Este documento discute la necesidad de una formación más humana en la administración. Argumenta que la administración tradicional se ha centrado demasiado en lo técnico y lo instrumental, descuidando los fundamentos humanos. Propone que las organizaciones deben concebirse como espacios que potencian las relaciones humanas y la dignidad del trabajo. Asimismo, aboga por que la administración incorpore principios éticos como la responsabilidad social, el respeto y la participación de todos los miembros de la organización.
1. 1
UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
Facultad de Ciencias Económicas
Depto. de Ciencias Administración
Maestría en Administración
Curso Administración y Organizaciones
Profesora Clara Inés Orrego Correa
PH. D, (c) Universidad Eafit
Profesor Titular U.P.B.
Medellín, marzo de 2011
2. 2
POR UNA FORMACION MÁS HUMANA DE LA
ADMINISTRACIÓN
El creciente rol de las organizaciones en el mundo globalizado y
su consecuente inclinación por el pragmatismo en el marco de la
economía dominante, ha generado un panorama complejo y
contradictorio para el hombre, y para la sociedad, que ha
motivado un grupo de profesores y estudiosos de la Escuela de
Altos Estudios de Canadá a la búsqueda de una visión
interdisciplinaria más comprensiva de la condición humana del
administrador.
En este escenario, el gerente es sin duda una figura clave en la
esfera social, su desempeño organizacional refleja cada vez más
el pensamiento individualista de la sociedad contemporánea,
que trasciende necesariamente al campo administrativo.
En efecto, este fenómeno ha dado lugar por un lado, a la difusión
masiva de discursos ideológicos que circulan hoy en el mundo
organizacional y por el otro, a una gran afluencia de Facultades y
Escuelas de administración que allegan al sector empresarial un
3. 3
considerable número de egresados, con posturas racionales que
afectan en el largo plazo el futuro de la sociedad.
La revisión de los fundamentos de la administración, el
propósito de la organización empresarial, la conducción bajo la
figura del administrador, la dinámica de las interacciones y
relaciones de trabajo a la luz de una concepción humana, y
finalmente, una postura crítica frente a las formas tecnocráticas
en los negocios, son los objetivos del presente trabajo.
Para comenzar, es importante precisar el concepto de lo humano
que ha sido difundido por Omar Aktouf y otros profesores del
grupo Humanismo y Gestión. El ser humano es y cobra sentido
en relación con el otro, experimenta el mundo con los otros a
través de las relaciones sociales para potenciarse como ser
individual y social, y así enfrentar el mundo de las cosas en aras
de satisfacer sus necesidades y aspiraciones. Como resultado de
esta conciencia social, el ser humano construye formas de
expresión simbólica como las organizaciones sobre los
principios humanos de la dignidad, la libertad, la solidaridad y el
bienestar integral, entre otros.
4. 4
En este sentido, está orientado por la cultura, por sistemas de
significación históricamente creados, en virtud de los cuales se
forma, ordena, sustenta y dirige la vida. En términos de
Geertz:”Indudablemente el concepto de cultura ha impactado el concepto
de hombre” (1973:57).
Desde esta perspectiva, la organización se concibe como un
hecho desde y para lo humano, como el espacio donde se
materializan las relaciones sociales que dan sentido a su
existencia en el acto del trabajo, es decir, la organización es el
lugar donde el ser humano potencializa su creatividad y
dignifica su condición. Es con el trabajo que el ser humano
alcanza su realización, lo que implica ser y estar consciente de
sus posibilidades, de su potencia creativa, y supone por tanto, no
ser manipulado ni cosificado; como lo afirma Kant en desde la
filosofía moderna ”…Únicamente por la educación el hombre puede
llegar a ser hombre” (1991, 31)
Ahora bien, la concepción de lo humano en la organización debe
preservar una actitud reflexiva sobre la propia vivencia y los
modos de relacionarse con el otro, pero al mismo tiempo debe
poseer y proyectar una clara visión de lo social y comprender la
5. 5
organización como espacio de trascendencia, cuya contribución
debe ser significativa para las personas que la integran.
A continuación se presentan algunas ideas y propuestas sobre la
mirada humana de la administración y lo que significa ésta para
la sociedad, para las organizaciones y para los individuos que
nos desempeñamos en ella.
La Administración y sus fundamentos
El concepto de Administración surge como actividad en la edad
media, desde el ámbito jurídico significó cuidar o manejar los
bienes, posteriormente en el siglo XIX, debido al auge de las
organizaciones y la especialización del trabajo directivo, surge
como teoría y profesión. En este contexto se define como un
conjunto de conocimientos, técnicas y métodos para la
conducción eficaz de la producción de bienes y servicios, en la
búsqueda de resultados económicos.
Históricamente, fue la Escuela de la Administración Científica,
surgida en Estados Unidos a fines del siglo XIX, quién partió de
sistematizar las prácticas productivas, apoyada en instrumentos
6. 6
y técnicas con la premisa del rendimiento hora-hombre, es decir,
la administración se inició con una vocación de beneficio
económico y comercial, y esto ha generado un preocupación
constante por lo técnico-instrumental.
Posteriormente, la revolución industrial en su afán de maximizar
la producción, basó sus acciones en un pensamiento dominante,
propuso la tecnificación y la matematización para asegurar la
intención acaparadora y rentable a través de la organización.
Este modelo soportado en una orientación individualista, ha
generado desigualdad social, económica, técnica, alienación del
trabajo y del trabajador a través de las distintas formas de
poder, con consecuencias que en términos humanos, revelan el
fracaso del bienestar prometido en periodo de la
industrialización.
Por otro lado, la administración fundamentada en ideologías, ha
aplicado a los trabajadores los principios establecidos por la
Administración Científica, bajo las visiones de Taylor y Fayol; el
primero, con la puesta en práctica de métodos científicos quiso
maximizar la producción, en tanto el segundo, se valió de la
disciplina, el orden, la obediencia, la autoridad y todas las
7. 7
acciones que colaboran en la conducción de las actividades
administrativas.
Bajo este esquema de la racionalización y organización del
trabajo, el individuo se torna operativo, repetitivo e
intercambiable, deja de lado su inventiva, su creatividad e
imaginación. Debido a esta intermediación entre el trabajo y los
recursos, se separa el trabajo operativo del intelectual, lo que
conduce a establecer la diferencia entre los empleados que
piensan y los que ejecutan. Aktouf da cuenta de la alienación del
trabajo en estos términos: “Este es el núcleo del acto de reificación, de
cosificación del ser humano, devenido del objeto de producción que hay
que "utilizar al máximo” (1998: 590)
Dicho e otro modo, la administración desde sus inicios ha
carecido de una epistemología propia, y ha dejado de lado los
fundamentos de carácter humano y científico para generar una
ruptura por encima de los productores y los poseedores de los
medios de producción, donde lo social se pone al servicio de la
eficacia. En consecuencia, ha estado dominada por ideologías y
modas que van y vienen con los modelos económicos, e
igualmente ha valorado los enfoques reduccionistas,
8. 8
fragmentados y parcializados, representados en el conjunto de
técnicas, prácticas y procedimientos a la sombra del paradigma
dominante.
Según López, en las últimas décadas, las modas administrativas
y best seller han sido utilizados por los administradores como
recursos para enfrentar los retos de la competitividad:
En el caso Colombiano como en el de muchos otros países,
recursos como la pseudociencia, las actuales recetas de los Short
training course y las grandes normas de los gurús consignados
en sus best seller, son las opciones más fáciles cuando la
academia no está dispuesta o no está preparada para responder
a las demandas sociales. (López, 2000:34)
Lo anterior se debe en gran parte a un sistema de prácticas
agotado y a la necesidad de un cuerpo teórico de conocimientos
sólido y coherente; como lo sostiene Martinet (S.F., 2) “Las
Ciencias de la Gestión enfrentan en nuestros días una turbulencia, por no
decir una crisis epistemológica sin precedentes y este malestar ha ido
aumentado en los últimos tiempos”.
9. 9
Cabe anotar que la administración ha estado mediada por la
utilización de esquemas prescriptivos basados en postulados
mecanicistas que limitan sus pretensiones de cientificidad,
presentados a manera de dogmas y recetas que tratan de dar
respuesta a todos los problemas sin haber realizado ningún tipo
de investigación, lo que evidencia una ausencia de una
fundamentación humana.
En este sentido, se hace primordial considerar el talento humano
como el patrimonio más valioso de la sociedad, en tanto sus
acciones generan el desarrollo económico, técnico, científico y
cultural de la humanidad; así las cosas, el ideal de la
administración deberá estar imbricado por una ética que
garantice la igualdad, el respeto y la participación de todos los
miembros de la organización.
En esta misma dirección, la responsabilidad social debe permear
la gestión de los administradores e igualmente estar fundada en
la ética; esto significa que debe haber coherencia en los tres
componentes; en lo económico, lograr la sostenibilidad
guardando los principios del respeto y la equidad con los
públicos interno y externo; en lo ambiental, una gran
10. 10
consideración con la naturaleza y lo ecológico y en lo social,
adhesión a los principios humanos de autonomía, libertad y
dignidad de la persona, para que las prácticas organizacionales
puedan dar cuenta de un verdadero desarrollo humano.
En este sentido, Pasquero (S.F., 4) afirma que el concepto de
Responsabilidad Social se identificó históricamente con el
trabajo ético descrito por Max Weber, quien postuló el esfuerzo
honrado y continuado, como una norma social indispensable
para la supervivencia de la organización.
La Organización
Pasando al concepto de organización, es necesario reconocer
que existe una gran diversidad de definiciones, Durango
(2005:21) se refiere a una “jungla teórica”, que hace referencia a
diferentes enfoques; en el presente texto se abordara
básicamente desde el punto de vista humano.
Desde el enfoque sociológico, las organizaciones son
consideradas proyectos, en la medida que representan lo que
pasa en la sociedad; lugares de integración y cohesión social que
11. 11
potencian la filosofía de vida de los seres humanos, sin embargo,
la mirada racionalista de occidente y su preocupación por lo
económico, ha generado una serie de desigualdades y la
enajenación de muchos seres humanos a partir del acto del
trabajo.
Bajo esta misma mirada, las organizaciones se conciben como
urdimbres donde se entretejen relaciones y redes de
colaboración que facilitan la realización de proyectos de vida, el
reconocimiento y el respeto por las diferencias, como garantía
de equidad y justicia social. Durkheim así lo entendió: “Todos
esos hechos sociales de creación colectiva son quienes poseen la llave del
progreso humano.” (S. F, XX)
Según este autor, las organizaciones terminan por ser
verdaderos engranajes y complejos sistemas de relaciones entre
los individuos, la sociedad y la organización. Sin embargo, en su
discurso de la división del trabajo no dio razones sobre una serie
de contradicciones relacionadas con la lucha de clases, como la
exclusión y la insatisfacción de las necesidades; y reconoce que
para superarlas debió analizar más concretamente la
organización como un sistema social.
12. 12
En efecto, el trabajo fragmentado, dividido y especializado cada
vez más ha ido perdiendo el sentido para el hombre, en
consecuencia, debe ser apropiado de nuevo, lo que supone
potencializar las competencias, esencialmente aquellas que
expresan voluntad y motivación por la auto-realización,
convivencia armónica y mejoramiento del entorno bajo los
principios humanos de equidad, armonía y solidaridad.
Desde otro punto, el poder organizacional es la habilidad que
distingue al administrador en la conducción de los hombres con
el objetivo de maximizar la producción; aunque el poder se
reconoce como un fenómeno esencialmente humano, ha sido
utilizado como instrumento de dominación y enajenación del
trabajador. Así explica Weber el concepto del poder: “La
probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación, aún
contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de la
probabilidad” (1997: 170).
Aunque el concepto carece de una definición precisa, dado que
algunas veces se hace presente en la organización de forma
imperceptible, imprevisible, transparente, invisible y otras veces
13. 13
es directo, crudo, dictatorial, es prioritario conocer y
comprender su existencia en este marco tan complejo encontrar
formas de humanizarlo.
Por otro lado, el conocimiento es la forma intangible y
contemporánea de apreciar este poder en la actividad particular
de la innovación en la organización, sus dimensiones lo
acreditan como dinámico, con capacidad de diseminación, de
carácter estratégico, analítico y productivo. Según Kinsella
(1999: 200) desde la perspectiva de Foucault, el conocimiento
científico, no es solamente un producto de un dato y una teoría,
surge en la formación del discurso de las practicas
administrativas y en el marco institucional de las relaciones,
igualmente reconoce que su análisis provee una herramienta útil
a la organización; pues en términos coloquiales quien tiene el
conocimiento tiene el poder.
Además de los aspectos mencionados, la responsabilidad social
es hoy un tema crucial en la organización debido al impacto que
genera en la sociedad, representado no solo por una
sostenibilidad económica, sino en unas eficientes prácticas
14. 14
laborales, conservación del medio ambiente y procedimientos
éticos incuestionables.
Esta práctica es considerada hoy por muchas organizaciones
como una especie de retorno a su verdadera función social,
aunque en algunos casos es considerada una exigencia o una
tendencia; es por esto que se propone la promoción del
desarrollo humano sostenible para preservar los recursos
ambientales y culturales para futuras generaciones, respetando
la diversidad y la equidad social.
El trabajo y la relación laboral
El trabajo desde la perspectiva humana, es considerado la
actividad esencial y central del hombre, y consecuentemente es
fuente de autorrealización, de integración social y de
subsistencia.
Es indudable el lugar y la contribución que el trabajo realiza a
las organizaciones y al sistema socio-económico del mundo, en
términos generales, es referenciado como mediación social y
como modo de apropiación y satisfacción de los deseos e
intereses del ser humano.
15. 15
No obstante, el trabajo caracteriza la filosofía de los opuestos;
puede liberar o esclavizar, puede enriquecer o alienar; en
definitiva se considera un poderoso receptor de sentimientos,
pensamientos, acciones y valores. Así las cosas, la noción de
productividad y de rentabilidad de occidente ha llevado a la
generación de una serie de contradicciones en la organización,
particularmente por la división del trabajo.
Adam Smith advirtió sus bondades en términos de habilidades,
ganancia en tiempo, especialización del trabajo y propensión a la
innovación; sin embargo, esta última tesis se pone en tela de
juicio, en tanto la creatividad y la innovación se producen desde
la variedad y la riqueza de conocimientos que tenga el
trabajador y no condicionado por una serie de prácticas
arbitrarias y despreciables.
Por otro lado, la división del trabajo ha generado consecuencias
negativas para el trabajador y para el acto mismo del trabajo,
tales como estandarización, especialización de las tareas,
alineación y pérdida del sentido del trabajo, sometimiento a
condiciones infrahumanas y oposición de intereses entre el
16. 16
administrador y el trabajador. De Gualejac hace referencia a esta
relación de extrañamiento cuando dice que “(…) los hombres no
pueden trabajar sin dar sentido a su acción” (2005:242), lo cual
potencia el significado del trabajo.
De igual manera, Weick (S.F., 66) señala que la importancia de
que una organización construya sentido, estriba en que los
individuos sean capaces de leer en su contexto las formas
portadoras de significación, así como los diferentes modos de
expresión del potencial humano, que motiven la reconstrucción
de formas de trabajo a pesar de las circunstancias difíciles.
Algunos estudiosos de la Administración consideran que en el
presente siglo se ha intensificado esta pérdida de sentido del
trabajo, debido al auge del sistema capitalista y a los procesos de
globalización y a los avances tecnológicos de la sociedad.
Respecto a los cambios en la naturaleza del trabajo, Drucker
sostiene (1954:6) que el trabajo requiere de un alto sentido, si
se tiene en cuenta que el cambio mas importante de la
administración en este milenio ha sido la automatización del
trabajo. Desde esta óptica, considera esencial el rol del
17. 17
administrador como agente de cambio y diseñador de
habilidades para la integración del trabajo.
Para superar la forma inhumana de administrar el trabajo, se
propone ante todo hacer un viraje en la concepción del acto
mismo. El hombre da significado a su existencia en la medida en
que utiliza sus capacidades, sus emociones, su imaginación, todo
su ser en relación con el otro y con la realidad social en la que
participa. Es por esto que el trabajo debe tener sentido en la
existencia humana, lo que reivindica su apropiación; para
lograrlo, es preciso generar una mayor conciencia del lugar que
ocupa en la sociedad, en la organización y en el entorno; la
adopción de formas activas de participación y comprensión de
que el hacer es también una forma de trascender.
Pero este desafío reclama de la sociedad una respuesta práctica
en las organizaciones; la inclinación por la creación de políticas
de justicia laboral, la generación de un ambiente propicio y el
compromiso de los administradores y los trabajadores por una
cultura organizacional sana, donde se compartan símbolos,
creencias y valores en un contexto de diálogo, de concertación y
motivación por el uso de la palabra, de manera que posibilite a
18. 18
todos los miembros manifestar abiertamente los deseos, así
como colaborar y participar en la construcción de un proyecto
com.
Desde el punto de vista de la responsabilidad social, Giacalone
(2006:274) propone desde la perspectiva educativa, lograr el
cambio con la creación de una cultura ética apoyada en
estrategias, en las que cada trabajador enriquezca su potencial
de valores, genere condiciones de liderazgo y dé soporte a los
procesos organizacionales en aras de lograr mayor comprensión
de la condición humana.
En definitiva, no hay nada mas humano que reconocer lo
inhumano, que somos seres fragmentados, incompletos y
complejos; en esa medida los actos y relaciones en el mundo del
trabajo dan cuenta de ello. Sin lugar a dudas, en las relaciones de
trabajo se evidencian formas de poder que deben ser
humanizadas si se quiere lograr el compromiso y la lealtad del
trabajador, una cultura organizacional caracterizada por la
flexibilidad, la creatividad y la calidad; un dirigente con sentido
común capaz de interpretar los intereses del colectivo.
19. 19
El Administrador
Las actividades de un dirigente, administrador y muchas otras
que se encuentran en los textos y connotan “acción”, pueden
resumirse en las etapas del proceso administrativo; planear,
organizar, dirigir y controlar. No obstante, lo que constituye hoy
el trabajo del administrador, es la combinación de una serie de
actividades especializadas que se requieren para poner en
funcionamiento una organización (Funciones de contador,
jurista, financiero, entre otros).
El administrador, como parte de su responsabilidad social, está
apoyado en conocimientos y experiencias para una toma de
decisiones reflexiva y consecuente, alejada de toda prescripción,
así como del uso desmedido de herramientas y técnicas
requeridas para la sostenibilidad económica, además de contar
con una gran capacidad de comprensión y tolerancia para
capitalizar y potenciar las competencias de los colaboradores y,
finalmente garantizar el cuidado ecológico y ambiental de la
organización.
20. 20
Debe además, basarse en un máximo de saberes científicos y
experienciales, establecer la percepción de las situaciones,
fundamentar las intuiciones que lo guiarán a una mejor práctica
así como desarrollar eficazmente su capacidad de adaptación.
Desde esta óptica, el administrador tiene el deber moral de
comprender la integralidad de los seres humanos con los que
interacciona, respetar su identidad y por lo tanto darles el mejor
trato laboral.
En términos sociológicos, el administrador requiere también
fundamentos humanistas para comprender las diferentes
culturas, tener una visión cosmopolita del mundo, estar abierto
a concepciones filosóficas, estéticas y económicas para
interpretar esas múltiples realidades organizacionales sin
transgredir las necesidades y los intereses de las personas.
Drucker (1954,6) define su rol así el “(…) es alguien que dirige el
trabajo de otros, quién tiene el siguiente eslogan "hacer su trabajo
consiguiendo que otras personas hagan el suyo"
De igual manera, con el propósito de contribuir a la generación
de bienestar y mejoramiento de las condiciones de la
organización y su entorno, debe conocer el uso de la innovación
21. 21
y la tecnología, así como, desarrollar competencias para
reconocer y resolver los problemas que connotan la aplicación
de nuevos conocimientos y aprendizajes.
Con todas estas competencias el administrador debe ser capaz
no solo de gestionar humanamente la organización, sino que
debe estar en capacidad de generar nuevas ideas o
emprendimientos con el fin de promocionar y capacitar el
recurso humano de la empresa.
Finalmente, la comprensión de una formación humanizada en la
organización puede sintetizarse en los siguientes puntos:
El discurso dominante de la administración, cobra más
fuerza cada día con el auge del modelo capitalista
americano, sistema que por su naturaleza polarizante
contribuye de manera significativa a acrecentar los actos
de inhumanidad en las organizaciones.
Es conveniente admitir la debilidad de la estructura teórica
de la Administración, no obstante, existen algunos intentos
de consolidación teórica realizados por investigadores en
22. 22
Francia y las discusiones de un círculo de estudiosos de la
HEC, que han encargado de irrigar este enfoque en América
Latina.
Los enfoques prescriptivos en aras de las demandas de la
globalización, que introducen las mencionadas modas
administrativas, han invadido las organizaciones y los centros de
estudio con nuevos conceptos y vocablos.
Para reparar estas insuficiencias de la Administración es
preciso estar abiertos a la investigación, a la lectura selectiva, al
mejoramiento permanente del perfil profesional y a la
renovación de la producción intelectual; razón por la cual se
considero viable el enfoque multidisciplinar y transdisciplinar
que se manifiesta en la apuesta a la configuración de un enfoque
más comprensivo e integral.
Reconocer la multidimensionalidad y la interdependencia de la
Administración con otras áreas del conocimiento nos conduce
indudablemente a la adopción de posturas más simples,
complementarias, heterogéneas y al rechazo de posiciones
23. 23
fragmentadas e incompletas que sólo presentan una visión
sesgada de la realidad empresarial.
Deconstruir el discurso tradicional, es una tarea de la
Administración en la búsqueda enfoques cualitativos y
cuantitativos mas complementarios en términos de
investigación, así como la resignificación de la historia
empresarial y el reconocimiento de las competencias
comunicativas claves en la dinámica de los procesos sociales.
Desde lo pedagógico, es importante comprender el papel que
deben jugar los programas de administración deben asumir el
papel de generar cambios en sus dirigentes, empleados y en la
misma cultura institucional, especialmente pugnar por la
adopción de una visión socialmente responsable, mediada por la
ética que demanda con apremio un discurso real y humano de la
organización.
Consecuentes con la naturaleza humana, las organizaciones
deben actuar rápidamente; por eso hoy más que nunca se puede
expresar que la humanidad requiere edificarse, en otras
palabras, otorgar una mirada renovada al trabajo y a la relación
24. 24
laboral que propenda por la dignificación del ser humano; un
uso sensato de la tecnología para mejoramiento de las
condiciones sociales, y la generación de emprendimientos más
responsables que desde la sustentabilidad de los recursos
naturales, puedan asegurar resultados para generaciones
futuras.
Dar cuenta de esta realidad es abordar la organización con la
intención de minimizar las ideas dominantes del modelo
economicista, de tal forma que impulsado por procesos de
cooperación, innovación y creatividad, provea un escenario más
humano y un mejor porvenir para todos.
25. 25
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