contacto. (18 de Junio de 2019). Ilusión óptica obliga al cerebro a inventar colores.
Obtenido de https://encontacto.mx/ilusion-optica-obliga-al-cerebro-a-inventar-colores/
Pauli, G. (2011). La economía azul. Tusquets Editores.