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TABLA 1 . Utilidad diagnóstica y pronóstica de los
anticuerpos detectados en la artritis reumatoide
Utilidad Autoanticuerpos
Aceptada Factor reumatoide
Probable Anti-Sa
Antifilagrina (antiqueratina y factor
antiperinuclear) y anticitrulina
Posible Anti-A2-hnRNP (anti-RA 33)
Anti-Ro/SS-A y anti-La/SS-B
Anticardiolipina
Nula Antinucleares y antinucleares específicos
de granulocito
Antihistonas, anti-ADN nativo/monocatenario,
anti-HMG 17, anticentrómero y anti-Scl 70
Anti-A1-hnRNP, anti-U1-RNP, anti-Sm,
antisintetasas y anti-RANA
Antinucleolares y antirribosomales
Antifilamentos (antivimentina), antimúsculo liso
y antimitocondriales
Anticitoplasma de neutrófilo (ANCA)
Anticolágeno, anticalpastatina y otros
autoanticuerpos
27
ción de los mecanismos de tolerancia inmunológica
desencadena una respuesta inmune persistente y
exagerada que se manifiesta por la formación de
clones de células T autorreactivas y la producción
espontánea de autoanticuerpos dirigidos contra es-
tructuras celulares propias o autoantígenos.
Los sueros de los pacientes diagnosticados de AR
presentan muchos autoanticuerpos, pero sólo unos
pocos tienen valor patogénico, diagnóstico o pro-
nóstico. Entre ellos (tabla 1), el único que se utiliza
en la práctica diaria es el factor reumatoide (FR) de
clase IgM (FR-IgM).
Factor reumatoide
Los FR son autoanticuerpos dirigidos contra epíto-
pes localizados en el fragmento Fc de la IgG, en la
unión de los dominios CH2 y CH3 de la cadena pe-
sada gamma. Suelen ser anticuerpos de clase IgM,
aunque existen isotipos IgG, IgA e IgE. Se detectan
habitualmente mediante pruebas de aglutinación
con látex o nefelometría. Bampton et al1
compara-
ron las pruebas de Waaler-Rose y látex, la técnica
de ELISA y la nefelometría, encontrando una buena
correlación entre dichos métodos. La técnica de ELI-
SA es más sensible que la nefelometría, pero aún
no está bien estandarizada y se utiliza más en inves-
tigación que en los laboratorios clínicos.
Correspondencia: Dr. F.J. López Longo.
Servicio de Reumatología. Hospital Gregorio Marañón.
Dr. Esquerdo, 46. 28007 Madrid.
La artritis reumatoide se caracteriza por la
formación de clones de células T autorreactivas y
la producción espontánea de autoanticuerpos
dirigidos contra estructuras celulares propias o
autoantígenos. Quienes la padecen presentan
diferentes autoanticuerpos, pero la mayoría carece
de significado y el único que se utiliza en la
práctica diaria es el factor reumatoide de clase IgM.
Si bien la detección de una concentración elevada
de este factor reumatoide indica la existencia de
una artritis reumatoide, el diagnóstico de la
enfermedad sigue siendo fundamentalmente
clínico. Además, la detección del factor reumatoide
no sirve como técnica de cribado de artritis
reumatoide en la población general. Los pacientes
que presentan tempranamente concentraciones
elevadas de factor reumatoide tienen mayor riesgo
de desarrollar una enfermedad grave. Se ha
señalado que los anticuerpos antifilagrina (factores
antiperinucleares y anticuerpos antiqueratina) y los
anticuerpos anti-Sa son específicos de la artritis
reumatoide, pero sólo estos últimos parecen tener
valor diagnóstico y pronóstico. Ninguno de estos
anticuerpos se utiliza aún de forma generalizada.
Palabras clave: Autoanticuerpos. Artritis
reumatoide. Factor reumatoide. Factor
antiperinuclear. Anticuerpos antiqueratina.
Anticuerpos antifilagrina. Anticuerpos anti-Sa.
Introducción
La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad sis-
témica, inflamatoria y crónica, que se localiza de
forma preferente en las articulaciones. Se caracteri-
za por la activación de diferentes poblaciones celu-
lares sinoviales y la producción de mediadores
proinflamatorios como citocinas, prostaglandinas y
proteasas. En general, se considera que es una en-
fermedad autoinmune, aunque no se han identifi-
cado el o los antígenos desencadenantes. La altera-
Autoanticuerpos en la artritis reumatoide
Francisco Javier López Longo, Carlos Manuel González Fernández,
Indalecio Monteagudo Sáez y Luis Carreño Pérez
Servicio de Reumatología. Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Madrid.
Leflunomida: fármaco inmunomodulador en el tratamiento de la artritis reumatoide
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La detección de FR continúa siendo la principal
prueba de laboratorio en el diagnóstico de la AR.
El isotipo IgM se detecta hasta en un 90% de los
pacientes2,3
y constituye uno de los criterios de cla-
sificación de la enfermedad propuestos por el
American College of Rheumatology. La detección
de concentraciones elevadas de FR sérico en pa-
cientes con clínica compatible es muy indicativa de
AR, pero su ausencia no excluye el diagnóstico y,
de hecho, un subgrupo de pacientes presenta AR
persistentemente seronegativa. El FR puede apare-
cer antes del inicio de la enfermedad, pero general-
mente no se detecta hasta uno o dos años después
de éste. Durante los dos primeros años de evolu-
ción la incidencia de FR es baja, de sólo un 30 a un
60% de los casos, y no es raro que desaparezca al
remitir la enfermedad. Van Zeben et al4
utilizaron
técnicas de ELISA para detectar FR-IgM en 135 mu-
jeres con AR de menos de 5 años de evolución al
inicio del estudio. Después de un seguimiento me-
dio de 6 años encontraron persistencia del FR en
el 62% de las pacientes, resultados variables en el
11% y FR persistentemente negativo en el 27%.
Valor diagnóstico del factor reumatoide
El FR-IgM no es específico de la AR, aparece en in-
dividuos aparentemente sanos y en el curso de en-
fermedades inflamatorias agudas y crónicas. La fre-
cuencia depende de la técnica de detección y de
las características de la población estudiada3
, por lo
que su utilidad real en el diagnóstico de AR depen-
de de la sensibilidad, la especificidad y los valores
predictivos. En los pacientes hospitalizados o en
las consultas de reumatología, con un porcentaje
importante de pacientes con AR grave, se detecta
FR-IgM hasta en un 90% de los pacientes5
. Sin em-
bargo, en estudios realizados en unidades de asis-
tencia primaria, la sensibilidad es menor y sólo en-
tre un 21 y un 36% de los pacientes que cumplen
criterios de AR presentan FR-IgM2,6,7
. Las diferencias
se deben al gran número de casos benignos. En se-
ries en las que se incluyen AR inactivas o un nú-
mero elevado de pacientes con AR temprana, o en
las que se preseleccionan casos con FR positivo y
negativo o todos los pacientes con poliartritis peri-
férica en la población general, la sensibilidad del
FR es menor.
En la mayoría de los estudios la especificidad del
FR-IgM en el diagnóstico de la AR oscila entre un
85 y un 98%2,6
. La especificidad es mayor cuando
se consideran pacientes con FR-IgM detectado por
varios métodos, dos o más veces consecutivas y
concentraciones elevadas. Sin embargo, la especifi-
cidad está ligada también a la presencia o ausencia
de otros procesos con FR positivo en las series es-
tudiadas. Así, el FR-IgM es poco específico en una
consulta con una gran proporción de pacientes con
lupus eritematoso sistémico (LES) u otras enferme-
dades reumáticas sistémicas, como ocurre en los
hospitales generales. Shmerling y Delbanco2
anali-
zaron 563 determinaciones de FR-IgM realizadas en
el Beth Israel Hospital de Boston entre los meses
de enero y junio de 1990. La sensibilidad y la espe-
cificidad para la AR fueron del 28 y el 87%, respec-
tivamente. La especificidad del FR-IgM es mucho
menor en la población general. En el estudio con
la prueba de látex llevado a cabo entre 1959 y
1960 en Tecumseh (Michigan) se evaluó al 88% de
los 9.794 habitantes y un 3% presentó FR-IgM. La
sensibilidad y la especificidad para el diagnóstico
de AR fueron del 19 y el 98%, respectivamente,
pero el 74% de los pacientes no presentaba eviden-
cias de la enfermedad cuando fueron evaluados
con los mismos criterios 4 años más tarde8
. En defi-
nitiva, la sensibilidad y la especificidad del FR-IgM
para el diagnóstico de la AR en los estudios trans-
versales de la población general son poco fiables
con los criterios de clasificación actuales.
La utilidad diagnóstica se valora mejor calculando
el valor predictivo, que depende de la prevalencia
de AR en la población estudiada. En la mayoría de
los estudios el valor predictivo positivo es alto, en-
tre un 57 y un 98%5,9
, pero el porcentaje de pacien-
tes con AR en dichas series oscila entre un 36 y un
60%. En series en las que la prevalencia de AR es
menor, entre un 10 y un 24%, el valor predictivo
positivo también es menor y oscila entre un 30 y
un 50%2,7,9-11
. Cuando consideramos la prevalencia
de AR en la población general, un 0,5% en nuestro
país12
, el valor predictivo positivo del FR-IgM es
mucho menor (tabla 2). El bajo valor predictivo po-
sitivo del FR-IgM en el diagnóstico de AR hace que
su detección sea poco útil en la población general,
no sirve como técnica de cribado de la enferme-
dad2
. Con frecuencia se solicita su determinación
sin necesidad, por ejemplo, en pacientes con artral-
gias, y ello contribuye a la aparición frecuente de
falsos positivos. Si bien la detección de una con-
centración elevada de FR-IgM es muy indicativa, el
Revista Española de Reumatología Suplementos, Volumen 1, Número 1, 2002
28
TABLA 2. Valor predictivo positivo de la detección
de factor reumatoide en el diagnóstico de la artritis
reumatoide: valores teóricos según la prevalencia
de la enfermedad en la población estudiada
Autores, N.o
Porcentaje Valor
año de de artritis predicitivo
(técnica) pacientes reumatoide positivo (%)
Wolfe et al11
, 16 80
1991 8.287 10 70
(prueba de látex) 1 10
Escalona9
, 36 74
1995 1.219 10 34
(nefelometría) 1 1
Swedler et al5
, 60 62
1997 619 10 27
(ELISA) 1 3
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diagnóstico de la AR sigue siendo fundamental-
mente clínico. Dado que el valor predictivo positi-
vo aumenta en función de la prevalencia de la AR,
la detección de FR-IgM es más útil en las consultas
especializadas, con un porcentaje alto de pacientes
con dicha enfermedad.
El 70% de los pacientes diagnosticados de AR en
los que se detecta FR-IgM tienen dos o más isoti-
pos. El aumento simultáneo de los isotipos IgM e
IgA aparece en el 52% de los pacientes con AR y
sólo en un 4% de los pacientes con FR por otras
enfermedades. El aumento de FR de clase IgA com-
binado con el IgM parece ser más útil que otras
pruebas, pero la detección de los isotipos IgG o
IgA no supera a la detección del isotipo IgM en el
diagnóstico de AR5,10
(tabla 3).
Valor pronóstico del factor reumatoide
Los pacientes con AR y concentraciones elevadas
de FR-IgM tienen mayor riesgo de desarrollar una
enfermedad articular erosiva grave, con más articu-
laciones inflamadas, erosiones y manifestaciones
extraarticulares, en particular nódulos subcutáneos
y vasculitis13
. Los títulos de FR-IgM son superiores
en los pacientes con vasculitis reumatoide y el ma-
yor riesgo de erosiones radiológicas no se relacio-
na con la especificidad del FR, sino con su canti-
dad.
Jonsson et al14
encuentran que los isotipos IgA e
IgG detectados por ELISA se asocian mejor con los
parámetros clínicos de AR que el FR-IgM. Van Za-
ben et al4
, en un estudio que incluía a 135 mujeres
con AR y una evolución media de 6 años, observa-
ron que los pacientes con FR positivo desde el ini-
cio de su enfermedad presentan más lesiones ra-
diológicas, mayores índices de actividad clínica,
más manifestaciones extraarticulares y un peor es-
tadio funcional. El aumento del isotipo IgA en los
tres primeros años de evolución se asocia a un
peor pronóstico. La progresión de las erosiones se
relaciona con el tiempo de evolución, pero es sig-
nificativamente mayor en los pacientes persistente-
mente seropositivos desde el inicio de su enferme-
dad. Otros estudios demuestran que los pacientes
con FR de clase IgA presentan más manifestaciones
extraarticulares y más erosiones articulares15,16
. Mot-
tonen et al17
encuentran que el principal factor de
mal pronóstico en la AR es el FR positivo en el pri-
mer año de evolución, pero este hallazgo no per-
mite establecer la evolución en un paciente deter-
minado.
En general, la AR seropositiva clásica tiene peor
pronóstico por la mayor frecuencia de manifesta-
ciones extraarticulares y erosiones óseas, junto a
una menor capacidad funcional y una mayor nece-
sidad de tratamientos de fondo. Además, la mortali-
dad es mayor cuando el FR es positivo18
, tal vez en
relación con la menor capacidad funcional de los
pacientes. La mayoría de los estudios coinciden en
afirmar que las fluctuaciones en la concentración
de FR-IgM no reflejan el grado de actividad clínica
y no son útiles para seguir la evolución de la enfer-
medad8
. Los fármacos inductores de remisión,
como las sales de oro, la d-penicilamina o el meto-
trexato, pueden reducir las concentraciones séricas
de FR. No obstante, la disminución no siempre se
correlaciona con una mejoría o una remisión clíni-
ca de la AR y la detección del FR-IgM u otros isoti-
pos no es útil en la monitorización de la respuesta
al tratamiento.
El factor reumatoide en la patogenia de la artritis
reumatoide
La AR es una enfermedad por inmunocomplejos
extravasculares que afecta preferentemente al teji-
do sinovial. Los FR se sintetizan localmente en la
membrana sinovial reumatoide, forman inmuno-
complejos y se localizan en la matriz del cartílago.
Es posible que sean importantes en la patogenia
de la AR, pero los mecanismos son poco conoci-
dos y aún no se ha demostrado definitivamente su
participación directa en el desarrollo de las lesio-
nes articulares. No obstante, los FR cumplen los
criterios de patogenicidad de los autoanticuerpos.
La detección de concentraciones elevadas de FR se
asocia con una enfermedad articular grave y con
manifestaciones extraarticulares, y son abundantes
en el líquido sinovial. Suelen formarse en los sitios
de inflamación, fundamentalmente en la membra-
na sinovial, los nódulos subcutáneos y los órganos
López Longo FJ, et al. Autoanticuerpos en la artritis reumatoide
29
TABLA 3. Sensibilidad, especificidad y valor predictivo positivo del factor reumatoide en el diagnóstico
de la artritis reumatoide: influencia de los diferentes isotipos identificados con técnicas de ELISA
Número AR (%) Isotipo ELISA Sensibilidad (%) Especificidad (%) VPP (%)
Visser et al (1996) 1.988 12 IgM 69 86 40
IgG 72 52 17
IgA 44 84 27
Swedler et al (1997) 260 60 IgM 91 76 62
IgM,IgA 79 89 80
IgM, IgA, IgG 53 99 96
AR: artritis reumatoide; VPP: valor predictivo positivo.
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linfoides, y pueden participar en la patogenia de
algunos modelos murinos de enfermedad autoin-
mune.
Anticuerpos antinucleares
Las técnicas de inmunofluorescencia indirecta (IFI)
detectan anticuerpos antinucleares (ANA) hasta en
un 70% de los pacientes con AR y son más fre-
cuentes en el síndrome de Felty. El patrón sobre
monocapas de células Hep-2 suele ser homogéneo,
a veces moteado. Los títulos suelen ser bajos y va-
riables a lo largo del tiempo. La presencia de ANA
se ha relacionado con enfermedad erosiva grave,
aunque otros estudios no han demostrado un peor
pronóstico. Además, los ANA pueden ser inducidos
por diferentes fármacos, incluyendo las terapias
anti-TNF (factor de necrosis tumoral) recientemente
introducidas.
Se han identificado múltiples especificidades, pero
la mayoría de ellas carecen de significado en la AR.
En todo caso, la detección de ANA en los pacientes
con AR obliga a descartar la existencia de un sín-
drome de Sjögren o un LES, dada la posibilidad de
un síndrome de solapamiento y la dificultad de es-
tablecer uno u otro diagnóstico en algunos pacien-
tes con enfermedad de inicio reciente.
Anticuerpos antinucleares dirigidos
contra proteínas asociadas al ADN
Las reacciones cruzadas entre FR policlonales y nú-
cleos celulares se deben a la existencia de activi-
dad antihistona. Una pequeña proporción de los
FR se une simultáneamente a la porción Fc de la
IgG y a las histonas, proteínas básicas ricas en argi-
nina y lisina que forman parte de los nucleosomas.
Los anticuerpos antihistonas se detectan en la AR
en un porcentaje que varía, según la técnica de de-
tección y la selección de los pacientes, de un 5 a
un 30%. En los pacientes con ANA el porcentaje
suele ser mayor, entre un 24 y un 67%. La concen-
tración de anticuerpos antihistonas suele ser baja,
excepto en los pacientes con síndrome de Felty.
Con frecuencia son anticuerpos de clase IgM y
pueden reaccionar con el cuerpo histona, la frac-
ción H1 u otras fracciones aisladas. Se ha comuni-
cado un predominio de anticuerpos anti-H1 o anti-
H2A-H2B en la AR y de anticuerpos anti-H2A/
anti-H3-H4 en el síndrome de Felty. Los anticuer-
pos antihistonas se han asociado con manifestacio-
nes articulares y extraarticulares graves, en particu-
lar vasculitis, nódulos subcutáneos y toxicidad por
d-penicilamina, aunque no se ha confirmado en to-
dos los estudios18
.
El fenómeno LE se debe a la presencia de anticuer-
pos dirigidos contra complejos ADN-histona y se
detecta hasta en un 46% de los pacientes con AR.
Se relaciona con una mayor frecuencia de nódulos
subcutáneos, síndrome de Sjögren, adenopatías, es-
plenomegalia, anemia, leucopenia y toxicidad por
sales de oro. En algunos casos se trata realmente de
formas iniciales de LES, pero en general son AR
de más de 10 años de evolución con manifestacio-
nes articulares graves.
Algunos pacientes diagnosticados de AR presentan
anticuerpos dirigidos contra el ADN de doble cade-
na, tanto con la técnica de Farr como con la IFI so-
bre Crithidia lucilliae o la fijación de complemen-
to, aunque la frecuencia es siempre inferior a un
5%. Es posible que se trate realmente de anticuer-
pos anti-ADN nativo, por lo que debe plantearse la
posibilidad de un síndrome de solapamiento AR-
LES, pero en la mayoría de los casos son falsos po-
sitivos. La concentración es baja y suelen ser anti-
cuerpos de baja avidez o a reacciones cruzadas
con ADN monocatenario. Su implicación clínica es
nula. Los anticuerpos anti-ADN de una sola cadena
aparecen con una frecuencia variable en la AR, los
presentan entre un 1 y un 50% de los pacientes se-
gún la técnica utilizada en su detección. Aparecen
en la mayoría de los pacientes con síndrome de
Felty. En general, son anticuerpos de escasa avidez,
los títulos son bajos y carecen de interés clínico.
Se han identificado anticuerpos dirigidos contra
proteínas nucleosómicas no histonas de gran movi-
lidad (anti-HMG 17) y anticuerpos anticentrómero,
con una frecuencia inferior a un 5%. Estos últimos
pueden corresponder a síndromes de solapamiento
AR-esclerodermia, pero algunos pacientes no pre-
sentan rasgos de esclerodermia. No suelen detec-
tarse anticuerpos anti-Scl 70 (antitopoisomerasa I) o
anticuerpos anti-Ku y, cuando aparecen, debe des-
cartarse un síndrome de solapamiento de AR con
esclerodermia o LES, respectivamente.
Anticuerpos antinucleares dirigidos contra
proteínas asociadas al ARN
Los anticuerpos dirigidos contra las proteínas A1 y
A2 asociadas al ARN nuclear heterogéneo en los
complejos hnRNP de los gránulos de pericromati-
na son frecuentes en la AR. Los anticuerpos anti-
A1-hnRNP se detectan por immunoblotting (IB)
en el 47% de los pacientes (20) y los anticuerpos
anti-A2-hnRNP (anti-RA 33) de clase IgG en el
35%21
. Cuando se consideran también los anticuer-
pos de clase IgM, aparecen hasta en un 70% de
los casos, pero en otros estudios sólo se identifi-
can en un 6% de los pacientes con AR22
. Los anti-
cuerpos anti-RA 33 pueden detectarse desde el
inicio de la enfermedad, incluso antes, pero no se
relacionan con el tiempo de evolución, con la ac-
tividad inflamatoria ni con las remisiones terapéu-
ticas21
. No son específicos de la AR, ya que se de-
tectan también en sueros de pacientes con
enfermedad mixta del tejido conjuntivo (EMTC),
LES y otras conectivopatías.
Revista Española de Reumatología Suplementos, Volumen 1, Número 1, 2002
30
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Los anticuerpos dirigidos contra proteínas asocia-
das a ARN nuclear o citoplasmático de pequeño ta-
maño, en su mayoría incluidos en el grupo de anti-
cuerpos anti-ENA (extractable nuclear antigens), se
detectan en un número variable de pacientes diag-
nosticados de AR. La frecuencia oscila entre un 4 y
un 18% con técnicas de inmunodifusión (ID), con-
trainmunoelectroforesis (CIE) o IB, y entre un 30 y
un 60% con técnicas de ELISA o precipitación in-
mune. Se han relacionado con el desarrollo de ma-
nifestaciones extraarticulares, en particular vasculi-
tis, así como con una mayor mortalidad. Otros
estudios no confirman estas observaciones23
.
Los anticuerpos anti-U1-RNP son poco frecuentes.
En la mayoría de los estudios no se detectan o apa-
recen en menos de un 10% de los pacientes, inde-
pendientemente de la técnica utilizada. Suelen re-
accionar con los polipéptidos 70 kD y BB’. Puede
que se trate de falsos positivos, pero pueden apa-
recer en pacientes con síndromes de solapamiento
con AR. Finalmente, algunos pacientes con LES o
EMTC presentan manifestaciones articulares simila-
res a las observadas en los primeros meses de evo-
lución de la AR, por lo que la detección de estos
anticuerpos obliga a descartar dichos diagnósticos.
Habitualmente no se encuentran anticuerpos anti-
Sm, aunque Barakat et al24
demuestran anticuerpos
dirigidos contra un fragmento del polipéptido D en
un 5,7% de los pacientes con AR. Estos hallazgos
se deben probablemente a la sensibilidad excesiva
de la técnica de ELISA y a la existencia de reaccio-
nes cruzadas con otras proteínas, por lo que son
falsos positivos. En todo caso, la aparición de anti-
cuerpos anti-Sm en un paciente diagnosticado de
AR apunta al diagnóstico de LES o de un síndrome
de solapamiento AR-LES.
Los anticuerpos anti-Ro/SS-A son los anticuerpos
anti-ENA más frecuentes en la AR y esta enferme-
dad supone entre un 2 y un 12% de los diagnósti-
cos en series de sueros anti-Ro/SS-A24
. La frecuen-
cia de anticuerpos anti-Ro/SS-A en la AR oscila
entre un 3 y un 40% cuando se utilizan técnicas de
ID, CIE o IB, pero con técnicas más sensibles el
número de sueros anti-Ro/SS-A es mayor. Además,
estos anticuerpos pueden reaccionar con las proteí-
nas Ro/SS-A de 60 kD y de 52 kD25,26
. Las técnicas
de ELISA y la precipitación inmune demuestran an-
ticuerpos anti-Ro/SS-A hasta en un 36 y un 50% de
los pacientes, respectivamente25
. Las diferencias ob-
servadas en los diferentes estudios se deben a los
criterios de selección de los pacientes, a la técnica
utilizada y a variaciones geográficas y étnicas entre
las poblaciones estudiadas. Los anticuerpos anti-
Ro/SS-A son más frecuentes en Asia, especialmente
en Japón, y los pacientes griegos con AR presentan
una frecuencia significativamente mayor que los
británicos. Los pacientes con AR y anticuerpos anti-
Ro/SS-A presentan artritis grave y una mayor fre-
cuencia de manifestaciones extraarticulares, en par-
ticular anemia, leucopenia, hipocomplementemia,
síndrome de Sjögren, fotosensibilidad, vasculitis o
manifestaciones pulmonares27
. Algunos estudios
demuestran un mayor riesgo de toxicidad por sales
de oro o d-penicilamina en AR con anticuerpos
anti-Ro/SS-A, otros no lo confirman.
Los anticuerpos anti-La/SS-B son menos frecuentes
en la AR. Se detectan mediante ID o CIE hasta en
un 8% de los pacientes y con otras técnicas la fre-
cuencia es similar, si bien el método de ELISA los
identifica hasta en un 22%. Suelen encontrarse en
los pacientes con síndrome de Sjögren asociado a
la AR. En pacientes tratados con d-penicilamina
puede desarrollarse polimiositis inducida con anti-
cuerpos antihistidil-t-RNA sintetasa (anti-Jo1).
Otros anticuerpos antinucleares en la artritis
reumatoide
Se han descrito anticuerpos anti-ARN, anticuerpos diri-
gidos contra el huso del aparato mitótico (anti-NuMa)
y anticuerpos antinucleolares, como los dirigidos
contra las proteínas ARN-polimerasa I, NOR-90, fibrila-
rina/U3 RNP o 7-RNP. En caso de identificarse anti-
cuerpos antinucleolares, deben descartarse los diagnós-
ticos de LES y esclerodermia, pero pueden aparecer
en pacientes cuyo único diagnóstico es la AR.
Los ANA específicos de granulocitos de clase IgG o
IgM aparecen hasta en un 74% de los sueros y un
69% de los líquidos sinoviales de pacientes con AR.
La frecuencia aumenta hasta casi el 100% de los
pacientes con síndrome de Felty. Se asocian con
AR activa, especialmente con vasculitis, neutrope-
nia, FR, inmunocomplejos circulantes e hipocom-
plementemia. En realidad, muchos de los ANA
específicos de granulocitos son anticuerpos antici-
toplasma de neutrófilo (ANCA) y producen un pa-
trón perinuclear similar al de los anticuerpos anti-
mieloperoxidasa o antielastasa. Sin embargo, no
existe una correlación exacta entre los ANA especí-
ficos de granulocitos y los ANCA28
.
En la AR pueden detectarse anticuerpos anti-RANA
(rheumatoid arthritis nuclear antigen) que reaccio-
nan con antígenos de células infectadas por el virus
de Epstein-Barr. El péptido sintético p62-EBNA con-
tiene el epítope mayor del antígeno RANA y los anti-
cuerpos anti-p62 de clase IgG tienen reacción cruza-
da con el colágeno, la actina y la queratina
epidérmica humanas. Existen homologías entre el
antígeno p62-EBNA y proteínas de los queratinocitos
humanos. Los anticuerpos anti-RANA aparecen en un
90% de los pacientes con AR seropositiva y se detec-
tan por ELISA con el péptido sintético p62 en un
60% de los pacientes29
. Se desconoce su significado.
Anticuerpos anticitoplasmáticos
Los anticuerpos antirribosomales, antifilamentos in-
termedios, antivimentina, antineurofilamentos y an-
López Longo FJ, et al. Autoanticuerpos en la artritis reumatoide
31
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timúsculo liso detectados por IFI en la AR carecen
de significado clínico. En algunos pacientes se de-
tectan anticuerpos antimitocondriales, pero no se
relacionan con la cirrosis biliar primaria. Los princi-
pales anticuerpos anticitoplasmáticos en la AR son
los dirigidos contra la filagrina (factores antiperinu-
cleares y anticuerpos antiqueratina) y los anticuer-
pos anti-Sa.
Anticuerpos antifilagrina
Los factores antiperinucleares reaccionan con grá-
nulos queratohialinos citoplasmáticos en IFI sobre
células epiteliales de la mucosa oral humana. El
número de células positivas varía de un suero a
otro y no todas las células tienen las mismas man-
chas fluorescentes. Las células portadoras del antí-
geno perinuclear se encuentran principalmente en
el estrato intermedio y van desapareciendo a medi-
da que nos acercamos a la superficie. El número
de donantes sanos que tienen la cantidad suficiente
de células positivas oscila entre un 10 y un 15%30,31
.
Los anticuerpos antiqueratina reaccionan con un
grupo heterogéneo de proteínas fibrilares solubles
de la epidermis denominadas queratinas. En IFI
producen un patrón lineal laminar sobre el estrato
córneo del esófago de rata. Los factores antiperinu-
cleares y los anticuerpos antiqueratina suelen apa-
recer simultáneamente en los pacientes con AR y
reaccionan en realidad con dos proteínas epidérmi-
cas ricas en citrulina que intervienen en la agrega-
ción de filamentos, la profilagrina y la filagrina.
Los factores antiperinucleares se han relacionado
con la AR. Generalmente son anticuerpos de clase
IgG y se detectan hasta en un 90% de los pacien-
tes. Los porcentajes varían según la dilución de los
sueros, hay más positivos con diluciones 1:10 que
con sueros sin diluir. Son menos frecuentes en la
AR seronegativa, se identifican en el líquido sino-
vial y pueden detectarse antes del desarrollo de la
enfermedad. No son específicos de la AR. Se han
detectado en pacientes con otras enfermedades
reumáticas y autoinmunes, en infecciones o neo-
plasias, y hasta en un 20% de individuos sanos. Los
pacientes con AR y factor antiperinuclear presentan
una enfermedad articular más grave, con más ma-
nifestaciones extraarticulares, mayor frecuencia de
HLA-DR4, actividad inflamatoria intensa, más ero-
siones y peor evolución funcional, aunque otros
estudios no encuentran correlación con la actividad
clínica32
. La presencia de factor antiperinuclear no
indica, en general, mayor actividad inflamatoria33
.
Los anticuerpos antiqueratina se detectan, tanto en
el suero como en el líquido sinovial, hasta en un
60% de los pacientes con AR. Tampoco son especí-
ficos, ya que aparecen en individuos sanos y en
sueros de pacientes con LES, síndrome de Sjögren,
esclerodermia, espondilitis anquilosante, artritis re-
activa, enfermedades cutáneas, hepatopatías y pro-
cesos linfoproliferativos. Pueden detectarse tempra-
namente, antes del desarrollo de la enfermedad, y
se han relacionado con una mayor frecuencia de
nódulos reumatoides, FR, ANA y enfermedad arti-
cular grave34
, pero ni estos anticuerpos ni los facto-
res antiperinucleares son capaces de diferenciar las
formas graves y progresivas de la AR. Los anticuer-
pos antiqueratina tienen una especificidad del 95 al
99% y, en el caso de los factores antiperinucleares,
es del 73 al 93%33
, pero el valor predictivo positi-
vo es de sólo un 50%7
y no se utilizan en la prácti-
ca clínica diaria.
Los anticuerpos anticitrulina se detectan en un 76%
de los pacientes con AR, con una especificidad del
96%, y pueden aparecer tempranamente35
. En con-
junto, los pacientes con anticuerpos antifilagrina
presentan una enfermedad más grave, con nódulos
reumatoides, ANA y FR. Estos anticuerpos se aso-
cian con la presencia del epítope compartido
(HLA-DRB1*0401/*0101)36
. Pueden aparecer antes
del inicio de la enfermedad37
y se ha propuesto
que son útiles en el diagnóstico de AR, aunque la
sensibilidad oscila entre el 30 y el 50%, y la especi-
ficidad entre un 70 y un 100%38
. Los anticuerpos
antifilagrina, como las concentraciones elevadas de
FR-IgM o IgA, son factores de mal pronóstico38
.
Ninguno de estos anticuerpos ha alcanzado por el
momento un uso clínico generalizado.
Anticuerpos anti-Sa
El antígeno Sa fue descubierto en extractos salinos
de bazo humano preparados para la detección
de anticuerpos anti-Ro/SS-A mediante la técnica de
IB39
. Després et al40
identificaron una proteína que
reaccionaba en IB con sueros de pacientes diagnosti-
cados de AR. El antígeno se denominó Sa en referen-
cia a las iniciales de la primera paciente
en la que fueron detectados (Savoie). Los anticuer-
pos anti-Sa son generalmente de clase IgG y recono-
cen en IB tres polipéptidos de peso molecular entre
36 y 48 kD9,40
. Estas proteínas aparecen en las frac-
ciones citoplasmática y mitocondrial de la placenta
humana9
. Los anticuerpos anti-Sa producen un pa-
trón citoplasmático en IFI sobre cortes congelados de
placenta humana. La tinción se distribuye en la zona
periférica de las vellosidades coriónicas, correspon-
diente al sincitiotrofoblasto, y respeta los núcleos
(patrón anular sincitial placentario)41
. Se ha demos-
trado antígeno Sa en el líquido sinovial y en extrac-
tos de membrana sinovial de pacientes con AR42
.
El antígeno Sa puede purificarse en columnas de
cromatografía de afinidad. Utilizando el extracto sa-
lino de placenta humana se obtienen dos polipépti-
dos, de peso molecular 46-48 kD. Cuando se purifi-
ca el antígeno Sa a partir del extracto de
mitocondrias de placenta humana, se obtienen po-
lipéptidos de peso molecular 46, 50 y 68 kD. Tanto
los polipéptidos de 46/50 kD como el de 68 kD re-
Revista Española de Reumatología Suplementos, Volumen 1, Número 1, 2002
32
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accionan con los anticuerpos anti-Sa en IB y ELISA,
aunque en el caso de los anticuerpos dirigidos con-
tra el antígeno de 68 kD la reacción es débil9
. Es
posible que los epítopes reconocidos por los anti-
cuerpos anti-Sa 46/50 kD sean diferentes de los re-
conocidos por los anticuerpos anti-Sa 68 kD. El an-
tígeno Sa copurifica con la vimentina y la proteína
disulfido-isomerasa, con las que se han demostrado
homologías en fragmentos N-terminales, pero no
existe identidad inmunológica. Lapointe et al43
postulan que los sueros de los pacientes con AR
reaccionan con proteínas citrulinadas, incluyendo
el antígeno Sa y la filagrina. El antígeno Sa puede
ser un complejo hapteno-transportador en el cual
la vimentina es el transportador y la citrulina el
hapteno42
. Los anticuerpos dirigidos contra filagri-
na, queratina o proteína Sa pueden reconocer pre-
ferentemente antígenos citrulinados, pero el escaso
grado de concordancia de estos anticuerpos en los
sueros de los pacientes con AR induce a pensar que
es poco probable que exista un único antígeno en
la génesis de estas respuestas36
. Recientemente, he-
mos secuenciado el terminal amino de la proteína
Sa de 68 kD y dicha secuencia no corresponde a
ninguna proteína conocida. La proteína Sa de 50 kD
es una proteína ligada a la apolipoproteína A144
.
Los anticuerpos anti-Sa se detectan por IB hasta en
un 40% de los pacientes con AR9,40,45-48
. Aparecen
también en algunos pacientes con artritis crónica
juvenil9,45
, pero no en otras enfermedades (tabla 4).
Los pacientes diagnosticados de LES o de EMTC en
los que Hueber et al47
detectan anticuerpos anti-Sa
cumplían criterios de AR. En el estudio de Sánchez-
Atrio45
, la sensibilidad o probabilidad de que se de-
tecten anticuerpos anti-Sa en pacientes con AR es
de un 32,7% y la especificidad o probabilidad de
que la prueba sea negativa si no existe la enferme-
dad es de un 99,8%. El valor predictivo positivo o
probabilidad de presentar AR cuando se detectan
los anticuerpos anti-Sa es de un 99,1%, y el valor
predictivo negativo o probabilidad de que no exis-
ta dicha enfermedad cuando los anticuerpos son
negativos es de un 75%. Estudios posteriores en-
cuentran valores similares (tabla 5). En un estudio
de 2.737 sueros de pacientes con enfermedades
reumáticas (957 con AR) y controles sanos, proce-
dentes de Canadá, España, Francia, Austria y Chi-
na, los anticuerpos anti-Sa detectados por IB tienen
una sensibilidad del 37%, una especificidad del
98% y un valor predictivo positivo de un 97%42
. La
detección de anticuerpos anti-Sa supera al FR en
términos de sensibilidad, especificidad y valor pre-
dictivo positivo9,36
, como puede verse en la tabla 6.
Los anticuerpos anti-Sa son más frecuentes en los
pacientes de larga evolución, aunque pueden de-
tectarse en el primer año de evolución hasta en un
30% de los pacientes40
. En artritis prematura, Gold-
bach-Mansky et al36
los detectan en el 26% de los
pacientes con FR y en el 14% de los pacientes sero-
negativos. Vittecoq et al49
los detectan en un 7% de
32 pacientes con AR de 4 meses de evolución.
Los anticuerpos anti-Sa detectados por IB se aso-
cian en la AR con un aumento significativo de la
frecuencia de nódulos subcutáneos, síndrome de
Sjögren, manifestaciones pulmonares, amiloidosis,
insuficiencia renal, FR y títulos elevados de ANA.
Estos pacientes presentan peor evolución radioló-
gica y funcional9,45,46
. Los anticuerpos anti-Sa son
un marcador temprano de destrucción articular
grave46
. Utilizando la técnica de IFI se obtienen re-
sultados similares41
. Hayem et al46
encuentran una
asociación significativa entre los anticuerpos anti-
Sa detectados por IB y la presencia de FR, anti-
cuerpos antiqueratina, factor antiperinuclear y ale-
los DRB1*04 y 01. No se asocian con los
anticuerpos anti-RA 33. En el estudio de Gold-
bach-Mansky et al36
los anticuerpos anti-Sa son
más frecuentes en varones con AR de menos de
un año de evolución y este subgrupo de pacientes
presenta más articulaciones inflamadas, mayor
concentración de proteína C reactiva (PCR) y en-
fermedad más erosiva.
López Longo FJ, et al. Autoanticuerpos en la artritis reumatoide
33
Tabla 4. Anticuerpos anti-Sa detectados por immunoblotting
Després et al (1994) (n = 482) Escalona (1995) (n = 1.219) Hueber et al (1999) (n = 267) Hayem et al (1999) (n = 469)
N Anti-Sa % N Anti-Sa % N Anti-Sa % N Anti-Sa %
AR 206 88 42,7 396 130 32,8 67 21 31,3 154 61 39,8
EITC 165 2 1,2 123 0 – 110 3 2,7 60 7 11,6
Esp 24 1 3,8 95 1 1,0 39 1 2,5 60 3 5,0
Otras 51 0 – 563 1 0,1 21 0 – 135 27* 20,0
Sanos 36 0 – 42 0 – 30 0 – 60 0 –
AR: artritis reumatoide; EITC: enfermedad inflamatoria del tejido conjuntivo; Esp: espondiloartritis. *26 pacientes con artritis crónica juvenil.
Tabla 5. Sensibilidad, especificidad y valor
predictivo de los anticuerpos anti-Sa detectados
por immunoblotting en el diagnóstico de la artritis
reumatoide
Després Xu Hueber Hayem
(1994) (1998) (1999) (1999)
Sensibilidad 42,7 31,9 31,3 39,6
Especificidad 98,9 98,6 97,7 94,5
Valor predictivo positivo 96,7 93,8 84,0 84,7
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El 60% de los pacientes con AR de menos de tres
meses de evolución y prácticamente todos los pa-
cientes con enfermedad evolucionada presentan
anticuerpos anti-Sa, FR o anticuerpos anti-RA 3347
.
Hayem et al46
detectan FR, anticuerpos antiquerati-
na, factor antiperinuclear o anticuerpos anti-RA 33
en el 72,4% de los pacientes diagnosticados de AR
con una evolución inferior a un año, pero sólo los
anticuerpos anti-Sa parecen tener valor diagnóstico
y pronóstico en la AR.
Anticuerpos anticitoplasma de neutrófilo
en la artritis reumatoide
La mayoría de los estudios no encuentran C-ANCA
en sueros de pacientes con AR, aunque se han de-
tectado hasta en un 6% de los pacientes con AR y
vasculitis. Entre un 7 y un 48% de los pacientes
con AR presentan P-ANCA o A-ANCA, especial-
mente en pacientes con vasculitis o síndrome de
Felty. En general, son pacientes con enfermedad
articular erosiva grave, pero los ANCA no se corre-
lacionan con la actividad de la AR. De un 1 a un
12% de los pacientes presentan anticuerpos anti-
mieloperoxidasa por ELISA y se han relacionado
con vasculitis y, en algunos casos, con glomerulo-
nefritis rápidamente progresiva. Se han detectado
anticuerpos anticatepsina G hasta en un 6% de ca-
sos, de un 8 a un 17% presentan anticuerpos anti-
elastasa y de un 10 a un 20% anticuerpos antilacto-
ferrina, también relacionados con vasculitis50-52
.
Otros autoanticuerpos en la artritis reumatoide
Los anticuerpos anticardiolipina se detectan hasta
en un 32% de los pacientes con AR. No se relacio-
nan con trombosis, pero sí con abortos de repeti-
ción. Aproximadamente el 1% de los pacientes tra-
tados con d-penicilamina desarrollan anticuerpos
contra el receptor acetilcolina. Pueden detectarse
anticuerpos dirigidos contra β2-microglobulina, pro-
teínas de choque de micobacterias, células parietales
gástricas, células endoteliales, calpastatina, anhidrasa
carbónica y colágenos de tipos I, II, III, IX y XI. En
la AR se detectan anticuerpos anticolágeno II en el
suero, en el líquido sinovial y en el cartílago. Entre
un 63 y un 70% de los pacientes presentan anticuer-
pos anticolágeno II nativo y se mantienen al menos
dos años. Los anticuerpos dirigidos contra la región
similar al colágeno en C1q se detectan en un 77%
de los pacientes con vasculitis reumatoide y en un
5% de los pacientes con AR sin vasculitis53
.
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Revista Española de Reumatología Suplementos, Volumen 1, Número 1, 2002
34
TABLA 6. Factor reumatoide y anticuerpos anti-Sa detectados por immunoblotting en el diagnóstico
de artritis reumatoide (Escalona, 1 995)
Factor reumatoide Anticuerpos anti-Sa
Artritis reumatoide 36 10 1 32 10 1
(%) estudio consulta población estudio consulta población
Sensibilidad (%) 76,3 32,8
Especificidad (%) 84,2 99,7
Valor predictivo positivo (%) 73,7 34,5 0,9 98,4 92,3 52,4
Valor predictivo negativo (%) 86,0 96,9 98,5 75,5 93,0 99,3
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cytoplasmic antibodies in rheumatoid arthritis patients. Br J
Rheumatol 1996;35:38-43.
52. Bosch X, Llena J, Collado A, Font J, Mirapeix E, Ingelmo M,
et al. Ocurrence of antineutrophil cytoplasmic and antineu-
trophil (peri) nuclear antibodies in rheumatoid arthritis. J
Rheumatol 1995;22:2038-45.
53. Wener MH, Mannik M. C1q antibodies. En Peter JB, Shoen-
feld Y, editors. Autoantibodies. Amsterdam: Elsevier, 1996;
p. 132-8.
López Longo FJ, et al. Autoanticuerpos en la artritis reumatoide
35
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  • 1. TABLA 1 . Utilidad diagnóstica y pronóstica de los anticuerpos detectados en la artritis reumatoide Utilidad Autoanticuerpos Aceptada Factor reumatoide Probable Anti-Sa Antifilagrina (antiqueratina y factor antiperinuclear) y anticitrulina Posible Anti-A2-hnRNP (anti-RA 33) Anti-Ro/SS-A y anti-La/SS-B Anticardiolipina Nula Antinucleares y antinucleares específicos de granulocito Antihistonas, anti-ADN nativo/monocatenario, anti-HMG 17, anticentrómero y anti-Scl 70 Anti-A1-hnRNP, anti-U1-RNP, anti-Sm, antisintetasas y anti-RANA Antinucleolares y antirribosomales Antifilamentos (antivimentina), antimúsculo liso y antimitocondriales Anticitoplasma de neutrófilo (ANCA) Anticolágeno, anticalpastatina y otros autoanticuerpos 27 ción de los mecanismos de tolerancia inmunológica desencadena una respuesta inmune persistente y exagerada que se manifiesta por la formación de clones de células T autorreactivas y la producción espontánea de autoanticuerpos dirigidos contra es- tructuras celulares propias o autoantígenos. Los sueros de los pacientes diagnosticados de AR presentan muchos autoanticuerpos, pero sólo unos pocos tienen valor patogénico, diagnóstico o pro- nóstico. Entre ellos (tabla 1), el único que se utiliza en la práctica diaria es el factor reumatoide (FR) de clase IgM (FR-IgM). Factor reumatoide Los FR son autoanticuerpos dirigidos contra epíto- pes localizados en el fragmento Fc de la IgG, en la unión de los dominios CH2 y CH3 de la cadena pe- sada gamma. Suelen ser anticuerpos de clase IgM, aunque existen isotipos IgG, IgA e IgE. Se detectan habitualmente mediante pruebas de aglutinación con látex o nefelometría. Bampton et al1 compara- ron las pruebas de Waaler-Rose y látex, la técnica de ELISA y la nefelometría, encontrando una buena correlación entre dichos métodos. La técnica de ELI- SA es más sensible que la nefelometría, pero aún no está bien estandarizada y se utiliza más en inves- tigación que en los laboratorios clínicos. Correspondencia: Dr. F.J. López Longo. Servicio de Reumatología. Hospital Gregorio Marañón. Dr. Esquerdo, 46. 28007 Madrid. La artritis reumatoide se caracteriza por la formación de clones de células T autorreactivas y la producción espontánea de autoanticuerpos dirigidos contra estructuras celulares propias o autoantígenos. Quienes la padecen presentan diferentes autoanticuerpos, pero la mayoría carece de significado y el único que se utiliza en la práctica diaria es el factor reumatoide de clase IgM. Si bien la detección de una concentración elevada de este factor reumatoide indica la existencia de una artritis reumatoide, el diagnóstico de la enfermedad sigue siendo fundamentalmente clínico. Además, la detección del factor reumatoide no sirve como técnica de cribado de artritis reumatoide en la población general. Los pacientes que presentan tempranamente concentraciones elevadas de factor reumatoide tienen mayor riesgo de desarrollar una enfermedad grave. Se ha señalado que los anticuerpos antifilagrina (factores antiperinucleares y anticuerpos antiqueratina) y los anticuerpos anti-Sa son específicos de la artritis reumatoide, pero sólo estos últimos parecen tener valor diagnóstico y pronóstico. Ninguno de estos anticuerpos se utiliza aún de forma generalizada. Palabras clave: Autoanticuerpos. Artritis reumatoide. Factor reumatoide. Factor antiperinuclear. Anticuerpos antiqueratina. Anticuerpos antifilagrina. Anticuerpos anti-Sa. Introducción La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad sis- témica, inflamatoria y crónica, que se localiza de forma preferente en las articulaciones. Se caracteri- za por la activación de diferentes poblaciones celu- lares sinoviales y la producción de mediadores proinflamatorios como citocinas, prostaglandinas y proteasas. En general, se considera que es una en- fermedad autoinmune, aunque no se han identifi- cado el o los antígenos desencadenantes. La altera- Autoanticuerpos en la artritis reumatoide Francisco Javier López Longo, Carlos Manuel González Fernández, Indalecio Monteagudo Sáez y Luis Carreño Pérez Servicio de Reumatología. Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Madrid. Leflunomida: fármaco inmunomodulador en el tratamiento de la artritis reumatoide Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 03/06/2017. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited.
  • 2. La detección de FR continúa siendo la principal prueba de laboratorio en el diagnóstico de la AR. El isotipo IgM se detecta hasta en un 90% de los pacientes2,3 y constituye uno de los criterios de cla- sificación de la enfermedad propuestos por el American College of Rheumatology. La detección de concentraciones elevadas de FR sérico en pa- cientes con clínica compatible es muy indicativa de AR, pero su ausencia no excluye el diagnóstico y, de hecho, un subgrupo de pacientes presenta AR persistentemente seronegativa. El FR puede apare- cer antes del inicio de la enfermedad, pero general- mente no se detecta hasta uno o dos años después de éste. Durante los dos primeros años de evolu- ción la incidencia de FR es baja, de sólo un 30 a un 60% de los casos, y no es raro que desaparezca al remitir la enfermedad. Van Zeben et al4 utilizaron técnicas de ELISA para detectar FR-IgM en 135 mu- jeres con AR de menos de 5 años de evolución al inicio del estudio. Después de un seguimiento me- dio de 6 años encontraron persistencia del FR en el 62% de las pacientes, resultados variables en el 11% y FR persistentemente negativo en el 27%. Valor diagnóstico del factor reumatoide El FR-IgM no es específico de la AR, aparece en in- dividuos aparentemente sanos y en el curso de en- fermedades inflamatorias agudas y crónicas. La fre- cuencia depende de la técnica de detección y de las características de la población estudiada3 , por lo que su utilidad real en el diagnóstico de AR depen- de de la sensibilidad, la especificidad y los valores predictivos. En los pacientes hospitalizados o en las consultas de reumatología, con un porcentaje importante de pacientes con AR grave, se detecta FR-IgM hasta en un 90% de los pacientes5 . Sin em- bargo, en estudios realizados en unidades de asis- tencia primaria, la sensibilidad es menor y sólo en- tre un 21 y un 36% de los pacientes que cumplen criterios de AR presentan FR-IgM2,6,7 . Las diferencias se deben al gran número de casos benignos. En se- ries en las que se incluyen AR inactivas o un nú- mero elevado de pacientes con AR temprana, o en las que se preseleccionan casos con FR positivo y negativo o todos los pacientes con poliartritis peri- férica en la población general, la sensibilidad del FR es menor. En la mayoría de los estudios la especificidad del FR-IgM en el diagnóstico de la AR oscila entre un 85 y un 98%2,6 . La especificidad es mayor cuando se consideran pacientes con FR-IgM detectado por varios métodos, dos o más veces consecutivas y concentraciones elevadas. Sin embargo, la especifi- cidad está ligada también a la presencia o ausencia de otros procesos con FR positivo en las series es- tudiadas. Así, el FR-IgM es poco específico en una consulta con una gran proporción de pacientes con lupus eritematoso sistémico (LES) u otras enferme- dades reumáticas sistémicas, como ocurre en los hospitales generales. Shmerling y Delbanco2 anali- zaron 563 determinaciones de FR-IgM realizadas en el Beth Israel Hospital de Boston entre los meses de enero y junio de 1990. La sensibilidad y la espe- cificidad para la AR fueron del 28 y el 87%, respec- tivamente. La especificidad del FR-IgM es mucho menor en la población general. En el estudio con la prueba de látex llevado a cabo entre 1959 y 1960 en Tecumseh (Michigan) se evaluó al 88% de los 9.794 habitantes y un 3% presentó FR-IgM. La sensibilidad y la especificidad para el diagnóstico de AR fueron del 19 y el 98%, respectivamente, pero el 74% de los pacientes no presentaba eviden- cias de la enfermedad cuando fueron evaluados con los mismos criterios 4 años más tarde8 . En defi- nitiva, la sensibilidad y la especificidad del FR-IgM para el diagnóstico de la AR en los estudios trans- versales de la población general son poco fiables con los criterios de clasificación actuales. La utilidad diagnóstica se valora mejor calculando el valor predictivo, que depende de la prevalencia de AR en la población estudiada. En la mayoría de los estudios el valor predictivo positivo es alto, en- tre un 57 y un 98%5,9 , pero el porcentaje de pacien- tes con AR en dichas series oscila entre un 36 y un 60%. En series en las que la prevalencia de AR es menor, entre un 10 y un 24%, el valor predictivo positivo también es menor y oscila entre un 30 y un 50%2,7,9-11 . Cuando consideramos la prevalencia de AR en la población general, un 0,5% en nuestro país12 , el valor predictivo positivo del FR-IgM es mucho menor (tabla 2). El bajo valor predictivo po- sitivo del FR-IgM en el diagnóstico de AR hace que su detección sea poco útil en la población general, no sirve como técnica de cribado de la enferme- dad2 . Con frecuencia se solicita su determinación sin necesidad, por ejemplo, en pacientes con artral- gias, y ello contribuye a la aparición frecuente de falsos positivos. Si bien la detección de una con- centración elevada de FR-IgM es muy indicativa, el Revista Española de Reumatología Suplementos, Volumen 1, Número 1, 2002 28 TABLA 2. Valor predictivo positivo de la detección de factor reumatoide en el diagnóstico de la artritis reumatoide: valores teóricos según la prevalencia de la enfermedad en la población estudiada Autores, N.o Porcentaje Valor año de de artritis predicitivo (técnica) pacientes reumatoide positivo (%) Wolfe et al11 , 16 80 1991 8.287 10 70 (prueba de látex) 1 10 Escalona9 , 36 74 1995 1.219 10 34 (nefelometría) 1 1 Swedler et al5 , 60 62 1997 619 10 27 (ELISA) 1 3 Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 03/06/2017. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited.
  • 3. diagnóstico de la AR sigue siendo fundamental- mente clínico. Dado que el valor predictivo positi- vo aumenta en función de la prevalencia de la AR, la detección de FR-IgM es más útil en las consultas especializadas, con un porcentaje alto de pacientes con dicha enfermedad. El 70% de los pacientes diagnosticados de AR en los que se detecta FR-IgM tienen dos o más isoti- pos. El aumento simultáneo de los isotipos IgM e IgA aparece en el 52% de los pacientes con AR y sólo en un 4% de los pacientes con FR por otras enfermedades. El aumento de FR de clase IgA com- binado con el IgM parece ser más útil que otras pruebas, pero la detección de los isotipos IgG o IgA no supera a la detección del isotipo IgM en el diagnóstico de AR5,10 (tabla 3). Valor pronóstico del factor reumatoide Los pacientes con AR y concentraciones elevadas de FR-IgM tienen mayor riesgo de desarrollar una enfermedad articular erosiva grave, con más articu- laciones inflamadas, erosiones y manifestaciones extraarticulares, en particular nódulos subcutáneos y vasculitis13 . Los títulos de FR-IgM son superiores en los pacientes con vasculitis reumatoide y el ma- yor riesgo de erosiones radiológicas no se relacio- na con la especificidad del FR, sino con su canti- dad. Jonsson et al14 encuentran que los isotipos IgA e IgG detectados por ELISA se asocian mejor con los parámetros clínicos de AR que el FR-IgM. Van Za- ben et al4 , en un estudio que incluía a 135 mujeres con AR y una evolución media de 6 años, observa- ron que los pacientes con FR positivo desde el ini- cio de su enfermedad presentan más lesiones ra- diológicas, mayores índices de actividad clínica, más manifestaciones extraarticulares y un peor es- tadio funcional. El aumento del isotipo IgA en los tres primeros años de evolución se asocia a un peor pronóstico. La progresión de las erosiones se relaciona con el tiempo de evolución, pero es sig- nificativamente mayor en los pacientes persistente- mente seropositivos desde el inicio de su enferme- dad. Otros estudios demuestran que los pacientes con FR de clase IgA presentan más manifestaciones extraarticulares y más erosiones articulares15,16 . Mot- tonen et al17 encuentran que el principal factor de mal pronóstico en la AR es el FR positivo en el pri- mer año de evolución, pero este hallazgo no per- mite establecer la evolución en un paciente deter- minado. En general, la AR seropositiva clásica tiene peor pronóstico por la mayor frecuencia de manifesta- ciones extraarticulares y erosiones óseas, junto a una menor capacidad funcional y una mayor nece- sidad de tratamientos de fondo. Además, la mortali- dad es mayor cuando el FR es positivo18 , tal vez en relación con la menor capacidad funcional de los pacientes. La mayoría de los estudios coinciden en afirmar que las fluctuaciones en la concentración de FR-IgM no reflejan el grado de actividad clínica y no son útiles para seguir la evolución de la enfer- medad8 . Los fármacos inductores de remisión, como las sales de oro, la d-penicilamina o el meto- trexato, pueden reducir las concentraciones séricas de FR. No obstante, la disminución no siempre se correlaciona con una mejoría o una remisión clíni- ca de la AR y la detección del FR-IgM u otros isoti- pos no es útil en la monitorización de la respuesta al tratamiento. El factor reumatoide en la patogenia de la artritis reumatoide La AR es una enfermedad por inmunocomplejos extravasculares que afecta preferentemente al teji- do sinovial. Los FR se sintetizan localmente en la membrana sinovial reumatoide, forman inmuno- complejos y se localizan en la matriz del cartílago. Es posible que sean importantes en la patogenia de la AR, pero los mecanismos son poco conoci- dos y aún no se ha demostrado definitivamente su participación directa en el desarrollo de las lesio- nes articulares. No obstante, los FR cumplen los criterios de patogenicidad de los autoanticuerpos. La detección de concentraciones elevadas de FR se asocia con una enfermedad articular grave y con manifestaciones extraarticulares, y son abundantes en el líquido sinovial. Suelen formarse en los sitios de inflamación, fundamentalmente en la membra- na sinovial, los nódulos subcutáneos y los órganos López Longo FJ, et al. Autoanticuerpos en la artritis reumatoide 29 TABLA 3. Sensibilidad, especificidad y valor predictivo positivo del factor reumatoide en el diagnóstico de la artritis reumatoide: influencia de los diferentes isotipos identificados con técnicas de ELISA Número AR (%) Isotipo ELISA Sensibilidad (%) Especificidad (%) VPP (%) Visser et al (1996) 1.988 12 IgM 69 86 40 IgG 72 52 17 IgA 44 84 27 Swedler et al (1997) 260 60 IgM 91 76 62 IgM,IgA 79 89 80 IgM, IgA, IgG 53 99 96 AR: artritis reumatoide; VPP: valor predictivo positivo. Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 03/06/2017. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited.
  • 4. linfoides, y pueden participar en la patogenia de algunos modelos murinos de enfermedad autoin- mune. Anticuerpos antinucleares Las técnicas de inmunofluorescencia indirecta (IFI) detectan anticuerpos antinucleares (ANA) hasta en un 70% de los pacientes con AR y son más fre- cuentes en el síndrome de Felty. El patrón sobre monocapas de células Hep-2 suele ser homogéneo, a veces moteado. Los títulos suelen ser bajos y va- riables a lo largo del tiempo. La presencia de ANA se ha relacionado con enfermedad erosiva grave, aunque otros estudios no han demostrado un peor pronóstico. Además, los ANA pueden ser inducidos por diferentes fármacos, incluyendo las terapias anti-TNF (factor de necrosis tumoral) recientemente introducidas. Se han identificado múltiples especificidades, pero la mayoría de ellas carecen de significado en la AR. En todo caso, la detección de ANA en los pacientes con AR obliga a descartar la existencia de un sín- drome de Sjögren o un LES, dada la posibilidad de un síndrome de solapamiento y la dificultad de es- tablecer uno u otro diagnóstico en algunos pacien- tes con enfermedad de inicio reciente. Anticuerpos antinucleares dirigidos contra proteínas asociadas al ADN Las reacciones cruzadas entre FR policlonales y nú- cleos celulares se deben a la existencia de activi- dad antihistona. Una pequeña proporción de los FR se une simultáneamente a la porción Fc de la IgG y a las histonas, proteínas básicas ricas en argi- nina y lisina que forman parte de los nucleosomas. Los anticuerpos antihistonas se detectan en la AR en un porcentaje que varía, según la técnica de de- tección y la selección de los pacientes, de un 5 a un 30%. En los pacientes con ANA el porcentaje suele ser mayor, entre un 24 y un 67%. La concen- tración de anticuerpos antihistonas suele ser baja, excepto en los pacientes con síndrome de Felty. Con frecuencia son anticuerpos de clase IgM y pueden reaccionar con el cuerpo histona, la frac- ción H1 u otras fracciones aisladas. Se ha comuni- cado un predominio de anticuerpos anti-H1 o anti- H2A-H2B en la AR y de anticuerpos anti-H2A/ anti-H3-H4 en el síndrome de Felty. Los anticuer- pos antihistonas se han asociado con manifestacio- nes articulares y extraarticulares graves, en particu- lar vasculitis, nódulos subcutáneos y toxicidad por d-penicilamina, aunque no se ha confirmado en to- dos los estudios18 . El fenómeno LE se debe a la presencia de anticuer- pos dirigidos contra complejos ADN-histona y se detecta hasta en un 46% de los pacientes con AR. Se relaciona con una mayor frecuencia de nódulos subcutáneos, síndrome de Sjögren, adenopatías, es- plenomegalia, anemia, leucopenia y toxicidad por sales de oro. En algunos casos se trata realmente de formas iniciales de LES, pero en general son AR de más de 10 años de evolución con manifestacio- nes articulares graves. Algunos pacientes diagnosticados de AR presentan anticuerpos dirigidos contra el ADN de doble cade- na, tanto con la técnica de Farr como con la IFI so- bre Crithidia lucilliae o la fijación de complemen- to, aunque la frecuencia es siempre inferior a un 5%. Es posible que se trate realmente de anticuer- pos anti-ADN nativo, por lo que debe plantearse la posibilidad de un síndrome de solapamiento AR- LES, pero en la mayoría de los casos son falsos po- sitivos. La concentración es baja y suelen ser anti- cuerpos de baja avidez o a reacciones cruzadas con ADN monocatenario. Su implicación clínica es nula. Los anticuerpos anti-ADN de una sola cadena aparecen con una frecuencia variable en la AR, los presentan entre un 1 y un 50% de los pacientes se- gún la técnica utilizada en su detección. Aparecen en la mayoría de los pacientes con síndrome de Felty. En general, son anticuerpos de escasa avidez, los títulos son bajos y carecen de interés clínico. Se han identificado anticuerpos dirigidos contra proteínas nucleosómicas no histonas de gran movi- lidad (anti-HMG 17) y anticuerpos anticentrómero, con una frecuencia inferior a un 5%. Estos últimos pueden corresponder a síndromes de solapamiento AR-esclerodermia, pero algunos pacientes no pre- sentan rasgos de esclerodermia. No suelen detec- tarse anticuerpos anti-Scl 70 (antitopoisomerasa I) o anticuerpos anti-Ku y, cuando aparecen, debe des- cartarse un síndrome de solapamiento de AR con esclerodermia o LES, respectivamente. Anticuerpos antinucleares dirigidos contra proteínas asociadas al ARN Los anticuerpos dirigidos contra las proteínas A1 y A2 asociadas al ARN nuclear heterogéneo en los complejos hnRNP de los gránulos de pericromati- na son frecuentes en la AR. Los anticuerpos anti- A1-hnRNP se detectan por immunoblotting (IB) en el 47% de los pacientes (20) y los anticuerpos anti-A2-hnRNP (anti-RA 33) de clase IgG en el 35%21 . Cuando se consideran también los anticuer- pos de clase IgM, aparecen hasta en un 70% de los casos, pero en otros estudios sólo se identifi- can en un 6% de los pacientes con AR22 . Los anti- cuerpos anti-RA 33 pueden detectarse desde el inicio de la enfermedad, incluso antes, pero no se relacionan con el tiempo de evolución, con la ac- tividad inflamatoria ni con las remisiones terapéu- ticas21 . No son específicos de la AR, ya que se de- tectan también en sueros de pacientes con enfermedad mixta del tejido conjuntivo (EMTC), LES y otras conectivopatías. Revista Española de Reumatología Suplementos, Volumen 1, Número 1, 2002 30 Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 03/06/2017. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited.
  • 5. Los anticuerpos dirigidos contra proteínas asocia- das a ARN nuclear o citoplasmático de pequeño ta- maño, en su mayoría incluidos en el grupo de anti- cuerpos anti-ENA (extractable nuclear antigens), se detectan en un número variable de pacientes diag- nosticados de AR. La frecuencia oscila entre un 4 y un 18% con técnicas de inmunodifusión (ID), con- trainmunoelectroforesis (CIE) o IB, y entre un 30 y un 60% con técnicas de ELISA o precipitación in- mune. Se han relacionado con el desarrollo de ma- nifestaciones extraarticulares, en particular vasculi- tis, así como con una mayor mortalidad. Otros estudios no confirman estas observaciones23 . Los anticuerpos anti-U1-RNP son poco frecuentes. En la mayoría de los estudios no se detectan o apa- recen en menos de un 10% de los pacientes, inde- pendientemente de la técnica utilizada. Suelen re- accionar con los polipéptidos 70 kD y BB’. Puede que se trate de falsos positivos, pero pueden apa- recer en pacientes con síndromes de solapamiento con AR. Finalmente, algunos pacientes con LES o EMTC presentan manifestaciones articulares simila- res a las observadas en los primeros meses de evo- lución de la AR, por lo que la detección de estos anticuerpos obliga a descartar dichos diagnósticos. Habitualmente no se encuentran anticuerpos anti- Sm, aunque Barakat et al24 demuestran anticuerpos dirigidos contra un fragmento del polipéptido D en un 5,7% de los pacientes con AR. Estos hallazgos se deben probablemente a la sensibilidad excesiva de la técnica de ELISA y a la existencia de reaccio- nes cruzadas con otras proteínas, por lo que son falsos positivos. En todo caso, la aparición de anti- cuerpos anti-Sm en un paciente diagnosticado de AR apunta al diagnóstico de LES o de un síndrome de solapamiento AR-LES. Los anticuerpos anti-Ro/SS-A son los anticuerpos anti-ENA más frecuentes en la AR y esta enferme- dad supone entre un 2 y un 12% de los diagnósti- cos en series de sueros anti-Ro/SS-A24 . La frecuen- cia de anticuerpos anti-Ro/SS-A en la AR oscila entre un 3 y un 40% cuando se utilizan técnicas de ID, CIE o IB, pero con técnicas más sensibles el número de sueros anti-Ro/SS-A es mayor. Además, estos anticuerpos pueden reaccionar con las proteí- nas Ro/SS-A de 60 kD y de 52 kD25,26 . Las técnicas de ELISA y la precipitación inmune demuestran an- ticuerpos anti-Ro/SS-A hasta en un 36 y un 50% de los pacientes, respectivamente25 . Las diferencias ob- servadas en los diferentes estudios se deben a los criterios de selección de los pacientes, a la técnica utilizada y a variaciones geográficas y étnicas entre las poblaciones estudiadas. Los anticuerpos anti- Ro/SS-A son más frecuentes en Asia, especialmente en Japón, y los pacientes griegos con AR presentan una frecuencia significativamente mayor que los británicos. Los pacientes con AR y anticuerpos anti- Ro/SS-A presentan artritis grave y una mayor fre- cuencia de manifestaciones extraarticulares, en par- ticular anemia, leucopenia, hipocomplementemia, síndrome de Sjögren, fotosensibilidad, vasculitis o manifestaciones pulmonares27 . Algunos estudios demuestran un mayor riesgo de toxicidad por sales de oro o d-penicilamina en AR con anticuerpos anti-Ro/SS-A, otros no lo confirman. Los anticuerpos anti-La/SS-B son menos frecuentes en la AR. Se detectan mediante ID o CIE hasta en un 8% de los pacientes y con otras técnicas la fre- cuencia es similar, si bien el método de ELISA los identifica hasta en un 22%. Suelen encontrarse en los pacientes con síndrome de Sjögren asociado a la AR. En pacientes tratados con d-penicilamina puede desarrollarse polimiositis inducida con anti- cuerpos antihistidil-t-RNA sintetasa (anti-Jo1). Otros anticuerpos antinucleares en la artritis reumatoide Se han descrito anticuerpos anti-ARN, anticuerpos diri- gidos contra el huso del aparato mitótico (anti-NuMa) y anticuerpos antinucleolares, como los dirigidos contra las proteínas ARN-polimerasa I, NOR-90, fibrila- rina/U3 RNP o 7-RNP. En caso de identificarse anti- cuerpos antinucleolares, deben descartarse los diagnós- ticos de LES y esclerodermia, pero pueden aparecer en pacientes cuyo único diagnóstico es la AR. Los ANA específicos de granulocitos de clase IgG o IgM aparecen hasta en un 74% de los sueros y un 69% de los líquidos sinoviales de pacientes con AR. La frecuencia aumenta hasta casi el 100% de los pacientes con síndrome de Felty. Se asocian con AR activa, especialmente con vasculitis, neutrope- nia, FR, inmunocomplejos circulantes e hipocom- plementemia. En realidad, muchos de los ANA específicos de granulocitos son anticuerpos antici- toplasma de neutrófilo (ANCA) y producen un pa- trón perinuclear similar al de los anticuerpos anti- mieloperoxidasa o antielastasa. Sin embargo, no existe una correlación exacta entre los ANA especí- ficos de granulocitos y los ANCA28 . En la AR pueden detectarse anticuerpos anti-RANA (rheumatoid arthritis nuclear antigen) que reaccio- nan con antígenos de células infectadas por el virus de Epstein-Barr. El péptido sintético p62-EBNA con- tiene el epítope mayor del antígeno RANA y los anti- cuerpos anti-p62 de clase IgG tienen reacción cruza- da con el colágeno, la actina y la queratina epidérmica humanas. Existen homologías entre el antígeno p62-EBNA y proteínas de los queratinocitos humanos. Los anticuerpos anti-RANA aparecen en un 90% de los pacientes con AR seropositiva y se detec- tan por ELISA con el péptido sintético p62 en un 60% de los pacientes29 . Se desconoce su significado. Anticuerpos anticitoplasmáticos Los anticuerpos antirribosomales, antifilamentos in- termedios, antivimentina, antineurofilamentos y an- López Longo FJ, et al. Autoanticuerpos en la artritis reumatoide 31 Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 03/06/2017. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited.
  • 6. timúsculo liso detectados por IFI en la AR carecen de significado clínico. En algunos pacientes se de- tectan anticuerpos antimitocondriales, pero no se relacionan con la cirrosis biliar primaria. Los princi- pales anticuerpos anticitoplasmáticos en la AR son los dirigidos contra la filagrina (factores antiperinu- cleares y anticuerpos antiqueratina) y los anticuer- pos anti-Sa. Anticuerpos antifilagrina Los factores antiperinucleares reaccionan con grá- nulos queratohialinos citoplasmáticos en IFI sobre células epiteliales de la mucosa oral humana. El número de células positivas varía de un suero a otro y no todas las células tienen las mismas man- chas fluorescentes. Las células portadoras del antí- geno perinuclear se encuentran principalmente en el estrato intermedio y van desapareciendo a medi- da que nos acercamos a la superficie. El número de donantes sanos que tienen la cantidad suficiente de células positivas oscila entre un 10 y un 15%30,31 . Los anticuerpos antiqueratina reaccionan con un grupo heterogéneo de proteínas fibrilares solubles de la epidermis denominadas queratinas. En IFI producen un patrón lineal laminar sobre el estrato córneo del esófago de rata. Los factores antiperinu- cleares y los anticuerpos antiqueratina suelen apa- recer simultáneamente en los pacientes con AR y reaccionan en realidad con dos proteínas epidérmi- cas ricas en citrulina que intervienen en la agrega- ción de filamentos, la profilagrina y la filagrina. Los factores antiperinucleares se han relacionado con la AR. Generalmente son anticuerpos de clase IgG y se detectan hasta en un 90% de los pacien- tes. Los porcentajes varían según la dilución de los sueros, hay más positivos con diluciones 1:10 que con sueros sin diluir. Son menos frecuentes en la AR seronegativa, se identifican en el líquido sino- vial y pueden detectarse antes del desarrollo de la enfermedad. No son específicos de la AR. Se han detectado en pacientes con otras enfermedades reumáticas y autoinmunes, en infecciones o neo- plasias, y hasta en un 20% de individuos sanos. Los pacientes con AR y factor antiperinuclear presentan una enfermedad articular más grave, con más ma- nifestaciones extraarticulares, mayor frecuencia de HLA-DR4, actividad inflamatoria intensa, más ero- siones y peor evolución funcional, aunque otros estudios no encuentran correlación con la actividad clínica32 . La presencia de factor antiperinuclear no indica, en general, mayor actividad inflamatoria33 . Los anticuerpos antiqueratina se detectan, tanto en el suero como en el líquido sinovial, hasta en un 60% de los pacientes con AR. Tampoco son especí- ficos, ya que aparecen en individuos sanos y en sueros de pacientes con LES, síndrome de Sjögren, esclerodermia, espondilitis anquilosante, artritis re- activa, enfermedades cutáneas, hepatopatías y pro- cesos linfoproliferativos. Pueden detectarse tempra- namente, antes del desarrollo de la enfermedad, y se han relacionado con una mayor frecuencia de nódulos reumatoides, FR, ANA y enfermedad arti- cular grave34 , pero ni estos anticuerpos ni los facto- res antiperinucleares son capaces de diferenciar las formas graves y progresivas de la AR. Los anticuer- pos antiqueratina tienen una especificidad del 95 al 99% y, en el caso de los factores antiperinucleares, es del 73 al 93%33 , pero el valor predictivo positi- vo es de sólo un 50%7 y no se utilizan en la prácti- ca clínica diaria. Los anticuerpos anticitrulina se detectan en un 76% de los pacientes con AR, con una especificidad del 96%, y pueden aparecer tempranamente35 . En con- junto, los pacientes con anticuerpos antifilagrina presentan una enfermedad más grave, con nódulos reumatoides, ANA y FR. Estos anticuerpos se aso- cian con la presencia del epítope compartido (HLA-DRB1*0401/*0101)36 . Pueden aparecer antes del inicio de la enfermedad37 y se ha propuesto que son útiles en el diagnóstico de AR, aunque la sensibilidad oscila entre el 30 y el 50%, y la especi- ficidad entre un 70 y un 100%38 . Los anticuerpos antifilagrina, como las concentraciones elevadas de FR-IgM o IgA, son factores de mal pronóstico38 . Ninguno de estos anticuerpos ha alcanzado por el momento un uso clínico generalizado. Anticuerpos anti-Sa El antígeno Sa fue descubierto en extractos salinos de bazo humano preparados para la detección de anticuerpos anti-Ro/SS-A mediante la técnica de IB39 . Després et al40 identificaron una proteína que reaccionaba en IB con sueros de pacientes diagnosti- cados de AR. El antígeno se denominó Sa en referen- cia a las iniciales de la primera paciente en la que fueron detectados (Savoie). Los anticuer- pos anti-Sa son generalmente de clase IgG y recono- cen en IB tres polipéptidos de peso molecular entre 36 y 48 kD9,40 . Estas proteínas aparecen en las frac- ciones citoplasmática y mitocondrial de la placenta humana9 . Los anticuerpos anti-Sa producen un pa- trón citoplasmático en IFI sobre cortes congelados de placenta humana. La tinción se distribuye en la zona periférica de las vellosidades coriónicas, correspon- diente al sincitiotrofoblasto, y respeta los núcleos (patrón anular sincitial placentario)41 . Se ha demos- trado antígeno Sa en el líquido sinovial y en extrac- tos de membrana sinovial de pacientes con AR42 . El antígeno Sa puede purificarse en columnas de cromatografía de afinidad. Utilizando el extracto sa- lino de placenta humana se obtienen dos polipépti- dos, de peso molecular 46-48 kD. Cuando se purifi- ca el antígeno Sa a partir del extracto de mitocondrias de placenta humana, se obtienen po- lipéptidos de peso molecular 46, 50 y 68 kD. Tanto los polipéptidos de 46/50 kD como el de 68 kD re- Revista Española de Reumatología Suplementos, Volumen 1, Número 1, 2002 32 Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 03/06/2017. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited.
  • 7. accionan con los anticuerpos anti-Sa en IB y ELISA, aunque en el caso de los anticuerpos dirigidos con- tra el antígeno de 68 kD la reacción es débil9 . Es posible que los epítopes reconocidos por los anti- cuerpos anti-Sa 46/50 kD sean diferentes de los re- conocidos por los anticuerpos anti-Sa 68 kD. El an- tígeno Sa copurifica con la vimentina y la proteína disulfido-isomerasa, con las que se han demostrado homologías en fragmentos N-terminales, pero no existe identidad inmunológica. Lapointe et al43 postulan que los sueros de los pacientes con AR reaccionan con proteínas citrulinadas, incluyendo el antígeno Sa y la filagrina. El antígeno Sa puede ser un complejo hapteno-transportador en el cual la vimentina es el transportador y la citrulina el hapteno42 . Los anticuerpos dirigidos contra filagri- na, queratina o proteína Sa pueden reconocer pre- ferentemente antígenos citrulinados, pero el escaso grado de concordancia de estos anticuerpos en los sueros de los pacientes con AR induce a pensar que es poco probable que exista un único antígeno en la génesis de estas respuestas36 . Recientemente, he- mos secuenciado el terminal amino de la proteína Sa de 68 kD y dicha secuencia no corresponde a ninguna proteína conocida. La proteína Sa de 50 kD es una proteína ligada a la apolipoproteína A144 . Los anticuerpos anti-Sa se detectan por IB hasta en un 40% de los pacientes con AR9,40,45-48 . Aparecen también en algunos pacientes con artritis crónica juvenil9,45 , pero no en otras enfermedades (tabla 4). Los pacientes diagnosticados de LES o de EMTC en los que Hueber et al47 detectan anticuerpos anti-Sa cumplían criterios de AR. En el estudio de Sánchez- Atrio45 , la sensibilidad o probabilidad de que se de- tecten anticuerpos anti-Sa en pacientes con AR es de un 32,7% y la especificidad o probabilidad de que la prueba sea negativa si no existe la enferme- dad es de un 99,8%. El valor predictivo positivo o probabilidad de presentar AR cuando se detectan los anticuerpos anti-Sa es de un 99,1%, y el valor predictivo negativo o probabilidad de que no exis- ta dicha enfermedad cuando los anticuerpos son negativos es de un 75%. Estudios posteriores en- cuentran valores similares (tabla 5). En un estudio de 2.737 sueros de pacientes con enfermedades reumáticas (957 con AR) y controles sanos, proce- dentes de Canadá, España, Francia, Austria y Chi- na, los anticuerpos anti-Sa detectados por IB tienen una sensibilidad del 37%, una especificidad del 98% y un valor predictivo positivo de un 97%42 . La detección de anticuerpos anti-Sa supera al FR en términos de sensibilidad, especificidad y valor pre- dictivo positivo9,36 , como puede verse en la tabla 6. Los anticuerpos anti-Sa son más frecuentes en los pacientes de larga evolución, aunque pueden de- tectarse en el primer año de evolución hasta en un 30% de los pacientes40 . En artritis prematura, Gold- bach-Mansky et al36 los detectan en el 26% de los pacientes con FR y en el 14% de los pacientes sero- negativos. Vittecoq et al49 los detectan en un 7% de 32 pacientes con AR de 4 meses de evolución. Los anticuerpos anti-Sa detectados por IB se aso- cian en la AR con un aumento significativo de la frecuencia de nódulos subcutáneos, síndrome de Sjögren, manifestaciones pulmonares, amiloidosis, insuficiencia renal, FR y títulos elevados de ANA. Estos pacientes presentan peor evolución radioló- gica y funcional9,45,46 . Los anticuerpos anti-Sa son un marcador temprano de destrucción articular grave46 . Utilizando la técnica de IFI se obtienen re- sultados similares41 . Hayem et al46 encuentran una asociación significativa entre los anticuerpos anti- Sa detectados por IB y la presencia de FR, anti- cuerpos antiqueratina, factor antiperinuclear y ale- los DRB1*04 y 01. No se asocian con los anticuerpos anti-RA 33. En el estudio de Gold- bach-Mansky et al36 los anticuerpos anti-Sa son más frecuentes en varones con AR de menos de un año de evolución y este subgrupo de pacientes presenta más articulaciones inflamadas, mayor concentración de proteína C reactiva (PCR) y en- fermedad más erosiva. López Longo FJ, et al. Autoanticuerpos en la artritis reumatoide 33 Tabla 4. Anticuerpos anti-Sa detectados por immunoblotting Després et al (1994) (n = 482) Escalona (1995) (n = 1.219) Hueber et al (1999) (n = 267) Hayem et al (1999) (n = 469) N Anti-Sa % N Anti-Sa % N Anti-Sa % N Anti-Sa % AR 206 88 42,7 396 130 32,8 67 21 31,3 154 61 39,8 EITC 165 2 1,2 123 0 – 110 3 2,7 60 7 11,6 Esp 24 1 3,8 95 1 1,0 39 1 2,5 60 3 5,0 Otras 51 0 – 563 1 0,1 21 0 – 135 27* 20,0 Sanos 36 0 – 42 0 – 30 0 – 60 0 – AR: artritis reumatoide; EITC: enfermedad inflamatoria del tejido conjuntivo; Esp: espondiloartritis. *26 pacientes con artritis crónica juvenil. Tabla 5. Sensibilidad, especificidad y valor predictivo de los anticuerpos anti-Sa detectados por immunoblotting en el diagnóstico de la artritis reumatoide Després Xu Hueber Hayem (1994) (1998) (1999) (1999) Sensibilidad 42,7 31,9 31,3 39,6 Especificidad 98,9 98,6 97,7 94,5 Valor predictivo positivo 96,7 93,8 84,0 84,7 Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 03/06/2017. This copy is for personal use. 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  • 8. El 60% de los pacientes con AR de menos de tres meses de evolución y prácticamente todos los pa- cientes con enfermedad evolucionada presentan anticuerpos anti-Sa, FR o anticuerpos anti-RA 3347 . Hayem et al46 detectan FR, anticuerpos antiquerati- na, factor antiperinuclear o anticuerpos anti-RA 33 en el 72,4% de los pacientes diagnosticados de AR con una evolución inferior a un año, pero sólo los anticuerpos anti-Sa parecen tener valor diagnóstico y pronóstico en la AR. Anticuerpos anticitoplasma de neutrófilo en la artritis reumatoide La mayoría de los estudios no encuentran C-ANCA en sueros de pacientes con AR, aunque se han de- tectado hasta en un 6% de los pacientes con AR y vasculitis. Entre un 7 y un 48% de los pacientes con AR presentan P-ANCA o A-ANCA, especial- mente en pacientes con vasculitis o síndrome de Felty. En general, son pacientes con enfermedad articular erosiva grave, pero los ANCA no se corre- lacionan con la actividad de la AR. De un 1 a un 12% de los pacientes presentan anticuerpos anti- mieloperoxidasa por ELISA y se han relacionado con vasculitis y, en algunos casos, con glomerulo- nefritis rápidamente progresiva. Se han detectado anticuerpos anticatepsina G hasta en un 6% de ca- sos, de un 8 a un 17% presentan anticuerpos anti- elastasa y de un 10 a un 20% anticuerpos antilacto- ferrina, también relacionados con vasculitis50-52 . Otros autoanticuerpos en la artritis reumatoide Los anticuerpos anticardiolipina se detectan hasta en un 32% de los pacientes con AR. No se relacio- nan con trombosis, pero sí con abortos de repeti- ción. Aproximadamente el 1% de los pacientes tra- tados con d-penicilamina desarrollan anticuerpos contra el receptor acetilcolina. Pueden detectarse anticuerpos dirigidos contra β2-microglobulina, pro- teínas de choque de micobacterias, células parietales gástricas, células endoteliales, calpastatina, anhidrasa carbónica y colágenos de tipos I, II, III, IX y XI. En la AR se detectan anticuerpos anticolágeno II en el suero, en el líquido sinovial y en el cartílago. Entre un 63 y un 70% de los pacientes presentan anticuer- pos anticolágeno II nativo y se mantienen al menos dos años. Los anticuerpos dirigidos contra la región similar al colágeno en C1q se detectan en un 77% de los pacientes con vasculitis reumatoide y en un 5% de los pacientes con AR sin vasculitis53 . Bibliografía 1. Bampton JLM, Cawston TE, Kyle MV, Hazleman BL. Measu- rement of rheumatoid factors by enzyme-linked immunosor- bent assay (ELISA) and comparison with other methods. Ann Rheum Dis 1985;44:13-9. 2. Shmerling RH, Delbanco TL. The rheumatoid factor: an analysis of clinical utility. Am J Med 1991;91:528-34. 3. López-Longo FJ. Señoras y señores: el factor reumatoide. Rev Esp Reumatol 1997;24:239-41. 4. Van Zeben D, Hazes JMW, Zwinderman AH, Cats A, Van der Voort EAM, Breedveld FC. 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  • 9. 14. Jonsson T, Valdimarsson H. Clinical significance of rheuma- toid factor isotypes in seropositive arthritis. Rheumatol Int 1992;12:111-4. 15. Houssien DA, Jonsson T, Davies E, Scott DL. Rheumatoid factor isotypes, disease activity and the outcome of rheuma- toid arthritis: comparative effects of different antigens. Scand J Rheumatol 1998;27:46-53. 16. Arinbjarnarson S, Jonsson T, Steinsson K, Sigfumon A, Jons- son H, Geirson A, et al. IgA rheumatoid factor correlates with changes in B and T lymphocyte subsets and disease manifestations in rheumatoid arthritis. J Rheumatol 1997;24:269-74. 17. Mottonen T, Paimela L, Leirisalo-Repo M, Kautiainen H, Ilo- nen J, Hannonen P. Only high disease activity and positive rheumatoid factor indicate poor prognosis in patients with early rheumatoid arthritis treated with «sawtooth» strategy. Ann Rheum Dis 1998;57:533-9. 18. Myllykangas-Luosujarvi RA, Aho K, Isomaki HA. Mortality in rheumatoid arthritis. 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