Este documento describe el caso de una mujer de 41 años que sufrió una fractura en la pierna derecha y un grave desgarro de piel en la rodilla tras un accidente de tráfico. Fue sometida a varias cirugías para limpiar y coser la herida, recibió antibióticos y fisioterapia. Aunque experimentó dolor y depresión, su herida sanó progresivamente con tratamiento y vendajes. Finalmente fue dada de alta con curas periódicas.