Este documento resume dos sonetos de Garcilaso de la Vega. El Soneto XXIII describe la transformación de una mujer en flor que se desvanece, representando la belleza fugaz de la juventud. El Soneto XIII se basa en el mito de Apolo y Dafne, donde Dafne se transforma en laurel para escapar del amor de Apolo, dejándolo en un estado de dolor eterno.
4. La identificación con la naturaleza es un
elemento recurrente en la poesía de Garcilaso.
Toma el poeta de la naturaleza uno de los
elementos más frágil y fugaz: la flor. Esta imagen
adquiere , así, importancia por su belleza y por lo
breve de su existencia.
Lo sensorial se agudiza al relacionar el color
con el rostro de la joven: “ Se muestra la color en
vuestro gesto “. De igual manera , la relación
continua en los cuartetos: (naturaleza, mujer,
color, vida y naturaleza) “por el hermoso cuello
blanco, enhiesto / el viento esparce y desordena.
5. La actitud de advertencia se observa desde el primer
terceto cuando ordena: “coged de vuestra alegre
primavera / el dulce fruto, antes que el tiempo airado…” La
idea del cambio, de lo que significa transformación se
concluye con el verso: “ todo lo mudará la edad ligera”.
Aquí tenemos una poesía de largo aliento, de tono suave,
que se explaya en imágenes visuales. Se desarrolla una
idea: goza la vida mientras seas joven, porque
pronto vendrá el deterioro de la vejez.
Este tema no se expresa en forma de raciocinio conceptual.
Sino que encarna en una imaginería sensorial que evoca la
belleza de la mujer y ya hacia el final, su decadencia. La idea
central no se razona , sino que se expresa a través de
imágenes visuales.
La rima de este soneto es: los cuartetos ABBA- ABBA Y EN
LOS TERCETOS CDE y DCE.
8. Este soneto hace referencia a un mito de la época griega.
Según el mito, Apolo y Eros discuten sobre quién es el mejor arquero. Esa
discusión los lleva hasta la ofensa del otro, y Eros, toma venganza. Decide
flechar a Apolo con las flechas del amor hacia Dafne, ninfa del Bosque. Con
ella hace otro tanto, pero en vez de hacerlo con flechas de plata lo hace con las
de plomo, que provocan en la víctima el rechazo y desprecio del ser que la
ama. Así Apolo asedia a Dafne, y ella huye de la persecución de Apolo.
Cansada de esta persecución, pide ayuda a la diosa Gea, que la transforma en
laurel.
En este caso, el yo lírico toma la transformación de Dafne y el dolor de Apolo.
De esta manera el tema del soneto queda definido como el dolor por un amor
imposible. Y tan inaccesible es ese amor que ya ni siquiera pertenecen a la
misma condición, uno tendrá forma humana y mientras la amada será un laurel.
Pero más cruel resulta el castigo, cuando vemos que son las lágrimas del
amado las que provocan el crecimiento de esa transformación y por lo tanto el
mayor alejamiento. Así cuanto más dolor más crecimiento del motivo que los
separa, según la mirada del yo lírico. Este es un amor imposible que hace
inevitable la pena de Apolo, y por lo tanto el crecimiento de Dafne, que se
alimenta del dolor de su amado.
9. Estructura externa e interna
En cuanto a la estructura externa vemos que este poema es un soneto,
es decir un poema de catorce versos endecasílabos (en este caso ya
que podrían ser alejandrinos) con una rima consonante (o total), y
estructurado en dos cuartetos (estrofas de cuatro versos) y dos
tercetos (estrofas de tres versos).
El esquema de la rima de este poema es A-B-B-A en los cuartetos y C-
D-E-C-D-E en los tercetos. Si consideramos solamente las palabras
que riman vamos a ver la relación que hay entre ellas y el tema del
poema. Toma las últimas palabras de cada verso y ponle una letra que
identifique las coincidencias sonoras con otras palabras de final de
verso usadas en el poema.
10. 1º cuarteto 2º cuarteto 1º terceto 2º terceto
crecían A cubrían A daño C tamaño C
mostraban B estaban B hacía D día D
tornaban B hincaban B regaba E lloraba E
escurecían A volvían A
Ahora juntemos las letras que marcas esas coincidencias y formemos cinco
grupos de palabras.
1º grupo 2º grupo 3º grupo 4º grupo 5º grupo
Crecían mostraban daño hacía regaba
oscurecían tornaban tamaño día lloraba
Cubrían estaban
volvían hincaban
Mirando estas palabras, la primera conclusión a sacar es que en su mayoría
son verbos en pretérito imperfecto. Este tiempo verbal tiene la particularidad
de continuarse hasta el presente. De esta manera, la acción de transformación
de la Dafne y el dolor de Apolo se continúan en el tiempo hasta nuestros días.
Nada lo detiene, nada lo alivia.
11. Como segundo aspecto podemos ver que los dos primeros grupos
expresan claramente la transformación de Dafne desde su
condición humana hasta la de árbol, y este proceso no se detiene
jamás. El movimiento, característica del Renacimiento se plasma
ahora en este proceso verbal.
También podemos ver la relación obvia que hay entre las palabras
“tamaño/daño” y “regaba/lloraba”, ambas hacen referencia a la
causa y consecuencia del amor de Apolo.
En cuanto a la estructura interna, podemos ver que los cuartetos
hablan de la mujer y la describen relacionándola con la naturaleza y
manteniendo un orden visual, tan preciado en el Renacimiento. Y
en los tercetos vemos la pena de Apolo, y el tema del poema.
12. A Dafne ya los brazos le crecían, y en luengos ramos vueltos se
mostraban; en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos que el oro oscurecía.
El soneto comienza, en el primer cuarteto con la descripción
de los brazos y los cabellos, como si el yo lírico viera la
transformación desde la arriba hacia abajo.
La referencia a Dafne ubica al lector en el mito griego, siendo
ella una figura que identifica a la amada, al objeto amado. Esta
referencia se hace a partir de un hipérbaton que es cuando se
cambia el orden gramatical lógico de la oración con fines
estéticos. Este recurso de estilo es muy apreciado por los
poetas del Renacimiento y sobre todo por los del Barroco.
Las primeras imágenes se ordenarían, tal vez así: “los brazos
ya se mostraban vueltos en luengos ramos y le crecían a
Dafne”.
13. Viendo un posible orden lógico podemos descubrir como el yo
lírico deja en primera instancia el nombre que ubica al mito.
Luego podemos deducir el entrecruzamiento que hay entre los
verbos y los sujetos de esos verbos.
Los brazos no crecen, se muestran; las ramas no se muestran, sino
que crecen. Sin embargo el yo lírico, a través de una enálage
(atribución impropia de un verbo a un sustantivo) cambia los
verbos y los asocia al sustantivo contrario.
De esta manera, la transformación de ella se muestra lenta pero
inexorablemente inevitable. Los brazos empiezan a confundirse
con las ramas, y ya no hay diferencias entre una y otra. Aquellos
bellos brazos blancos que podrían servir para abrazar, ahora se
transforman en ramas largas que quedarán quietas, inmovilizadas.
14. La belleza del color de los cabellos se vuelve a un color natural como el
verde, pero no tan preciado y bello como el oro, adquiriendo esta
metáfora del oro una dimensión más preciosa aún si pensamos que en el
Renacimiento y para España, este metal es un objeto muy deseado
(recordemos la conquista de América).
La amada va perdiendo su belleza humana, y si bien adquiere la belleza
de lo natural, esto nunca será tan apreciado como la belleza de la mujer.
No olvidemos que en el Renacimiento, si bien la naturaleza es un tema
recurrente, nunca estará por encima del hombre, sino que lo acompaña
armoniosamente.
De áspera corteza se cubrían los tiernos miembros, que aún bullendo
estaban; los blancos pies en tierra se hincaban, y en torcidas raíces se
volvían.
El segundo cuarteto muestra las extremidades inferiores de Dafne. Por
medio de la enálage la corteza y los tiernos miembros se mezclan, se
amalgaman, se vuelven inseparables uno de otro.
15. El yo lírico agrega a esta descripción el elemento emocional a través
de los adjetivos “áspera” y “tiernas”. Parecería que su sentir comienza
a verse a causa de la desesperación que provoca la inexorable
transformación.
Los miembros, es decir sus piernas, tiernas porque abrigaban el calor
de la intimidad femenina, y que antes eran suaves al tacto, y bellas a la
vista, ahora se transforman en ásperas, no sólo por el tacto, sino por lo
que niegan al amado, al volverse corteza. En la misma línea antitética
(es decir contraria) de áspera/tierna, aparece el color de la corteza
marrón y el blanco que sugieren sus piernas.
Todo se oscurece, todo se vuelve del color de la pena de Apolo. Y es la
metáfora “aún bullendo” que vuelven insoportable el dolor, porque si
bulle, nunca se detiene. No puede evitarse, aunque se quiera, y hasta
ese momento (¿hasta este momento?) continúa transformándose.
16. ¡Oh miserable estado, o mal tamaño!
¡Que con llórala crezca cada día la causa y la razón por que
lloraba!
El yo lírico, ahora expresa su dolor, su emoción, su
identificación con la situación, con la pena de Apolo,
sentenciando la condena de Apolo de no poder parar de
llorar, siendo la causa y la razón la misma cosa, porque
llora por la transformación de la amada, y cuanto más
llora más se transforma.
Este se vuelve una trampa sin salida en la que Apolo queda
atrapado cada día, en un dolor que será eterno, dado que
él es un dios.