La maestra propuso una actividad en la que los estudiantes agruparan dulces por color. Sin embargo, la actividad no representó un desafío cognitivo y solo se centró en completar la tarea en ese momento, en lugar de promover el aprendizaje o el deseo de aprender. Además, la metodología no consideró los intereses de los estudiantes y no integró los espacios de aprendizaje de una manera que fomentara la discusión y el debate.