1. COMENTARIO DE TEXTO 11 – LEY DE RESPONSABILIDADES POLÍTICAS (1939)
El texto es de naturaleza histórica-política. Es una fuente primaria ya que se trata de los
propios artículos de la Ley de responsabilidades políticas de 1939. El contexto se encuadra por
tanto en el final de la Guerra Civil (febrero 1939). La finalidad es dar una base legal al proceso
de represión franquista que se inicia ya durante la Guerra en la zona dominada por los
nacionales. El autor de las leyes es el estado franquista, podemos adjudicar su autoría a Franco
ya que es el jefe del Estado y el Gobierno. Los destinatarios son todos los españoles, pero
especialmente las personas y colectivos mencionados en los artículos.
En cuanto al análisis, podemos definir estos dos términos:
BOE: Boletín Oficial del Estado. Vehículo de transmisión oficial de toda la normativa
gubernamental desde 1936 en la zona sublevada.
Movimiento Nacional: el único cauce de participación política durante el franquismo, con la
ideología de la Falange, partido único (FET y de las JONS).
En el primer artículo se citan las fechas de octubre de 1934, destacada por las grandes
movilizaciones huelguísticas, en el Bienio Derechista, que se dieron en el país, y el 18 de julio
de 1936, fecha clave en la historia de España, ya que ese día dio comienzo la Guerra Civil.
Para acabar con el análisis haremos un breve resumen de los artículos plasmados en el texto.
En el primero se declara responsabilidad política a todos aquellos que participaron en las
huelgas del 34 y aquellos que se opusieron al bando sublevado a partir del 36. En el segundo
redacta que todos los integrantes del Frente Popular quedan fuera de la Ley. Y en el tercero
declara que todos los partidos fuera de la Ley no tendrán ningún tipo de derecho y perderán
todos sus bienes.
A lo largo de la Guerra Civil murieron unos 450.000 españoles de ambos bandos en los frentes
de combate, en los bombardeos y en las actividades represivas. Sin embargo, ésta no fue la
única trágica repercusión demográfica del conflicto, ya que un elevado número de personas se
vieron obligadas a huir del país por temor a las represalias franquistas. Los exiliados se
dirigieron a México, Francia, el Norte de África o la Unión Soviética. Para todas estas personas
las peripecias del exilio fueron trágicas, y para los que emigraron a África o a Europa, el
estallido de la Segunda Guerra Mundial y el avance nazi complicó aun más su situación;
numerosos españoles acabaron en campos de concentración. El fenómeno del exilio afectó a
una importantísima población activa, desde el punto de vista económico, y a numerosos
españoles con inquietudes políticas.
Dentro de España, los vencedores se dejaron llevar por el ansia de revancha y no dudaron en
“dar un escarmiento a los rojos”. En consecuencia, los vencidos fueron silenciados, humillados,
marginados, sancionados económicamente, expulsados de sus empleos y encarcelados. Ni
siquiera las mujeres se libraron de la persecución, pues aquellas que fueron identificadas como
simpatizantes de izquierdas sufrieron crueles castigos y fueron obligadas por los falangistas a
raparse el pelo al cero.
2. Durante los primeros años de la posguerra, las cárceles franquistas pronto se llenaron de
personas acusadas por delitos políticos. En 1940, había 18.000 mujeres y 240.000 hombres
encarcelados. Mientras que otros 25.000 cumplían penas de trabajos forzados y participaban
en la reparación de caminos y canales, o bien en la construcción de edificios públicos.
El Gobierno de Franco también inició en 1939 una exhaustiva “purificación” del sector público
para descubrir y expulsar a cualquier persona que hubiera estado afiliada a algún partido del
Frente Popular, que hubiera desempeñado un cargo. Los puestos que dejaron vacantes
pasaron a ser ocupados por adictos al régimen franquista, o sea los beneficiados. Pero la
depuración también alcanzó a otros grupos profesionales como periodistas, abogados,
médicos e incluso árbitros de fútbol.
Los vencidos y sus familiares también sufrieron una severa represión económica, ya que
muchos perdieron sus propiedades.
También estaban los que padecieron el exilio interior (topos) por sus propias convicciones o a
causa del rechazo de sus vecinos tras haber estado en la cárcel o en un campo de
concentración.
Algunos antifranquistas, para evitar la represión, constituyeron, al finalizar la Guerra Civil, una
guerrilla (conocida como maquis) que se refugió en los montes. Sus miembros bajaban a los
pueblos a ver a la familia y a obtener provisiones.
Como conclusión final del curso, recordemos que es implícito a la naturaleza humana el
equivocarse. Aquellos que gobiernan no siempre han tomado las decisiones más acertadas, y
los gobernados (estamentos, clases, grupos, agrupaciones, colectivos, individuos) tampoco han
procedido siempre de manera ejemplar. La Historia nos da sus lecciones de vida con el nada
fácil objetivo de conocer nuestros errores del pasado con la esperanza de no volver a
cometerlos jamás.