2. EL DESARROLLO DEL ESQUEMA CORPORAL EN EL NIÑO DE EDUCACIÓN PRIMARIA
El esquema corporal es producto de un desarrollo progresivo ontogenético y a partir de las
siguientes sensaciones:
a) Interoceptivas, (viscerales).
b) Exteroceptivas, fundamentales logradas por la vista y el tacto.
c) Propioceptivas, que nos vienen de los músculos, tendones y articulaciones, y nos
informan sobre la contracción o relajación del cuerpo. (Percepciones de posición y tono
muscular).
A lo largo de su evolución psicomotriz, la imagen que el niño se forma de su propio cuerpo se
elabora a partir de múltiples informaciones sensoriales de orden interno y externo que este
percibe.
Desde el punto de vista evolutivo, primero se dan las sensaciones interoceptivas, la sensibilidad
del tubo digestivo y la actividad bucal a partir del nacimiento. A partir de la alimentación y de
las funciones excretorias, el niño va experimentando vivencias acerca de su propio cuerpo.
En un segundo momento, los niños experimentan sensaciones de origen cutáneo, es decir a
partir de la piel o el tacto, esto dará paso a las sensaciones exteroceptivas, pues descubrirá
sus manos como parte de sí mismo y como nexo entre el mundo exterior y su mundo interno.
Las manos no sólo son parte de su cuerpo sino instrumentos de exploración. Posteriormente irá
descubriendo otras partes de su cuerpo, como sus pies y poco a poco los irá incorporando a su
esquema corporal.
A medida que el niño desarrolle destrezas motoras, sea capaz de caminar, desplazarse y
adoptar posturas más complejas irá recibiendo información de las diferentes posiciones que
adopta e irá tomando conciencia de que ese cuerpo le pertenece. A los tres años, el niño ya
tomará conciencia de que su manos, pies, tronco y empezará a manejarse como un todo, irá
descubriendo su imagen total.
La organización del esquema corporal es el punto de partida de numerosas posibilidades de
acción y juega un papel de suma importancia en el desarrollo de los niños.
¿QUÉ ES LA IMAGEN CORPORAL?
A medida que tu cuerpo cambia, también lo hace la imagen que tienes de ti mismo. No siempre
es fácil que te guste cada parte de tu físico, pero quedarte atrapado en los aspectos negativos
puede bajar realmente tu autoestima.
La imagen corporal es cómo te ves físicamente, si sientes que eres atractivo y si a los
demás les agrada tu aspecto físico. Para muchas personas, especialmente aquellas en los
primeros años de su adolescencia, la imagen corporal puede estar estrechamente vinculada con
3. la autoestima. La autoestima tiene que ver con cuánto crees que vales y cuánto crees que
vales para otras personas. La autoestima es importante porque sentirte bien contigo mismo
puede afectar tu salud mental y la forma en que te comportas.
¿Qué influye en la autoestima de una persona?
Pubertad y desarrollo.
Algunas personas tienen dificultades con su autoestima y su imagen corporal al entrar en la
pubertad, porque es una etapa en la que el cuerpo atraviesa gran cantidad de cambios. Estos
cambios, en combinación con el deseo de sentirnos aceptados por nuestros amigos, implican que
puede ser tentador que nos comparemos con los demás. El problema con esto es que no todos
crecen o se desarrollan al mismo tiempo ni del mismo modo.
Imágenes de los medios y otras influencias externas.
La pre adolescencia y los primeros años de la adolescencia son una etapa en la que tomamos
más conciencia de las celebridades y las imágenes de los medios, así como del aspecto de otros
niños y la forma en que encajamos. Es posible que empecemos a compararnos con otras
personas o con imágenes de los medios ("ideales" que con frecuencia están retocados). Todo
esto puede afectar la forma en que nos sentimos respecto de nosotros mismos y de nuestros
cuerpos, incluso a medida que nos convertimos en adolescentes.
Las familias y la escuela.
A veces, la vida familiar puede influir en nuestra imagen corporal. Es posible que algunos
padres o entrenadores estén demasiado enfocados en verse de una determinada manera o en
"llegar a un peso" para un equipo deportivo. Los miembros de la familia pueden luchar contra su
propia imagen corporal o criticar el aspecto de sus hijos ("¿por qué tienes el cabello tan largo?"
o "cómo es posible que no puedas usar pantalones que te queden bien?"). Todo esto puede
influir en la autoestima de una persona, especialmente si es sensible a los comentarios de los
demás.
Las personas también pueden ser el blanco de comentarios negativos y burlas hirientes de los
compañeros de clase y los pares en relación con su aspecto. Aunque estos suelen ser producto
de la ignorancia, a veces pueden afectar la imagen corporal y la autoestima.
Una buena autoestima
Si tienes una imagen positiva de tu cuerpo, es probable que te agrades y aceptes a ti mismo
como eres, a pesar de que no encajes en un "ideal" mediático. Esta actitud sana te permite
explorar otros aspectos del proceso de crecimiento, por ejemplo, cultivar buenas amistades,
4. ser más independiente de tus padres y desafiarte física y mentalmente. Desarrollar estos
aspectos de tu persona puede ser de ayuda para reforzar la autoestima.
Una actitud positiva y optimista puede ayudar a las personas a desarrollar una fuerte
autoestima. Por ejemplo, si cometes un error, podrías decir, "soy humano" en lugar de, "soy un
perdedor", o no culpar a otras personas cuando las cosas no salen según lo previsto.
Saber qué cosas te hacen feliz y cómo alcanzar tus objetivos puede ayudar a que sientas que
eres competente, fuerte y que tienes el control de tu vida. Una actitud positiva y un estilo de
vida sano (como hacer ejercicio y comer bien) son una combinación excelente para desarrollar
una buena autoestima.
Consejos para mejorar la imagen corporal.
Algunas personas piensan que deben cambiar su aspecto para sentirse bien consigo mismas. Sin
embargo, todo lo que tienes que hacer es cambiar la forma en que ves tu cuerpo y el modo en
que piensas sobre ti mismo. Estos son algunos consejos sobre cómo hacerlo:
Reconoce que tu cuerpo te pertenece, sin importar su forma o talle. Intenta enfocarte en
lo fuerte y sano que es tu cuerpo, y en las cosas que puede hacer, no en lo que está mal o en lo
que sientes que quieres cambiarle. Si te preocupa tu peso o tu talle, consulta al médico para
estar seguro de que todo está bien. Sin embargo, solo te incumbe a ti cómo se ve tu cuerpo: en
última instancia, eres tú el que debe estar feliz contigo mismo.
Identifica los aspectos de tu apariencia que, siendo realista, puedes cambiar y cuáles no.
Los seres humanos, por definición, no son perfectos. Es lo que nos hace únicos y originales.
Todas las personas (incluso los famosos que en apariencia son los más perfectos) tienen cosas
que no pueden cambiar y deben aceptar, como su estatura, por ejemplo, o el número que calzan.
Recuerda que "las personas reales no son perfectas y que las personas perfectas no son reales
(generalmente, están retocadas)".
Si hay aspectos tuyos que deseas y puedes cambiar, ponte objetivos para lograrlo. Por
ejemplo, si deseas estar en forma, elabora un plan para hacer ejercicio todos los días y comer
sano. Luego, haz un seguimiento de tu progreso hasta que llegues a tu objetivo. Superar un
desafío que te impones a ti mismo es una excelente forma de reforzar la autoestima.
Cuando escuches comentarios negativos procedentes de tu interior, dite a ti mismo que
debes detenerte. Debes comprender que cada persona es más que solo su apariencia en un día
cualquiera. Somos complejos y cambiamos permanentemente. Trata de enfocarte en los
aspectos únicos e interesantes de tu persona.
Intenta construir tu autoestima haciéndote tres elogios todos los días. Mientras lo haces,
cada noche enumera tres cosas de tu día que realmente te resultaron placenteras. Puede ser la
sensación que el sol te produjo en el rostro, el sonido de tu banda favorita o la forma en que
alguien se rió de tus bromas. Al concentrarse en las cosas buenas que haces y los aspectos
positivos de tu vida puedes cambiar la forma en que te sientes respecto de ti mismo.
5. Algunas personas con discapacidades o diferencias físicas sienten que no son vistas por lo que
realmente son debido a sus cuerpos y a lo que pueden y no pueden hacer. Otras personas
pueden tener problemas tan graves respecto de su imagen corporal que necesitan un poco más
de ayuda. Trabajar con un terapeuta o un consejero puede ayudar a que algunas personas
logren tener una perspectiva y aprendan a enfocarse en sus fortalezas individuales, además de
desarrollar un modo más sano de pensar.
LA IMAGEN CORPORAL DE LOS 6 A LOS 12 AÑOS.
La imagen corporal no es una función sino un concepto útil en el plano teórico, en la medida en
que sirve de hilo conductor para comprender mejor la unidad del desarrollo psicomotor a
través de sus distintas fases. Esta estructura estructurante, que se encuentra en la base del
sentimiento de mayor o menor disponibilidad de nuestro cuerpo y en la base de la relación
vivida universo-objeto, pasa por sucesivos estados de equilibrio, ninguno de los cuales queda
exactamente expresado mediante este vocablo utilizado aisladamente.
Esta expresión resulta particularmente inapropiada para describir el universo vivido de
la más temprana infancia. En ese momento, realidad interior y realidad exterior están
confundidas, y el equilibrio entre dos fuerzas – el impulso pulsional, expresión de las
necesidades del sujeto, y la expresión del mundo exterior del cual dependerá la satisfacción o
la frustración- se reestablecerá en lo que de Ajuriaguerra denomina “diálogo tónico”.
La etapa del “cuerpo percibido” corresponde a la organización del esquema corporal. Antes de
este período el concepto carece de fundamento en la medida en que describe una actividad
perceptiva cuyo desarrollo sólo es posible una vez alcanzada la maduración de la función de
interiorización.
Cuando el niño, ayudado por la experiencia del espejo, ha establecido la relación entre aquello
que vive y siente a nivel de su cuerpo y la imagen especular, su primera personalidad se le hace
manifiesta.
Entonces, la imagen visual de su cuerpo se convertirá en el principal referente a partir del cual
se situarán los detalles provistos por las sensaciones táctiles y kinestésicas. La estructuración
del sistema corporal corresponde, justamente, a la puesta en estrecha relación de ambas
series de datos, culminando en la fusión de la imagen visual y de la imagen kinestésica del
cuerpo.
El estadio del “cuerpo representado”, coincidente a la entrada a la escuela primaria,
debe permitir al niño de 12 años disponer de una imagen del “cuerpo operatorio”, a partir del
cual podrá ejercer su disponibilidad tanto sobre el mundo exterior como sobre su propia
motricidad.
A los 6 años, la representación mental del cuerpo hace de éste un objeto del espacio
que será el soporte de la descentración. Pero esta imagen verbalizada y orientada es
6. simplemente una imagen reproductora, por lo tanto estática, resultante de la estrecha
asociación entre los datos visuales y los kinestésicos.
La evolución de las funciones cognitivas, contemporánea del “estadio de las operaciones
concretas”, hará evolucionar esta imagen corporal, que de simplemente “reproductora” se
convertirá en “anticipadora”.
Entonces el niño será capaz no sólo de ajustar su motricidad a las condiciones actuales
de su espacio vital, sino también de llevar a cabo las acciones en el pensamiento, y por lo tanto
programarlas según modelos más o menos pregnantes. No obstante, la utilización de semejante
imagen dinámica, que corresponde a un verdadero “esquema de acción”, requiere el dominio de
la dimensión temporal que –bajo su aspecto perceptivo- representa una función psicomotriz
esencial.
Es importante interesarse en esta imagen del cuerpo “operatorio” en educación y sin
duda más específicamente en el curso de la escolaridad primaria, en la medida en que se
encuentra en la base de todas las acciones efectuadas realmente o programadas a partir de la
representación mental, ya sean que éstas recaigan sobre el entorno o sobre su “propio cuerpo”.