El documento describe la evolución de la relación entre los profesionales sanitarios y los pacientes, pasando de una visión tradicional autoritaria a un modelo basado en la autonomía del paciente. Explica que los enfermeros ahora tienen responsabilidades éticas y legales relacionadas con el consentimiento informado, aunque su papel no está del todo claro. Propone que los enfermeros colaboren con los médicos en varios aspectos del proceso de consentimiento informado como evaluar la capacidad y comprensión del paciente.